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Somos una pareja joven de Santander con una gran afición en común: viajar.
Marruecos no era un país que nos atrajese especialmente. Cuando esta Semana Santa decidimos hacer un viaje, barajamos distintas opciones. Queríamos estar unos 12 días, que no estuviese muy lejos y que hiciese buen tiempo. Así es como nos animamos por Marruecos.
Preparamos el viaje:
- Compramos los billetes de avión: Madrid - Tánger y Marrakech - Madrid. Utilizamos puntos Iberia así que nos salió barato (unos 35€ cada uno).
- Una vez que fijamos el origen y el destino, diseñamos la ruta. Al principio pensamos en alquilar coche pero hubo gente que no nos lo recomendó así que decidimos movernos en tren y autobús.
- Reservamos los hoteles, todos ellos riad de las medinas.
El día 25 de marzo nos fuimos a Madrid en coche. Nos quedamos en un hotel de Barajas ya que al día siguiente salíamos a Marruecos.
Así que el 26 nos levantamos a las 10, sin prisas. Nos hemos despertado varias veces pero en general hemos dormido bien.
A las 11 hacemos el check out y vamos a coger el transfer. En 5 minutos ya estamos en la T4. Cambiamos 400€ en dirhams. Ni se os ocurra cambiar tanto dinero en el aeropuerto. Nos cobraron una comisión bestial. La verdad es que nunca cambiamos dinero en el aeropuerto pero esta vez, no sé por qué, lo hicimos. Eso sí, no lo volveremos a hacer.
Pasamos el control y vamos a la T4S. Desayunamos allí, compramos tabaco y vamos a la puerta de embarque. Esperamos 15 o 20 minutos y embarcamos.
El vuelo dura poco más de una hora. El control de pasaportes se pasa sin problemas. El aeropuerto de Tánger es muy pequeño. Al salir de la terminal vamos a coger un taxi. Las tarifas a las principales ciudades están ya fijadas y aparecen en un cartel. Vemos que a Assilah son 200D (unos 18€). Se lo decimos al conductor, que habla español, y nos dice que eso es hasta la estación de autobús. Hasta nuestro hotel nos dice que son 250D.
El viaje dura una media hora. El tío conduce rapidísimo y adelanta de aquella manera, pero no tenemos problemas. El conductor sólo aminora la marcha cuando pasamos por un control policial. Le tenemos que dar nosotros las indicaciones de dónde está el hotel. Lo único que hacemos es leer los carteles, pero debe ser que él no.
Llegamos al hotel Al Alba (63€, incluyendo impuestos). La habitación es pequeña pero está bien. El hotel tiene un saloncito con sofás donde nos tomamos un té. Los propietarios del hotel son españoles. El dueño se ha sentado un rato a charlar con nosotros.
Son las 3 de la tarde y vamos a la estación de tren a comprar los billetes de mañana a Fez. Está a unos 15 minutos del hotel y tenemos que ir por la cuneta de la carretera. Compramos los billetes para el tren de las 11:13 en primera clase. Son 4€ más que en segunda y, como el viaje es largo (4 horas), preferimos ir cómodos. Con el señor de la taquilla nos entendemos en español.
Vamos a la medina. Por el camino sólo vemos hombres. ¿Dónde están las mujeres?
La medina está amurallada. Es muy bonita. Las casas son blancas y azules. Parece un pueblo andaluz.
Aquí se ven turistas, pero no hay demasiada gente. Pasamos del mapa porque es imposible. Son todo calles muy estrechas y la mayoría no tienen nombre.
Salimos de la medina después de un par de horas callejeando y nos sentamos en una terraza. Nos tomamos una cerveza, que pensábamos que no iban a tener. Eso sí, nos cobran 5€ por 2 botellines.
Son las 7 y empieza a refrescar así que decidimos ir al hotel a por una chaqueta. Nos tomamos unas cervezas en el saloncito del hotel. Esta vez son sin alcohol.
Las críticas del restaurante del hotel en internet son buenas así que decidimos cenar aquí. Empezamos a ver el partido España - Francia. El dueño nos dice que en Marruecos son muy futboleros y que están todos con España.
A las 9 pasamos a cenar. El dueño nos dice que la cocina que hacen es más moderna que los típicos platos marroquíes y que seguro que lo agradecemos porque vamos a acabar del cuscús y el tajín hasta las narices.
Cenamos unas berenjenas con humus, un cuscús con pulpo y un cuscús negro con calamar. Está todo muy bueno pero el cuscús llena un montón. Es que al final es como estar comiendo pan.
Nos tomamos el café en el saloncito (ya parece nuestra casa) y a las 10:30 nos vamos a dormir.
Para ser el primer día ha sido bastante tranquilo. El viaje ha durado poco y Assilah es una ciudad bastante tranquila y, por lo que nos ha dicho el del hotel, la menos marroquí de todas las ciudades que visitaremos.
Mañana vamos a Fez. A ver qué tal se nos da callejear por la medina
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