16 días de ruta por nuestra cuenta en Vietnam y Camboya ✏️ Blogs de Asia SudesteUna aventura que empezó en el Norte de Vietnam (Hanoi, Sapa y Halong Bay), que siguió en Hoi An y HCMC para terminar en Siem ReapAutor: Santi4 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (12 Votos) Índice del Diario: 16 días de ruta por nuestra cuenta en Vietnam y Camboya
01: Introducción, vuelos, itinerario y hoteles
02: Madrid-Estambul: Una escala deliciosa en la Antigua Constantinopla
03: Estambul-Bangkok-Hanoi: La llegada a Vietnam
04: Un día en Hanoi: La Pagoda, el Mausoleo, el Templo, el Lago y el Teatro
05: De crucero por la maravillosa Bahía de Halong
06: Del barco de la Bahía de Halong al tren nocturno de Sapa
07: Sapa: Primer día de Trekking en la tierra de las tribus
08: Y al segundo día, Sapa nos deslumbró... (y otro viaje en tren nocturno)
09: Hoi An: Un Oasis en el centro de Vietnam
10: Hoi An: Un día de descanso y disfrute en Cua Dai Beach
11: De Hoi An a Ho Chi Minh City y la visita a los túneles de Cu Chi
12: Ho Chi Minh: El Delta del Mekong y el Mercado de Ben Thanh
13: Siem Reap: Angkor Wat, Ta Prohm y Bayon
14: Siem Reap: Descubriendo los Otros Templos de Angkor
15: Siem Reap-Bangkok-Estambul-Madrid: El Largo Regreso a Casa
16: Conclusiones
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Etapas 7 a 9, total 16
La travesía en tren nocturno a Sapa confirmó nuestros peores presagios: dormimos fatal.
Lo que en un principio pareció algo relativamente cómodo y un espacio bien acondicionado se convirtió en una especie de tortura cuando la locomotora se puso en marcha. Y es que, como ya nos habían advertido en distintos blogs, el tren es una auténtica coctelera. Además, a medida que avanzaba la noche (y sobre todo si duermes en las literas de arriba), va haciendo frío y puedes cogerte un buen catarro con el aire acondicionado. Lo malo es que es difícil adecuarte, porque si te tapas mucho, sudas como un pollo… El caso es que lo de dormir se convirtió en algo bastante complicado, aunque imagino que al final, de las múltiples horas que pasamos en el tren, alguna dormiríamos… Lo otro que pasó es que el tren tardó exactamente lo que quiso. Pese a que salió extremadamente puntual (las 21.50 como estaba previsto), no llegó a la hora estipulada (06.15). Es que ni se le acercó, pues llegó a las 08.30, más de dos horas tarde, sin que allí nadie considerase que aquel retraso fuera una cosa rara ni algo de lo que informar. This is Asia... Y esperad porque todavía queda más… Cuando entramos por fin en Lao Cai, el cielo, que había estado nublado hasta el momento pero sin precipitaciones, se abrió y, como dirían Asterix y Obelix, comenzó a caer sobre nuestras cabezas. El diluvio fue verdaderamente universal. En pocos minutos, los que tardó el tren en alcanzar la estación, todas las calles aledañas se inundaron por completo. Todo el mundo esperó un poco a que aquello amainara pero, al no hacerlo, empezamos a salir del tren buscando la pequeña edificación de la estación. Pese a ir pertrechados con chubasqueros y pequeños paraguas, el viento y la fortísima lluvia hizo que en pocos segundos nos calásemos por completo. Así que sí, digamos que el inicio de nuestra aventura por Sapa no fue el mejor… Aún así, recuerdo que una vez que localizamos a nuestro conductor y nos metimos en la furgoneta que nos llevaría a Sapa, nos quedamos mirando y nos empezamos a partir de risa... Ni las pocas horas de sueño, ni el meneíto del tren, ni la mojadura iban a poder con nosotros... Es lo que tiene la aventura!! El trayecto de Lao Cai a Sapa lleva algo más de media hora. Desde la furgoneta y entre nubes empezamos a ver las primeras terrazas de arroz sobre las laderas de las montañas más altas de Vietnam (no son muy grandes, pero es que el país es prácticamente plano). *** Imagen borrada de Tinypic *** Al llegar, aunque nuestro guía de la excursión quería llevarnos a desayunar, todos le pedimos ducharnos antes para entrar en calor y cambiarnos las ropas mojadas por otras secas. No puso problema y eso fue lo que hicimos. Así que ya duchados, secos y con el estómago lleno, empezamos a ver las cosas con otra perspectiva. Además, casi había parado de llover aunque el cielo estaba completamente cubierto. Debido al retraso del tren y al tiempo que perdimos por la tormenta y la ducha imprevista, el guía decidió cambiar el trekking. Haríamos lo previsto para el primer día el segundo y viceversa. La caminata empezó en la puerta del hotel. El pueblo de Sapa nos pareció a un pueblo de montaña español, una especie de Guadarrama vietnamita. Tiene un lago grande alrededor del cual se puede dar un buen paseo, muchos restaurantes y hoteles, una plaza central enorme y bonitas vistas a la montaña. *** Imagen borrada de Tinypic *** Por cierto, desde el minuto 1 de la excursión (como ya nos habían advertido otros Viajeros) estuvimos acompañados por las mujeres de la Tribu Black Hmong. Ese primer día, fueron con nosotros durante la primera media hora hasta que dejamos el pueblo. Por un lado, es un poco rollo que vayan contigo, pero por otro, como fuimos comprobando durante los dos días, ellas son, junto a los paisajes, la auténtica esencia de la visita a Sapa. Quieren venderte su mercancía, sí, pero también te cuentan su vida, sus costumbres y su forma de entender las cosas lo que nos resultó verdaderamente interesante. Ya os iré contando más cosas de ellas. De momento, ese primer día las cogimos dos pulseras de tela cada uno. Pulseras que aún llevo hoy en la muñeca y que me traen recuerdos muy bonitos de nuestro viaje. Tras dejar atrás la plaza, entramos en el mercado. La verdad es que es bastante chocante. Tienen todo dispuesto allí, sin mucha higiene, y hay algunas cosas que impresionan un poco. Os dejo que descubráis vosotros solos cuáles... *** Imagen borrada de Tinypic *** Justo cuando dejábamos el pueblo, se puso a llover fuerte. Así que nos pusimos los chubasqueros (el que no tenía lo compró en una de las tiendas por un dólar) y seguimos la marcha. Por cierto, no lo he comentado aún, pero la temperatura en Sapa es MARAVILLOSA comparada con el horno de Hanoi. Hace fresquito pero no frío y cuando no llueve, se puede ir perfectamente en pantalón corto y manga corta (como mucho con una chaqueta fina). Por el camino también nos acompañaron durante un buen rato unos bueyes de agua. Llama la atención que los pastores eran niños muy pequeños... *** Imagen borrada de Tinypic *** En poco tiempo estábamos fuera de los pueblos y rodeados de campos y terrazas de arroz. Llovió un ratito pero paró y la marcha se hizo más agradable. Al rato de andar, llegamos a la cascada de Cat Cat: *** Imagen borrada de Tinypic *** Antes, habíamos visitado una casa de miembros de la Tribu Black Hmong en la villa de Cat Cat. Vimos cómo viven y también el trabajo que hacen con las telas que las tiñen del tradicional negro que da nombre a su tribu. Después de la cascada, paramos a comer en una casa. Era una especie de chalet con un gran porche donde comimos. Estaba todo incluido menos las bebidas. Nos pusieron una sopa de noodles con pollo que estaba muy buena. Por las bebidas pagamos 1,5 euros por las dos. Después del almuerzo, caminamos un poquito más por unas sendas bastante bonitas y luego nos recogió un jeep para llevarnos de vuelta al hotel. *** Imagen borrada de Tinypic *** Niños de los Black Hmong con su vestimenta y cesta tradicional La verdad es que cuando volvíamos en el coche, Ana y yo comentamos que lo que habíamos visto nos había gustado, pero no nos había enamorado. Todo el mundo decía que Sapa era un lugar mágico y aquel primer día a nosotros no nos tocó el corazón... En cuanto a la dureza y la dificultad de la marcha, ese primer envite fue relajado y sin problemas. Ya en el hotel (el Fansipan View), nos dimos una buena ducha que nos supo a gloria y nos echamos un rato a descansar. La cena estaba incluida en el hotel, pero antes, dimos una buena vuelta por el lago y el pueblo. *** Imagen borrada de Tinypic *** Además de los hoteles, los restaurantes y las tiendas, también hay muchos sitios donde darte un masaje. A nosotros nos apeteció pero no terminamos de decidirnos y no nos lo dimos. Sin duda, es una buena opción después de la caminata. La cena incluida estaba fenomenal. Había varios menús para elegir y cuando nos sirvieron comprobamos que, como en Hanoi y Halong, la cantidad y la calidad eran más que buenas. *** Imagen borrada de Tinypic *** Y así, tras un día muy largo y una noche anterior bastante mala en el tren, nos sumergimos en la cama de nuestro hotel dispuestos a descansar y cargar pilas para nuestro segundo día de trekking para el que esperábamos grandes cosas. Etapas 7 a 9, total 16
Suelo pensar que, de vez en cuando, conviene perder las comodidades básicas para luego, cuando las recuperas, valorarlas en su justa medida. Nos ocurrió en nuestros dos Caminos de Santiago, en algún retraso aéreo terrible o en otros casos en nuestros viajes por el mundo. Y nos había ocurrido la noche anterior con el viaje en tren, la tormenta que nos caló hasta los huesos, el retraso y todo lo demás.
Por eso, aquella noche nuestra cama del Fansipan View nos pareció la más cómoda del mundo y descansamos como hacía tiempo: dormimos casi 10 horas (ya no recordamos cuándo fue la última vez). Además, cuando abrimos las cortinas, vimos que, aunque con algunas nubes, la lluvia del día anterior había quedado atrás y que brillaba el sol sobre el cielo de Sapa. Después de la tormenta siempre viene la calma *** Imagen borrada de Tinypic *** Así que con una sonrisa de oreja a oreja, bajamos a desayunar dispuestos a afrontar una jornada estupenda, con la esperanza de que Sapa nos descubriera esa magia de la que tanto habíamos oído hablar y que se había resistido el primer día. Nada más salir del desayuno dispuestos a iniciar la marcha, nos encontramos con nuestras amigas... *** Imagen borrada de Tinypic *** Y esta vez, según nos dijeron nada más vernos, nos acompañarían durante toda la jornada porque iríamos a visitar ¡su pueblo! Rápidamente se repartieron. El modus operandi es sencillo: cada una se empareja con una persona del grupo. Se presentan, te preguntan tu nombre, tu país y algunas cosas más y te acompañan durante la jornada. Ya os digo que dicho así puede parecer un poco agobiante, pero termina siendo enriquecedor, porque tampoco son unas pesadas que no dejan de hablar, simplemente te cuentan curiosidades, te preguntan por cómo es nuestra vida en nuestro país y te echan una mano cuando el camino se complica. Hay una cosa que nos resultó muy curiosa: evidentemente su objetivo final es venderte algunas de las cosas que ellas mismas fabrican: pulseras, monederos, bolsitos... Pero durante las primeras horas de trekking, no te comentan absolutamente nada de la venta. Sólo charlan. Y terminan estableciendo una relación. Son simpáticas, amables y buenas conversadoras. Y es alucinante cómo han conseguido aprender inglés en el lugar en el que viven. En nuestro caso además, eran mayores, cercanas a los 60. Un mérito tremendo. Ya os digo que, lejos de causarnos molestias, a Ana y a mí nos parecieron, junto a los paisajes, la verdadera esencia de Sapa. El itinerario previsto del día era visitar Ta Van, Giang Ta Chai y Su Pan. Y rápidamente, en cuanto dejamos Sapa, empezamos a ver paisajes muy bonitos: *** Imagen borrada de Tinypic *** Nos gustó mucho ver a los cerdos vietnamitas que tan de moda se han puesto en USA como mascotas, corriendo por allí en su hábitat natural con las interminables terrazas de arroz como telón de fondo. A medida que íbamos avanzando, aumentaba cada vez más la belleza del entorno. ¡Y también la dificultad del trekking! Debido a las lluvias del día anterior, los caminos de tierra estaban muy resbaladizos y costaba no caerse. Bueno, pues las mujeres de la tribu, calzadas con una especie de chanclas de goma, no sólo no resbalaban, sino que además ayudaban a la gente del grupo en las zonas más difíciles. *** Imagen borrada de Tinypic *** Hubo un momento muy divertido después de un tramo de estos complicados. Había coincidido que Ana y yo no habíamos tenido que recibir ayuda porque apenas habíamos resbalado y en un momento dado, varias de las mujeres de la tribu se juntaron y empezaron a hablar entre ellas y a señalar nuestro calzado. Después se acercaron y tocando nuestras botas dijeron: "very good, very very good, good grip". Sorprendidos, les dimos las gracias, satisfechos por nuestra compra de hacía ya unos años en Decathlon: las típicas quechua de trekking que llevan acompañándonos desde Australia 2011. La caminata siguió su curso, con alguna parada para comprar bebidas en puestecillos ambulantes. Y tras un recodo del camino, el paisaje se abrió dejando a la vista un valle verdaderamente bonito... *** Imagen borrada de Tinypic *** Hubo varias veces que nos quedamos con la boca abierta de la belleza del terreno. En ese segundo día apreciamos mucho mejor la riqueza natural de Sapa y el motivo por el que es uno de los puntos más visitados de Vietnam. El descenso siguió hasta que, tras atravesar un puente rojo, llegamos a la aldea de las Black Hmong. Allí, nuestras acompañantes nos obsequiaron con dos figuritas que habían hecho con hojas de una planta y, finalmente, sacaron su mercancía que les compramos de mil amores: varias pulseras, un monedero y un bolsito. *** Imagen borrada de Tinypic *** Tras las compras, comimos allí mismo en una especie de nave con vistas al río. Nos prepararon unos noodles fritos con ternera. Un plato único rico y suficiente. *** Imagen borrada de Tinypic *** Y después de comer, aún quedaba un trayecto de más o menos una hora hasta la aldea de la Tribu Dao Do, cuyas mujeres relevaron a las Black Hmong y nos acompañaron en ese último tramo del trekking. La diferencia entre ellas está básicamente en el sombrero, que lo llevan de color rojo. *** Imagen borrada de Tinypic *** Esos últimos kilómetros, pese a ser mucho más llanos, también los disfrutamos mucho. Visitamos una casa de los Dao Do para ver su modo de vida (más evolucionado que el de los Black Hmong) y probar un licor que destilan y que está muuuy fuerte jaja. Al llegar al final del camino, nos despedimos de nuestras acompañantes (ya sin comprar nada porque apenas teníamos dinero en efectivo encima) y volvimos en mini bus a Sapa, para darnos una ducha, recoger las mochilas, cenar algo y coger la furgoneta dirección de Lao Cai. El tren desde la estación salió puntual, a las 20.20. Nos preocupaba que pudiera volver a retrasarse porque la mañana del día siguiente, recogeríamos en el hotel de Hanoi nuestras maletas y tomaríamos a las 09.20 un vuelo dirección a Hoi An. Atrás dejamos Sapa con un gran sabor de boca. Y es que las cosas no son como empiezan y aunque nos costó un poco, terminamos disfrutando mucho de nuestra aventura entre tribus y terrazas de arroz en el norte de Vietnam. Etapas 7 a 9, total 16
Aunque dice el refrán que "el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra", también es verdad que se aprende de la experiencia, así que ya sabiendo con lo que nos íbamos a encontrar, nuestra segunda noche en el Tren Cama fue mucho mejor que la primera.
Lo que no varió respecto a la ida fue el retraso. No es sólo que no mejorase, sino que además fue a peor, lo que nos puso en una situación muy complicada de cara a nuestro vuelo a Hoi An de esa mañana. El tren partió de la estación de Lao Cai a las 20.20 de la tarde con llegada prevista a Hanoi a las 04.10. El plan era que un chófer del hotel nos recogiera en la estación, nos llevara al hotel donde podríamos desayunar y ducharnos, recogeríamos las maletas y nos llevarían al aeropuerto para coger el avión a Hoi An. La cosa empezó a ser verdaderamente preocupante cuando dieron las 6.30 de la mañana y no tenía ninguna pinta de que estuviésemos cerca de llegar a Hanoi. Salí al pasillo y pregunté a un chico uniformado que encontré. Muy sonriente y sin ningún gesto de contrariedad me dijo que faltaba más o menos una hora para llegar... Con todas las alarmas encendidas, llamé a la recepción de nuestro hotel en Hanoi y le expliqué la situación. Le dije que el tren llegaba tardísimo y que el coche tendría que recogernos en la estación con nuestras maletas ya cargadas y llevarnos directamente al aeropuerto. Un poco nerviosos, llegamos finalmente a las 07.20 a la estación (con más de 3 horas de retraso!). El chófer estaba allí con nuestras maletas y además, nos traía en una bolsa el desayuno. Todo un detalle de un hotel que, como imaginaréis, recomendamos encarecidamente por cómo nos trataron (además de por precio, ubicación y todo lo demás). Pasado el estrés, todo fue fenomenal. La llegada al aeropuerto, la facturación, el embarque y el vuelo fueron de maravilla y cuando quisimos darnos cuenta estábamos aterrizando en el aeropuerto de Da Nang tras poco más de una hora de trayecto. En la terminal, buscamos un taxi para llegar hasta Hoi An. Cuando estábamos a punto de cogerlo, un hombre se acercó a nosotros y nos dijo si queríamos compartir taxi y gastos. Nos pareció una opción estupenda. Resultó ser un americano que estaba en Vietnam de viaje de negocios y había aprovechado para hacer un poco de turismo. Gracias a su intervención, un trayecto que suele costar unos 500.000 VND nos salió por la mitad. Después del periplo por Sapa y Halong Bay y de haber cogido un hotel de perfil más bajo en Hanoi, habíamos decidido que en Hoi An iríamos a un sitio mejor aunque págasemos un poquito más. Fue un acierto total... *** Imagen borrada de Tinypic *** El Hoi An Chic, situado justamente a medio camino entre el pueblo y la playa de Cua Dai, es un hotel boutique. Construido entre campos de arroz, las habitaciones son bungalows a los que se llega a través de estanques de lotos y pequeños jardines, muy parecido a lo que puedes encontrar en cualquier resort de lujo. Lo fantástico es que lo que no es de lujo es el precio. Ana y yo pagamos menos de 70 euros por noche con desayuno buffet incluido. Y aunque ya antes de llegar pensamos que era una buena inversión, nuestras sospechas se confirmaron cuando vimos que todo era mejor incluso de cómo lo imaginábamos. Tras instalarnos, decidimos que lo primero que haríamos sería darnos un bañito en la pisci y luego comer. Después de casi una semana en Vietnam, le dije a Ana que ese día me apetecía mucho cambiar los noodles y los rollitos por algo de comida occidental. En todos los restaurantes suele haber esta opción y también la había en el del hotel. Así que Ana tomó una hamburguesa y yo me comí una pechuga de pollo parmesano con patatas fritas con estas vistas... *** Imagen borrada de Tinypic *** Después de comer y echarnos una pequeña siesta, cogimos el transporte gratuito que el hotel ofrece para ir a Hoi An. Se trataba, nada más y nada menos, de un Jeep americano de la época de la Guerra de Vietnam. Así que montados en un trozo de historia, recorrimos los dos kilómetros que separan el hotel del pueblo. El conductor nos llevó justo hasta la zona donde dejan circular los coches, pues en Hoi An está prohibido el tráfico de coches y motos por el centro histórico lo que es una auténtica bendición. No quiero destriparos mucho de Hoi An. Sólo diré que es una verdadera joya. Sólo el hecho de poder pasear entre las tiendas y las casas antiguas sin tener que ir pendiente de que te atropelle una moto, es una maravilla. *** Imagen borrada de Tinypic *** A medida que anochece, Hoi An va cobrando vida en forma de los farolillos de colores situados por todo el centro histórico. El efecto es especialmente bonito en el río, desde donde hay una perspectiva preciosa y desde donde se puede disfrutar también del antiguo puente que da fama a Hoi An. *** Imagen borrada de Tinypic *** Ese día nos conformamos con pasear y no visitamos ninguno de los monumentos de la ciudad, aunque sí que cogimos la entrada que te da acceso a cinco de las atracciones por unos 6 dólares. Justo antes de cenar, paramos en un precioso puesto de pinturas. En casa tenemos un recuerdo en la pared de todos los sitios del mundo dónde hemos estado y de Vietnam, nos enamoramos de las pinturas que vimos expuestas. Después de mucho comparar y de regatear un buen rato, terminamos comprando las tres que más nos gustaron. Un recuerdo genial que hoy cada vez que vemos en casa nos transporta de vuelta a Vietnam. *** Imagen borrada de Tinypic *** Siguiendo con la tónica de la comida, el antojo de aquella noche era... comernos una Pizza! Y en Hoi An hay un sitio italiano estupendo llamado Good Morning Vietnam, regentado por un italiano y donde se puede comer auténtica comida transalpina a un precio muy razonable. Nosotros pagamos 18 euros por dos pizzas, la bebida y los postres. Por cierto, para seguir con las cosas buenas, hay que decir que la temperatura en Hoi An es muy agradable. No llega al fresquito de Sapa pero desde luego tampoco al calor tremendo de Hanoi, así que otro punto a favor de Hoi An Tras dar otro paseo para bajar la cena por las apacibles calles de Hoi An, cogimos un taxi (a esa hora ya no había shuttle de vuelta) y llegamos al hotel. Al día siguiente, nos esperaba la playa y otro día de descanso y asueto en la preciosa Hoi An. Etapas 7 a 9, total 16
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