Como nuestro vuelo no salía hasta por la tarde, hoy tocaba repetir en las cataratas del lado argentino. Queríamos ver de nuevo la Garganta del Diablo y hacer el paseo ecológico, que sale de allí. Y luego si nos daba tiempo, ya veríamos que más.
Desayunamos y dejamos las maletas preparadas en el hostel. Fuimos andando a la terminal de autobuses (me encontraba mucho mejor) y tomamos el primer autobús que salía para allá. Cuando llegamos había una cola enorme, había mucha más gente que el día anterior. Luego nos enteramos de que era la víspera de un lunes feriado en Argentina, así que los destinos turísticos estaban a tope.
Nos dirigimos al tren, pero al llegar a la estación cataratas hay que cambiar de tren para ir a la Garganta del Diablo, y había muchísima gente. Así que llega un tren, se llena, nos quedamos en tierra y tuvimos que esperar 20 minutos a que llegase otro. ¡Así no nos iba a dar tiempo a nada!
Nos despedimos, esta vez definitivamente, y vamos a hacer el paseo ecológico. En total vamos 12 personas con un guía, que va remando y nos cuenta cosas sobre la fauna y flora del río Iguazú, sobre las diferentes especies de serpientes que hay (y los peligros de cada una) y sobre como el parque se está masificando en los últimos años. Y que además se espera que se incremente el número de visitantes, ya que unas semanas atrás las Cataratas de Iguazú fueron declaradas una de las 7 maravillas de la naturaleza. En fin, un paseo tranquilo, para disfrutar del río y la selva, y ver algunos animales.
Nos dejaron en la estación cataratas, y tomamos el Sendero Verde hasta la entrada del parque. Este sendero tiene unos 600 m y lleva desde la entrada hasta la estación cataratas, igual que el tren.
Cuando llegamos a Puerto Iguazú compramos la comida. No queríamos comer bocadillos otra vez, así que paramos justo enfrente de la terminal (no me acuerdo del nombre del sitio), donde ofrecían menú para llevar por 28 pesos, trucha al horno con puré, agua y pan. Nos fuimos al hostel y nos lo comimos junto a la piscina. Estaba buenísimo.
El autobús de Four Tourist Travel pasó a recogernos y nos fuimos al aeropuerto. El vuelo salió con algo de retraso y en el aeropuerto había mucho lío con esto del día festivo. Llegamos a Aeroparque a las 6:30, tomamos un taxi y al hotel. Enseguida fuimos a la calle Florida a comprar algunos recuerdos y de paso gastarnos los pesos que nos quedaban, pero no pudimos comprar mucho porque empezó a llover y recogieron los puestos. Por cierto, ojo en la calle Florida, que a mi intentaron meterme la mano en el bolso, menos mal que me di cuenta y no pasó nada. Imaginaos en la que me veo si me roban la cartera el día antes de venirme.
Cenamos en una pizzería en la Avenida Corrientes mientras veíamos un partido de Boca. Volvimos al hotel para organizar las maletas para el vuelo de vuelta. Hacía mucho calor, era insoportable, ni con el ventilador a tope logramos dormir.