BERLANGA DE DUERO.
Se encuentra aproximadamente a 49 kilómetros de Soria y a unos 200 de Madrid. En la actualidad tiene una población en torno a los 1.300 habitantes y es Conjunto Histórico-Artístico. Habíamos estado en otra ocasión en esta localidad soriana, pero fue una visita apresurada en la cual se nos quedaron pendientes varias cosas muy interesantes, así que volvimos sin dudarlo en cuanto tuvimos la oportunidad. En esta ocasión, los estragos de un año extremadamente seco se hacían notar en el otoño soriano.
Situación de Berlanga de Duero en el mapa peninsular.
ERMITA DE SAN BAUDELIO (CASILLAS DE BERLANGA).
Por la mañana fuimos a visitar la Ermita de San Baudelio, que se encuentra a 9 kilómetros de Berlanga de Duero, pasado el pueblo de Casillas de Berlanga, por la carretera SO-152. Pongo el mapa de Google porque puede resultar un poquito complicado de encontrar.
Conviene enterarse previamente de cuándo está abierto porque sería una lástima perderse esta joya de la arquitectura mozárabe peninsular, como nos pasó a nosotros la primera vez que quisimos visitar este lugar. La última reseña de horarios que hemos podido conseguir es la siguiente, aunque es mejor asegurarse por si acaso se producen cambios:
- De 1 de octubre a 31 de marzo: De 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:00
- De 1 de abril a 30 de septiembre: De 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00
- Todos los domingos y festivos: De 10:00 a 14:00
- Cerrado todos los lunes y martes.
El acceso es gratuito y tiene un aparcamiento bastante amplio.
- De 1 de octubre a 31 de marzo: De 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:00
- De 1 de abril a 30 de septiembre: De 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00
- Todos los domingos y festivos: De 10:00 a 14:00
- Cerrado todos los lunes y martes.
El acceso es gratuito y tiene un aparcamiento bastante amplio.
Nada más llegar nos encontramos con un edificio pequeño y modesto, que cuenta con dos bloques cúbicos, el mayor que corresponde a la nave y el más pequeño al ábside. Tiene dos puertas, la principal con arco de herradura que da acceso a la nave y una más pequeña, lateral, que se encuentra más elevada y a la que se accede por una escalera metálica. Esta puerta está normalmente cerrada al público.
Ermita de San Baudelio.
En el exterior, junto al ábside, se puede contemplar una necrópolis rupestre medieval de los siglos XI a XIII con más de veinte tumbas.
El aspecto austero de la ermita no anticipa lo interesante que es su interior. Sus orígenes parecen remontarse a épocas visigodas pues se supone que una cueva a la que puede accederse desde el interior pudo ser el refugio de algún anacoreta. Sin embargo, el edificio y las pinturas se cree que corresponden al siglo XII, cuando ésta era una zona fronteriza, con contiendas continuas entre cristianos y musulmanes, lo que explicaría su originalidad respecto a otras ermitas prerrománicas peninsulares. Por lo tanto, su estilo está considerado como prerrománico de influencia mozárabe.
El acceso es gratuito, pero está vigilado por un empleado que entrega unos folletos explicativos. Es recomendable evitar los momentos de mayor afluencia de gente porque dentro no hay mucho espacio y se agradece contemplarlo con calma.
En el centro de la nave se encuentra el único pilar que la sustenta, una gruesa columna cilíndrica de la que emanan ocho arcos de herradura como si fueran las ramas de una palmera. En la parte superior se puede distinguir un hueco cubierto por una pequeña bóveda, cuya utilidad ha dado pie a todo tipo de especulaciones.
A la derecha hay un grupo de columnas más pequeñas con arcos de herradura que forman pequeños espacios abovedados a modo de coro. En una esquina se ve la boca de la cueva que antes he mencionado.
El entramado de columnas de esta zona y otros detalles de su construcción hicieron considerar la posibilidad de que en sus orígenes fuese una mezquita, suposición negada por algunos estudiosos pero no descartada por otros.
Sobre el espacio que forman las columnas, hay una tribuna a la que se puede subir por unos escalones interiores de piedra. Aquí conduce la puerta lateral que habíamos visto en el exterior.
En la parte izquierda de la nave, se encuentra el ábside, al que se accede a través de un arco de herradura doblado después de subir unos escalones. Hay una alargada ventana de herradura por donde entra la luz que ilumina el altar mayor de piedra.
Sin embargo, son sus pinturas murales románicas lo que más llama la atención de la Ermita de San Baudelio, que después de siglos casi de olvido, pasó a ser de propiedad privada a finales del siglo XIX. En 1917 fue declarada Monumento Nacional, lo que no impidió que sus propietarios vendieran las pinturas a un marchante en 1922. La venta suscitó una gran controversia, considerándose un expolio. Sin embargo, el Tribunal Supremo certificó la legalidad de la venta, las pinturas fueron arrancadas de sus muros en 1925 y se trasladaron a los Estados Unidos, donde se conservan en diversos museos de Nueva York, Boston, Cincinatti e Indianápolis. Algunas se recuperaron y están expuestas en el Museo del Prado de Madrid.
Se cree que datan de principios del siglo XII, con lo cual se encuentran entre las pinturas románicas más antiguas de nuestro país. Cubrían completamente las paredes y techis de la ermita, incluyendo las columnas, y se realizaron al temple, en tres colores, sobre un enlucido de yeso. La técnica utilizada fue muy buena, lo que ha permitido que permanezcan muy visibles en los muros algunas de las improntas de los paneles que fueron arrancados, es decir, lo que podemos contemplar ahora mismo, allí.
Otra característica que da importancia a estas pinturas es la originalidad de sus temas, ya que en las partes inferiores aparecen temas profanos, con medallones, flores, escenas de caza y dibujos de animales como bóvidos, ciervos, liebres, felinos, un dromedario… En las zonas altas, las pinturas muestran exclusivamente escenas bíblicas y en especial de la vida de Cristo.
Nos encantó la visita. Merece mucho la pena ver el interior de esta ermita y no lleva demasiado tiempo, una media hora o tres cuartos. Además, es gratis. Después nos dirigimos hacia Berlanga de Duero, donde también se encuentra el Centro de Interpretación de San Baudelio, con maquetas, paneles informativos, material audiovisual y demás. No lo visitamos porque nos quedamos satisfechos con lo visto en la ermita.
BERLANGA DE DUERO.
Ya desde el tiempo de los romanos se tienen noticias de una ciudad llamada Augusta Valerinica (por el emperador Valeriano) que se ha identificado con Berlanga aunque sin una base histórica real. En la Edad Media, Berlanga ganó importancia, al igual que todas las poblaciones que se encontraban en la línea del Duero, siendo incluso lugar de paso de El Cid, que fue nombrado primer alcalde de Berlanga de Duero. Tras la Reconquista, la repobló el rey Alfonso I el Batallador. Aquí, en 1487, nació Fray Tomás de Berlanga, que fue obispo de Panamá, pero que obtuvo fama cuando fue enviado por Carlos I a Lima para mediar en las disputas que mantenían Pizarro y Almagro en Perú; en su camino descubrió las Islas Galápagos y, como curiosidad, decir que fue quien introdujo el plátano canario en América.
Cuando llegamos era la hora de almorzar. Teníamos reserva para uno de los restaurantes más recomendados en Berlanga, se llama Casa Vallecas, se encuentra en la calle Real nº 16 y ocupa una hermosa casa blasonada. Sirve comida tradicional renovada. Tomamos el menú degustación (varía según la temporada), cuyo precio fue de 55 euros por persona (bebida aparte) y que incluía 10 platos diferentes. Nos gustó mucho. Sin embargo, soy consciente de que este tipo de cocina no es apropiada para todo el mundo, sino para quienes (como nosotros) en ocasiones prefieran probar varias elaboraciones algo diferentes a lo habitual a que les sirvan gran cantidad de comida.
Después fuimos a dar un paseo por Berlanga. Resulta muy agradable recorrer sus calles empedradas, con soportales sustentados con pilares de madera y cuyos rincones turísticos más destacados son:
La Calle Real.
En la Edad Media la Calle Real se conocía como Calle de la Zapatería era la principal de la villa, cruzándola desde la Puerta de San Pedro hasta la de Aguilera. Actualmente comprende solo el tramo desde la Plaza Mayor a la Plaza del Mercado. Es una de las más interesantes para recorrer puesto que aquí era donde la nobleza construía sus elegantes casonas y palacetes en piedra y ladrillo, que los diferenciaba de las casas de la gente modesta que eran de adobe
.La Judería.
Conserva el trazado original de sus calles. Las casas son de ladrillo, argamasa y mampostería, materiales propios de la tradición mudéjar.
El Castillo y las murallas.
Lo primero que llama la atención al llegar a Berlanga es la estampa de su castillo, localizado en un cerro y envuelto por murallas que parecen una recreación de las abulenses en miniatura. Construido en el siglo XV sobre los restos de otro del siglo X, es de origen musulmán y fue entregado por Alfonso VI al Cid. De la edificación original no queda demasiado, pero en la distancia el conjunto resulta sorprendente y muy evocador de tiempos de gloria, de lo más "resultón" para la foto, vamos.
Entramos a verlo. Hay visitas guiadas, pero no coincidimos con el horario. De todas formas, tampoco me parece imprescindible. Hay una zona de exposición, paneles informativos y audiovisual que está muy bien para enterarse de la historia del recinto y la zona.
Además, se tienen unas buenas vistas de Berlanga y de su entorno, un tanto estropeadas en este caso por la luz de frente.
Palacio de los Marqueses de Berlanga.
También conocido como el Palacio del Condestable de Castilla, era la residencia de los Duques de Frías. De estilo renacentista, está situado a los pies del castillo y sólo se conserva su fachada.
Colegiata de Nuestra Señora del Mercado.
Se construyó en el siglo XVI en estilo gótico flamígero. No pudimos visitar el interior porque estaba cerrada, al parecer sólo abre por las mañanas hasta las dos.
Otros lugares de interés son la Plaza Mayor, la Ermita de la Soledad (siglo XVI), la Puerta de Aguilera (arco gótico de acceso a la villa que se abría en la antigua muralla), la picota (siglo XV), la Casa de Fray Tomás, Hospital de San Antonio (siglo XVI), Ermita de las Torres (siglo XVII)…
Finalmente fuimos a dar un paseo por un pequeño sendero que rodea el castillo y que durante un tramo va junto al río. No llega a una hora y el recorrido resulta muy agradable.
En resumen, Berlanga de Duero y la Ermita de San Baudelio resultan visitas muy interesantes bien para dedicarle una sola jornada o en combinación con algún otro de los estupendos destinos que tiene la provincia de Soria y que podéis ver también en otras etapas de este diario.