La idea era salir prontito, pero como era el primer día nos costó un poco organizarnos y tardamos algo más de lo que pensábamos, así que terminamos saliendo a las 10, que era la hora a la que había que dejar el camping. El camino de Akaroa al primero de los lagos, el Tekapo, es bastante largo: 280 km, y tardamos algo más de 4 horas con alguna parada en medio para descansar y cambiar de conductor. Por el camino se ven muchas granjas, de ovejas, de vacas y hasta de ciervos.
Según te vas acercando al lago, van apareciendo unas flores muy bonitas a los lados de la carretera, se llaman lupinos y había de todos los colores. También se empiezan a ver las montañas de fondo:
Y por fin llegamos al lago Tekapo. Lo primero que llama la atención es su color: es un azul turquesa como lechoso increíble, nunca habíamos visto nada así. Tanto el Tekapo como el Pukaki son lagos glaciares, y de ahí les viene el color lechoso que tienen, que está causado por la cantidad de partículas finísimas de roca que tiene en suspensión. Os aseguro que la primera vez que lo ves se te queda la boca abierta.
Era 25 de diciembre, y es uno de los poquísimos días en los que cierran todas las tiendas en NZ, así que habíamos comprado embutido y pan para comer de picnic. Nos hicimos unos sándwiches y comimos a la sombrita en la orilla del lago. Impresionante! Otra comida navideña atípica para recordar. Después de comer nos dimos una vuelta y hasta metimos los pies en el agua, que estaba obviamente helada. Aunque no había mucha gente, sí que vimos algunos kayaks en el agua y hasta alguien haciendo ski acuático, y es que el deporte y las actividades al aire libre son casi obligatorias en NZ, tanto para visitantes como para kiwis.
La idea era haber subido al observatorio del Mt John, pero se nos había hecho un poco tarde y nos conformamos con visitar la iglesia del Buen Pastor, situada en la orilla del lago. Es un sitio muy apreciado sobre todo por japoneses, no me preguntéis por qué, pero les encanta. En el tejado de la iglesia vimos una gaviota de pico negro que nos pareció muy curiosa, aunque luego veríamos muchas más.
Desde aquí pusimos rumbo a Glentanner, donde teníamos reservado un powered site en el camping, y pasaríamos por el lago Pukaki de camino. Se estaba empezando a nublar y no sabría deciros si el paisaje no es casi más impresionante con las nubes oscuras dando contraste al azul del lago:
Al día siguiente tendríamos la oportunidad de volver a pasar por allí con un cielo azul brillante, así que podréis comparar y decidir cuál os gusta más en la siguiente etapa.
Bordeando el lago llegamos a Glentanner, y como ya os expliqué no había nadie en recepción por ser navidad, pero habían dejado un papelito en la ventana explicando que podíamos coger el hueco que más nos gustara. No había mucha gente, y además el camping está muy aislado sin nada alrededor, así que nos sentimos completamente perdidos en la naturaleza y aislados del mundo. Qué pasada de sitio… nos dimos una vuelta, llegamos hasta el lecho del glaciar, donde acaba el lago, y las vistas hacia el otro lado, hacia la montaña, eran impresionantes, incluido el monte Cook:
Con esto acabamos nuestro segundo día. De momento estábamos teniendo mucha suerte con el tiempo, y al día siguiente anunciaban sol, así que esperábamos poder disfrutar de la majestuosidad del Monte Cook con el Hooker Valley Track antes de seguir camino hacia el sur.