Amaneció un día esplendido, que siempre es de agradecer cuando estas de viaje, tras el desayuno, fuimos a un pequeño mirador que tiene el hotel desde donde pudimos contemplar los cultivos de los alrededores con la población de Moguer al fondo.
Salimos con el coche en dirección a nuestra primera visita matinal, el famoso pueblo de El Rocío, situado a unos 50 kilómetros de Moguer, la población normalmente tiene unos 1500 habitantes, pero durante la romería de la virgen puede alcanzar el millón de personas.
Es un lugar curioso, con sus calles y avenidas de tierra para que los jinetes puedan disfrutar cabalgando por él, incluso los bares disponen de unas mesas situadas a la altura de los jinetes para que puedan tomar un fino sin bajar del caballo, parece sacado de una película del oeste americano.
La principal atracción es la Ermita de El Rocío, uno de los mayores epicentros de devoción mariana del mundo, donde se celebra cada año la romería de la Virgen de Rocío, el actual santuario fue diseñado por los arquitectos Antonio de Delgado y Alberto Balbontín de Orta en el año 1960.
Visitamos el interior de la ermita para poder ver la preciosa talla de la Virgen del Rocío, tan apreciada por las más de 121 hermandades que participan en su romería.
Nuestro siguiente destino de la mañana fue el Parque Nacional de Doñana, es recomendable reservar con antelación la visita, pues dependiendo de la época suele estar bastante concurrido, aquí os dejo el enlace : www.donanareservas.com/es/ , esta reserva natural, con un tamaño superior a las 120.000 hectáreas, es considerada una de las grandes maravillas naturales de España.
El recorrido lo realizamos en pequeños autobuses 4×4, con los que recorrimos una gran parte de las marismas, arenales y la zona de las dunas. Aunque todos los turistas estábamos a la busca del lince ibérico, en esta ocasión no tuvimos suerte, así que nos quedamos con las ganas de ver alguno aunque fuera de lejos.
A pesar de ello la excursión vale mucho la pena, ya que pudimos disfrutar de la observación de una gran variedad de aves, de manadas de toros y caballos pastando a orillas del río, junto a jinetes cabalgando por las pistas de arena y en las paradas del 4×4 pudimos admirar sus preciosos paisajes .
Excursión al Parque Nacional de Doñana : https://www.civitatis.com/es/huelva/excursion-donana/?
De regreso a El Rocío, nos dedicamos a seguir recorriendo todas sus calles cabalgando con nuestro Mustang por las pistas de arena, en aquel momento las casas encaladas de las hermandades estaban cerradas.
Nos dirigimos hacia el centro de visitantes de el Alcebuche, inaugurado en 1982, según dicen en su pagina web aquí puedes contemplar en directo la vida cotidiana de los linces ibéricos que se encuentran en el Centro de Cría en Cautividad del Acebuche, pero nosotros no los vimos. Visitamos también su interior, donde hay una exposición sobre el humedal para la conservación de aves migratorias.
Para continuar con nuestras visitas de la tarde, fuimos a la zona de las dunas en Matalascañas, situada frente a la Playa del Coto, donde hay un recorrido sobre tablones de madera que discurre entre las dunas. El paseo de regreso lo hicimos a orillas del mar hasta llegar a la zona más urbanizada de Matalascañas.
Finalizamos la tarde en Palos de la Frontera, donde queríamos visitar las replicas de la carabelas que hay en el Muelle de las Carabelas, pero ese día coincidió que estaba cerrado, en el museo se pueden visitar las reproducciones de La Niña, La Pinta y La Santa María, construidas en 1992 para celebrar el V Centenario del descubrimiento de América, el precio de la entrada es de 3,20€.
Nos conformamos con admirarlas desde la parte exterior del recinto y contemplar el paisaje que teníamos del Golfo de Cádiz desde el muelle.
A unos 900 metros del museo de las carabelas se ubica el Monasterio franciscano de La Rábida, construido en el siglo XIV en estilo gótico-mudéjar, que también pudimos visitar tan solo su exterior, pues era demasiado tarde y también estaba cerrado, así que nos conformamos en visitar sus jardines y el Monumento a los Descubridores con las luces del atardecer.
Regresamos a Moguer para seguir visitando la población y contemplar algunos de los espectaculares pasos de semana santa que salen al anochecer, en esta ocasión fuimos hasta la plaza que hay frente al Monasterio de Santa Clara para verlos mejor, ya que el espacio es bastante más ancho.
Para cenar elegimos el restaurante que hay en la misma plaza llamado La Parrala, Plaza de las Monjas, 22, donde disfrutamos de una excelente cena.