La capital de Lituania en la que pasamos 3 noches fue la ultima parada de nuestro viaje por Rusia y las capitales Balticas, aunque antes de volver a casa hicimos una pequeña escala desde la mañana hasta la noche, entre vuelo y vuelo, en Paris que aprovechamos para pasear por la ciudad luz.
Llegamos en bus nocturno desde Riga, habíamos reservado por dos noches un departamento en Natalex City Apartments y cuando llegamos la señorita que nos atendio nos informo que hubo un problema con el dpto. que reservamos y nos ofrecio, por el mismo precio, quedarnos en otro que en realidad eran dos departamentos conectados, nos los mostro y chochisimas aceptamos. Eran efectivamente dos dptos completos con cocina y baño completos ambos y en uno de ellos en el sotano con escalera de madera y paredes de piedra, había una bañera de hidromasaje gigante y un sauna.
Para la ultima noche en Vilna como el vuelo a Paris salía sumamente temprano decidimos quedarnos en un hotel de aeropuerto que siempre que usamos esa opción nos dio muy buenos resultados, reservamos en Airlnn Vilnius Hotel, muy lindo y justo frente al aeropuerto, para entrar solo tuvimos que cruzar la calle.
El primer paseo que hicimos en Vilna fue a la Choral Synagogue que nos quedaba justo doblando la esquina, cuando fuimos y le preguntamos a la señora que nos recibió si podíamos pasar a verla, un muchacho con kipa que estaba detrás nuestro se presento como el rabino de la sinagoga y nos conto un poco la historia de la sinagoga y del pueblo judío en Lituania. Lamente en ese momento mi poco conocimiento del ingles para poder seguir con mejor comprensión lo que nos contaba, lo que entendí fue que antes del Holocausto Vilna era conocida como la Jerusalén de Lituania, una de las ciudades más importantes en estudios de la Torah de Europa, una comunidad judía muy grande y muchas sinagogas. Hoy dia es la única que queda en la ciudad. Muy bonita por dentro y por fuera.
Nuestra segunda visita fue a la Plaza del Ayuntamiento, grande y muy concurrida. Las callecitas de los costados de la plaza eran muy bonitas con comercios y bares, me encantan esas callecitas, díganme si no tengo razon
Caminando llegamos a la Catedral con una torre separada y la plaza de la Catedral también bastante grande y concurrida.
Cerca esta el Palacio de los Grandes Duques de Lituania: Hoy día es un museo, al que no entramos.
En Vilna vimos y entramos a muchas iglesias, incluso una ortodoxa rusa, pero la que mas me gusto es una capilla pequeñita que se encuentra sobre una de las puertas de entrada de la antigua ciudad amurallada, que llaman Puerta de la Aurora, se puede subir a la capilla para ver la imagen de la Virgen Negra de Vilna rodeada por un manto dorado y para ver las vistas desde esa gran ventana, todo el conjunto es hermoso. Mi foto no le hace justicia y por supuesto no salen las vistas, una cosa o la otra, o dos fotos. Elegi la foto del frente de la puerta con capilla, ventana e imagen de la Virgen.
Otra curiosidad de Vilna es el barrio de Uzupis: Según internet La comunidad judía en Vilna siempre fue muy importante. Parte de culpa de la prosperidad de la ciudad durante diferentes etapas de su historia fue gracias a la sociedad hebrea que aquí se estableció. Incluso a la ciudad se la llegó a conocer como la Jerusalén del Norte por la cantidad de judíos que en ella vivían. Pero esto duró sólo hasta la ocupación Nazi. La gran mayoría de los judíos desaparecieron o fueron asesinados durante el holocausto y dejaron barrios enteros en condiciones de abandono. Uno de esos barrios es el de Užupis, que tras la Segunda Guerra Mundial y durante los primeros años de ocupación soviética cayó más aún en deterioro. Los edificios fueron ocupados por indigentes y el ambiente que se vivía en el barrio distaba mucho de lo que fue. Pero durante los últimos coletazos de la Unión Soviética algunas de las viviendas comenzaron a ser ocupadas por artistas bohemios que comenzaron a darle otro aire a esta parte de la ciudad, y tras la independencia de Lituania, esta ocupación se fue arraigando hasta convertir el barrio en lo que es hoy con un ambiente bohemio. Pero este barrio ha dado un paso más se autoproclamó “República de Uzupis“ con sello, pasaporte y su propia Constitución, en la que se incluye que sus perros y gatos tienen el derecho a portarse como les venga en gana. Esa constitución esta redactada en distintos idiomas, incluso el español, en una pared de sus calles. Hay que buscar tu idioma y ahí nomas lo podes leer.
A mi personalmente no me parecio tan bohemio como lo vendia internet y las guias de turismo, pero capaz que no fuimos a las calles que lo son, o los artistas bohemios se convirtieron al capitalismo, vaya uno a saber.