Lo siguiente es reservar la infraestructura que hará posible completar satisfactoriamente el conjunto del viaje:
Transporte a destino.
Dado que la capital occitana dispone del aeropuerto internacional Toulouse-Blagnac y al mismo hay vuelos directos desde Madrid servidos por IBERIA (Air Nostrum, a la postre) la elección de esta opción tenía toda la lógica. Y digo la lógica y la practicidad porque el cuerpo no me lo pedía. Ya el año pasado hice propósito de evitar en el futuro esta aerolínea en la medida de lo posible por motivos personales muy dolorosos pero la realidad es la que es y muchas veces hay que ser pragmático en la vida y dejar fuera componentes sentimentales a la hora de tomar decisiones. Por esta vez tocaba tragarse el sapo pero, ni olvido, ni perdón.
[align=center]LOGOTIPO DEL AEROPUERTO DE TOULOUSE
Transporte a destino.
Dado que la capital occitana dispone del aeropuerto internacional Toulouse-Blagnac y al mismo hay vuelos directos desde Madrid servidos por IBERIA (Air Nostrum, a la postre) la elección de esta opción tenía toda la lógica. Y digo la lógica y la practicidad porque el cuerpo no me lo pedía. Ya el año pasado hice propósito de evitar en el futuro esta aerolínea en la medida de lo posible por motivos personales muy dolorosos pero la realidad es la que es y muchas veces hay que ser pragmático en la vida y dejar fuera componentes sentimentales a la hora de tomar decisiones. Por esta vez tocaba tragarse el sapo pero, ni olvido, ni perdón.

Alojamiento.
Toca el primer punto de “angustia”. Hasta la fecha siempre he viajado acompañado y las reservas de pernoctación eran a través de habitaciones dobles. En esta ocasión había que enfocar el tema a través de una habitación individual o incluso de un alquiler vacacional, muy en boga en los últimos tiempos. Puesto que por temas laborales me toca “padecer” las consecuencias del descontrol mayoritario de las viviendas turísticas en la capital de España, la segunda opción sería ir contra mis propias convicciones y vivencias y aquí no hay pragmatismo que valga por lo que directamente me lanzo a buscar habitación en el típico hotel al uso de toda la vida.
La zona donde reservar el hotel es relevante de cara a enfocar la visita a la ciudad de Toulouse. Teniendo en cuenta que la intención es no sólo contemplar lo más granado del casco histórico, preferiblemente a pie, sino tener medio de transporte adecuado y próximo para el desplazamiento a la Ciudad del Espacio así como estar cerca de la estación de tren para la visita a Carcassonne, sin olvidar estar cerca de la llegada del transporte desde y hasta el aeropuerto para no ir cargando mucha distancia con la maleta, me centré en los aledaños de la estación ferroviaria de Matabiau.
Tras mirar y remirar opciones en un rango asumible de distancia desde la mencionada estación al final elegí el Hotel de Bordeaux, en el nº 4 del Boulevard Bon Repos. La elección fue por ubicación (a cinco minutos andando de la estación), por tener un supermercado al lado para adquirir las comidas que no hiciera en establecimientos de restauración, por precio y, por qué no decirlo, porque la denominación de Burdeos me traía recuerdos muy gratos de cuando hace unos años viajé con mi mujer a la ciudad girondina completándolo con la visita a la ciudad de Poitiers y al parque temático Futuroscope.

Realizando la prospección se comentaba que las calles próximas a la estación tenían el hándicap de que “albergaban” personas sin hogar, mendicidad y mal ambiente, como pasa en todas las grandes urbes, por otro lado. A toro pasado he de decir que siendo cierto lo anterior ello no ha sido un obstáculo ni impedimento a la hora de transitar por las inmediaciones del hotel.
Aparte quedarían pequeños desplazamientos en transporte público local, así como el llegar a Carcassonne pero mejor me referiré a ellos cuando llegue la ocasión con el fin de hacer un todo con el propio relato y que sea más didáctico.[/align]