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Pues ya de regreso de la Riviera Maya, mi valoración es MÁS BIEN DECEPCIONANTE. Es decir, si Uds. Tuvieran en mente otros destinos alternativos (plan B, C... Etc.), aplíquenlos.
A) Todo el tiempo que estuve allí, se mantuvo lloviendo. Pero lluvia torrencial, no chirimiri. Tuve el interés de grabar un video para el recuerdo y para quien le cueste creérlo. Todas las excursiones tuve que hacerlas con impermeable y chanclas, porque llevar zapatos (excepto katiuscas, con las que no contábamos), no merecía la pena.
Sólo pisé un día la playa (mejor dicho, dos), pero uno no cuenta porque estaba lloviendo. El único día que salió un poquito de
resol por la mañana (por la tarde llovió para no variar), que ni tan siquiera fue sol abierto, lo aproveché para bañarme y, al menos, poder disfrutar de algo parecido a un día de playa.
B) La actitud de los lugareños deja mucho que desear. En general a los españoles no nos quieren (dicho en conversaciones privadas y de manera individualizada por algunos de ellos mismos), por varios motivos: 1º.- porque les regateamos los precios. 2º.- porque no les dejamos suculentas propinas como los rusos o los norteamericanos, que ni hacen lo primero y cumplen espléndidamente lo segundo. Una frase para el recuerdo:
"Los españoles quieren más a México, que los mexicanos a España".
Además hay un defecto añadido, pues todavía no tienen completamente superado el síndrome Colombino. Dicen -incluso los ilustrados guías turísticos-, que los españoles fuímos allí a usurparles el oro y a expoliarles sus yacimientos arqueológicos y su riqueza natural. No niego que fuera así, que la historia franquista que tuvimos que aprender en el bachiller, podría tener de todo menos rigor intelectual, sobre todo en relación a las gestas Colombinas y a los Reyes Católicos. Pero han pasado más de quinientos años, y los retataranietos de aquellos descubridores no tenemos la culpa. Además, muchos de ellos se apellidan Menéndez, Hernández, González... ¡y por algo será!
Esto del regateo en los precios no deja de ser muy curioso. Le incrementan tres o cuatro veces el precio a las cosas, pero después se mosquean porque se les regatea, para finalmente dejártelas tres o cuatro veces más baratas, es decir, en su justo valor. Ergo, a los rusos y norteamericanos les atracan directamente.
Como en la mayoría de los países del entorno, cuando ven un turista huelen dinero. Sólo que aquí no se cortan en disimularlo y te encuentras las típicas cestitas de mimbre que aún se usan en las iglesias para 'pasar el cepillo', oportunamente repartidas en todos los sitios: autobuses, recepciones, entradas, etc. Tampoco se turban al pedirlo. Las cestitas de mimbre parece que fue lo que mejor copiaron del 'amansamiento' católico/Colombino.
Triste e incierto es el tener que dignificar el sustento propio y de la familia, sólamente de lo obtenido en propinas.
C) Del hotel 'Riu Lupita', sólo mencionaré dos cosas: 1º.- Imagínense cómo se encontraría, que tras nuestra marcha lo cerraron para hacer reformas. 2º.- La comida dejaba mucho que desear: siempre lo mismo y poca variedad, la carne seca en la mayoría de las veces (consecuencia de mantenerla en planchas al calor una vez cocinada) y la mayor parte del buffet sin informar qué eran o cómo se llamaban cada uno de los platos que nos presentaban.
Como anécdota del último día: mientras el grupo de españoles esperábamos en el lobby del hotel el autobús que nos recogería para ir al aeropuerto, había también otros grupos de otros países (rusos, bálticos, americanos y mexicanos) igualmente esperando su partida. Los allí presentes vimos cómo el director y la relaciones públicas del hotel se iban despidiendo de los grupos, charlando y mezclándose con ellos. Sin embargo al grupo de españoles, aunque nos miraron, no vino nadie. Las chicas, muy hábiles en esos detalles, lo hicieron de comentario en nuestro corrillo.
Sin embargo también quiero destacar la buena disposición de otra parte de su personal en este hotel, por su preocupación en conocer nuestra satisfacción con sus servicios. En este aspecto, deseo hacer una mención especial al recepcionista que -aunque haya olvidado ya su nombre y bien que lo siento, es fácilmente identificable por su minusvalía-, por su especial amabilidad, buen humor y cortesía. Si lee esto, un cordial saludo de 'buena vibra'.
D) Playa del Carmen: demasiado acoso al turista en la 5ª avenida, reclamándolo para tener que comprar o consumir en sus establecimientos, llegando a oír expresiones de alguno de los llamantes como
"vengan a comprar a nuestra tienda, que nosotros les vamos a robar menos". Siendo reídas y coreadas por el resto de afincados alrededor con el mismo fin. En una tienda de souvenirs, tuve el incidente de que por el datáfono y con el cargo a la Visa, pretendían pasarme 300 MXN más de los que había consumido y que bien estaban señalados en el ticket de venta. Afortunadamente reparé en ello antes de echar la firma, pero bien me pareció a mí y a mis acompañantes, que la cajera (que ni tan siquiera se reparó en pedir disculpas), no era la primera vez que lo hacía. ¡Ojo con esto! sin querer compararlos con ningún roedor de la familia de los muridae, la peña que fuimos nos hemos quedado con la impresión de que en cuanto pueden te la juegan.
Pero aunque en general el viaje haya sido más bien decepcionante, también hay honrosas distinciones, que como siempre en estos casos, vienen producidas por la positiva actitud de las personas que constituyen la excepción:
E) José Luis Curiel, el taxista de ¿la agencia? de Juan Carlos Hedding, que nos tocó en suerte en dos de las excursiones. Hombre afable y con tablas en el trato con turistas. Puedes encontrar en él, el apoyo y la complicidad que requieres y necesitas cuando estás -como es el caso-, fuera de tu hábitat natural. Le observé varios detalles de ser gente honesta y de empatizar con el 'cliente/turista/extranjero'. Próximo y muy cordial en el trato. Buen orientador del entorno.
F) Como los viajes por el resto del mundo comienzan cuando sales del suelo español, quiero destacar y agradecer a Sandrine Suiré, la Sobrecargo de la empresa Orbest en el vuelo CMV9803 del día 8/09/13, el eficaz modo como resolvió un 'problema de altura' y enmendó un error de planillas. Si lee esto, "
gracias ": mi número de teléfono no es prudente dejarlo en público...
G) La joyería 'Lapis' y dos de sus dependientes, Laura y Gabriel. Ubicada una de sus tiendas en pleno Playacar, que tras el impacto inicial que causa su seguridad (ha sido la primera vez que he tenido que identificarme y firmar ante dos securatas bien armados para entrar en una joyería), la gentileza y profesionalidad de su personal, y seriedad para los negocios de su gerencia, la hacen merecedoras de esta especial mención. No me extraña que lo que encuentras allí dentro, pueda volver locas a las chicas...
Aunque mi experiencia en Riviera Maya haya sido sustancialmente más amplia (como la de ver a una chica en completo chaparrón tropical, paseando tranquilamente en pleno día en braguitas-tanga, con chanclas y semidesnuda por la 5ª Avenida y aprovechando el chaparrón para ducharse con el agua de lluvia que caía por los canalones), estas son las significativas impresiones que me he llevado y las que les transmito. No dejó de ser bien jocoso al tomar Barajas en el avión de regreso, el comentario generalizado de
"volvemos a ver nuevamente el sol... ¡pero en Madrid!"
No creo que repita el viaje porque, cuando uno recorre el mundo, determina la satisfacción de lo recibido en función de que el periplo le haya hecho recargar y recuperar la energía, o por el contrario, gastarla aún más. Y en este viaje infelizmente, quedó más peso en lo segundo.
Saludos a tod@s.