Ya lo conocía, estuve hace años, pero me sobraban unas horas y además lo tenía bastante cerca.
Sin duda uno de los monasterios mas importantes de España, por su relevancia económica y valor artístico.
Se fundó en el siglo XVI, y durante 7 siglos estuvo en marcha, hasta que en 1835 fué obligada la comunidad a abandonarlo, hasta que en 1940 llega un pequeño grupo de monjes cistercienses y reanudan la vida monastica.

Una vez pagada la entrada ( buena tienda de recuerdos, taquillas para la mochila ) hay que pasar a ver dos audiovisuales, el primero en mi opinión innecesario ( texto trascendente, el sentido de la vida, hacia donde vamos, etc.) y el segundo mas interesante ( aspectos de la vida de los monjes ); después hay que descargar, mediante un codigo QR, la App para la visita audioguiada, incluso regalan unos auriculares si no se tienen.
Se pasa por varias dependencias, hasta llegar al Claustro,

centro de la vida monacal, románico, con una admirable unidad estilística, los capiteles están muy decorados, pero sólo con motivos geométricos, como corresponde a la austeridad cisterciense.
Se pasa por la cocina, calefactorio, refectorio - con un brillante suelo de madera - , la Sala Capitular, con algunas tumbas abaciales, y la Iglesia, de grandes dimensiones, con 3 naves, romanica.
Muy destacados los arcos, situados en el crucero, con los sepulcros de los reyes de la Corona de Aragón,

entre ellos la de Jaime I,

de especial significación para los valencianos.
Notable también el retablo, de alabastro, de Damia Forment, de estilo renacentista.

Por una escalera se sube al sobreclaustro, desde donde se puede ver el claustro desde otra perspectiva, incluido el cimborrio octogonal.
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Y con esto termina el viaje; al día siguiente camino de regreso a Valencia.