Sábado 25 de Junio
Tras 8 horas de vuelo aterrizamos en Papeete, sobre las 05:00 hora local. Una representante de la agencia local, nos está esperando con un cartel con nuestros nombres, y el típico collar de flores. Nos entrega toda la documentación para el resto del viaje, y nos acompaña hasta la cola de facturación del siguiente vuelo, destino Moorea, que sale a las 07:15, así que entre una cosa y otra, prácticamente ya había pasado el tiempo, y estábamos volando de nuevo.
Estos son los aviones que vuelan entre las islas. Como veis el tiempo no era muy bueno.
Vistas de Moorea desde el avión
El vuelo son apenas 20 minutos, y antes de recoger las maletas ya está nuestro chofer esperándonos para el traslado al hotel. El aeropuerto es una casetilla y poco más.
El trayecto en coche hasta el hotel son unos 35 minutos, que aprovechamos para conversar con el guía.
Por fin estamos en el hotel, hacemos el check-in muy rápido, no hay nadie a esas horas, y nos comentan que como es muy pronto y el hotel está lleno, de momento no tienen ninguna habitación vacía para hacernos el up-grade por tener la tarjeta Ambassador. De hecho ni siquiera nuestra habitación está lista. Lo que si nos dicen que podemos desayunar en el buffet que todavía está abierto, y luego nos llevan a una salita de cortesía que tienen con duchas para poder cambiarnos hasta que esté lista la habitación. Nos habían dado de desayunar en el avión, pero ya han pasado casi 3 horas, así que “almorzamos” a las 08:00 de la mañana, jeje…
Vistas desde el restaurante mientras desayunamos. Parece que sale un poquito el sol.
Con el estómago lleno, y una buena ducha, nos ponemos el bañador y nos vamos a la zona de playa. Es un trozo pequeñito de arena junto a la piscina. A pesar de que no hace sol, estamos tumbados en las hamacas estupendamente, después de tantas horas de avión se agradece estirar un poco las piernas.
A media mañana ya tenemos lista la habitación, una “Lanai Room with views”. La verdad que la coletilla de “con vistas” se la podían haber ahorrado, porque eran los jardines del hotel, y la trasera de los bungalows que daban directos al mar.
Unas fotillos de la habitación, la número 261. Podéis observar lo de “con vistas” jejeje…
Y los detalles de bienvenida.
Nos volvemos a la playa, pero antes paso por recepción para “quejarme” un poco de que eso de las vistas, es un poco timo, y a ver si nos hacen el up-grade, y amablemente nos dicen que en cuanto tengan disponibilidad, que mañana seguro, pero hoy no saben si va a ser posible.
Mientras mi señora se queda cual lagartija al sol, yo cojo equipo de snorkel que es gratuito, y me doy una vuelta por la laguna interior que rodea el hotel. El día no acompaña por la nubosidad, pero puedo ver muchos peces, incluso una raya de tamaño considerable.
Con algunos snacks que todavía nos quedaban de EE.UU. sobrevivimos el resto del día puesto que el 2º desayuno había sido copioso.
También nos acercamos al mostrador del consierge para informarnos de las excusiones, actividades y sitios a los que salir a cenar fuera del hotel. Os dejo la lista de ambas cosas.
El señor muy majete, resulta que era originario del país vasco-francés, así que estuvimos charlando un buen rato, y nos descubrió el mayor lujo de todos, a 10 min. caminado del hotel hay un pequeño supermercado, donde poder comprar, ya que los precios en el hotel son algo elevados, una Hinano, la cerveza local, 700 XPF (casi 6 €) en el bar de la piscina.
Nada más llegar por la mañana, y una vez vista la previsión del tiempo, nos pusimos en contacto con ATV Tours para hacer la excursión en quad, pero no nos contestaron, así que como se podía reservar en el hotel lo hicimos para el lunes 27 que daban algo más de sol, aunque sale un pelín más cara, 1.000 XPF más que directamente con la agencia, pero bueno, así ya nos lo aseguraban. De todas formas, la agencia está justo saliendo del hotel a la carretera principal, así que si tenéis tiempo, podéis pasar directamente a reservar.
Os pongo una captura de google maps para haceros una idea de donde está el supermercado. La agencia para la excursión en quad está justo donde indica Moo Shop
También reservamos para cenar esa noche en Holy Steak House que aparece en el mapa abajo a la derecha, y nos fuimos a comprar al supermercado antes de que anocheciese, que es bastante pronto, así que lo mejor es cenar pronto, para al día siguiente aprovechar al máximo las horas.
El hotel posee un delfinario donde se puede nadar con estos animales, pagando claro está.
El día había sido largo e intenso, porque a pesar de que duermes algo en el avión, tienes la sensación de llevar tropecientas horas despierto, así que nos merecíamos una buena cena.
Una especie de ensalada cesar, el steak gigante de la foto se supone que de vaca de Nueva Zelanda, un refresco y una copa de vino francés, 7.700 XPF cena para dos (64,53 €)