Creo que la ciudad que más me ha gustado de los Países Bajos ha sido Utrecht, sus canales me encantaron. Tomé de nuevo el tren desde Leiden Central hasta Utrecht Central, el precio es de 9,80€ por persona y tarda 45 minutos.
Cuando sales del tren tienes que cruzar un gran centro comercial para llegar hasta el centro, en el mismo centro comercial se encuentra un mostrador de turismo en el que me informaron de todo y en el que me dieron un mapa en español.
En Utrecht es muy fácil orientarse porque sólo hay dos canales principales con lo cual rápidamente te sitúas en el mapa. Sus canales tienen algo diferente, digamos que están compuestos por dos niveles uno al nivel de la calle y otro por debajo que te permite ir al nivel del agua, mejor os pongo una foto.
Siguiendo el Oude Gracht, el canal viejo, llegué hasta los pies de la imponente Torre Dom, que cuenta con 120 metros de altura y que es la torre más alta del país. En un principio formaba parte de la Catedral pero hay una leyenda que cuenta que un tornado arrasó la nave central de ésta, dejando la torre aislada y un espacio vacío que es el que hoy ocupa la plaza. De hecho en la plaza están marcados los lugares en los que se sostenían los pilares de la antigua nave derruida.
Se podía subir a la torre, pero sólo con visitas guiadas y no me apetecía mucho hacer un tour de dos horas. Entré a la Catedral que era grjatis pero no me pareció gran cosa en comparación con la de Leiden, Amberes o Gante. Lo que sí me gustó mucho fue el claustro anexo a la catedral que se puede visitar también de manera gratuita.
Continué por la Paus-Huize, la antigua residencia del que hasta la fecha ha sido el único papa holandés en la historia, en este lugar encontré un rincón precioso que me encantó.
Me dispuse a recorrer parte de los canales y las calles que quedaban entre el Oude Gracht y el Nieuwegracht durante un rato sin rumbo fijo. Me tomé una cervecita en un bar y me fui a darme un paseo en barco por los canales. El billete me costó 10,50€ y el recorrido duraba 1 hora aproximadamente, me pareció una buena manera de ver la ciudad, sobre todo calentita.
Para comer vi un bar en el que había bastante cola, la mayoría eran estudiantes, me compre un bocata bien grande por 4,50€ y me lo comí sentado en un banco del canal. Hasta que comenzó a chispear un poco y me fui hacia una cafetería muy conocida de la ciudad, la cafetería Winkel Van Sinkel. El lugar no pasa inadvertido y merece la pena entrar aunque sea a tomarse un café.
Cuando dejó de llover me di un último paseo por los canales y me volví a Leiden. Al día siguiente tocaba volver a Londres bien temprano así que con Utrecht se cerraba este viaje por tierras flamencas.
Como aprendizaje me llevo que a veces los planes se tuercen y lo que era un viaje de 20 minutos se convierte en una locura de cambios de trenes y autobuses de dos horas, pero lo importante es tomárselo de buena gana, al fin y al cabo enfadándote no vas a llegar antes.
Nos vemos en la próxima
Cuando sales del tren tienes que cruzar un gran centro comercial para llegar hasta el centro, en el mismo centro comercial se encuentra un mostrador de turismo en el que me informaron de todo y en el que me dieron un mapa en español.
En Utrecht es muy fácil orientarse porque sólo hay dos canales principales con lo cual rápidamente te sitúas en el mapa. Sus canales tienen algo diferente, digamos que están compuestos por dos niveles uno al nivel de la calle y otro por debajo que te permite ir al nivel del agua, mejor os pongo una foto.
Siguiendo el Oude Gracht, el canal viejo, llegué hasta los pies de la imponente Torre Dom, que cuenta con 120 metros de altura y que es la torre más alta del país. En un principio formaba parte de la Catedral pero hay una leyenda que cuenta que un tornado arrasó la nave central de ésta, dejando la torre aislada y un espacio vacío que es el que hoy ocupa la plaza. De hecho en la plaza están marcados los lugares en los que se sostenían los pilares de la antigua nave derruida.
Se podía subir a la torre, pero sólo con visitas guiadas y no me apetecía mucho hacer un tour de dos horas. Entré a la Catedral que era grjatis pero no me pareció gran cosa en comparación con la de Leiden, Amberes o Gante. Lo que sí me gustó mucho fue el claustro anexo a la catedral que se puede visitar también de manera gratuita.
Continué por la Paus-Huize, la antigua residencia del que hasta la fecha ha sido el único papa holandés en la historia, en este lugar encontré un rincón precioso que me encantó.
Me dispuse a recorrer parte de los canales y las calles que quedaban entre el Oude Gracht y el Nieuwegracht durante un rato sin rumbo fijo. Me tomé una cervecita en un bar y me fui a darme un paseo en barco por los canales. El billete me costó 10,50€ y el recorrido duraba 1 hora aproximadamente, me pareció una buena manera de ver la ciudad, sobre todo calentita.
Para comer vi un bar en el que había bastante cola, la mayoría eran estudiantes, me compre un bocata bien grande por 4,50€ y me lo comí sentado en un banco del canal. Hasta que comenzó a chispear un poco y me fui hacia una cafetería muy conocida de la ciudad, la cafetería Winkel Van Sinkel. El lugar no pasa inadvertido y merece la pena entrar aunque sea a tomarse un café.
Cuando dejó de llover me di un último paseo por los canales y me volví a Leiden. Al día siguiente tocaba volver a Londres bien temprano así que con Utrecht se cerraba este viaje por tierras flamencas.
Como aprendizaje me llevo que a veces los planes se tuercen y lo que era un viaje de 20 minutos se convierte en una locura de cambios de trenes y autobuses de dos horas, pero lo importante es tomárselo de buena gana, al fin y al cabo enfadándote no vas a llegar antes.
Nos vemos en la próxima