![]() ![]() Sri Lanka y Maldivas (verano de 2.011) ✏️ Blogs de Sub Continente Indio
Diario de viaje en familia de 13 días de duración a Sri Lanka y Maldivas en el verano de 2.011Autor: Manurguez Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (2 Votos) Índice del Diario: Sri Lanka y Maldivas (verano de 2.011)
01: Planificación del viaje, llegada a Colombo y rumbo al sur
02: Desde Tissamaharama a Ella
03: Hacia Nuwara Eliya
04: El Parque Nacional Horton Plains
05: Kandy
06: De Kandy a Dambulla
07: La Ciudad Santa de Anuradhapura
08: En Polonnaruwa: el Palacio Real y el Cuadrángulo
09: En Polonnaruwa: el Grupo Norte, los Estanques Reales y el Gal Vihara
10: Sigiriya: Los Jardines Reales y los Frescos de las Doncellas
11: Más de Sigiriya y el Orfanato de Elefantes de Pinnawala
12: En Maldivas
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Etapas 1 a 3, total 12
![]() Planificación del viaje, llegada a Colombo y rumbo al surPlan del viaje, Llegada a Sri Lanka y puesta en marcha hacia el sur de la isla
En los años 80, en revistas de viajes, como GEO, leía frecuentemente artículos sobre Sri Lanka como un destino muy sugerente: un país pequeño, con un enorme patrimonio tanto natural como cultural. Después empezaron los atentados y la guerra civil, que acabaron con el turismo convencional.
En el año 2.011, las agencias de viajes ya ofrecían viajes a este destino y como desde que en 1.994 estuvimos en Malasia no habíamos vuelto a ir a Asia, nos decidimos a organizar unas vacaciones en Sri Lanka para ese verano. Preparé una ruta de los lugares que quería recorrer y me puse en contacto con una agencia local en Colombo, con la que contraté un vehículo con chófer y los hoteles los reservamos por nuestra cuenta. El tour en Sri Lanka iba a comenzar por la parte sur del país, más dedicado a la naturaleza (el Parque Yala, Nuwara Eliya, los Horton Plains...), para después viajar a la zona más cultural del centro y norte de la isla (Anuradhapura, Polonnaruwa, Sigiriya...). Aquí dejo un mapa con los lugares principales que visitamos. ![]() Por otro lado, después de rebuscar mucho, porque en aquella época Maldivas era un destino muy caro, conseguí encontrar una estancia de tres días a un precio bastante razonable y ampliamos nuestro viaje, una vez que termináramos el tour por Sri Lanka. El viaje empezó con el contratiempo de la pérdida de la conexión aérea en Dubai, debido al retraso de la salida desde Madrid, demorándonos nueve horas en llegar a Colombo. Afortunadamente, allí fuimos recibidos con una sonrisa y una cálida acogida, a pesar de la larguísima espera y sin saber ellos en qué vuelo nos habían reubicado, después de comprobar que no llegamos en el que se nos esperaba. Cuando llegamos ya había anochecido. Como quiera que el toque de queda, impuesto tras el fin de la guerra civil en 2.009, se había levantado poco antes de nuestra llegada, había planificado todo nuestro itinerario evitando desplazamientos después de oscurecer. Le planteamos al chofer nuestra reticencia a ponernos en carretera a esas horas. Al final, las garantías que nos dio nos convencieron para poner rumbo al sur, hacia Hikkaduwa, donde teníamos reservado hotel para esa noche. Fueron unas tres horas de conducción caótica, esquivando peatones o animales que aparecían súbitamente a derecha e izquierda, evitando a coches que adelantaban de manera intempestiva, adelantando nosotros de manera igualmente alevosa, haciendo sitio para tres coches en un ancho de carretera donde parecía que apenas podían caber dos. Todo esto sin que conductores o peatones se inmutaran. A nuestros comentarios el chófer se reía y nos decía que nadie podía decir que sabía conducir antes de hacerlo en Sri Lanka…Con el paso de los días, también nosotros terminamos acostumbrándonos y todo lo que veíamos nos parecía normal. En el hotel nos estaban esperando como únicos clientes, con una cena preparada en una terraza junto al mar del que solo oíamos el fuerte oleaje, porque todo estaba casi a oscuras. A la mañana siguiente, antes del desayuno y de ponernos de nuevo en ruta, estuvimos dando un largo paseo por la inmensa playa completamente solitaria. ![]() La pérdida de casi una jornada, nos obligó a comprimir nuestro itinerario por la parte sur del país, que pretendía ver tortugas en Hikkaduwa, visitar la ciudad de Galle, las playas de Unawatuna y Dalawella y los parques nacionales Udawalawe y Yala. Tuvimos que reducirlo, en el segundo día, a una breve visita en Galle, para ver los restos del fuerte y parada en la carretera con panorámicas a alguna playa, ya que por la tarde íbamos a ir al Parque Yala. Avanzando por la carretera que bordea la costa, aún se podían ver los efectos devastadores del tsunami de 2.004, a pesar de los años transcurridos, con viviendas demolidas como si hubiese habido un bombardeo, junto a otras ya reconstruidas y vueltas a habitar. En Galle hicimos un recorrido por el Fort, construido por portugueses y holandeses en sus etapas coloniales, con las fortificaciones y baluartes que dan al mar. En una de sus esquinas se encuentra el Faro de Galle, el más antiguo del país. Dentro de las murallas nos fotografiamos junto a la Mezquita Meeran, de principios del siglo XX, uno de los pocos lugares de culto musulmán que vimos en nuestro viaje. ![]() En nuestro breve recorrido por Galle, no nos topamos con ningún turista. La ciudad todavía no se había recuperado de los efectos de la pasada guerra. Siguiendo la carretera costera en dirección al este, hicimos paradas para ver las playas de Unawatuna y Dalawella, que no invitaban en esa época al baño por la fuerza del oleaje. En el verano, el buen tiempo está el la parte este de la isla, mientras que el sur y el oeste son más lluviosos y suele haber tempestades. Separándonos de la costa, entramos en la zona de humedales del lago Tissa, reserva artificial de agua construida en el siglo III a.C. ![]() En 2.011, las visitas turísticas al Parque Yala, por motivos de seguridad, se reducían al sector oeste, aproximadamente una cuarta parte de la superficie del parque. Contratamos un guía local que sólo hablaba cingalés y, en su 4x4 un tanto desvencijado, hicimos un tour hasta el atardecer, con nuestro chófer como traductor al inglés. El paisaje del parque es arbustivo, con formaciones rocosas y charcas y lagunas donde se concentra la fauna, entre la que pudimos ver monos, manadas de búfalos, cocodrilos y ciervos moteados y sámbar. ![]() El Parque Yala tiene la mayor concentración de elefantes de Sri Lanka. El elefante asiático se diferencia del africano en que no tiene colmillos, lo que los preserva más de la acción de los furtivos que a los africanos. Pudimos verlos en manadas, con sus crías y un ejemplar adulto muy cerca de nuestro coche, cuando cruzaba el camino por el que circulábamos. El más esquivo de los habitantes del parque, y por eso el más buscado, es el leopardo de Ceilán. A su búsqueda emprendió nuestro guía un recorrido por las partes más recónditas antes de que anocheciera. Finalmente, dimos con él. No fue el mejor avistamiento posible, pues se encontraba bastante lejos, pero pudimos fotografiarlo. ![]() Terminado el tour, hicimos noche en Tissamaharama, en un hotel a las afueras, con vistas a campos de arroz. Etapas 1 a 3, total 12
![]() Desde Tissamaharama a EllaRecorrido desde la región llana de Tissamaharama, al sur de la isla, hasta la región montañosa de Ella
El siguiente día lo empezamos con una visita al Parque Nacional Bundala, que son unas marismas con gran variedad de aves, endémicas de la región, como el Loriculo de Ceilán, que aparece en la foto.
También abundan los monos, cocodrilos y el Varano de Bengala. Con suerte, pueden verse también elefantes. El parque se extiende hasta la solitaria Playa de Bundala, lugar de nidificación de tortugas marinas. ![]() Después de la visita del parque, pusimos rumbo hacia el centro de la isla, a la ciudad de Ella. La primera parte de la carretera, aún en la Región Sur, discurre por plantaciones de arroz, en medio de las cuales se podían ver blancas pagodas, como la Yatala Wehera, con su muro de elefantes y la Tissamaharama Raja Maha Vihara, ambas construidas en el siglo III a.C. ![]() Paulatinamente, el paisaje se hace más montañoso, la carretera más sinuosa, con una vegetación exuberante y numerosas corrientes de agua que la cruzan. Teníamos la idea de ir a las cascadas de Diyaluma, cercanas a Ella. Por recomendación de nuestro chófer, nos desviamos algo más hacia el norte y fuimos a ver la Cascada Dunhinda, que se encuentra a pocos kilómetros de la ciudad de Badulla y cuyo acceso es de pago. Para llegar a ellas hay que hacer un sendero con vegetación selvática que parecía estar vigilado por monos que, para dejarnos pasar, nos conminaron a darles las mazorcas de maíz asadas que acabábamos de comprar. El camino también está amenizado por la aparición de unas grandes arañas de color amarillo, que no son especialmente peligrosas pero que no son precisamente de los animales que más simpatías despiertan. La cascada se ve desde un mirador al final del sendero y tiene la caida a una poza después de un salto de más de 60 metros de altura. ![]() Terminada la excursión y después de comprar otras mazorcas para reponer las que nos requisaron los monos, tomamos la carretera de Badulla a Ella, para ir a nuestro hotel. En el trayecto paramos para ver la cascada de Kuda Ravana, uno de los ejemplos de los abundantes saltos de agua que existen en la Región de Uva. ![]() Nos alojamos, en las afueras de Ella, en una de sus colinas cubiertas con una vegetación frondosa y variada que dan al paisaje aspecto de jardín botánico. La altitud (más de 1.000 metros sobre el nivel del mar) se deja notar: nos encontramos mantas en las camas y, realmente, no nos sobraron esa noche. ![]() Etapas 1 a 3, total 12
![]() Hacia Nuwara EliyaRecorrido desde Ella a Nuwara Eliya, ya en la Provincia Central, con visitas a templos budistas e hindúes y a una factoría de té
En la planificación del viaje, había reservado dos noches en Ella, a fin de recorrer los alrededores de Nuwara Eliya y los Horton Plains sin cambiar de hotel. De nuevo nuestro chófer tomó la iniciativa y nos convenció para cancelar la reserva de la segunda noche en el hotel de Ella y cambiar a una ubicación más cercana al parque. El motivo era que para evitar la densa niebla que todos los días cubre la meseta de Horton Plains, hacía falta madrugar mucho para hacer la pésima carretera de acceso al parque y empezar la marcha justo al amanecer. Esto no era posible hacerlo durmiendo en Ella.
Para esa nueva jornada, teníamos previsto hacer un tramo del tren turístico entre Ella y Nuwara Eliya, que salía a las nueve de la mañana. Nos levantamos bastante temprano y perdimos algún tiempo en cancelar la reserva del hotel. Con las prisas, nos montamos en el coche y entonces comprobé que el importe de la devolución, que me habían hecho en rupias, era una parte ínfima de lo que correspondía. Decidí (sin el consenso de los demás) que volviéramos al hotel a reclamar y, ayudado del chófer conseguí que me devolvieran el importe correcto, pero, por el contrario, ya habíamos perdido demasiado tiempo y, cuando llegamos a la estación el tren había partido, así que tocó improvisar un itinerario para ese día (y a mí, capear el temporal). El chófer nos propuso visitar algunos templos budistas e hindúes y, en las proximidades de Nuwara Eliya, una factoría de té, del que ya veníamos viendo plantaciones en las laderas de las montañas. Nos dirigimos al Dowa Raja Maha Viharaya, aún en la provincia de Uva, un templo budista con una estatua de Buda esculpida en la roca de 12 metros de altura, del siglo I a.C. Como la suerte no estaba de cara ese día, nos la encontramos completamente cubierta de andamios porque se estaba restaurando dado su mal estado. Coincidimos en la visita con una pareja de Estados Unidos, que decían haber estado de jóvenes en los sanfermines. El hombre, señalando a la estatua, me decía: very impressive. No me quedó claro si se refería a lo poco que se veía del Buda o al andamiaje. Junto a la estatua esculpida se encuentra una cueva, con las paredes y techos pintados con el característico gusto budista y que alberga estatuas también muy coloridas que no parecían ser muy antiguas. ![]() La siguiente visita la hicimos al antiguo templo hindú de Seetha Amman, lugar de peregrinación para los creyentes de esta religión. Lo que hoy vemos parece que fue reconstruido durante la etapa colonial inglesa. Aquí también había una gran cantidad de monos en su tejado, pero se comportaron de manera menos descarada que sus primos los de la cascada. La visita era gratuita, pero había un vigilante que te recordaba que se aceptaban propinas y te señalaba una urna para depositarlas. Fui a introducir un billete que se quedó atascado en la ranura y, para terminar de introducirlo, me valí de mi tarjeta de crédito. Entonces, el vigilante vino muy alarmado haciendo aspavientos para decirme que no se aceptaban tarjetas, que sólo metálico. ![]() Llegados a Nuwara Eliya, el chófer nos llevó a un hotel, que era una antigua casa colonial inglesa que conservaba todo su mobiliario. Era como una vuelta al pasado del imperio británico. Por la tarde, fuimos a visitar una factoría de té en las cercanías. Esto no formaba parte de nuestros planes iniciales, pero era una forma de rellenar el hueco que había dejado el frustrado paseo en tren. Tomamos la carretera de Kandy y pronto empezamos a ver las inmensas plantaciones de té que cubren todas las colinas. ![]() Visitamos una factoría de Dilmah, que estaba perfectamente acondicionada para la doble labor de producir el té y de ser un centro de atracción de turistas. Nos hicieron todo el recorrido del procesado de la planta desde su recolección al envasado, nos invitaron a una taza de té y, al final, como ere de prever, nos pasaron la tienda. Regresamos pronto al hotel, ya que al día siguiente tocaba madrugar mucho para subir a los Horton Plains. Etapas 1 a 3, total 12
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