Día 1: La Lima Moderna ✏️ Diarios de Viajes de Peru

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El Comienzo

Hacía cuatro años que había emprendido mi último viaje en solitario. Mi vida dio un giro inesperado que hizo que cesara por un tiempo mis solitarias errancias por poblados recónditos y desconocidos, aunque no siempre remotos, de la larga faja de tierra en la que vivo. Pero de un día a otro, motivado por mi mujer, me animé nuevamente a coger mi mochila e irme de aventura. Por mucho tiempo había estado cavilando la idea de salir a recorrer el vecindario, así que decidí partir por la capital más cercana: Lima, aquella señorial ciudad que siempre había rondado en mi cabeza.

Tracé mis rutas para abarcar tanto como fuera posible en un fin de semana. El viaje lo haría un sábado y domingo. Tener responsabilidades hace que tu tiempo sea oro. Habiendo empacado mi pequeña pero fiel mochila, la misma que me había acompañado cuatro años antes, partí de madrugada al aeropuerto. A las 6 AM ya emprendía vuelo rumbo al Perú. Fueron cuatro horas durante las cuales intenté dormir como pude, pero los asientos, el sol que se asomaba por mi ventana y, sobre todo, las ansias de llegar a mi destino me lo impidieron.

El avión tocó el asfalto limeño a las 9 AM. La impresión que tuve al bajar fue muy positiva. Me encontré con un aeropuerto limpio, moderno, ordenado y organizado. El trámite de entrada, primero en migraciones y luego en la aduana, fue bastante ágil. El aeropuerto cuenta con alta tecnología que te permite estar en el Perú en unos pocos minutos. Destaco la amabilidad del personal que me atendió. Una vez que pasé todo el control migratorio, nadie me quitaba la sonrisa de estar al fin en mi ansiado destino. En menos de 30 minutos, un taxi me llevó a mi hospedaje, el 1900 Backpacker, ubicado en pleno centro de Lima. ¿Miraflores? ¿San Isidro? ¡El centro está perfecto! Supermercado, comercio, locomoción colectiva, casas de cambio, nivel de seguridad aceptable y el centro histórico a pocas cuadras, bastante tránsito peatonal y vehicular, etc. Sin dudas, es el ambiente propicio para conocer a los limeños y su vida urbana.


Barranco

Después de refrescante ducha, partí a la cercana Estación Central y tomé el Metropolitano rumbo a Barranco. El Metropolitano es un sistema de buses que circulan por un carril exclusivo y se detienen en estaciones cerradas. En cierto modo es muy similar a un metro, aunque el nombre técnico para este tipo de sistema es Bus Rapid Transit (BRT). Debo destacar el excelente estado de las máquinas y de las estaciones. Además, el pasaje es muy barato ¡usen taxis o uber si son estrictamente necesarios!

Después de unos 20 minutos desde el centro, me bajé en la Estación Bulevar, en el corazón de Barranco. Éste es uno de los distritos más tradicionales de Lima y uno de los principales destinos turísticos de la ciudad. Es un lugar lleno de vida y a la vez muy tranquilo, ya que, a pesar del flujo de gente, no pierde la esencia de barrio. El turista sabe dónde está parado.

Barranco posee un encanto único, con sus muy bien conservadas casonas centenarias y con sus calles teñidas de frondosos árboles. La gran afluencia de turistas ha convertido a este lugar en uno de los más importantes polos gastronómicos de Lima, cuestión muy relevante si se considera que esta ciudad es considerada por muchos como una de las capitales gastronómicas del mundo.

Desde la Estación Bulevar caminé una cuadra por un pintoresco paseo peatonal que me condujo hasta el Parque Municipal, que es la plaza principal de Barranco. De entre las coloridas y bellas edificaciones que rodean a la plaza, destaca la imponente Parroquia de la Santísima Cruz.

El parque tiene una onda muy interesante: se puede ver jóvenes enseñando fotografía, otros enseñando pintura a niños pequeños, así como también artesanos y comerciantes vendiendo sus productos. Yo me tenté con una bolsa de 1 kg de un delicioso café artesanal de Pasco, por la que pagué S./ 40 (unos 12 dólares). En general, Lima es una ciudad donde se puede hallar artesanía, recuerdos o artículos tradicionales del Perú en prácticamente todo el circuito turístico de la ciudad y no te preocupes si no los encuentras, porque los artesanos te encontrarán a ti y te ofrecerán sus pulseras, collares, adornos o figuritas a un precio que, si te haces el difícil, te lo pueden reducir bastante ¡y aun así el precio original no es caro! ¡y los artículos son preciosos!; no lo sabré yo que llegué tapado en recuerdos a mi casa.

Desde el Parque Municipal, caminé hacia el sur por la verde y galante calle Pedro de Osma. Destaca la arquitectura de sus casas y la línea de un tranvía turístico que corre paralela a ella. Luego volví al parque y esta vez me dirigí en dirección al océano, por un bello paseo peatonal que me llevó directo hasta el famoso Puente de los Suspiros, sin lugar a duda el símbolo de Barranco y uno de los emblemas de Lima. Es de madera, pequeño, fino, delicado y tiene un aire muy romántico. Te lleva a la Lima de principios del siglo XX, cuando una pequeña Chabuca Grande caminaba con su amado padre por las calles de este barrio. El puente no fue hecho para atraer turistas, sino que, para cruzar una quebrada, sobre cuyo cauce se emplaza un pintoresco callejón conocido como la Bajada de los Baños. Si la recorres hacia abajo llegas directo al océano. A lo largo de su trayecto se puede observar más casonas tradicionales del barrio, algunas con terrazas, muchas de ellas convertidas en restaurantes. También se congregan muchos vendedores de artesanía.

Luego de cruzar el puente decidí proseguir rumbo al norte, no sin antes contemplar el Monumento a Chabuca Granda y la Iglesia de la Ermita, situados justo al lado del puente. Me adentré por la calle San Martín y en unas pocas cuadras me topé con la hermosa Alameda Sáenz Peña, otro ícono de Barranco. Es una corta avenida con un amplio bandejón central, a cuyos costados se erigen magníficas mansiones centenarias.

Por la alameda caminé hacia el oeste, a la costa, o lo que se supone que es la costa. En realidad, las casas y edificios situados en la margen costera de Lima se emplazan a orillas de un acantilado que cae abruptamente hacia una estrecha franja de tierra. Existen algunas quebradas, que los limeños llaman bajadas, por las cuales es posible descender a la playa. La Bajada de los Baños es un ejemplo. Unos cuantos metros al norte de la Alameda Sáenz Peña se cruza la Bajada Armendáriz, que marca el fin de Barranco y el inicio de Miraflores.


Miraflores

Miraflores es completamente diferente de Barranco. Aquí las casonas son reemplazadas por hermosos y modernos edificios y la orilla del acantilado limeño está tapado en bellísimos parques repletos de familias, novios, niños, gente haciendo deporte y, por supuesto, turistas. Son kilómetros de parques, uno al lado el otro, ¡qué envidia vivir allí, junto a la costa, con la panorámica del Pacífico y a pasos de las más hermosas áreas vedes de Lima! Hay parque para todos los gustos, cada uno con su impronta y singularidad. En medio del circuito verde se emplaza Larcomar, célebre centro comercial de Lima.

Congrega prestigiosas marcas y exquisitos pero costosos restaurantes. Sin dudas es un lugar exclusivo; mal que mal Miraflores es uno de los barrios de clase alta de Lima. La segregación económica es una marca registrada de Sudamérica, incluido mi país, Chile. Al menos en los parques puedes ver gente de todas partes de la ciudad. Una de las cosas que me llamó mucho la atención fue el parapuerto. Y es que existe un lugar especialmente destinado para el despegue de parapentes, una de las actividades más conocidas que se puede practicar en Lima. La caminata por los parques de Miraflores es una de las experiencias más placenteras que se puede hacer, ¡qué ganas de traer a mi mujer y a mi hijo para que disfruten de este maravilloso lugar!

Después de varias horas y kilómetros de una exquisita caminata por el verdor de Miraflores, me dirigí a San Isidro, distrito vecino de Miraflores.


San Isidro

Después de un recorrido de unos 10 minutos en taxi, llegué hasta el Bosque Olivar, un hermoso y elegante parque situado en el corazón del distrito.

A pasos de allí se encuentra el moderno barrio financiero de Lima. Yo soy amante de todo tipo de arquitectura y sin dudas que valió la pena recorrer este lugar. Si gustas de la arquitectura contemporánea éste es un lugar imperdible. A diferencia de los típicos edificios altos pero insípidos que se observan en las capitales de Latinoamérica, aquí hay muy bien trabajadas torres de cristal, de no gran altura, pero de magnífico diseño. Me recordó un poco a barrio financiero de Santiago. ¡Punto para Lima!

Muy cerca del barrio financiero, abordé el Metropolitano rumbo al centro, a mi hospedaje. Finalicé mi día con un paseo nocturno por los alrededores de mi hostel. El bello Parque de la Exposición, a pasos de mi hostel, congrega a mucha juventud. Como andaba solo, decidí caminar hasta el Plaza Real, un centro comercial situado al costado del parque, donde se puede matar el tiempo en algún bar, restaurante o sencillamente dando vueltas.
mente dando vueltas.

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