Bueno sigo con los dos siguientes días en Bangkok. Gracias macmalaga por tus ánimos la verdad es que lo del diario cuesta pero espero que pueda ayudar a los que estén preparando su viaje y de pasó lo tengo yo para que no sé me olvide nada con el tiempo.
Día 6 (12 de Mayo) Bangkok
Buff para las 7 suena el despertador…Nos vestimos teniendo en cuenta que en palacio real no se puede ir con pantalón corto ni piratas y tampoco llevar los hombros al descubierto y bajamos a desayunar. Alucinamos con el buffet del desayuno, hay de todo lo que te puedas imaginar, y cuando digo de todo es de todo, vamos yo creo que podría sobrevivir con lo que se podía comer ahí.
A la hora acordaba llegábamos a la recepción y ahí nos estaba esperando Nui y la furgoneta con la que pusimos rumbo al palacio real, la única vista con guía incluida en el circuito. No nos costó mucho llegar y eso que era el primer día de cole después de las vacaciones de verano y esperaban que el tráfico fuese un poco caótico, pero no fue así. El chofer nos dejó en la puerta del palacio real y para dentro que fuimos. Estuvimos unas dos horas alucinado con el recinto. Los edificios son majestosos, los gigantes típicos de las fotos son enormes y las figuras de los monos de mil colores son para alucinar. El templo del Buda esmeralda también nos encantó y es una pasada la devoción que tienen los tailandeses por este buda, de hecho yo creo que en el palacio había más tailandeses de visita que extranjeros.
Sobre las 11, creo recordar, terminábamos la visita. Nui andaba con prisa y como le dijimos que queríamos ir a ver el Wat Pho nos libramos de ver una fábrica de joyas que venía en el programa, la verdad es que nosotros no teníamos ninguna intención de ir. Durante la visita al Gran palacio mirábamos de vez en cuando al cielo porque aunque hacia sol y mucho calor unas nubes sospechosas se iban acercando poco a poco.
Nui fue muy amable y nos dejó en la puerta del Wat Pho. Por fin estábamos los dos solos, cosa que ya nos apetecía después de tanto día con todo organizado.
Estuvimos dando un paseo viendo el recinto que para mí lo que más destaca es el motón de chedis de diferentes tamaños y cubiertos de porcelana de colores. Después de dar una vueltilla nos dirigimos a la mayor atracción del templo, el templo del buda reclinado. Este es un buda tumbado de 47 m de largo y 15 de alto que abarca todo el recinto que lo rodea, realmente dentro no hay otra cosa que el buda y el pasillo que lo rodea.
Cuando salimos del templo estaba jarreando. La verdad es que no nos supuso ningún problema. Nos calzamos nuestras zapatillas de goretex, los chubasqueros y le pusimos la funda a la mochila y para adelante. La verdad es que caía bastante así que decidimos comprar un paraguas que vendía en la salida y la broma nos salio a unos 5€, aunque hizo su labor.
Del Wat Pho pusimos rumbo al embarcadero para cruzar el río y pasar a la otra orilla a ver el Wat Aurum. No nos costó mucho encontrarlo, menos que cruzar la carretera, que en Bangkok es toda una odisea. Ahí estuvimos haciendo tiempo porque estaba cayendo agua a gusto. El embarcadero está como dividido en dos, uno para cruzar el río y otra parte para los barcos que lo recorren. Cuando ya apenas llueve nos montamos en el barquito, que cuesta poquísimo y nos cruzan al otro lado.
El war Aurum nos encanta. Es un chedi muy alto todo cubierto de porcelana y las escaleras para subir se las traen. Los peldaños son muy altos y muy estrechos y como están un poco mojados hay que andar con mucho cuidado para no caerse. Es una pena que esté tan nublado porque se desluce un poco pero aun así nos gusta mucho. Después de estar un ratillo por ahí volvemos a coger el barco y cruzamos el río.
Es ya la hora de comer y tenemos que buscar algún sitio para hacerlo. Mientras lo hacemos sólo vemos puestos ambulantes de comida, algunos no huelen nada mal, aunque vete a saber que es lo que están haciendo a la brasa, otros directamente dan para atrás, pero la gente come en la calle sin problemas. Por las calles por las que andamos espero encontrarme con los olores desagradables que dicen que hay en Bkk pero la verdad es que no sé si será por la lluvia pero nada de nada.
Andamos durante un rato y cuando ya me veía comiendo en la calle encontramos un restaurante tipo McDonlands pero de comida tai. Está lleno de tailandeses y se ve muy limpio así que sin pensárnoslo entramos. Comemos unas gambas picantes, dos platos de pathtai, uno de rollitos de primavera, agua y cerveza y por todo ello pagamos 6€!!!! Después de comer volvimos al embarcadero del wat Pho para coger el ferry que nos llevaría a la parada que hay junto al hotel. El viaje por el río estuvo muy bien y enseguida llegamos a nuestro destino. De la parada del ferry a la entrada del hotel no hay nada, al día siguiente veríamos que se puede ir directamente de la parada al hotel por dentro de edificios.
La mañana había sido intensa así que aprovechamos a echarnos una buena siesta. Y aunque no tenemos mucho tiempo ya que para las 7 teníamos que estar en el embarcadero del Shangri-la para la cena crucero aprovechamos a dar un paseo por Silom Road. Aquí si que es una odisea cruzar las calles porque hay varias de un par de carriles. En esta calle paramos en una terraza bastante modernilla que da a la calle y nos tomamos una cerveza para hacer tiempo.
Ya en el barco tenemos suerte con la mesa que nos toca está en la cubierta en una esquinita, con lo que salvo por una mesa vamos sin gente demasiado cerca. La cena es de tipo buffet y la comida no está mal. Lo mejor de todo los postres, hay un surtido de quesos con pan del nuestro que nos ponemos las botas. El crucero dura unas dos horas y es de lo más romántico. Ver los edificios de la mañana iluminados está muy bien, especialmente el Wat Aurum, que si de día nos había gustado de noche todavía nos gusta más.
A las 9.30 llegamos de nuevo al embarcadero del Shangri-la después de una cena-crucero totalmente recomendable y justo cuando bajábamos del barco empezó a chispear. Aún así decidimos probar suerte en el Sirocco. Este está a menos de 10 minutos andando del Shangri-la. Las calles que rodean el Shangri-la nada tienen que ver con el lujo del hotel, son realmente cutres, pero en ningún momento te sientes inseguro ya que siempre hay gente por la calle. El hall de State Tower es una zona central bastante grande y desangelada rodeada de unas poquitas tiendas que a esa hora estaban cerradas. Un poco perdidos y sin saber muy bien por donde ir nos dirigimos al fondo, ya ahí una especie de conserje nos indicó cuales eran los ascensores que teníamos que coger. Cuando entras en la zona de los ascensores el aspecto del sitio cambia. Hay unas chicas que te dan un buen repaso a la ropa que llevas y luego te indican el ascensor a coger donde dentro hay un chico encargado de los botones. En cuanto salimos del ascensor una chica nos preguntó si queríamos estar dentro o fuera, nosotros le dijimos que fuera. Cuando salimos las vistas nos impresionaron. Una pena que estuviese lloviendo porque nuestra visita no dura ni un minuto. Cuando llegamos la gente empezaba a ir al bar cubierto de dentro y la orquesta estaba cubriendo los instrumentos. Como no podíamos hacer nada mejor cogimos el ascensor y nos fuimos para el hotel pero con la seguridad de que teníamos que volver al Sirocco.
Día 7 (13 de Mayo) Bangkok
Como ha sido lo habitual en todo el viaje hoy también tocaba madrugar. Desayunamos y nos dirigimos a la recepción del hotel para que nos organizasen el paseo por el río. En principio pensábamos coger el de dos horas que era el que había visto que recomendaban en el foro, pero en el hotel nos dijeron que en ese se hacían paradas en el palacio real y en el Wat Aurum y como esos templos ya los habíamos visto el día anterior nos decantamos por el paseo de una hora, si no recuerdo mal creo que nos costó 800 bath. En el muelle del hotel donde nos estaba esperándonos el long tail boat. Le dijimos a la chica de recepción que nos acompañaba que le indicase al conductor que queríamos terminar el recorrido en el embarcadero de China Town. La vista por los canales merece la pena por ver como viven alrededor de ellos. Hay zonas en las que se mezclan unas cabañas ruinosas sostenidas con pilotes sobre el agua con otras casa que para mi las quisiera. Al cabo de un rato de estar por los klongs salimos al canal principal, donde pudimos ver como la noche anterior pero ya de día el palacio real y el templo de la Aurora, este de verdad que es precioso.
Cerca del templo de la Aurora está el embarcadero del barrio chino y ahí, sobre las 10 desembarcamos. Yo creo que llegamos a este barrio en plena hora punta. Todo era un ir y venir de gente con sacos, carretillas, motos cargadas hasta los topes con las que tenías que tener mucho cuidado por las estrechas callejuelas. Te da la sensación de retroceder un siglo al pasear por esta zona. Intentamos seguir la ruta marcada por nuestra guía pero tras perdernos un par de veces por esas concurridas callejuelas decidimos dejarnos llevar y pasear a nuestro aire. Éramos los únicos occidentales que a esa hora estaban por ahí pero en ningún momento tienes sensación de inseguridad. Otra cosa curiosa de ver son los puestos de comida, la verdad es que echan para atrás, no sabría definir que es lo que cocinaban, pero una de las cosas parecían una especie de huevo podrido, por el color que tenían. Después de un rato callejeando aparecimos en una zona de mercado más amplia pero igual de bulliciosa donde alucinamos con los puestos de gambas pequeñas secas, igual había de 20 precios y tamaños diferentes. Esta zona esta junto a la calle principal donde lo que hay es un motón de tiendas de oro y carteles enormes con letras chinas, y coches, muchos coches.
De ahí pusimos rumbo al Wat Traimit. Con el plano y la guía no resulta muy fácil llegar pero todo animados nos dirigimos hacía donde creíamos que estaba. Cuando ya estábamos un poco despistados sacamos en el plano y se nos acerco un señor a ayudarnos. Iba bien vestido y era muy amable y yo andaba un poco mosca por el tema de los timos que ya había leído y más cuando nos preguntó donde queríamos ir. Pero para nada, el señor todo amable nos indicó como llegar al Wat Traimit y nos explicó la separación entre el barrio chino nuevo y el antiguo.
Siguiendo las indicaciones del tailandés llegamos al “arco” que se considera la entrada al barrio chino y cerca de ahí un conductor de tuc tuc sin decirle nada nos indicó la calle correcta para el Wat Traimit, aunque ya habíamos encontrado un cartel que señalaba la dirección. El templo en sí no tiene nada de espectacular salvo el enorme buda de oro macizo de su interior.
De ahí la idea que teníamos era ira a la estación de autobuses y coger el metro para volver al hotel pero fuimos incapaces de dar con ella, es que el plano de Bangkok no ayuda mucho. Así que seguimos pateando. Con un calor más que considerable seguimos andando pasando por más calles temáticas de los chinos, esta vez de tubos enormes de metal. La State Tower se seguía viendo pero no más cerca y seguíamos andando… El aspecto de las calles cambió y por el tipo de tiendas daba la sensación que ya estábamos cerca de lo hoteles del río, pero yo ya no podía más. Arrastrándome como podía por fin llegamos a Silom Road y en cuanto veo un sitio con comida occidental paramos ahí. Comimos en la terraza que daba a la ruidosa calle del minicentro comercial Silom Village. Fuimos de lo más originales y pedimos pizza y cerveza, a mí me apetecía un poco de comida occidental.
No paramos mucho rato ahí y con el calor que habíamos pasado nos fuimos directitos a la piscina del hotel. El chapuzón y el descanso en la hamaca nos vinieron de lujo después de la paliza de la mañana aunque no pudimos descansar tan a gusto con en el Anantara o en el Rachamankha, el hotel es mucho mayor y como es lógico con mucha más gente.
A las 6 habíamos quedado en la 2 planta par ir a probar el masaje tailandes que nos había reservado Nui. Así que puntuales ahí estábamos. Nos esperaba una chica que no hablaba nada de ingles y le seguimos por los pasillos del hotel hasta llegar a la torre que esta junto a la parada del Sky train. Vamos que se puede ir sin problemas de esa parada hasta nuestra habitación bajo cubierto. De la 2ª planta subimos creo que a la 9 y entramos en el salón de masajes. Por lo que leí en el foro es el típico sitio al que nos llevan a todos los turistas, Iron masaje, creo que se llamaba. El sitio es un poco cutrillo, se ve muy antiguo. Conforme llegamos nos lavan los pies y nos dan unas chancletas que es mejor no pensar cuantos se las habrán puesto antes que tú. Nos conducen por un pasillo estrello con diferentes habitaciones a los lados que tienen como puerta unas cortinas y nos acompañan hasta la nuestra. Ahí hay un par de pijamas que nos dicen que nos pongamos, están viejillos pero limpios. En la sala hay 2 colchonetas donde nos tumbamos y empieza la sesión. El aire acondicionado está un poco fuerte pero más vale que nos tapan con mantas. Describir el masaje tradicional tailandés que nos dan durante dos horas es complicado. Te pisan, te pegan, te soban, te estrujan, te estiran, las posturas de las masajistas son de los más inverosímiles…
Hay zonas que duele pero en otras nos hubiese gustado que hubiesen apretado más, pero Nui nos dijo que les iba a comentar que nos dieran un masaje suave para que no lo pasásemos mal. El caso es que aunque disfrutamos un motón y salimos como nuevos hubiésemos queríamos uno poco mas de presión, habría que dejarlo para el próximo.
Rehaciendo el camino que antes habíamos hecho volvemos al hotel, ya son las 8 así que nos cambiamos y vamos a buscar un sitio para cenar. Antes de esto paramos en una tienda de artesanía que nos había recomendado Nui para comprar relojes y que esté enfrente de nuestro hotel. Conforme llegamos una chica en perfecto castellanos nos pregunta ¿relojes? Le decimos que sí y que venimos de parte de Nui. Le seguimos a la trastienda y subimos unas escaleras hasta llegar a un cuartucho para ver la mercancía. Te entra una sensación de delincuente que no veas. Para mí no hay nada pero mi marido se compra un reloj chulísimo por 40€. No nos hace falta regatear mucho ella nos dice un precio y nosotros el que nos había dicho Nui 8000bht. Conforme nos vamos nos dice que en la planta de arriba tienen bolsos yo le comento que mañana nos pasamos.
Después de nuestra compra clandestina nos vamos a cenar. Cerca del State Tower hay una cervecería, Jameson, y vamos allí a tomar unas cervezas pero al final nos acabamos quedando a cenar. Estamos ahí un ratillo a gusto hasta que decidimos probar suerte otra vez con el Sirocco. Cuando salimos a la calle jarrea, llueve a cántaros así que volvemos para adentro a hacer un poco de tiempo y nos tomamos más cervezas. Como vemos que no para bajo la lluvia volvemos al hotel.