...después cerraron el templo de la literatura y algún sitio más. Esa sería la tónica habitual del viaje. La capital no nos llamó mucho la atención y de ahí nos fuimos a Sapa.
Me emperré en meter Sapa en nuestro itinerario, aunque fuera con calzador. Y vaya chasco me llevé, aunque no por culpa del lugar. Llegamos al mediodía y pusimos rumbo por nuestra cuenta a Cat Cat y caminata hasta Lao Cai o hasta donde dieran las piernas. Cat Cat es muy Instagram, muy cuqui, pero muy poco real. Parece un escenario diseñado para hacer fotos. Emprendimos caminata y la niebla tampoco nos dejaba disfrutar del todo del paisaje. Es muy bonito, a pesar de que el verde a principios de marzo nada tiene que ver con las fotos que vemos normalmente. La cosa se empezó a complicar cuando escuchamos unos truenos. Nos miramos y decidimos dar media vuelta. Estábamos a más de seis kilómetros de la ciudad. Nos cayó encima el diluvio universal con truenos y relámpagos. Llegamos empapados al hotel. Compramos unas chaquetas North Face que nos salvarían la vida los días siguientes. El segundo día en Sapa optamos por dejar de lado el plan de alquilar moto y pillamos un taxi para visitar las cascadas. Justo al visitar la última se cerró de niebla y se puso a lloviznar sin parar. De vuelta al hotel y tooooda la tarde por delante sin nada que hacer hasta que saliera el bus para Catba. Me llevé un buen chasco, la verdad.
Bus de unas diez horas a Catba. Se hizo un poco largo, pero bien. En la isla reservamos el crucero de un día sin noche con Catba Visión. Muy bien, todo perfecto y el guía encantador. Nos contó muchísimas cosas de la vida en Vietnam y de cómo estaban notando el tema del coronavirus en el turismo. La lluvia nos dio una tregua, pero el frío no. Eso sí, pudimos hacer rutita de kayak aprovechando que salía un poco el sol. De la sesión de baño pasamos todos menos un chico que duró tres minutos en el agua, jajaja. El frío y la falta de sol empañaron un poco la visita a uno de los platos fuertes del viaje. Pero como contrapartida, la despedida de la bahía de Halong la disfrutamos muchísimo. Para volver al puerto nos llevaron en una lancha motora y recorrimos a toda velocidad el trayecto. Desde ahí abajo las formaciones rocosas impactan aún más. Me encantó la experiencia!!!
De ahí emprendimos rumbo a Tam Coc. El calor y sol nos dieron un chute de energía y el paisaje y la gente nos enamoraron. Aquí sí tuvimos suerte con el tiempo. Solecito para llegar y algo nublado los dos días siguientes para hacer las visitas. Al día siguiente de llegar a Tam Coc nos enteramos que habían cerrado Catba y que los cruceros por Halong estaban cancelados. También vimos el día antes de irnos un hotel en cuarentena. Un par de personas que estaban en el hostel habían compartido vuelo con una chica que dio positivo en coronavirus. Estas noticias y la poca gente que veíamos al visitar los monumentos y hacer el paseo en barca empezó a hacer algo de mella. Habíamos salido de aquí pendientes de la situación y atentos a lo que pudiera ir pasando, pero la preocupación empezaba a ganar terreno.
De Tam Coc nos fuimos directos al aeropuerto de Hanoi sin hacer parada en la ciudad. Explicaré en el hilo correspondiente cómo hicimos y precio. Dábamos el salto a Camboya, a Siem Reap. Todo bien, con desinfección del avión con nosotros dentro incluida, jajaja. Al llegar al aeropuerto de Siem Reap había cierto nerviosismo en los pasajeros. En el avión nos dieron a cubrir un papel y luego al... Leer más ...
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