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Para nuestro tercer día de Amsterdam nos relajamos un poco a la hora de despertarnos ya que el día se presentaba más tranquilo que el anterior. Aún así, después de desayunar en la habitación, estábamos saliendo sobre las 9.30 un poco más tarde que el día anterior. La primera visita que teníamos pensado era El Hermitage de Amsterdam, un museo con obras prestadas del de San Petersburgo y la Portrait Gallery of the Golden Age. Fuimos en tranvía hasta la Plaza de los Museos y desde allí fuimos andando al museo guiados por el google maps, que yo creo que nos dió bastante vuelta. Fue un paseo largo pero también pudimos ver esa Amsterdam menos turista, con la gente real y sus vidas reales, aunque Amsterdam es única y no dejas de ver cosas únicas en cualquier lado. Un ejemplo de eso:
Nos quedaba la última parte, la Portrait Gallery, que era por mucho lo que mejor pinta tenía, de hecho era el motivo por el que habíamos ido hasta allí y la verdad que no nos defraudo. Tiene un espectáculo multimedia con los enormes cuadros de la galería central que van enfocando a los protagonista y se van presentando y contando su historia. La exposición son los típicos retratos grupales holandeses que tanto les gustan. No es muy grande,estuvimos como mucho 1h. Justo antes de salir hay un croma verde con unos puntos en el suelo para que te lo coloques y te hacen una foto, pones tu mail y te llega un link para ver las fotos que son un montaje muy divertido donde sales tu con otra gente que ha visitado el museo como si estuvieras dentro de un retrato grupal de la edad de oro. El que me llegó a mi estaba muy bien porque todos pusimos nuestra cara y pose más digna. Lo malo que puedes verlo por poco tiempo, porque cuando he vuelto al enlace que me mandaron para ver mi foto ya no estaba, así que imagino que habrá que descargarla o algo pero yo no lo hice..
En el edificio del museo hay un jardín donde tienen una cafetería, nosotros en nuestro plan de viaje low cost, aprovechamos el jardín para sacar algo de las mochilas y hacer nuestra media mañana. Después de descansar un poco, buscamos en el google maps como llegar hasta la casa de Rembrandt, nuestro próximo destino, vimos que estaba cerca así que nos fuimos andando y en unos 15/20 min estabamos allí.
La Casa de Rembrandt es una recreación de la casa del pintor, por lo que he leído no fue su verdadera casa, se ha reproducido por cuadros, y escritos donde se describe. Tras pasar por taquilla para recoger la entrada enseñando la city card, dejamos las cosas en la consigna y cogimos las audioguías. Es una casa estrecha y aunque había poca gente a veces era difícil moverse y tenías que esperar que salieran de una habitación para poder entrar tú. Vas subiendo desde la planta baja donde hay una habitación donde se muestran su pequeño museo personal, con algunas esculturas, fósiles, objetos exóticos y también la sala donde mostraba sus obras para la venta, según vas subiendo a otros pisos se puede ver más habitaciones como el taller, donde cada hora, hay una muestra de cómo se creaba la pintura al óleo que utiliza en sus cuadros, nosotros no coincidimos con la hora donde se hace así que no os puedo decir qué tal era y ya por último en la parte de arriba están los talleres de los pupilos. Estaríamos con hora y media aprox. la casa museo no da para mucho pero como vas escuchando y en lo que te mueves pues haces tiempo. ¿si lo recomendaría?, si tienes la city card sí, si no la tienes tampoco te aporta nada nuevo.
Cuando salimos de allí, era casi mediodía, buscamos que más había por allí para visitar y vimos que estaba el museo del diamante más o menos cerca, así que nos dirigimos hacía allí. La verdad... es que nunca lo encontramos..
, pusimos el google maps pero donde nos llevó no estaba, y con el mapa tampoco nos aclaramos mucho de donde estábamos... y como tampoco era algo que quisiéramos ver sí o sí no le dedicamos mucho más tiempo a buscarlo. Aprovechamos un parque que nos encontramo para sacar nuestros bocatas y comer, pero el día no acompañaba mucho, y hacía fresquete para estar sentados mucho tiempo, por lo que cuando terminamos nos fuimos. Nuestro próximo destino era el mercado de las flores, cogimos el tranvía que pasaba por allí para que nos acercará y cuando mas o menos nos vimos cerca nos bajamos y fuimos andando. El mercado de las flores es eso, muchos puestos donde puedes comprar sobre todo bulbos de tulipán, los había de colores muy bonitos, pero a nosotros no nos va mucho lo de plantar flores, así que no compramos nada. También venden muchos souvenirs típicos, imanes, tazas, camisetas... aunque me parecieron un poco caros la verdad, pero es lo que hay.Después del mercados, volvimos a coger el tranvía para que nos llevará Amsterdam Central. En el plan original esa tarde era cuando íbamos a hacer el barco por los canales pero como nos habían avisado que ese día había mantenimiento y podía ser más corto el viaje lo adelantamos al domingo, por lo que habíamos decidido ir al museo del cine que está detrás de la estación ya que el edificio nos había llamado la atención. Para llegar tienes que coger un ferry que hay justo detrás de Amsterdam Central que es gratuito y cruza el río, están pasando constantemente y creo que las 24h. Llega el ferry, se sube todo el mundo, bicis y motos incluidas y cuando llegas al otro lado salen corriendo en cuanto bajan la rampa. Llegamos al museo del cine que según habíamos leído era algo muy nuevo y de lo mejorcito que hay. La realidad es que debe ser más filmoteca que museo. Nos pusimos en la cola no muy seguros de que había que ver allí, y cuando llegó nuestro turno le preguntamos directamente que era eso, si un museo o un cine, el chico nos miró como diciendo... vaya dos, y nos dijo que había una parte de museo y también salas de cine. Nos dió las entradas para la parte de exposición y subimos. La exposición consta de carteles de cine, puedes ver los primeros instrumentos para crear movimiento, las primeras cámaras, y poco más, no tiene gran cosa. Tenía otra croma verde como el del National Portrait, y en este caso te podías grabar como si estuvieras dentro de una película muda. También había como unas cápsulas enormes para sentarte y con varias películas para escoger. Vamos, que podías echar allí la tarde viendo una película clásica. En resumen, totalmente prescindible, lo mejor haber cogido el ferry para cruzar al otro lado y ver ese lado de la ciudad.
Salimos del museo del cine y nos fuimos andando hacía la Casa de Ana Frank, este museo no está incluido en la city card, es el único que pagamos aparte. Las entradas las compramos como un mes antes y fueron 10€ cada una, y he de decir que estaban casi todos los horarios agotados, nosotros cogimos las 18.30 porque viendo que el resto de sitios cerraban pronto, preferimos dejarlo para el final y ver otras cosas antes. No hay taquillas allí así que tienes que llevar la entrada o impresa o descargarla en el móvil. Llegamos un poco antes de la hora, así que aprovechamos para dar una vuelta por esa zona que no la conocíamos. A la hora de la reserva nos pusimos en la cola para entrar. Había mucha gente, pero la verdad que está bien organizado y no tardas mucho. De la casa qué decir, es verdad que cuando pasas a la casa de atrás por la puerta-estantería y vas andando por las habitaciones, tienes una cosilla en el estómago pensando lo que pasó esa familia allí durante años. Vas también con audioguía que te va leyendo fragmentos del diario y contando la historia. Yo el Diario de Ana Frank lo leí hace mucho en el colegio, y ver las fotos de la familia donde sale ella, sabiendo cuál fue su final, pues te quedas un poco regular la verdad.
Tardas como una hora y algo en ver la casa, vas siguiendo un recorrido y escuchando los audios. En la salida está la tienda donde tienen el Diario en todos los idiomas posibles. También puedes comprar una reproducción de papel de la casa para montarla... que no entiendo yo quién quisiera tener eso en su casa, pero si allí estaba era porque la gente lo compra.
Salimos y nos fuimos rápido al tranvía porque queríamos pasar por el supermercados para comprar comida y no estábamos seguro de a qué hora cierran. Llegamos justo porque cierran a las 20.30, así que tuvimos 5 min para comprar algunas cosillas que se nos habían acabado.
Llegamos al hotel y a descansar que mañana tocaba excursión.
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