Mes de enero, ha nevado en la Sierra Norte de Madrid y va hacer un día soleado, perfecto para disfrutar de un día en familia en plena sierra y visitando uno de los pueblos más singulares de la Comunidad de Madrid. Con una población de 72 habitantes en 2021 y era el tercer municipio menos poblado de la provincia en 2017, se encuentra a 110 kilómetros de Madrid.

La Hiruela perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, perteneciendo desde el principio al Ochavo de la Sierra, integrado en el municipio de Colmenar de la Sierra. De camino paramos en el Puerto de La Hiruela que se encuentra en una altitud de 1478 metros. El paisaje es realmente espectacular.



Llegamos al pueblo a las 13h y aparcamos el coche en la calle del Corcho que tiene un parking gratuito.


Así de bonita luce mi Samba, en ésta época sólo la teníamos a ella, años más tarde aumentamos la familia perruna



Junto al parking se encuentra esta pequeña chorrera.

A la entrada del pueblo te recibe El Peral de La Hiruela. En La Hiruela no era habitual la plantación de perales pero hace unos 200 años el abuelo de Ángel Serrano, se le ocurrió plantar un peral. Fue tal el desarrollo de éste y el éxito de sus peras que se extendieron las plantaciones por toda la zona, pero ninguno alcanzó la longevidad de este ejemplar. Es tan famoso que existe una jota en el cancionero popular de la comarca dedicada al peral. Este árbol no sólo es el peral de mayores dimensiones de la Comunidad de Madrid, sino que ostenta el récord de uno de los mayores de España


La Hiruela es una localidad de la Sierra del Rincón con uno de los testimonios de arquitectura popular mejor conservados de la Comunidad de Madrid. Fue catalogada como Reserva de la Biosfera por la Unesco en 2005.


Los primeros documentos que se refieren al pueblo datan de finales del siglo XV, así como la importancia de su ganadería adquiriendo su cañada rango de Real. A la ganadería se suma la manufactura textil, la explotación de colmenas y la producción de carbón vegetal, así como la molienda. Durante el siglo XIX se consolida el tejido urbano que sobrevive hasta la actualidad.


Llegamos a la zona del Ayuntamiento, en concreto subimos a la terraza del Bar-Restaurante La Hiruela y jugamos a tirarnos bolas de nieve un rato.


A tope estaba el banco de nieve, que curioso queda.

Samba no se libró de que le cayeran algunas bolas de nieve, pone cara de susto pero luego se lo pasa pipa




Aquí podéis ver a Samba como le cubre la nieve, que bonita es mi chochi, me tiene enamorada



Nos vamos por una de las sendas que hay alrededor del pueblo y disfrutar de sus paisajes.



La Hiruela hasta 1888 fue propiedad comunal fecha en la que empezó a cambiar de manos hasta que recientemente volvió a ser adquirido por el pueblo restaurándose gracias a los fondos de la Comunidad de Madrid y de la Unión Europea. Después del paseo por una de sus sendas, volvimos al pueblo y paseamos por sus solitarias calles.





Volvemos al Bar-Restaurante La Hiruela y tomamos una cerveza, ahora si había bastante gente, sobre todo en el bar.



Frente al bar se encuentra la Iglesia de San Miguel Arcángel, un templo muy restaurado. Compuesto de una sola nave, destacando su arco triunfal de medio punto y su capilla mayor con bóveda de cañón. De estilo barroco, pudo levantarse sobre otra anterior del siglo XVII. Es un edificio de mampostería y piedra con su espadaña.


Maravilla creada por la naturaleza.

Vistas de la plaza del pueblo y sus preciosas casas.


Nos vamos hacer otra de las 4 sendas que hay alrededor del pueblo, en concreto "Los Oficios de la Vida".




En la senda se puede ver un pequeño altar con la Virgen de Lourdes.

Continuamos por la senda, estamos solos, solitos



Llegamos a un pequeño puente de madera que por debajo pasa el Arroyo de la Fuentecilla.


En esta zona nos encontramos con una pareja que nos hicieron varias fotos a los cuatro



Samba por los aires con vistas de dron



Yo junto al arroyo y mi postureo, aquí ya se sentía la tragedia mientras hacía algunas fotos, pisé una piedra, resbalé y zass al agua pato, en este caso patosa, jajajajaja.




Y de esta guisa quedé, una pierna empapada de agua y barro, menos mal que la trenca era impermeable y se mojó poco y por suerte pude salvar la cámara de fotos del golpe y del agua gracias a mis reflejos


Y como no había tenido bastante con caerme al agua, ahora me animo hacer el ganso y me tiro ladera abajo a una altura de metro y medio a ver si me escoño del todo, jajajajaja.





Qué sería de mi sin estos ratos de locura




Me encanta esta foto con la nieve virgen sin tocar


La vida florece sobre el manto blanco


Los senderistas dejando sus huellas.

Volvemos por el sendero hacia el pueblo, que maravilla de lugar y que día tan fantástico nos hizo.


Aayy por favor que risa pasamos aquí con las botas de seguridad de mi marido. Las estrenó este día y mirar como quedó la suela clavada en la nieve, no paramos de reír, que momento. Menos mal que no le costó un duro porque se las encontró mi padre junto con otros tantos calzados de seguridad tirados en un contenedor en un polígono de Murcia. Seguramente las tiraron por eso, aunque lo dudo, más bien las tiraron porque cerraron el almacén, a saber cuánto tiempo las tenían guardadas, porque otro día se puso otras para ir a trabajar y cuando volvió a casa iba dejando las huellas por el portal, las escaleras y mi casa, desde entonces les pusimos el nombre de "botas de chocolate" porque se iban derritiendo, jajajajaja. Qué pena, porque este calzado cuesta 40/50 euros cada par y todavía me quedan como 6 pares pero ya son tallas más grandes, jajajajaja.

Fuente abrevadero de piedra donde antiguamente bebían los animales.

Recorremos algunas calles más del pueblo, algunas como esta, está llena de humo de las chimeneas.

Bonito rincón del pueblo donde hay varios niños jugando.

En el pueblo se puede ver muchas plantas de Acebo. Este arbusto es muy típico para elaborar coronas y otros adornos navideños. Es una planta tóxica a pesar de su gran belleza y la ingesta de 10 a 20 bayas puede llegar a ser mortal. Sus hojas poseen propiedades antirreumáticas, aperitivas, antipiréticas, antidiarreicas y espasmolíticas. Sus hojas se cuecen para tratar el reumatismo, la gota, inapetencia, diarrea, fiebre, gripe, atonía intestinal, etc. Parece ser que antiguamente se usaban sus hojas como diurético y sus frutos tóxicos como purgante y vomitivo




El pueblo es muy pequeño y se ve rápido pero si lo paseas observando los detalles, no te dejará indiferente, tanto por su arquitectura típica de piedra como por sus rincones llenos de encanto.






Ya estamos en la zona donde dejamos el coche aparcado.


Volvemos a pasar junto al hermoso peral que nos recibió.

Junto a la pequeña chorrera, la naturaleza crea formaciones con el hielo.


Después de 2h paseando por este bonito pueblo y los alrededores, ponemos rumbo a casa, no sin antes volver a para en el Puerto de la Hiruela.



Continuamos viaje y yo desde el coche sigo haciendo alguna foto más.



A pocos kilómetros volvimos a parar al ver vacas y caballos, vemos animales y tenemos que parar, nos puede y más si son tan bonitos como éstos.



En cuanto nos vieron los caballos rápido se acercaron a nosotros, son preciosos.


Aquí les estoy presentando a mi Samba, como se arrimaban a olerla pero ella no se fiaba mucho, jajajajaja.

Que amigables y cariñosos son los caballos, es uno de mis animales preferidos.




Soltamos a Samba y se coló por la valla y los caballos no hacían nada más que mirarla.



Cogió a Samba mi hijo y se la quiso mostrar a los caballos pero esta ya no se fiaba y empezó a enseñar los dientes, jajajajaja.


Esta foto me encanta


El ganado también es precioso.


De camino a Madrid, creo recordar que se encontraba en un cruce, paré para hacer unas fotos a este precioso mural.


Y hasta aquí nuestra escapada para conocer lugares nuevos que merecen mucho la pena
