Día 1: Viaje Reus (Tarragona) – Lugo: traspasando el interior de España entre paisajes en 1.000 km.
Era jueves día 10 y después de revisar que todo estuviera bien y listo, nos fuimos a imprimir nuestra autoguía de viaje (Que colgaré en PDF al finalizar el diario de este viaje) como ya es costumbre en todos nuestros viajes.
(Foto de la guía de viajes de Galicia)
Un itinerario bien delimitado aunque siempre flexible a los imprevistos con los horarios de cada día, el tiempo aproximado de dedicación por lugar, los presupuestos, los mapas y una gran recopilación de datos de interés.
Hay que comentar antes de todo que este día sintiéndolo mucho no tendrá fotografías aunque sí que tendrá un breve vídeo de unos 5 minutos que resume las cerca de 11 horas de viaje en coche por el interior norte de España.
Las horas esa mañana parecían volar y de repente se nos hicieron las 12h. Estábamos emocionados y con muchas ganas de empezar el viaje, así que había que salir rápido y ponernos en marcha puesto que nos esperaba un día de transporte de muchas horas hasta llegar a nuestro destino. Nos subimos al coche y después de pedirle que no nos fallara en este largo viaje pusimos en marcha el GPS, ese que como todos sabemos te saca de tantos apuros y te mete en tantos otros…
Inicialmente salimos de nuestra hermosa provincia Tarragona y llegamos a la provincia de Lleida justamente para salir hacia la provincia de Huesca y Zaragoza en Aragón. Los paisajes aquí ya son bastante cambiantes, pasamos de zonas verdes y de pinos a uno de los paisajes más curiosos de España y únicos en Europa, el desierto de los Monegros. Un lugar inhóspito donde pudimos imaginar que la vida era algo más dura y seca pero llena de fauna y algo de flora (Puesto que esta no abunda al ser un desierto) que es bastante peculiar.
Pasada la comunidad autónoma de Aragón llegamos a Castilla y León entrando por a lo que es nuestro parecer la puerta grande, Soria. La provincia de Soria realmente impresiona, ofrece la sensación de retroceder en el tiempo e incluso pararlo, de volver a la vida rural de nuestros abuelos. Es un paisaje que ofrece decorados de película, los ocres, marrones y amarillos predominan quitando prácticamente cualquier rastro de verde y ver ovejas o águilas reales como las que nosotros pudimos ver resultan algo casi habitual.
Sobre las 17h de la tarde, salimos de la provincia de Soria para llegar a la de Burgos de la que destacaríamos la gran cantidad de pinos esbeltos que encontramos en ella. Lugares que si los observas a lo lejos parecen un manto en el que poder acostarse plácidamente. La verdad es que después de ver la zona semiárida de Soria llegar al verde de Burgos sorprende enormemente. Aunque vimos grandes extensiones de pinos, también sorprendía ver las madereras en pleno proceso de talado de árboles que aunque se entiende y se comprende naturalmente que necesitemos madera para nuestros muebles, este hecho no deja de impresionar e incluso sentir dolor cuando uno lo ve.
(Foto de la guía de viajes de Galicia)
Un itinerario bien delimitado aunque siempre flexible a los imprevistos con los horarios de cada día, el tiempo aproximado de dedicación por lugar, los presupuestos, los mapas y una gran recopilación de datos de interés.
Hay que comentar antes de todo que este día sintiéndolo mucho no tendrá fotografías aunque sí que tendrá un breve vídeo de unos 5 minutos que resume las cerca de 11 horas de viaje en coche por el interior norte de España.
Las horas esa mañana parecían volar y de repente se nos hicieron las 12h. Estábamos emocionados y con muchas ganas de empezar el viaje, así que había que salir rápido y ponernos en marcha puesto que nos esperaba un día de transporte de muchas horas hasta llegar a nuestro destino. Nos subimos al coche y después de pedirle que no nos fallara en este largo viaje pusimos en marcha el GPS, ese que como todos sabemos te saca de tantos apuros y te mete en tantos otros…
Inicialmente salimos de nuestra hermosa provincia Tarragona y llegamos a la provincia de Lleida justamente para salir hacia la provincia de Huesca y Zaragoza en Aragón. Los paisajes aquí ya son bastante cambiantes, pasamos de zonas verdes y de pinos a uno de los paisajes más curiosos de España y únicos en Europa, el desierto de los Monegros. Un lugar inhóspito donde pudimos imaginar que la vida era algo más dura y seca pero llena de fauna y algo de flora (Puesto que esta no abunda al ser un desierto) que es bastante peculiar.
Pasada la comunidad autónoma de Aragón llegamos a Castilla y León entrando por a lo que es nuestro parecer la puerta grande, Soria. La provincia de Soria realmente impresiona, ofrece la sensación de retroceder en el tiempo e incluso pararlo, de volver a la vida rural de nuestros abuelos. Es un paisaje que ofrece decorados de película, los ocres, marrones y amarillos predominan quitando prácticamente cualquier rastro de verde y ver ovejas o águilas reales como las que nosotros pudimos ver resultan algo casi habitual.
Sobre las 17h de la tarde, salimos de la provincia de Soria para llegar a la de Burgos de la que destacaríamos la gran cantidad de pinos esbeltos que encontramos en ella. Lugares que si los observas a lo lejos parecen un manto en el que poder acostarse plácidamente. La verdad es que después de ver la zona semiárida de Soria llegar al verde de Burgos sorprende enormemente. Aunque vimos grandes extensiones de pinos, también sorprendía ver las madereras en pleno proceso de talado de árboles que aunque se entiende y se comprende naturalmente que necesitemos madera para nuestros muebles, este hecho no deja de impresionar e incluso sentir dolor cuando uno lo ve.
Llegamos a la provincia de León y esta era ya la última para salir de castilla la Mancha. La primera puesta de sol del viaje se estaba acercando y preparamos nuestra cámara de vídeo para poder retratarla aunque solo fuera por unos segundos. Hay que decir que aquella primera puesta de sol no fue ni mucho menos la más bonita de todo el viaje pero sí que nos empezó a avisar de lo que nos esperaba en aquel viaje.
Después de finalizar la provincia de Castilla y León entramos a la que precisamente íbamos a conocer en aquel viaje, Galicia. Aunque ya eran cerca de las 21h y apenas quedaba luz, conseguimos ver a oscuras el cartel que indicaba bien grande “Comunidad Autónoma: GALICIA”. Pudimos deducir con las luces del coche y los túneles por los que íbamos pasando que el paisaje se había vuelto bastante montañoso y para las 22h vimos el cartel de LUGO lo que significaba que estábamos a punto de llegar a nuestro primer destino de aquellos 10 días.
Después de aquel largo aunque emocionante viaje lleno de paisajes y naturalezas varias, por fin estábamos en Lugo. Al llegar a la ciudad tocaba buscar nuestro primer lugar para estacionar el coche y para hacer una cena rápida aunque caliente. El secreto para encontrar un buen lugar en el que dormir es buscar que esté en las afueras de la ciudad, apartado de los núcleos urbanos pero cerca de casas o zonas donde vive gente por si pasara cualquier cosa.
Entrando a Lugo, a la derecha de la carretera hay toda una zona nueva o seminueva de casas donde hay calles asfaltadas y con aparcamiento pero sin casas aún construidas. Así que no dimos más de dos vueltas, aquel era el lugar perfecto y que cumplía con nuestros estándares. Paramos el coche y empezamos a encender la bombona de butano para preparar una de tallarines a la carbonara que después de pasar un día picando galletas y patatas chip, la verdad es que sabían a gloria.
Mientras uno preparaba la cena, el otro arreglaba las camas y tapaba las ventanas del coche. Un trapo o pequeño trozo de tela era suficiente para tapar las ventanas laterales y para el cristal frontal utilizamos el típico parasol. El tema de las camas resultó una buena idea y bastante fácil de realizar. Avanzamos los asientos laterales y llenamos con dos o tres mantas el hueco para poner los pies hasta igualar el asiento trasero. Con todo ello, ya teníamos una “cama dos plazas” a todo lujo sin podernos quejar demasiado aunque hay que decir que los que superen el 1,70 m les empezará a resultar complicada la hazaña puesto que nosotros que no lo superamos estábamos con las rodillas dobladas.
Con todo aquello montado, empezaba nuestra gran aventura en aquel primer día y deseosos de empezar a conocer la gran ciudad en la que nos encontrábamos, Lugo. Aunque no esperábamos que aquel lugar nos tendría una grata sorpresa preparada para la mañana del segundo día de viaje.
Después de finalizar la provincia de Castilla y León entramos a la que precisamente íbamos a conocer en aquel viaje, Galicia. Aunque ya eran cerca de las 21h y apenas quedaba luz, conseguimos ver a oscuras el cartel que indicaba bien grande “Comunidad Autónoma: GALICIA”. Pudimos deducir con las luces del coche y los túneles por los que íbamos pasando que el paisaje se había vuelto bastante montañoso y para las 22h vimos el cartel de LUGO lo que significaba que estábamos a punto de llegar a nuestro primer destino de aquellos 10 días.
Después de aquel largo aunque emocionante viaje lleno de paisajes y naturalezas varias, por fin estábamos en Lugo. Al llegar a la ciudad tocaba buscar nuestro primer lugar para estacionar el coche y para hacer una cena rápida aunque caliente. El secreto para encontrar un buen lugar en el que dormir es buscar que esté en las afueras de la ciudad, apartado de los núcleos urbanos pero cerca de casas o zonas donde vive gente por si pasara cualquier cosa.
Entrando a Lugo, a la derecha de la carretera hay toda una zona nueva o seminueva de casas donde hay calles asfaltadas y con aparcamiento pero sin casas aún construidas. Así que no dimos más de dos vueltas, aquel era el lugar perfecto y que cumplía con nuestros estándares. Paramos el coche y empezamos a encender la bombona de butano para preparar una de tallarines a la carbonara que después de pasar un día picando galletas y patatas chip, la verdad es que sabían a gloria.
Mientras uno preparaba la cena, el otro arreglaba las camas y tapaba las ventanas del coche. Un trapo o pequeño trozo de tela era suficiente para tapar las ventanas laterales y para el cristal frontal utilizamos el típico parasol. El tema de las camas resultó una buena idea y bastante fácil de realizar. Avanzamos los asientos laterales y llenamos con dos o tres mantas el hueco para poner los pies hasta igualar el asiento trasero. Con todo ello, ya teníamos una “cama dos plazas” a todo lujo sin podernos quejar demasiado aunque hay que decir que los que superen el 1,70 m les empezará a resultar complicada la hazaña puesto que nosotros que no lo superamos estábamos con las rodillas dobladas.
Con todo aquello montado, empezaba nuestra gran aventura en aquel primer día y deseosos de empezar a conocer la gran ciudad en la que nos encontrábamos, Lugo. Aunque no esperábamos que aquel lugar nos tendría una grata sorpresa preparada para la mañana del segundo día de viaje.
Si deseas ver en imágenes animadas este periplo por el interior de España de forma breve pero realmente interesante y dinámica te recomiendo que veas este vídeo del primer día de viaje en el que con solo 5 minutos disfrutarás de todos los paisajes anteriormente nombrados y mucho más.