alinapopi Escribió:
Hola a todos,
A ver, os explico un poco...
Cogí mi primer avión en el año 2000 y estaba encantadísima. De hecho, hasta hace un par de años o tres, me encantaba volar. Siempre me pedía ventanilla y, aparte de pasarlo mal al aterrizar por los oídos, disfrutaba de los viajes allí, arriba. Pero ahora la situación ha cambiado. No sé por qué, ya que no he tenido ninguna experiencia traumática en este sentido. Y encima ahora, sobre todo por trabajo, me toca montarme en unos cuantos cada pocos meses. Bueno, no he usado ni siquiera una triste valeriana, porque "trabajo" mucho mi mente :), me intento mentalizar, etc. En mi último viaje, a finales de marzo, en una sola mañana tuve que coger tres aviones. Pues bien, cuando vi el segundo casi me desmayo. No sé qué modelo era, pero tenía 52 plazas, que las conté y todo, jeje... Estaba aco...ita, con perdón. Pero todo fue bien, mucho mejor que el siguiente, un Boeing de los grandes, que se movió continuamente durante 50 minutos.
Ahora viene lo bueno: la semana que viene me voy de vacaciones a mi país, con Easy Jet. Normal... Pero, entre medias, tendré que hacer un viaje de trabajo aprovechando la cercanía con mi país. Esta mañana me han dejado los billetes y las reservas de hotel encima de mi mesa y, por curiosidad, me he metido a ver los tres aviones que me tocarán. No sé si reírme o llorar, chicos/as. El más grande tiene unas 80 plazas; el segundo alrededor de 40-50. Y el último, me muero!!!, 30 plazas. He visto hasta un plano, pero si parece una avioneta de ésas de las películas, por Dios.
Os pido por favor a los que entendéis de aviones, que me déis razones y explicaciones técnicas, etc., o lo que vosotros queráis, para ir mentalizándome de que no va a pasar nada porque sea tan pequeño. Encima son vuelos cortos, de hora y media como mucho, así que no creo que pueda tomar nada para la ansiedad...
Me sé toda la teoría, sé que me puedo morir estando en mi casa, etc. Antes que en un avión, pero prefiero ir "trabajando" y engañando mi mente...
Muchas gracias de antemano y perdonad por el rollo que os he metido.
Hola a todos,
Aquí estoy de vuelta, sana y salva, jeje....
Os cuento: el 14 de agosto me fui a Rumanía de vacaciones (mis padres viven allí). Mira si me he acordado de este foro y de vuestros consejos en cada vuelo... Estaba hinchada como un globo, no sé si de las bebidas con gas (que no suelo tomar :)) o de los nervios... Encima me puse un pantalón ajustadito y cuando me vio mi hermana me dijo: "Adónde vas con eso? No vas a estar cómoda..." Mi respuesta: "Esa es la idea, centrarme en otra cosa que no sea el vuelo!!" Y tanto que me centré... Jolines, me tuve que ir al baño como 5-6 veces, que ya me miraban todos raro, porque tenía unas molestias de los gases... Con perdón, eh, por ser tan explícita. No pensé ni un momento en nada relacionado con el avión. Llegué perfectamente.
Estuve allí unos 10 días y me tuve que ir, porque en medio de las vacaciones, tocaba un viaje de trabajo.
Bucarest-Budapest, un Fokker, si no me equivoco, de unas 80 plazas. Fue muy bien también. Cuando me bajé, vi que tenía hélices. Jajajaja!! Si lo veo antes, me aco---no todavía más.
Día y medio en Budapest, hasta me dio tiempo a dar paseos, visitar el Parlamento y hacer un tour en barco por el Danubio.
Budapest-Ljubljana. Embraer de 30 plazas!! También de hélices. El que yo tanto temía... Monto y en mi sitio (había dos asientos por un lado y uno por otro, y a mí me había tocado uno de los de uno solo) estaba sentada una niña de unos 10 años. La madre al otro lado, pero también ventanilla. Al final la dejé sentada allí, y yo en medio. Pero me arrepentí, porque Eslovenia es un país precioso, todo verde y montañas, y por la ventanilla se veía súper bonito. Lo que pude ver, claro. El vuelo perfecto; íbamos bastante bajo, por debajo de las nubes en muchos momentos, creo. Y!!!!!: no sé exactamente por qué fue, pero la puerta de la cabina se quedó abierta durante todo el vuelo y todo el mundo fisgando, claro. La azafata apenas cabía en su asiento, detrás de la puerta de la cabina. Era una chica muy alta y tenía que agachar la cabeza cuando pasaba con los refrescos. En fin, vuelo perfecto. Me gustó tb que, al punto de aterrizar, oíamos: 400m, 300m, etc. (distancia hasta el aterrizaje, supongo).
Visita de trabajo, pero tb turismo, jeje... Guía turístico para mí sola (no había más turistas a esa hora :)), la ciudad preciosa, compras, lo típico...
Ljubljana-Viena. Ya ventanilla directo. Canadair 200 creo que se llama. Tb volamos bajito, algo más movidito, pero bien. Viena-Bucarest uno grande en el que me encontré súper segura. Disfruté mirando por la ventanilla, porque el avión me da cosita, pero encima soy masoca...
No, es simplemente que procuro enfrentarme a mis miedos, es la mejor solución.
Volví a Rumanía con las dos pastillas que mi vecina farmacéutica me había dado por si acaso.
Otra semanita allí, con los míos y el pasado sábado, vuelta a casa.
WizzAir, avión grande, pero... Tormenta al despegar. Madre mía, qué mal lo ha pasado mi marido. También me he acordado de vosotros, porque alguien decía que cuando ves a otro más aco--nado que tú, se te hace más llevadero. Totalmente verdadero!!! El peque encantado (le chiflan los aviones y todo lo que lleva motor en general), pero se durmió enseguida (volamos por la noche), pero su padre casi arranca los apoyabrazos. Le veía cómo cerraba los ojos e intentaba respirar hondo. Le ofrecí las pastillas, pero no se quería ni mover. Por un lado me daba la risa, y, aunque se movió bastante el avión, me hice la fuerte para darle ánimos... Madre mía!! Al aterrizar no quería ni sujetar al niño, que seguía dormido (yo estaba sentada al otro lado del pasillo)... Pobrecito mío, todavía se pregunta por qué lo ha pasado tan mal.
Otra cosa que he estado metiendo en mi cabeza es lo de que las turbulencias no son peligrosas ni ofensivas... Porque yo lo pasó un poco mal en el despegue y con las turbulencias. Si el avión no se mueve, tan pancha!!
En fin, chicos, historia completita. Perdón si os he aburrido, pero tenía ganas de compartirlo con vosotros. Seguiremos trabajando la mente para futuros vuelos, qué remedio...
Un saludo,
Alina