Desde Zagreb continuamos nuestra recorrida por Croacia, nuestra próxima base fue Split a la que llegamos en bus Flexibus que tardó aproximadamente 5 horas en llegar a Split, capital de Dalmacia.
En el trayecto hay que cruzar la frontera con Bosnia y Herzegovina, hacer un trayecto por ese país y volver a hacer frontera para entrar nuevamente a Croacia, más allá del tiempo de bajar, el trámite y subir, no hay mayor inconveniente, fue sólo un trámite.
Si no recuerdo mal en territorio bosnio el bus paró para que podamos estirar las piernas, comprar algo para comer o tomar, ir al baño o almorzar, en un hotel muy bonito en lo alto de un lago con unas vistas preciosas de la naturaleza que rodeaba el lugar, lástima que no encuentro las fotos que tomé del lugar, pero si alguna vez en mi vida vuelvo a esa parte del mundo voy a averiguar donde era exactamente para ir sin lugar a dudas.
Cuando llegamos a Split caminamos desde la parada de autobuses hasta el departamento que teníamos reservado, nos costó un poquito dar con el, pero como dice el refrán “preguntando se llega a Roma”, en este caso al apartamento de Split. Cuando finalmente nos ubicamos y salimos a pasear nos dimos cuenta que teníamos un camino desde la Riva (paseo marítimo) mucho más fácil que el que habíamos tomado nosotras.
Tomamos justamente esa calle, muy comercial, que antes de llegar a la Riva tenía arcos de entrada a la Plaza de la República, una de las plazas importantes de la ciudad, que tiene sólo restaurantes.
Al llegar a la Riva se ve un paisaje hermoso del Adriático cuyas aguas tienen un color increíble, de los cruceros que llegan ahí, las palmeras del paseo y la gente paseando despreocupadamente.
Alrededor de la Riva hay muchos lugares bonitos con terrazas para sentarse a disfrutar del entorno y tomar algo, me hubiera quedado ahí sentada por siglos JAJA. Al final Amalia logró levantarme y seguimos caminando por la Riva para tener la visión del centro histórico de Split desde el otro lado de la bahía. Valió la pena las vistas son fabulosas.
Como siempre me pasa no recuerdo el recorrido exacto que hicimos así que lo voy a ir contando de acuerdo a como me aparecen las fotos en el archivo.
Fuimos al parque donde se encuentra la estatua del Obispo Gregorio De Nin que según dicen si le frotas el dedo gordo del pie da suerte, personalmente más allá de la curiosidad lo que me gustó fue el parque y la Iglesia que ahí hay.