Me despiertan a las 6 de la mañana los quehaceres que ya corretean por la colina, y las cabras que tenemos atadas en el exterior de la ventana. Los durmientes de las terrazas, casi todo el mundo aquí, apartan los edredones y se desperezan antes de cualquier otro movimiento, acarrear y barrer.
Hago un par de fotos al sol que asoma por encima de la colina opuesta, aunque me gana por goleada una nipona alojada en el edificio de al lado. Trata de hacerme una foto pero le opongo la palma de la mano en señal de stop (no quiero ser el hindú de la terraza que ella enseña a sus amig@s en una cafetería de Osaka). La azul Jodhpur cae escalonada desde aquí a los pies del castillo hasta un palacio que se divisa en el borde opuesto de la ciudad.
Un café y una tostada en la terraza. La dueña y las hermanas que la ayudan, llevan a su manera el hostal. Uno se coge lo que quiera del frigorífico de la terraza, y el pedido se hace a traves de una rejilla de metro y medio en el suelo que comunica con el piso de abajo, a la familia que vive allí. Luego tú te apuntas lo que consumes para pasar cuentas cuando toque. Lo de la rejilla es común en la mayoría de terrazas, no sé si por ventilación, por comodidad, o por comunicación.
Hoy acaba el ramadán y están de fiestón. Aquí en la colina, la mayoria es musulmana, y se celebra con ganas, nunca mejor dicho. Hemos estado de charla con una de las hermanas. Inmensamente serena, está separada con dos hijos y no ha salido nunca de Jodhpur. Se le empañan los ojos. Besos.
Ascendemos al fuerte de Mehrangarh a unos 10m de ascensión desde el hostal.
Se alza imponentemente amurallado bordeando todo el cerro que corona la colina. No sé porqué motivo está extraordinariamente vigilado a cada paso por policías. Paseo fantástico por la fortaleza, disfrutando de unas vistas geniales tanto las de dentro como las de fuera. A mitad del recorrido nos separan a los hombres y a las mujeres. Nos encontramos con una pareja de Gijón que pasan 2 meses por el país.
Charla, intercambio y mientras ellos sacan tickets para la audioguía nosotros los hacemos para los jardines del fuerte: Chokaleo Bagh. Nos hacemos unas fotos e intercambiamos mímica con una tropa de familiares sonrientes, y ...
acabamos el recorrido plácido, a golpe de brisa, saliendo por una puerta que va a dar al casco viejo, y donde camino de la torre del Reloj, un desdentado anciano entusiasmado, vecino del lugar, se engancha haciendo de guía orgulloso de su barrio, repartiendo la vista a diestro y siniestro tratando de captar todo lo posible del mercado de Sadar, el más antiguo de Jodhpur. Estimula y acelera los sensores. Por cierto, al simpático anciano no se le entendía ni una palabra.
Comida en la terraza del hotel: 1 thali de la casa. Consta de varios cuencos, 1 vegetal, 1 dal, 1 curd, 1 paneer, 1 salad, 1 arroz, 1 dulce 1 papad, y 4 chapati. 175 INR (2'5 EU). De acompañamiento pedimos por 40 INR (60 cms) un Aloo pakoda, una especie de croquetas de verduras con patatas, y bebida abundante.
Después de una siesta. Azafrán la dueña, nos invita a jugar al Champion. En un tablero de 1m x 1m, el juego consiste como en el billar, en meter unas fichas blancas o negras según el equipo, en los 4 agujeros en las esquinas del tablero. Las fichas planas se golpean, igual que si tuvieses un moco pegado en los dedos, como si fueran chapas.
Acabó convertido en conversación sobre esto y aquello, entre ella y su amigo belga, y nosotros. Llega así la noche y se ilumina Jodhpur, y seguimos hablando hasta las 10 de la noche. Ya se ven en las terrazas las familias desenrollando las esterillas para dormir. Good night.