Amanecimos y tras un buen desayuno nos reunimos para emprender de nuevo el viaje entre canciones dentro de la furgo.
Primera parada: mirador al valle unos escasos minutos.

La siguiente es en las Gargantas del Todra, donde Ibrahim nos contó la leyenda de la bruja del Todra (antiguamente las caravanas que venían desde el desierto paraban a consultar el futuro con la bruja de Todra, y tan habitual se hizo que cuando la bruja murió seguían parando en Todra, que recibió su nombre de la bruja) para visitar este cañón de pared de piedra caliza que parte la tierra en dos en un desfiladero que atravesamos paseando siguiendo el curso del agua.

Después continuamos la marcha mientras observábamos desde la ventanilla de la furgo el paisaje de los palmerales.
Nuestra siguiente parada fue en una tienda de telas donde nos dejaron vestirnos a todos de bereberes para hacernos fotos en el photocall que tenían preparado y echarnos unas risas.


Hicimos la comida en un buffet y tras esta llegamos a un riad en Merzouga donde pudimos ir al aseo y colocarnos pañuelos porque a las 16 horas cambiamos la furgo por los dromedarios.
A las personas que teníamos reservada la modalidad superior nos llevaban las maletas hasta el campamento en el desierto, en cambio, las de la modalidad estándar debían llevar todo lo necesario para pasar la noche en una mochila y ya recogerían sus maletas el día siguiente en el mismo riad. También íbamos separados en caravanas de dromedarios diferentes porque nuestro destino era un campamento diferente, aunque todos eran vecinos. Nos dio mucha pena a todos porque nosotros tres éramos los únicos de nuestro grupo que iríamos separados en esta parte de la excursión, y habíamos generado tan buen rollo entre todos que lamentamos la separación.
En palabras de Ibrahim Erg Chebbi significa “tierra negra mar de dunas”.
En la categoria superior puedes elegir si ir en dromedario o en el coche 4x4. La opción de ir o volver en quad es opcional y de pago (50 euros una persona en el quad, 70 euros por dos personas en el quad), ya estaban todos los quad cogidos para la ida y reservamos uno para mi hijo y para mi para la vuelta del día siguiente. ¡Queremos vivir todas las experiencias posibles! (y de paso evitarnos el masaje de glúteos de nuevo).
No tengo palabras para describir la experiencia de este largo rato de paseo por las dunas (salvo para avisar del dolor de culo en dicho transporte, y las posteriores agujetas de bajo glúteo), de manera que dejo estas imágenes impresionante que no se me borrarán en la vida.


También avisar que depende mucho del tiempo que haga. Ibrahim nos llevaba avisando todo el viaje, por si acaso, para prevenirnos que los días anteriores había habido mucho viento y calima por lo que no había visibilidad y en la nuestra previsión había viento hasta justo esa tarde. Tuvimos suerte (porque somos muy buena gente, según el) y la visibilidad era total, salvo por la nube que tapó el sol los momentos finales del atardecer cuando nos pararon antes de llegar al campamento un rato largo para poder disfrutar de ese momento, el paisaje y colores mágicos que tanto habíamos visto solo en las películas.
Aviso: cuando se levanta aire puedes masticar arena, de ahí ponerse el pañuelo como ellos lo hacen para tapar la boca.

Y solo nos quedaba dar la vuelta a la última duna para llegar al campamento. Nos dejaron una hora para ducharnos (siguiendo las opiniones en la página de civitatis nos ducharnos los primeros muy deprisa para no quedarnos sin agua caliente). En el campamento superior cada jaima tenía su propio baño, lavabo con una puerta con ducha a su izquierda y puerta con sanitario a la derecha. En el campamento estándar hay baño común para todas las jaimas. Nuestra jaima para tres tenía además una cama de matrimonio y una individual.



La cena nos la dieron en mesa según nuestros grupos de procedencia, como nosotros estábamos separados del nuestro estábamos en una mesa para tres.
Las diferencias de categoría también afectaba a la comida. A nosotros nos dieron la sopa harira, un tajín impresionante en calidad y cantidad de rodajas de berenjena con queso fundido (el mejor plato de todas las vacaciones) y después pollo con ensalada, de postre panacota riquísima con fresa.
Tras la cena nos dimos un paseo intentando adivinar cuál sería el campamento de nuestros nuevos amigos para repetir la fiesta de la noche anterior, pero nos rendimos y volvimos al nuestro cuando empezaban a sentarse alrededor del fuego a escuchar los tambores.
Tocaron la canción que nos preparó Ibrahim ensayando en la furgo y que dejo aquí porque no quiero olvidarla, forma parte de nuestra banda sonora de este viaje:
Pero lamentablemente la fiesta no prosperó mucho y nos acostamos un poco aburridos, total, mañana hay que madrugar mucho para desayunar a las 6:00 y ver amanecer (qué rabia no dio enterarnos al día siguiente que el campamento de nuestro grupo estaba justo detrás de nuestra jaima y que estuvieron contando anécdotas y compartiendo risas con Ibrahim en una duna hasta tarde).
A la mañana siguiente nos levantamos antes de las 6, subimos a ver amanecer en un cielo totalmente despejado pero aún le quedaba un rato y bajamos a desayunar (pese a la categoría ¡no tenían aquí cacao! así que no tomé leche) y subimos de nuevo a la duna para ver la salida del sol y disfrutar del reflejo naranja intenso sobre la arena.


Mi marido volvió en dromedario y mi hijo y yo fuimos a la salida de quad con otra pareja de nuestro grupo ¡qué subidón!, aunque al principio se me caló un par de veces y se me olvidaba girar el volante después disfruté como una enana subiendo y bajando dunas y metiendo gas y velocidad (y eso que no conduzco).

Tras un rato largo paramos a lo alto de una duna para hacer sandboarding tirandonos con una tabla por la duna, nos recogían abajo con el quad y nos subían de nuevo. Yo me tiré sentada para proteger mis rodillas.
Aviso: todo este viaje no he parado de subir y bajar escaleras, tenedlo en cuenta en todas las ciudades de Marruecos.
Tras la parada dejé la conducción a mi hijo, pero ya quedaba poco tiempo y llegamos al final a los 10 minutos aproximadamente donde nos esperaban Ibrahim y Saiz con la furgo.
La caravana de dromedarios de mi marido llegó casi a la vez y esperamos a los dromedarios del resto del grupo antes de ir al riad a recoger nuestras maletas (las dejamos en el campamento y nos las llevaban de vuelta).
Emprendimos la vuelta la marcha ahora rumbo a Fez donde paramos en un palmeral, que eso sí, me resultó pelín decepcionante porque creía que lo veríamos desde abajo paseando in situ y solo vimos las vistas desde arriba en el mirador de un restaurante. Y esto supuso prácticamente el final de nuestra excursión porque Ibrahim nos avisó que el paso por el medio Atlas que teníamos que atravesar estaba cortado por nieve sin previsión de apertura inmediata, y mientras paramos a comer en un restaurante sin saber si tendríamos que pasar noche de nuevo en el camino ahí o en la furgo ante la imposibilidad de llegar a Fez ese día, nos ofrecieron un camino alternativo más largo pero que ya no nos dejaría parar a visitar el bosque de los monos (“siempre hay que dejarse algo como excusa para volver” ¿no?).


Flipamos viendo por las ventanillas como tras estar en manga corta en el desierto, pocas horas después estábamos atravesando paisajes nevados, ventisca y granizo.
Anécdota, debido al cambio de plan y de paradas tras la comida estábamos apuradillos y no ninguna de las gasolineras que veiamos estaban abiertas, de manera que en última estancia nos pararon para hacerlo “tras los árboles” ¡qué arboles, arbustos que como mucho llegaban a las rodillas! jajaja. Más momentos de risas compartidas. ¡GRACIAS, GRUPO, Ibrahim d ismon ns!

Pero tras los nervios por la incertidumbre llegamos a Fez pasadas las 19 horas, tras más de 9 horas de viaje.
Antes de llegar Ibrahim llamó a nuestros respectivos riads para pedir que salieran a recogernos y llevarnos, pero el nuestro en particular no accedió, no les era posible.
Nos despedimos de Ibrahim y entre nosotros pero no mucho porque dejamos apalabrado que quedaríamos para cenar al día siguiente en Fez y hacer la despedida en condiciones.
