Hendaya es arquitectura vasca, a medio camino entre la cocina vasca y francesa; es ciudad balneario con la Talasoterapia como bandera; es playa, vida y ocio en familia. Un lugar marcado por su ubicación fronteriza con España.
Hendaye en francés y Hendaia en español es una comuna francesa del departamento de Pirineos Atlánticos
Se extiende junto al Bidasoa y a la bahía de Txingudi, con Hondarribia (Fuenterrabía) siempre ante los ojos. Hendaya se empezó a poner de moda hace más de un siglo, bajo el paraguas del esplendor de Biarritz donde veraneaba las personas adineradas de la sociedad. Aunque siempre fue un lugar menos opulento y más tranquilo, elegido por muchos para sus terapéuticos baños de mar .
La zona de Hendaya Plage (Playa) es una postal. Los 3 kilómetros de arena fina que discurren bajo la atenta mirada de sus rocas gemelas, se han convertido en símbolo de la ciudad; su paseo marítimo con las clásicas construcciones vascas de tejados a dos aguas y listones de madera en la fachada o los edificios palaciegos que se construyeron en su época de esplendor, como el antiguo casino de estilo arabesco, son sólo algunas de las sorpresas que esperan al visitante, siempre con la estampa de los surfistas de fondo.
Las calles llenas de restaurantes y cafés donde la típica comida francesa está siempre presente. No te pierdas un rico croissant.
En un frontón mientras daba un paseo vi a niños y adultos jugando a la pelota vasca.
Y frente a él mirando la vista de la bahía está el mirador que es el monumento a los franceses caídos en la Primera Guerra Mundial.
Caminando por el centro de Hendaya encontrarás también la estación de tren, que tuvo un peso importante en la historia, ya que fue el escenario del encuentro entre Hitler y Franco para negociar la entrada de España en la Segunda Guerra Mundial.
Actualmente allí se toman trenes que comunican con ciudades como París y Burdeos y también con pueblos del País Vasco y San Sebastián (Euskotren, conocido como El Topo).
Preguntando, averiguando horarios de trenes, calles desconocidas, pude practicar el francés que estudio hace muchos años . En un idioma lo más difícil es la conversación y encima con franceses, no con estudiantes. Fue una prueba airosa y me califiqué con un aprobado muy satisfactorio.
Y cuando volvía a San Sebastián en el eusko tren un perrito muy educado compartió el viaje.





