Por supuesto fuimos al plato fuerte de Split, El Palacio de Dioclesiano, que es no sólo un palacio sino un conjunto monumental que hoy forma el núcleo antiguo de Split. Fue construido por el emperador romano Dioclesiano que eligió la ciudad de Split para pasar sus últimos días y ser su lugar de descanso eterno, el mausoleo de Dioclesiano es lo que hoy se conoce como la Catedral de Split, a la que se puede entrar y tanto el exterior como la puerta y el interior son bellísimos.



El Palacio es un espacio abierto, sin horarios ni tarifas. En el interior hay de todo, de más está decir que el Palacio era enorme, hoy hay tiendas, restaurantes, viviendas y hasta calles para caminar. Además de la Catedral y ya dentro del Palacio uno de los imperdibles es el Peristilo, que es una gran plaza con columnas que marca el punto donde en época romana se cruzaban las dos avenidas principales, en esta plaza suele haber actores vestidos de romanos antiguos, como puede verse en la siguiente foto.

Otro punto interesante del Palacio es el Vestíbulo. En época romana del Peristilo se pasaba al Vestíbulo que era la entrada a los salones imperiales. El Vestíbulo es un edificio de forma rectangular en su exterior pero circular en su interior con semi arcos con estatuas y techo descubierto. Una de las veces que pasamos por ahí encontramos un grupo de cantantes entreteniendo a los turistas.

