Por tercer año consecutivo hemos pasado parte de nuestras vacaciones veraniegas en Sanlúcar de Barrameda. Hemos vuelto a visitar casi todos los bares y restaurantes que ya he citado en otros posts en este mismo hilo y que conocimos en años anteriores. Y a pesar de repetir tanto y tantos nos ha dado tiempo a descubrir alguno que, realmente, merece la pena ser recomendado. Voy a ello.
ABACERÍA EL TESORILLO. Está en la calle Carmen Viejo 1, en las inmediaciones del mercado de abastos. Me dio la impresión de que es un sitio más para picar o compartir raciones. Su especialidad son las tostas y tienes un montón y todas apetecibles. También hay otras alternativas, por supuesto: queso, montaditos, tortillas, ensaladas… Cosas tan sorprendentes como “mermelada de boniato de la colonia y manzanilla”. El local está decorado con aires árabes pero con un toque muy alegre, informal y juvenil. Tiene una pequeña terraza también.
Tiene una buena oferta de cervezas artesanales y también de vinos por copas (según nos dijeron, en torno a 50 vinos de diferentes denominaciones de origen)
En un expósitor muestran vinos, conservas, botes… todo ello a la venta.
TASKERIA. Entre la plaza del Cabildo y la Plaza San Roque, en la calle Amargura 2. Es un local pequeño, con aires modernillos, ubicado en una estrecha calle peatonal con lo cual la terraza puede que no sea tan llamativa o apetecible como otras pero se está bien. Por las mañanas ofrecen tapa con la consumición (muy pocos sitios lo hacen por esta zona, demasiado turística para la cuestión
).
Carta variada en la que destacaría el salmorejo, diferentes tostas, carpaccios (de pulpo, de corvina…), ajo blanco, pulpo a la gallega con patatas, jamón, cecina de León....
Tiene una buena oferta de manzanillas por copas e incluso ofrece manzanilla pasada por copas, una buena ocasión para catarla (ojo, este tipo de manzanilla no es barata en ningún local, una copa puede valer tranquilamente 3 o 4 euros). La manzanilla pasada es un tipo de manzanilla que puede tener 9 años de crianza en bodega. Camareros jóvenes y muy majos.
EL TRASIEGO. En la plaza de la Victoria, a 100 metros de la plaza del Cabildo. Este restaurante lo lleva una familia que lleva desde hace muchos años El Loli, un local tradicional en el barrio alto. El Trasiego ni sé cómo es por dentro, nunca he entrado. Tiene un montón tremendo de mesas distribuidas por la plaza.
Ofrecen lo típico de la zona: huevas, choco, una buena selección de quesos, ensaladas, una gran selección de pescados variados, almejas, marisco… Pero lo que está de impresión aquí son las coquinas de fango (unas coquinas algo mayores que la coquina típica). Están de escándalo. También hemos probado aquí la espineta de atún rojo con chimichurri que vienen a ser como las costillas del atún y que estaba de categoría. Otro plato muy recomendable son los tomates verdes fritos con mahonesa especiada.
Tiene una interesantísima carta de manzanillas, que ofrecen por copa, en botellas de 37,5 cl y botellas de 75 c (no todas las manzanillas se ofrecen en los tres formatos citados).
El servicio, muy joven por lo general, es muy amable y competente, francamente majos, y el chico que nos atendió las diferentes veces que fuimos (lástima, no recuerdo su nombre, un chico joven muy moreno), todo un pozo de sabiduría en torno al mundo de la manzanilla y un gran profesional a la hora de asesorar y aconsejarnos platos, da gusto toparse con profesionales de su talla.
EL VERANILLO DE SANTA ANA. Queda algo alejado de la zona centro (15 minutos caminando desde la playa del Cabildo. Está en la calle Manuel Hermosilla 2.
Éste me parece un restaurante más al uso, quiero decir que no lo considero tanto para tomar raciones, mejor para hacer una cena con fundamento (que diría Argiñano). Su aspecto es más modernillo que la tónica casi general que rige a los restaurantes de Sanlúcar y está puesto con mucho gusto. Tiene comedor y terraza (muy chula). Comedor luminoso, pintando en blanco, con grandes ventanales, muchos espejos y gran cantidad de plantas, colgando del techo y de estanterías. Nosotros este agosto reservamos en la terraza y se estaba de maravilla. La terraza mantiene las estética del comedor, con mobiliario blanco, sombrillas blancas (abiertas a la noche) y muchas plantas decorando las paredes.
Es un local muy famoso por sus paellas (nueve distintas ofrecen) y arroces caldosos (dos tipos), se sirven mínimo para 2 personas pero no los catamos porque no era nuestra idea. De entrantes ofrecián queso payoyo, jamón, berenjena gratinada con bechamel de gambas, atún rojo marinado. Un buen surtido de mariscos y pescados (carpaccio de gambas, pulpo a la brasa, ropa vieja de corvina, pez espada a la crema de soja y brandy…). Entre las carnes podemos citar cochinillo segoviano al horno, solomillo de bellota a la crema de ostras, chuletitas de cabrito…
Me llamó mucho la atención una curiosidad: dentro de la carta habitual, aparecía un apartado denominado “fuera de carta”, no lo acabé de comprender… lo habitual suele ser que lo que está fuera de carta te lo “cante” el camarero al momento, no que venga en la carta (a lo mejor es que lo tienen fuera de su carta habitual y lo incluyen sólo para verano). Bueno, pues dentro de este paradójico apartado ofrecen un poco de todo: esturión salteado en verduras, carabineros a la plancha, vieira rellena con crema de verduras, cabeza de lomo ibérico a la naranja, jamón de atún… y varias delicias más.
Nosotros pedimos croquetas de carabinero porque habíamos leído maravillas sobre ellas. Sin embargo, y por su cuenta, nos sacaron media de croquetas jamón y media de croquetas de carabinero. Nada que objetar. Espectaculares los dos tipos de croquetas, cuando un frito es bueno y es casero es algo que no se aprecia como es debido, muy suaves y ricas. También pedimos coquinas al ajillo y langostinos de Sanlúcar a la plancha (los langostinos se pueden pedir por unidades, los que quieras, atento que el kg ronda los 100 euros y pedimos seis que viene a ser un cuarto de kilo). Todo muy bueno. Luego, como platos, presa ibérica y ventresca de atún rojo. Una botella de manzanilla La Goya (una manzanilla que ya habíamos probado en los bares de Sanlúcar y que nos encanta). Ricos también los postres. Por cierto y aunque no vi la carta de vinos, cuando le pregunté al camarero qué manzanillas tenían me dijo que casi todas (desde luego, si es cierto, otro punto a su favor).
El camarero que nos atendió nos pareció muy simpático y competente. No resultó un sitio barato comparado con la dinámica de Sanlúcar (más de picoteo y de compartir que de cenas formales), pero sí que nos pareció un precio muy acorde con la cena. Es un restaurante totalmente recomendable. Por cierto, como llegamos pronto y no había nadie aún en el comedor, le pedimos consejo al camarero sobre donde poder tomar algo mientras iba llegando la gente. Nos recomendó otro local que tiene la misma gerencia a apenas unos 100 metros, un gastrobar llamado
Doña Calma, que me pareció de estilo más informal, de tapas o raciones.