Tocaba día completito: teníamos que llegar a Kaikoura antes de las 3 para la excursión de avistamiento de ballenas que nuestros amigos llevaban contratada, y por el camino recorreríamos la Queen Charlotte Drive para admirar los Marlborough Sounds y haríamos una mini cata de vinos en Blenheim. Como este viaje sólo era por la isla sur no íbamos a tener oportunidad de cruzar en ferry a la isla norte, un trayecto que si hace buen día es de lo más espectacular de NZ, así que nos conformábamos con ver los fiordos desde la carretera.

A las ocho y pico ya estábamos en carretera. El trayecto realmente interesante es el que va de Havelock a Picton, así que para ganar tiempo hicimos Motueka-Havelock del tirón. Lo malo de esto es que llegamos a Havelock demasiado pronto para comer!! Este pueblo es famoso por su producción de mejillones de labio verde (green lipped mussels), una de las comidas más típicas de NZ. Son bastante más grandes que los españoles y tienen mucho sabor, se suelen preparar con una salsa de vino blanco y nata. Me dio pena que mis amigos se quedaran sin probarlos (yo los compro mucho en el supermercado porque son muy baratos para lo que es NZ), pero no hubo forma de convencerlos para que se comieran un plato de mejillones a las 10 de la mañana…
A partir de Havelock, la carretera hacia Picton va pegada a dos fiordos, primero el Mahau Sound y luego el Queen Charlotte Sound. Es una carretera muy revirada donde hay que conducir con cuidado, sobre todo si se va con caravana, pero las vistas bien merecen la pena. Nada más salir de Havelock está el primer mirador, que está situado digamos al fondo del fiordo, de forma que se tiene una vista “a lo largo” del Mahau Sound.
Como veis, nos hizo muy buen día, así que el paisaje nos pareció impresionante. Aunque se llamen sounds, no tienen mucho que ver con los de Fiordland (que en realidad no son sounds sino fiordos). Los Marlborough Sounds son lechos fluviales inundados por agua de mar, mientras que los de Fiordland (Milford, Doubtful y demás) son lechos glaciales, y de ahí la diferencia en el paisaje (las paredes verticales, las cascadas y la profundidad del agua).
En Picton termina la carretera escénica y pudimos ver los ferries que cruzan el estrecho de Cook hacia Wellingon. La siguiente parada era Blenheim, donde queríamos hacer una cata de vino. Sólo teníamos tiempo para visitar una bodega, así que elegimos Cloudy Bay, una de las más conocidas. Tienen una cata gratuita de dos de sus vinos, y varias opciones si quieres probar alguno más. Por $5 por barba puedes probar 4 más a elegir, y si compras algo te descuentan esos $5. Creo recordar que nosotros probamos su Sauvignon Blanc, el Chardonnay, un Pinot Gris, un Riesling, uno de los brut y un Pinot Noir (el único tinto). Como bien cuenta arcpol en su diario, los blancos en NZ son excepcionales, pero con los tintos tienen que mejorar bastante. Cloudy Bay no es barata precisamente, pero son vinos muy buenos y bien merece una visita.
Después de la cata decidimos hacernos unos sándwiches y comer ahí mismo, y seguir camino hasta Kaikoura que se nos estaba haciendo tarde. Desde Blenheim hasta Kaikoura la carretera va pegada a la costa y otra vez nos sorprendió el color azul del mar:
Un poco antes de llegar a Kaikoura se pasa por Ohau Bay, donde hay una colonia de focas bastante grande que se ve muy bien desde la carretera y paramos para las fotos de rigor. Adentrándose un poco tierra adentro por lo visto hay una cascadita donde las focas llevan a las crías, pero nosotros no fuimos a comprobarlo, y nos conformamos con las focas que estaban en las rocas:
Y por fin llegamos a Kaikoura, con el tiempo justo de hacer el check in en el mostrador del avistamiento de ballenas. Nuestra idea era dejar a nuestros amigos allí e irnos a dar una vuelta por la península, ya que nosotros no estábamos muy interesados en hacer la excursión (ya habíamos visto muchas ballenas en Sudáfrica y habíamos leído que en NZ en verano no se suelen ver muchas, ya que lo normal es verlas en invierno que es época de migración hacia el norte), pero al llegar allí nos enteramos de que en la excursión de esa mañana habían visto 6 cachalotes, y como hacía tan buen día… pues picamos, $145 por persona, un poco sablazo… y si os digo que sólo vimos un cachalote y de milagro, ya al final de la excursión, y encima se me escapó la típica foto de la cola… El capitán lleva una especie de micrófono que de vez en cuando meten en el agua para tratar de oír a las ballenas y localizarlas, pero no es infalible. Si no se avista ninguna te devuelven creo que el 80%, así que ya se preocupan ellos de intentar pillar alguna aunque sea de lejos. Si sois de estómago débil os recomiendo llevar alguna biodramina porque el paseo suele ser movidito. A nosotros no nos hizo mal día y aun así vomitó bastante gente…
En conclusión, un poco fiasco. Si en ese momento hubiéramos sabido que en julio iremos a Tonga, donde esperamos hartarnos de ver ballenas e incluso nadar con ellas, definitivamente no hubiéramos picado. Mi consejo: sólo recomendable en invierno. Lo que sí vimos fueron petreles y albatros, que en Otago no pudimos verlos, y son impresionantemente grandes, eso nos gustó mucho.
Entre que nos llevaron y trajeron en bus al puerto y la propia excursión se nos pasó la tarde, así que después ya fuimos directamente al holiday park a hacer el check in y preparar una buena barbacoa de cena, que era la última!! La visita a la península de Kaikoura la dejábamos para el último día.