Todos preciosos pero para mí lo mejor fueron sus calles tranquilas y antiguas.


Y si las calles son preciosas que se puede decir de los paisajes desde la Riva, de un lado la ciudad con muchos restaurantes y del otro lado el Adriático con yates, veleros, cruceros, la ciudad del lado opuesto, hermosísimo.


Trogir me pareció un paseo increíble al cual se puede llegar desde Split vía bus, como hicimos nosotras, o por barco que debe ser toda una experiencia.
Volvimos a Split porque al día siguiente cambiábamos de base a Dubrovnik que sería nuestra última etapa de viaje antes de volver a la Argentina.