La verdad que dormimos muy bien, quitando algún ruido por despegue de aviones y la llamada al rezo de las 5, pudimos descansar mucho. Nos vestimos y fuimos con K a llevar a la niña de la casa al colegio. Cuando entramos os podéis imaginar, los niños se volvieron locos. Empezaron a chillar, nos rodeaban, nos hablaban…. Yo creo que muchos de ellos no habrían visto a un blanco en persona nunca.
La dejamos en su clase y nos fuimos a desayunar a un bar. Pedimos unas borotas (creo que se llamaban así, son como las chapatis en India) con tortilla, que se nos olvidó pedir “not spicy” y picaba que se jodía, y un té chá. Menudo vicio que pillamos con estos tés, estaban buenísimos!
Tras desayunar fuimos a un mercado que estaba al lado para comprar la carne para la comida, que les habíamos dicho que queríamos comprar nosotros. El mercado era un espectáculo verlo, y nosotros éramos un espectáculo para los de allí. Compramos ternera y fuimos a casa a dejarla.


K se fue al instituto (era un chaval, tenía 18 años), y nosotros nos quedamos con la mujer de la casa. Nos preguntó cómo queríamos preparar la ternera y nos estuvo explicando qué teníamos que comprar y cuánto valía cada cosa, nos apuntamos todo y nos fuimos los 2 solos a comprar al mercado. No se fiaba mucho de que fuésemos solos, yo creo que era por si la gente nos agobiaba mucho, nos quisiesen timar o nos perdíamos, pero le dijimos que ya llevábamos apuntado cuánto valía cada cosa y en el móvil llevábamos GPS, y parece que se quedó más tranquila.
Estuvimos a gusto comprando en el mercado. Sorprendentemente en ningún puesto nos intentaron timar, incluso nos cobraban menos de lo que teníamos apuntado (se nota que esto no es la India). Aprovechamos y compramos también un poco de fruta y una tarta para el postre.
Volvimos a casa a dejar toda la compra y empezar a preparar la comida. Queríamos prepararla nosotros, en un principio nuestra idea era hacer un guiso de ternera, pero mientras preparábamos se nos iluminó la bombilla y nos acordamos de que una comida con caldo y comer con las manos no era muy compatible…. Así que preparamos un guiso semi-seco. Como allí no existen los cubiertos, ni siquiera los cuchillos para pelar, se nos hacía muy difícil, por lo que nos tuvo que ayudar bastante la mujer de la casa mientras se echaba unas risas con nosotros. Para pelar y cortar los alimentos utilizan una especie de pequeña hoz súper afilada que apoyan en el suelo, imaginaros pelar y picar un ajo ahí… pues ella lo hacía con una destreza de la leche. Luego llegó la parte de añadir las especias, ellos nos iban ofreciendo todas las que tenían (osea, un montón de ellas) y nosotros las íbamos oliendo, si nos gustaba el olor le echábamos y sino pues no, a lo loco! Dejamos todos los ingredientes en la olla y mientras se hacía la comida nos dijo el hombre de la casa para ir a echar un té al bar de su amigo.
Y allí que fuimos, la verdad que fue una experiencia muy grata y curiosa. Estuvimos con sus amigos, hablábamos con ellos usando el traductor del móvil y eso les hacía muchísima gracia, no paraban de reír, también porque muchas veces el móvil traducía lo que quería…. Nos invitaron a tes, patatas, cocacolas, nos dieron para probar las hojas esas que mastican ellos (qué malas estaban, por dios!!). Fue un rato súper divertido y se portaron todos genial con nosotros.
Cuando llegó la hora de comer fuimos a casa, nos dimos una ducha mientras llegaban los jóvenes de la casa del colegio y nos sentamos a la mesa (aunque realmente no hay mesa, cada uno se sujeta su plato con una mano y come con la otra). La verdad que la ternera salió bastante buena, iba acompañada con arroz, cómo no.
Un rato después de comer K nos llevó a una zona de la ciudad en la que había un gran lago. Para llegar cogimos un autobús urbano.

Estuvimos paseando un rato a orillas del lago, y al rato nos dimos cuenta que un tipo nos estaba siguiendo todo el rato. K se empezó a apurar, se preocupaba por nosotros, aunque nosotros no sentimos ninguna sensación de peligro, parecía bastante inofensivo. Por si acaso dimos la vuelta y volvimos a la zona de los autobuses, le dijimos a K para ir al New Bazar y como quedaba muy lejos cogimos un CNG (los tuktuk de Dhaka). Como es una zona bastante más céntrica se notaba muchísimo tráfico (de CNGs y ricksaws), los atascos eran enormes. Una vez llegamos estuvimos paseando par la zona del bazar, había muchísimas tiendas de telas, bisutería… No había nada que pudiese estar pensado para el turista, allí no hay nada de turismo. También se veía muchísimo mendigo, muchos de ellos con enfermedades y malformaciones.
La tarde ya iba avanzando, así que teníamos que volver a casa. Volvimos a coger un CNG, tardamos casi 2 horas hacer un recorrido de 8 kms…. Alguno puede pensar, ¡pues si llegaríais más rápido andando! Pues no, porque no se puede ni andar… Hay tantísima gente, tantísimos CNGs y ricksaws que van literalmente tocando los unos a los otros… Un caos total
Llegamos a nuestro barrio y fuimos donde estaban los amigos de K. Era un sitio donde había varios bares. Les invitamos a unas cocacolas y ellos sacaron unos tés. Nosotros ya teníamos hambre y pedimos una hamburguesa, otra vez se nos olvidó pedir “not spicy” y aquello era como comerse una bola de fuego, pero aun así nos supo buena. Estuvimos un rato escuchando música Bangla, sacándonos fotos y echándonos unas risas. A las 22:00 fuimos a casa, como nos habíamos comido la hamburguesa no teníamos mucho hambre, por lo que solo comimos algo de fruta y un pedazo de tarta mientras ellos cenaban.
Después, como el día anterior, pasamos a nuestra habitación y estuvimos hablando hasta la 1 de la madrugada. Después ellos se fueron a dormir y D y yo todavía nos quedamos un rato hablando de lo bonita que estaba siendo la experiencia de convivir con estas grandes personas en este desconocido país.