Después de tomar un café en el techo de otro hotel, -en Udaipur el prestigio hotelero se mide por la altura a la que están sus terrazas/restaurante-, compramos en la tienda de la esquina unos trozos de pastel de manzana y de pastel de plátano, y nos comemos el primero esperando el taxi en la puerta del hotel, cerca de una farmacia alienígena.
Al cabo de 20 minutos, un chaval sentado a nuestro lado, y en el que no habíamos reparado porque en la India los aparecidos de la nada son lo más normal del mundo, y a todos les hace gracia materializarse sentados a tu lado, nos escucha la palabra Bundi, y nos pregunta si somos nosotros los que vamos allí. Va a por el taxi, nos recoge, y recorremos los aproximadamente 250 kms en 5 horas, para llegar a la 1 del mediodía.
La entrada a Bundi es espectacular. Vamos directamente a una Haveli decidida de antemano, y acertamos porque está de pm. Entre la habitación con vistas al lago por 1700 INR y la trasera con vistas al castillo por 1000 INR, elegimos esta última porque no necesitamos más, y es una buena habitación con a/a y una vista cojonuda, por 14'5 euros.
En el patio de entrada nos sentamos a una mesa, y pedimos un Chicken Biryani (arroz con pollo), un Zeera Aloo (patatas fritas con comino), un Vegetable fried rice, y una kingfisher. Leemos el periódico mientras un macaco y su cría se columpian por el piso superior del patio, lleno de telas de colores, plantas agradecidas y una palmera de 10 metros.
Caigo derrotado profundamente durante 2 horas. Vagabundeamos luego en dirección sur. El ambiente es relajado. Nos cruzamos con unos cuantos turistas. Quizás podamos ser una veintena. Suficientes. Para mucha cantidad, ya hay montones de macacos en Bundi.
Al atardecer, visitamos el lago que tenemos debajo mismo, y el cansancio acumulado nos devuelve al Haveli a tomar una kingfisher, charlar y subir a una habitación anaranjada donde, después del pertinente masaje con repelente antimosquitos indio “Odomos”, un poco de lectura, otro poco de escritura y dejar la cabeza a la deriva, dejamos que acabe el día.
Nanit.