NDIMA NABONÉ (La selva es la madre) ✏️ Blogs de Centro Africa R.De Bangui (RCA) a Brazzaville (RC). 20 días de viaje y reencuentros con viejos conocidos en la selva del Congo.Autor: JMGT Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (14 Votos) Índice del Diario: NDIMA NABONÉ (La selva es la madre)
01: 1.- INTRODUCCION
02: 2.- BANGUI
03: 3.- EN RUTA HACIA BAYANGA
04: 4.- DZANGA SANGHA, ELEFANTES Y GORILAS
05: 5.- SANGHA BAI
06: 6.- GORILAS
07: 7.- BAYAKAS
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En el año 2014 hice un viaje que nos llevó a conocer a una gente excepcional, los Bayaka, una tribu de Aka (mal llamados pigmeos) que habitan en las selvas de la cuenca del Congo, en la zona de la actual República Centroafricana. En su momento ya escribí el diario de ese viaje
Diario del viaje RCA 2.014 Este año, tenía que ir a conocer la zona de los Virunga, subir al Nyaragongo y dar una vuelta por el lago Kivu. Por desgracia, un par de meses antes de iniciar el viaje nos llegaron malas noticias desde la zona. El secuestro de un par de turistas ingleses, con el resultado de un ranger herido, hicieron que el director del parque de los Virunga decidiera cerrar el acceso al parque hasta el 2.019 como mínimo, para poder reforzar la seguridad en la zona. Así que a dos meses vista y con prácticamente todo listo para ir hasta allí, nos quedamos sin viaje. Luego, esta mala noticia resultaría una bendición, puesto que una semana antes de nuestra supuesta partida hacia la zona, surgió un brote de Ébola en el área de los Kivu, lo cual habría hecho imposible ir hasta allí, encontrándonos sin viaje a una semana de iniciar las vacaciones, así que podemos decir que tuvimos suerte de que el parque se cerrara con suficiente tiempo para poder reaccionar. Así que bueno, a dos meses vista tenemos que plantearnos de nuevo que viaje hacemos este verano. Quién tenía que llevarnos a la zona de los Virunga, era el mismo guía con el que viajamos a la selva centroafricana en 2.014, Manu, de Mawu Expeditions, el mismo gallego loco del que hablo en el diario de 2.014, nos ofrece “repetir” (en cierta manera) el viaje del 2.014, aunque con sustanciales diferencias. En 2.014 llegamos a Yaundé, en Camerún, desde allí nos desplazamos hasta el rio Sangha, frontera de Camerún con la RCA por tierra y desde allí entramos en la selva con los Bayaka y después de estar con ellos, ver gorilas y elefantes en Dzanga Sangha, regresamos por el mismo camino. En esta ocasión, el viaje tenía unos alicientes diferentes. De entrada llegamos a Bangui, capital de la República Centroafricana, de allí, por tierra, atravesamos una buena parte de este país hasta llegar a la zona del Parque Nacional de Dzanga Sangha, donde empieza la parte “repetida” del viaje, para finalmente, descendiendo por el rio Sangha, entrar en la República del Congo (o Congo Brazzaville) por Kabo y desde allí, acercarnos a Mboua, en la zona de Likouala y la Black Forest, para, después de cruzar en pequeñas canoas la zona del Bosque Negro, descender por el rio Likouala aux Herbes hasta Impfondo, donde una avioneta nos llevaría hasta Brazzaville. En resumen, repetíamos la estancia en la selva con los Bayaka (aunque más extendida) y repetíamos también la visita a Sangha Bai para ver a los elefantes de selva y también la visita a los gorilas de llanura, pero el resto, todo el viaje para llegar hasta aquí y la salida para regresar discurrían por zonas desconocidas, así que al final, nos decidimos a ir y a volver a encontrarnos con los Bayaka, de los que nos habíamos despedido con mucha tristeza hacia cuatro años, pensando que ya nunca más volveríamos a encontrarnos, pero la vida da muchas vueltas y al final volveríamos a poder disfrutar de la fantástica experiencia de convivir con los últimos cazadores recolectores, los nómadas de la selva, pasando cinco noches con ellos y esta vez, mucho más adentro de la selva que en la otra ocasión. Al igual que dije en el diario del viaje anterior, este diario no va a daros las informaciones de como poder hacer algo parecido por cuenta propia, entre otras cosas, porque es prácticamente imposible hacerlo. RCA está bajo estado de sitio, con zonas en las que la violencia sigue desatada, sin ir más lejos, en un barrio de la capital, el barrio K5, hay enfrentamientos armados, desde lo alto de una colina que domina la ciudad pudimos oír disparos provenientes de esa zona. Así que si alguien pretende ir hasta allí, solo podrá hacerlo si dispone de contactos en el lugar que puedan ayudarle a sortear todos los problemas que le aparecerán. Por eso, yo solo puedo deciros que si queréis acercaros allí, contactad con Manu en su web de Mawu Expeditions, él tiene esos contactos y conoce el lugar después de muchos años andando por allí. Como plus, que sepáis que Manu ha sido prácticamente adoptado por la tribu Bayaka que va a acompañarnos al interior de la selva, por lo que de ir solos, es más que probable que los Bayaka no os hagan ni puñetero caso. Y dicho esto, empezamos con el relato de un viaje, que más allá de ser un viaje a un lugar concreto, es un viaje al pasado, a la época anterior al neolítico, 11.000 años atrás, cuando la humanidad aún no había desarrollado la ganadería o la agricultura y todos subsistíamos cazando y recolectando. Un apunte más. En este diario, las fotos que veréis están tomadas con cuentagotas, en RCA está totalmente prohibido hacer fotos y la aparición de una cámara en cualquier pueblo, provocará reacciones airadas por parte de los lugareños, así que aparte de las fotos tomadas en la selva o parques nacionales, muchas no hay, Sorry. Etapas 1 a 3, total 14
Para llegar a Bangui, lo hacemos mediante el vuelo de Royal Air Maroc que une Casablanca con Bangui, haciendo una parada intermedia en Douala (Camerún).
La llegada al aeropuerto ya te da las primeras pistas de cómo van a ir las cosas por aquí, desciendes del avión y vas andando hasta la terminal, que recuerda a las estaciones de autobuses o trenes que existían en los años 40 en España, en el resto del aeropuerto, las únicas aeronaves que puedes ver son aviones militares o de las Naciones Unidas, al entrar en la terminal te encuentras con una mesa y un trípode con una cámara térmica, te piden el carnet de vacunación, sin este carnet actualizado no entras en el país y te hacen una foto. A continuación y después de rellenar los acostumbrados papeles de inmigración, haces la cola correspondiente ante un par de ventanillas donde te piden el pasaporte y la carta de invitación (que Manu nos había mandado previamente) y se quedan con el pasaporte, entregándote a cambio un recibo, el cual, en principio, servirá para identificarte caso de que te solicitaran la documentación en algún momento posterior. Este proceso burocrático es el responsable de que estés obligado a pasar un par de días en Bangui, ya que como mínimo, hasta el día siguiente (con suerte) no te devolverán el pasaporte, aparte, tenemos que conseguir el visado de entrada en Congo Brazza en la embajada, lo cual alarga ese periodo de trámites burocráticos. Una vez superados los trámites aduaneros, recogemos los equipajes y finalmente nos dirigimos al hotel. Nos alojaremos en el Hotel du Centre, el cual, teniendo en cuenta donde estas y la situación que vive el país no deja de ser una agradable sorpresa (recordemos que RCA es uno de los países más pobres de África), las habitaciones tienen aire acondicionado y hay una piscina en la que refrescarse después de andar todo el día por las polvorientas calles de la ciudad. Durante el par de días que estaremos en Bangui, aparte de pasar un montón de horas en la embajada de Congo para conseguir el visado, podremos conocer un poco está ciudad, al menos, las partes de ella en las que no andan disparándose unos a otros. El hotel se encuentra al lado de la plaza Km.0, lo que vendría siendo el Km 0 de la Puerta del Sol en Madrid, así que estamos en el centro comercial de la ciudad y desde el hotel nos acercamos a un café a comer algo (hemos llegado a las 7 de la mañana hora local) para desayunar y a hacernos fotos para el visado de Congo Brazzaville, en el camino a la cafetería, encontramos bastantes “negocios” de fotografía, los cuales por un módico precio te entregan 4 copias de fotos de pasaporte. Vista de Bangui, con el rio Ubangui Después de desayunar regresamos al hotel, pero antes nos damos una vuelta por el mercado de Bangui, una vuelta breve, ya que a los dos minutos de entrar, a un compañero de viaje ya le han metido la mano en la bolsa intentando robarle cualquier cosa que llevara ahí. Por la tarde, subimos hasta una colina cercana, desde la que se puede ver casi todo Bangui, junto al rio Ubangui, el cual separa la RCA de la Republica Democrática del Congo o Congo Kinsasa, la cual podemos ver desde aquí. Y es desde aquí que podemos también oír los disparos en el barrio K5 (llamado así precisamente por encontrarse a 5 kms. del centro de la ciudad). Otro día, tomamos una canoa a motor que remonta el rio Ubangui y nos permite ver algún que otro poblado a las orillas del rio, tanto en el lado de la RCA, como del lado del Congo Kinsasa. Asistimos también el domingo por la mañana a la misa que se celebra en la catedral de Bangui, la cual está prácticamente llena a rebosar, las canciones que entona el coro son geniales, pero los sermones se hacen interminables. Navegando por el Ubangui
Una de las cosas que más me maravilla de esta ciudad y de su gente es la capacidad que tienen de seguir viviendo normalmente, como si no pasara nada, a pesar de que a cinco kms de distancia se están enfrentando a tiros tropas gubernamentales con los rebeldes que controlan el K5. De hecho, dos noches fuimos a “discotecas” las cuales se encontraban totalmente llenas de gente bailando y disfrutando de la fiesta. También es verdad que nos observan con cierta sorpresa, habitualmente, cualquier blanco que veas paseando por aquí o es un diplomático, o un funcionario de la ONU o de las fuerzas de seguridad internacionales o como máximo, de alguna ONG. Lo que viene siendo un turista, pues como que no están acostumbrados a verlos, de hecho, más adelante, en el P.N.Dzanga Sangha, cuyo director es el español Luis Arranz, este nos comenta que muy probablemente seamos los únicos turistas en el país. En resumen, me ha gustado Bangui. No me refiero al sentido normal, de ser un lugar con atracciones, monumentos o museos a visitar, sino más bien, me ha gustado porque es África, pura y dura, es la capital de un país en la que te sientes como si estuvieras en una aldea y lo cierto es que a pesar de la situación actual que se vive en la ciudad y el país, no hemos tenido en ninguna ocasión problema alguno o sensación de peligro. Otro cantar será el trato con el embajador de Congo en la RCA, el cual nos retiene toda una mañana en la embajada básicamente para presionar a Manu y que este le pague una “mordida” a cambio de firmarnos los papeles, consiguiendo con ello que ese día, que pensábamos pasar en ruta, saliendo a media mañana de Bangui para hacer un buen trozo de la ruta hasta Bayanga, sea mucho más corto, ya que hasta pasado el mediodía no podemos salir y por lo tanto, el trayecto que podremos hacer será mucho más corto, haciendo que el siguiente día de ruta sea mucho más largo y pesado. Etapas 1 a 3, total 14
Finalmente después del mediodía, el cretino que ostenta el cargo de embajador de la República del Congo en la RCA ha tenido a bien firmarnos los papeles y podemos por fin iniciar la ruta hacia Bayanga, en el Parque Nacional de Dzanga Sangha.
Los primeros kms. de ruta muestran el paisaje típico de los alrededores de una ciudad africana, con sus barrios de chabolas, zonas más o menos deprimidas, hasta que poco a poco, las chozas van desapareciendo y dejando paso a una típica “carretera” africana, con la tierra de color rojizo bordeada de árboles y vegetación. Vamos haciendo kilómetros sin detenernos demasiado, ya que hemos salido muy tarde y se trata de hacer el máximo número de kilómetros posibles antes de que oscurezca. En ruta hacia Bayanga
Finalmente, llegamos a un pueblo llamado Boda, en plena noche y buscamos algún lugar donde alojarnos esta noche. Encontramos un “motel”, el cual consiste en 10 “habitaciones”, y los restos de otras cinco o seis, actualmente ya en ruinas, que son básicamente unas chozas de ladrillo, con el tejado de madera y cuyo mobiliario consiste en un camastro y una mosquitera.Cuando mi mujer abre la puerta de la choza que nos han asignado como habitación y entra, descubre que en nuestra habitación se encuentra alojado ya un huésped, en concreto una magnifica y lustrosa rata que se halla descansando cómodamente encima de la mosquitera. El chillido que da mi mujer despierta al pobre animal, el cual huye despavorido y nos deja la habitación para nosotros solos. Por supuesto, si quieres asearte algo, puedes pedir un bidón de agua, la cual traen directamente del rio y echarte un cubo de la misma por encima, para el tema de “ir al baño”, pues detrás de cualquiera de las habitaciones en ruinas puedes hacerlo, a menos que prefieras una taza de váter que se encuentra situada justo en mitad del patio, evidentemente sin ningún desagüe ni tampoco ninguna pared que impida disfrutar de la vista. Diría que este hotel, junto al que tuvimos en Yokadouma (Camerún) en el anterior viaje a la zona y otro que tuvimos el “placer“ de disfrutar en Jinka (Etiopia) ocupan el podio de los hoteles más “pintorescos” en los que he estado a lo largo de todos los viajes que he realizado hasta ahora. Nos tiramos en el camastro y dormimos unas horas, confiando en que el anterior huésped, al que desalojamos con nuestra llegada, haya encontrado otro lugar más tranquilo para descansar y no decida volver para recuperar su cama y a la mañana siguiente, nos levantamos temprano y continuamos el viaje en dirección a Bayanga. Volvemos a la carretera, seguimos en ruta hacia Bayanga, con breves paradas para estirar las piernas y hacia el mediodía nos detenemos a comer en un pueblo, si no recuerdo mal llamado Ouodo, el menú permite elegir entre cabra o mono y al que no le guste ninguna de ambas carnes, puede comerse un lata de sardinas en conserva acompañadas con una especie de bizcocho que hemos podido comprar, ya que pan ya no queda en toda la población. Después de la comida, seguimos el viaje, cuando a los pocos kilómetros, uno de los tres vehículos en los que viajamos se rompe. Un compañero de viaje es mecánico e intenta la reparación, pero nada. No hay manera, la trasmisión del vehículo está rota y no puede continuar, así que repartimos el equipaje entre los otros dos vehículos y nosotros también nos repartimos, yo y dos compañeros terminaremos la ruta estirados sobre los equipajes en la parte trasera de una pickup y la verdad, es que se va bastante cómodo y sobre todo, más fresco que en el interior del vehículo. El único problema aparece cuando empieza a llover y tenemos que correr a echar la lona, con lo que nos quedamos con la cara a un palmo de la lona, pero por suerte la lluvia dura poco y podemos volver a quitar la lona. Seguiremos así las siguientes 4 o 5 horas de viaje hasta llegar finalmente a Bayanga, donde nos alojaremos en Doli Lodge, el lodge que se encuentra junto a las oficinas centrales y cuartel general del parque nacional de Dzanga Sangha. Etapas 1 a 3, total 14
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