Trujillo
Desde Máncora a Trujillo viajamos de noche en un buen colectivo a s/55 ($ 275 arg.) durante 8 horas. En el pueblo anterior apagó el aire acondicionado igual que en otro servicio en Ecuador. Como la empresa tenía terminal propia no tuvimos más remedio que tomar un taxi hasta el centro para ubicar el hotel. Trujillo es una ciudad importante de Perú con 1 millón de habitantes. El hostal reservado no lo encontramos nunca, ni con ayuda de una policía que preguntó a la central… Buscamos otra de las opciones que teníamos y como había lugar nos quedamos. Era el hostal Bona Nit ubicado en el centro y a S/ 90 con baño privado, agua caliente, tv, ventilador de techo y desayuno.
El tránsito en todo Perú es bastante caótico, el transporte público está compuesto por taxis que tocan sistemáticamente dos golpes de bocina para atraer pasajero y muchísimas combis de puerta lateral que llevan un chofer y un acompañante que abre y cierra la puerta mientras grita por la ventanilla los lugares por donde pasa ese servicio. Al subir no te cobran, lo hacen al bajar o en otro momento del viaje. No llegué a entender el sistema ya que pertenecen a distintas cooperativas y seguramente ganan un porcentaje respecto a los pasajeros que llevan y no ingresos fijos porque tienen mucha avidez de cargar pasajeros y no hay una relación muy cordial con otros colegas ya que cuando llegan a las paradas empiezan a los bocinazos.
El centro de Trujillo es muy lindo y la amplia plaza, siempre llena de gente, tiene veredas muy brillantes resaltando un árbol muy florido del que no pudimos conocer el nombre. Los edificios públicos son muy coloridos y se pueden ver las sierras desde cualquier parte. Hizo mucho calor y muchísima humedad, quizás más que en Cartagena.
Visitamos el Museo de Zoología, ubicado en el centro a un costo de s/1 por persona. Nos pareció muy regular, con poco mantenimiento de los ejemplares taxidermizados, organizados por cantidades al viejo criterio de museos. La información era escasa y sólo figuraban los nombres y en algunos casos no de todas las especies.
Fuimos a visitar las Ruinas de Chan Chan, construcción de una etnia preincaica (Chimú) que fueron dominados por los incas sólo 62 años antes de la conquista española. Viajamos en una combi y, al subir, le avisamos al cobrador que nos avise en la entrada de las ruinas. Pasado cierto tiempo le pagamos y le recordamos nuestra parada y una señora desde atrás nos dice:”Ya pasamos la entrada a Chan Chan”. El cobrador inmediatamente avisó que nos bajábamos y le contesté que no me iba a bajar tan lejos de la entrada en una ruta porque le había avisado con tiempo. El chofer le llamó la atención, cruzó el cantero central de la autovía de dos carriles y volvió más de 1 km. hasta la entrada donde nos dejó antes de retomar su recorrido. Tienen algunas actitudes increíbles.
En la entrada hay taxis que ofrecen llevarte el tramo de camino (15‟ a 20‟) y esperarte a lo que nos opusimos ya que a poco de entrar hay algunos lugares para ver y fotografiar incluso ver a las aves planeando. En el sitio, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986, se pagan s/10 para 4 Centros Arqueológicos de la ciudad, estaba la opción de contratar un guía y lo hicimos de manera compartida con dos argentinos de Mendoza. La visita resultó muy completa y agradable y nos llenamos de información. Nos dijeron que en la zona llueve 4 o 5 días al año. Las formaciones presentan un sitio denominado Ciudad Amurallada construida en barro/adobe de aproximadamente 11 km2 dividida en 10 ciudadelas donde residían los reyes y sacerdotes y era la capital política y administrativa de la cultura Chimú.
Allí particularmente cobraban los tributos a los pueblos dependientes. El guía nos mostró detalles psicológicos y sociales para preparar a los representantes que traían los tributos encerrando lentamente a quienes entraban por calles o galerías y ampliando la mirada a quienes se retiraban. El objetivo final siempre fue que los gobernantes se retiraran del lugar sabiendo que dependían de los reyes y sacerdotes para que intercedan ante los dioses para su bienestar…
Conviene ir en transporte público ya que está a 15‟/20‟ del centro.
También en transporte público visitamos Huanchaco, balneario y localidad en la región metropolitana de Trujillo que está muy cerca (30‟) con importante infraestructura turística. Allí encontramos los históricos barcos de totora con los que las poblaciones preincaicas pescaban en el mar. Hoy es un destino de los amantes del surf y ha sido declarada Reserva Mundial de Surf.
La playa está cerca de la calle, con bastante piedra y hay poca sombra. Del otro lado hay muchos comercios, la mayoría restaurantes y bares. Dicen, que Huanchaco es el lugar de origen del ceviche.
En la ciudad aprovechamos para visitar el Jardín Botánico; fue una gran decepción. Era un parque donde la gente estaba de picnic en el pasto fuera de los senderos, había un par de jaulas con conejos y pavos reales, no había buena cartelería, salvo algunas plantas pero armado como un vivero, mostrando espacios llenos de plantas idénticas. Realmente poco o nada de enseñanza, didáctica o aunque sea información completa. Lo único que valió la pena fotografiar fue un cartel totalmente desubicado que decía “No besos exagerados”. Habría que definir que se considera beso exagerado…
La noche en que viajábamos a Lima, salíamos del “terrapuerto” ubicado en las afueras de la ciudad. El día anterior habíamos sacado los pasajes y acordado con un taxista que nos buscaría en el hotel para llevarnos. Como teníamos tiempo dimos una vuelta por el centro y al volver vimos que se había cortado la luz completamente, comercios, viviendas, calle y semáforos. Como estaba atardeciendo volvimos tranquilos a esperar que regrese para preparar nuestro equipaje, darnos una ducha y cenar antes de ir a tomar el colectivo (22 hs.). Nunca volvió la luz, tuvimos que preparar todo con una linterna/luz de emergencias chica que me gustó en Santa Marta y la compré, no hubo ducha ni cena porque nos informaron que el corte afectaba a toda la ciudad y no sabían cuándo volvería. El taxista nunca vino, llamé a otro que conocimos al llegar y me dijo que en 15 „ llegaba y cuando pasaron 25‟ lo llamé y me atendió la mujer y me dijo que ya debía llegar. Una mujer que estaba parando en el hotel y estaba esperando la luz en el hall con nosotros nos dijo que no vendría porque son muy informales, llamó ella a una empresa y por suerte en pocos minutos vino un taxi que nos llevó sin problemas con todo Trujillo a oscuras. El colectivo estaba atrasado y nos avisaron que saldría 22,30 lo que nos dio tiempo para cenar algo.
Salimos y eran casi las 23 hs. y la ciudad seguía a oscuras.