Explorando el Parque Nacional de Matobo ✏️ Diarios de Viajes de ZimbabweDía 31 de julio. Incursión de día completo en este olvidado parque que es Patrimonio de la Humanidad. Caminaremos junto al rinoceronte blanco, exploraremos una cueva de pinturas rupestres y visitaremos un poblado NdebeleDiario: POR ZIMBABWE Y BOTSWANA, DE NOVATOS EN EL AFRICA AUSTRAL⭐ Puntos: 5 (20 Votos) Etapas: 16 Localización: Africa SurHoy haremos una incursión en este magnífico, pero poco conocido, parque, Patrimonio de la Humanidad. Con un safari a pie rastreando rinocerontes blancos. Como todo no va a ser safaris se añaden otras actividades con carácter más social y cultural. Visita a una cueva de pinturas rupestres en el corazón del parque y visita a un poblado Ndebele. Seguimos madrugando, a las 7 desayuno, (abundante y gustoso) y a las 8 ya estamos subidos en dos coches 4x4 propiedad del Amalinda, ya que son ellos los que organizan las actividades del día. En uno de los coches nos acompaña también el gerente del lodge. Dentro de los dominios del lodge (1.2 km2) nos topamos con unas cuantas cebras. Estas cebras seguramente serán las que se pasearían por cerca de la piscina dejando los excrementos que vi ayer. Observamos un fenómeno no muy usual, una de ellas no tiene rayas y tiene cierto parecido a los burros, aunque con el mismo tamaño que las cebras. Le llaman cebrasno o burro cebra y es fruto de la convivencia y el cruce de ambas especies. También se nos cruzó una especie de antílope que antes no habíamos visto, el bushbuck o antílope jeroglífico. Cogemos la carretera, como si volviéramos dirección Bulawayo, y al poco nos encontramos el desvío a Rhodes Matopos National Park. El nombre del parque puede ser Matopos, Matobos, Matobo, cualquiera de ellos se puede ver escrito. Su significado en lengua Ndebele es el de “cabezas calvas” haciendo alusión a sus rocas redondeadas. El añadido de Rhodes es el que no se suele mencionar. Este parque es el más antiguo de Zimbabwe y fue fundado en 1926 por Cecil Rhodes con el nombre de Rhodes Matopos. Era una propiedad particular y lo sigue siendo actualmente. Existe un acuerdo entre sus herederos y el gobierno para que el mismo sea gestionado como parque nacional. Toda una gran área de 3100 km.2 conforma lo que se llama Matobo Hills, formada por cerros de granito y valles boscosos. Dentro de ése área, su núcleo central, es el PN de Matobo, de 420 km.2, un parque relativamente pequeño que es además un área de conservación de la naturaleza Al parque no entramos por su puerta principal. Antes de llegar a ella nos introducimos por una pista de tierra, en el oeste del parque, y casi enseguida llegamos a donde nos están esperando personal del parque. En concreto una ranger (armada) que nos acompañará en nuestro safari en busca de rinocerontes blancos. Aunque la expedición va encabezada por uno de los guías nuestros siempre se ponen en contacto con personal del parque porque ellos conocen el paradero de los rinocerontes y es mejor tener la protección de uno o dos ranger. Aunque bueno, los ranger van armados no para protegernos a nosotros de los rinocerontes, sino por si tienen que proteger al animal frente a cazadores furtivos. Hacemos otro pequeño traslado y ya nos disponemos a caminar. Las instrucciones antes de comenzar a caminar son tajantes y claras: permanecer en silencio, caminar en fila india y juntos, sin dejar huecos entre uno y otro, no hacer movimientos bruscos y obedecer siempre las instrucciones del guía o del ranger. Si un rinoceronte decide embestir, conservar la calma y subirse a un árbol, parapetarse tras un termitero o troncos, nunca correr. No es normal que ataquen pero es posible. Comenzamos a caminar tal y como nos han dicho. Sorteamos una alambrada que se encuentra medio tirada y nos adentramos en zona de pastizales con gramíneas amarillas bastante altas. Yo no veo árboles idóneos para subirse a ellos, hay unos cuantos desperdigados y son de porte bajo además de tener ramas espinosas. Los vemos a lo lejos, sus lomos camuflados entre las altas y abundantes hierbas. Son una madre y dos hijas que están comiendo hierba. El padre había decidido darse su paseo matutino. Nos vamos acercando poco a poco, hasta que los tenemos de frente y a corta distancia. Una de las hijas tiene solo año y medio y se encuentra aun amamantando, si bien por el tamaño yo nunca lo hubiera deducido. Desde que nos íbamos acercando eran conscientes de nuestra presencia. Al pararnos dejan de comer y se ponen en alerta. La madre toma la posición delantera, protegiendo a su cría y espera… El silencio es absoluto. Aunque a mí me parece que se oye el bombear de algún corazón desbocado por la emoción y la descarga de adrenalina al estar a pocos pasos de tremendos mastodontes. Se van tranquilizando y deciden que somos de fiar porque nos dan la espalda y siguen comiendo. Comienzan entonces los clicks de las cámaras de fotos. No es fácil sacar una buena toma porque la maleza es espesa y alta, solo tenemos delante sus enormes traseros. Ellos seguían comiendo y avanzando por el pastizal. Nosotros detrás, a una distancia prudencial que yo no creo que fuera superior a 20 metros. Pasado un rato, en su caminar se habían acercado a una de estas colinas de cantos rodados y no teníamos espacio para seguirlos, dimos un pequeño rodeo y nos situamos enfrente de ellos, en la dirección en la que estaban caminando. Poco a poco se iban acercando adonde nosotros nos encontrábamos agazapados. Hubo un momento en que los tuvimos a escasos 5 metros frente a nosotros. La madre alza la cabeza, dejando de pastar, y nos mira atentamente. Sigue caminando con la cabeza en alto dirección nuestra. No veo ningún árbol en las cercanías. Se detiene unos momentos y decide girarse a un lado y seguir pastando alrededor de la colina. Ufff Ahora caminamos paralelos a ellos. El miedo se ha ido disipando y vuelve a nosotros la calma y la tranquilidad. Amén de la emoción de sentir que formas parte de su mundo …., ellos nos han aceptado como alguien más de la sabana….. Comienzan las fotos de las personas, nosotros, con estos magníficos animales de fondo. Hemos tenido unos momentos gloriosos en los que nos hemos fundido con el paisaje y nos hemos sentido parte de esta escena maravillosa de la naturaleza. Nunca podremos olvidar que durante casi una hora caminamos junto al gran rinoceronte blanco. Aunque los rinocerontes que vemos no son de color blanco. Son de color gris, lo mismo que los rinocerontes negros. Pero hay diferencias entre ellos. Sobre todo el cuello y el hocico. El rino blanco tiene el cuello y la boca ancha, adaptados para comer el pasto del suelo. Precisamente por esta característica es que reciben el nombre de blancos. Los holandeses le pusieron el nombre de “wide”, ancho. Cuando los ingleses llegaron creyeron que decían “White”, blanco. Y con este nombre se quedaron. Los rinos negros comen de los arbustos por la forma más estrecha de su boca. También tienen otras diferencias en sus comportamientos. Los rinos nos aceptaron pese a que formamos parte del género animal más depredador de su especie, el hombre. Los cuernos de rino alcanzan en el mercado negro asiático precios desorbitados tan solo porque ellos tienen la superstición de que tiene propiedades para potenciar la sexualidad. La composición de los cuernos es casi toda de queratina, sustancia que se puede encontrar por otros medios, pero tiene que ser cuerno de rinoceronte. Por ello hay tantos cazadores furtivos de rinocerontes y la especie se encuentra en peligro de desaparecer. En este parque se reinsertaron, en 1960, rinocerontes blancos para protegerlos de los cazadores furtivos y están consiguiendo buenos resultados. Para disuadir a los furtivos es que, además, se liman los cuernos con determinada periodicidad. A continuación ya si nos fuimos a la puerta principal, (había que hacer los trámites de entrada al parque y pagar las correspondientes tasas), junto a la que hay un área recreativa, zona de alojamientos y baños. Un gran mapa donde nos explican por dónde nos vamos a mover el resto del día. Por una carretera de asfalto nos dirigimos a uno de los lugares donde los habitantes de los poblados que rodean el parque exponen sus artesanías y telas vistosas. En el mapa salen indicadas, (craft stall). De camino, los paisajes son espectaculares. Por todas partes nos rodean estos paisajes graníticos tan poco usuales. Colinas redondeadas sobre las que se amalgaman enormes cantos rodados, cada uno de diferente forma y tamaño según la erosión les haya influido. En muchas de ellas sobresalen o destacan las llamadas rocas en equilibrio o rocas balanceadas (por allí las denominan también kopjes). Piedras colosales que parecen tambalearse unas sobre otras, mantenidas en un inverosímil equilibrio. Redondeadas rocas permanecen aisladas como si alguien las hubiera puesto allí por algún motivo, algunas otras presentan formas caprichosas que con la imaginación le puedes dar nombre de patrones conocidos, un gigante con boina, un corazón partido, la cabeza de algún animal……. Otras veces las colinas se aparecen como enormes bloques de granito, apilados hacia arriba, unos junto a otros, asemejando una enorme construcción del “lego” de los críos. Por algunas zonas las rocas están recubiertas de líquenes que les van dando diferentes tonos de color, según la época del año. Entre las colinas aparecen pequeños valles boscosos con gran variedad de flora y en grandes espacios abiertos abunda la gramínea amarillenta que en este parque consigue gran altura. Estas hierbas son recolectadas por los habitantes de los poblados limítrofes, son destinadas para las techumbres de las viviendas. Tienen un acuerdo con el parque por el cual ellos pueden recolectar a cambio de cederle un cuarto de su valor. A la vera de la carretera vimos en varias ocasiones esta hierba ya segada formando las típicas gavillas que hemos visto en los tejados de las cabañas de ambos alojamientos. El permitir instalar puestos de artesanía dentro del parque a los poblados limítrofes es otra forma de ayudarles a ganarse su sustento. Dentro de una gran nave abierta se instalan de forma ordenada los diferentes puestos de los artesanos locales. Abundan las figuras de madera talladas por ellos mismos. Alrededor y en el exterior se exponen paños de telas de vivos colores, colgados en cuerdas. Los precios no son precisamente bajos. Hay que regatear, si bien algunos artesanos no consintieron en rebajar nada. No compramos más que un par de figuras de rinoceronte de madera a un artesano que sí las rebajó a la mitad del precio inicialmente indicado. Luego cuando llegas a Vic Falls, hay mucha más cantidad de artesanías y de precios quizá mejores. Pero si algo te gusta, es el momento indicado. Aquí vimos por primera vez como vendían los antiguos billetes de Zimbabwe, de cantidades astronómicas, como uno de 100 “billones” Cerca de esta aldea se encuentra el punto de acceso al “World’s View”, dónde se encuentra la tumba de Cecil Rhodes. Su visita requiere el pago de 10$ más en la entrada del parque. Nosotros no la visitamos porque nos dieron a elegir entre esto o conocer un poblado Ndebele. Cuando la guía nos contó un poco la historia de este individuo, (yo la había leído con anterioridad), la balanza se volcó en mayoría a favor de la aldea. Yo no tenía ningún interés en ver la tumba de este señor, pero si me hubiera gustado ver las maravillosas vistas que desde allí dicen que se divisan. También quería ir al poblado. Pero como todo no se puede tener…. Nuestra siguiente parada era la presa Maleme. En una zona de picnic nos tomamos el almuerzo que ya llevaban preparado del Amalinda. Ensalada de alubias, ensalada mixta, tres clases de carne y una de pescado. Todo un festín. En la sobremesa me decidí a acercarme hacia la presa porque a la llegada no habíamos conseguido ver nada de ella. La guía me dijo que tuviera cuidado con los cocodrilos. Esta no era mi preocupación sino que me pudiera topar con alguna serpiente. La maleza de alrededor de la presa era muy espesa y las hierbas bastante altas. Ya habíamos visto una “camisa” de la mamba negra en los pastizales cercanos a los rinocerontes blancos y otra de una cobra que acabábamos de encontrarnos donde estábamos comiendo. Antes de llegar a nivel del agua ya se veían las bonitas vistas de lado opuesto de la presa. En medio de la colina se podía ver una edificación casi mimetizada con el entorno. Es una de las opciones de alojamiento que hay en la zona de Maleme Cap. En concreto una de las mejores, el Imbila Lodge, con privilegiadas vistas de la presa. Me acerqué todo lo que pude pero no llegué al límite del agua, como era mi intención, porque a los sonidos normales de los patos de la presa se habían añadido, con especial virulencia, unos rugidos que se me asemejaban a ladridos de perros, pero que sabía que no lo eran. Sonaban al otro lado de la presa. Me volví rápido y los guías estaban hablando del tema. Eran rugidos de babuinos, de estar bastante nerviosos y excitados y se preguntaban qué los tendría tan alterados. Quizá una serpiente. De pronto un guía dio el aviso de que era un leopardo lo que los tenía tan nerviosos. Lo había conseguido ver en la distancia, en el otro margen de la laguna. A todo correr nos montamos en los coches que enfilaron hacia la parte opuesta de dónde estábamos, cruzando a toda marcha por encima del muro de la presa. Desde aquí sí que pudimos verla bien y no tenía mucha agua que digamos. Llegamos enseguida al lugar dónde los babuinos estaban encaramados sobre unos kopjes, dando saltos y aullando. Mi marido alcanzó a ver el trasero del leopardo que, de un salto, se había metido en la espesura de la mucha vegetación. Los guías se bajaron de los coches y uno de ellos incluso se adentró entre los árboles. Pero no hubo forma de localizarlo. Aguardamos un cierto tiempo en el cual el leopardo debía haberse quedado quieto en algún lugar interno pues los babuinos dejaron de dar aullidos y saltos, si bien permanecían expectantes, subidos en lo alto de las rocas. No hubo suerte. Como teníamos un itinerario que cumplir, decidieron dar punto final a la espera que, por otra parte, no sabemos cuánto hubiera durado y si habría merecido la pena. No es raro encontrar leopardos en este parque de Matobo, ya que cuenta con una gran colonia de estos animales debido a que abundan los hyrax, un plato favorito de los leopardos. Nuestro siguiente destino no estaba muy lejos. La carretera había dejado de estar asfaltada y era necesario un vehículo 4x4 pues el terreno era muy accidentado. En una cuesta sobre terreno granítico, nuestro chofer se las vio en apuros, tuvo que intentar la subida un par de veces hasta conseguirlo. Y estábamos en un gran 4x4. Aunque creo que habíamos cogido un atajo hasta llegar a la carretera que lleva a la cueva. Vamos a visitar la Nswatugi Cave. La carretera sigue su curso hasta un pequeño museo situado en la base de la colina. Nosotros nos detenemos antes ya que ascenderemos a la cueva a pie. Hay una señal indicativa y se sube la colina por en medio de la vegetación y los cantos rodados. No es una ascensión difícil ni tampoco larga. Está muy bien indicada con flechas verdes. Uno de los coches si siguió por la carretera ya que una persona del grupo no se sintió capaz de realizar la caminata. Habíamos subido por la colina Nswatugi. Este nombre significa “lugar de salto” ya que según la tradición oral el dios Mwari saltó desde su vivienda en la colina Njelele a esta colina Nswatugi como apoyo para llegar a la colina Khalanyoni. En un primer tramo discurre el camino indicado con las flechas verdes en el que abunda la vegetación que tienes que ir sorteando. Nos topamos con una planta curiosa que recibe el nombre de planta de la Resurrección con un aspecto nada atractivo al estar totalmente seca. Pero resulta que se encuentra como aletargada y se comporta como una semilla que se seca y parece muerta para luego volver a la vida cuando la lluvia regresa. Corté una ramita pequeña y la puse luego en la tarde en el lavabo con agua. El ramito adquirió un bonito color verde grisáceo asemejando un brote fresco. Lo traje a casa y pese a estar entre papelotes, lo volví a introducir en agua y de nuevo parecía un brote de hierba recién cortado. Mientras esperábamos a que llegara la persona que se había trasladado en coche, anduvimos algo más sobre el inicio de la cumbre de dicha montaña. La superficie era totalmente granítica, sin vegetación y algo accidentada. En la pendiente de la ladera rocosa nos sentamos a contemplar una espectacular vista de gran parte del parque, Matobo a nuestros pies y a vista de pájaro. En el límite de la ladera con la vegetación había una gran roca redondeada que fue “escalada” por los jóvenes, y alguno más no tan joven. Completo el grupo, bajamos un poco para cruzar el barranco sobre el que se abre la gran hendidura que hay en la colina, la cueva Nswatugi. De grandes proporciones, más alta que ancha, contiene hermosos frisos de pinturas de animales, que son las que más destacan, y figuras de humanos. Son dibujos precisos, delicados y realistas que intentan reflejar escenas de la vida cotidiana, la búsqueda y la caza de animales y los animales en sí mismos. Dos grandes jirafas dominan el friso, figuras dormidas, seis kudu grandes, cebras, humanos agazapados y otros portando armas, antílopes, un cabeza de sable…. En el lateral derecho una figura difuminada que solo se puede ver haciendo sombra con la mano… Las imágenes son coloristas pero el tono dominante es el rojizo. Se utilizaron oxido de manganeso, clara de huevo, bilis de hígado animal…, materiales que le dieron consistencia y a los que se debe su buen estado de conservación. Su antigüedad es difícil de concretar al no tener carbono y es un tema de debate científico. En las excavaciones del suelo de la cueva se encontraron en las capas superiores restos de cerámica de la Edad de Hierro, debajo restos de armas y un esqueleto humano de la Edad de Piedra, del período Medio y Tardío. Los artífices de estas pinturas fueron sin duda los antepasados de los San, bosquimanos, que eran cazadores recolectores y que fueron desplazados hacia las arenas del Kalahari cuando llegaron los granjeros y pastores de granado. El guía hizo una amplia y extendida exposición del tema pero se fue de contexto incluyendo las costumbres religiosas de los San, los chamanes, las alucinaciones y que las pinturas eran hechas en ese estado…. Como ya hemos podido comprobar, las Matobo Hills son relevantes por su paisaje inusual y la diversidad de su flora y fauna. Las formaciones rocosas de granito que se elevan con esos grandes bloques de rocas atesoran refugios naturales que fueron ocupados por el ser humano desde la Edad de Piedra, dejando constancia de ello, en forma de pinturas rupestres excepcionales. Matobo también es el hogar del culto oracular del dios Mwari que se remonta a la Edad de Piedra, siendo la más importante tradición oral del Africa austral. Por todos estos valores fue que la Unesco la incluyo en su lista de Patrimonio de la Humanidad en 2003 whc.unesco.org/ ...d_site=306 Además de esta cueva de Nswatugi se incluyen como importantes las cuevas de Mjelele, Inanga, Bambata y Pomongwe. Si bien existen otras muchas más. Terminamos de atravesar el parque Matobo y nos encaminamos hacia un poblado no muy lejano del mismo. Vamos a visitar un poblado Ndebele con el que colabora el Amalinda lodge. El jefe de este poblado murió y actualmente lo gestionan sus dos esposas, pero una es muy mayor y en realidad quien lleva la coordinación de todo el poblado es su segunda esposa, Rosina. Ambas nos reciben en la entrada y saludan muy cariñosamente a nuestra guía, ya la conocen de otras visitas. El poblado cuenta con varias chozas, redondas y cuadrangulares, con el techo de paja. Están fabricadas con material extraído de los termiteros y algunas exhiben pinturas de diseño geométrico, detalle éste que las distingue de otros poblados. Las casas de la derecha son de la primera esposa y Rosina tiene su morada a la izquierda. Pero no visitamos estos aposentos sino que entramos en la choza comunal. En la misma, cuando hay reuniones, los hombres ocupan unos pocos asientos y las mujeres se sientan en el suelo, sobre unas esteras, con las piernas dobladas a un lado. Por respeto a sus costumbres los guías nos pidieron que hiciéramos lo mismo aunque no estuviéramos de acuerdo. Uno de los guías era también Ndebele y nos estuvo explicando un poco cómo se desarrolla la vida en el poblado, sus costumbres, las comidas en común ….. Resaltar lo limpio y ordenado que está todo. Pese a ser el suelo de tierra, lo tienen impecable. Incluso en los espacios entre las chozas se permiten el adorno de algunas flores y plantas pese a que todo parece indicar carencia de agua. Nos dimos una vuelta por el poblado, el corral, el pequeño huerto, los cacharros de cocina en común, limpios y recogidos…. Un taller artesanal en el que fabrican sus propios ladrillos con material de termiteros y también los venden para obtener algunos recursos…. En un espacio delante de una de las chozas, frente a la choza comunal, tenían preparadas algunas esteras y había varias mujeres que se habían unido a Rosina en su labor de acogernos e interactuar, de alguna forma, con nosotros. Rosina en una posición central, sentada en una estera con las piernas dobladas a un lado. Nos invitaban a hacerle preguntas sobre su forma de vida y curiosidades. Le preguntamos la edad, 72 años. Su cara serena refleja algunas arrugas de las vicisitudes pasadas, pero realmente no aparenta esa edad. Ella en el poblado además de ejercer de jefe del mismo es considerada, por este y otros poblados, una especie de “chamán” o médico. En nuestro grupo teníamos a un joven médico que estuvo intercambiando opiniones con ella, con el guía Ndebele como intérprete ya que sus conocimientos del inglés no llegaban muy lejos. Ella se dedica, sobre todo, a curar los problemas de fertilidad y ginecológicos. En la aldea hay algunos niños y adolescentes (que algún día se ocuparán de la administración de la misma), pero nosotros no vimos a ninguno. Solo unas cuantas mujeres y un bebé, el miembro más pequeño del poblado. Un querubín precioso que se está criando divinamente. Algunos del grupo les habían llevado ropa y en común les dejamos un regalo monetario que nos agradecieron efusivamente. Y no hay más. En este poblado no ofrecen bailes típicos ni venden artesanías. Ni falta que hace. Las actividades del día habían finalizado, así que regresamos a nuestro precioso lodge, al mismo tiempo en que el agua estaba caliente. Duchita, visita de una liebre salvaje y a la terraza del fuego a tomarnos un vino antes de cenar. Hoy nos reunimos todos antes pues queremos felicitar a nuestro joven médico por su cumpleaños. La cena, como siempre, gustosa y placentera con tan buena compañía. Rato de tertulia muy entretenida en la terraza alrededor del fuego y… otro día que finaliza. MOMENTOS Y MOMENTAZOS. Qué duda cabe que el momentazo de hoy es el safari a pie para contemplar los rinocerontes blancos. Estar tan cerca y compartir un tiempo con ellos en su trozo de sabana…. El resto de la jornada también tuvo sus momentos interesantes: la carrera para intentar ver el leopardo y la intriga si lo veríamos finalmente. Me encantó hacer un pequeño trekking sobre estas colinas graníticas, la vista en altura del PN Matobo y el premio final de la visita a las pinturas rupestres. Y compartir unos minutos de nuestras vidas con otros tantos de la vida de aquellas mujeres Ndebele. Índice del Diario: POR ZIMBABWE Y BOTSWANA, DE NOVATOS EN EL AFRICA AUSTRAL
01: INTRODUCCION
02: Viaje y llegada al PN de Hwange
03: Safari diurno y nocturno en Parque Nacional de Hwange
04: Nos vamos al PN Matobos
05: Explorando el Parque Nacional de Matobo
06: Cruce de Zimbabwe a Botswana. Nata, santuario de aves
07: Makgadikgadi Pans: entre boabads, suricatos y noche en Ntwetwe Pan.
08: Parque Nacional de Makgadikgadi. Migración en el río Boteti
09: Traslado a Maun. Nos adentramos en el Delta del Okavango
10: En el corazón del Delta del Okavango. Safari a pie, mekoro, poblado Xaxaba
11: Vuelo sobre el Delta del Okavango. Llegamos a Moremi.
12: Dejamos Moremi y nos vamos a Savuti, (Parque Nacional de Chobe)
13: PN Chobe. De Savuti a Kasane. Crucero río Chobe.
14: Victoria Falls. Vuelo en helicóptero.
15: Cataratas Victoria. El humo que truena nos envuelve.
16: EL LARGO VIAJE DE VUELTA A CASA
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