Palacio Sigmaringen o Sigmaringa
El segundo castillo-palacio más grande de Alemania se eleva majestuoso sobre una roca por encima del Danubio, junto al pueblo de Sigmaringa. El Palacio Sigmaringen es propiedad de la familia Hohenzollern, en su rama católica, una de las familias nobles más antiguas e importantes de Europa, desde hace casi 500 años.
En 450 habitaciones alberga tesoros artísticos únicos y una de las mayores colecciones privadas de armas de Europa. Las magníficas salas residenciales y las suntuosas salas estatales están decoradas con muebles históricos originales, tapices, pinturas en el techo, relojes, porcelana y otros objetos de valor –testigos de la vida cortesana– procedentes de muchos siglos de historia familiar.
Este castillo entronca con la historia de España y Europa de un modo muy peculiar: Destronada la reina Isabel II por la revolución de 1868, el general Prim propuso el nombre de Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen como candidato a nuevo rey para España. Alemania apoyó la candidatura en secreto, pero cuando se hizo pública, se encontró con la oposición frontal de Napoleón III de Francia. Napoleón la consideró como el mayor de los agravios. Los Hohenzollern se apresuraron a renunciar, pero los ánimos estaban tan encrespados entre los dos países que un hecho menor, el llamado «Incidente de Ems», fue el casus belli de la Guerra franco-prusiana, que le costaría la corona al Emperador francés.
Al final de la II Guerra Mundial, la localidad de Sigmaringa fue el refugio final de los colaboracionistas franceses que habían servido en el Régimen de Vichy y que se tuvieron que refugiar en Alemania ante el avance aliado. Allí se instalaron en un «Comité gubernamental para protección de los intereses franceses en Alemania», ya que Pétain se negó a actuar como jefe de Estado francés desde que se trasladó a territorio alemán.
El castillo de Sigmaringen fue utilizado entonces para dar cobijo al mariscal Pétain y a su esposa desde septiembre de 1944, siendo alojados en las habitaciones principales del castillo; el primer ministro de Vichy, Pierre Laval, también fue instalado en el castillo, aunque en una zona más discreta.
Cuando los aliado entraron en Sigmaringen, al final de la II Guerra Mundial, devolvieron a los colaboracionistas franceses a Francia, para ser juzgados.
El visitante del castillo apenas tendrá oportunidad de rememorar esas anecdóticas páginas de su historia, pues hoy luce en todo su esplendor, mostrando la belleza de las riquezas de este palacio, sin par en toda Europa.
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Última edición por Spainsun el Mar, 24-11-2020 13:26, editado 3 veces