El vuelo con Avianca de Madrid Bogotá fue muy tranquilo. Llegamos a las 12:30, pasamos el control de pasaportes muy rápido y nos fuimos a las tareas pendientes: cambio de dinero y compra de tarjeta SIM.
Cambiamos moneda en una casa de cambio que hay junto a las cintas de recogida de equipaje. Daban mejor cambio que el oficial, así que ni nos lo pensamos. La tarjeta SIM la compramos en una tienda que hay justo a la salida a la derecha, es como una tienda de golosinas y souvenirs. Para 15 días, con llamadas nacionales ilimitadas y 20 Gb de datos de internet, nos costó 60.000 COP.
Para ir a nuestro hotel en el centro optamos por el taxi. Habíamos leído mucho sobre posibles estafas de los taxistas, advirtiendo que siempre nos montásemos en taxis oficiales, así que lo contratamos en una caseta donde dices a dónde quieres ir y pagas un precio fijo por adelantado. No costó 66.000 COP. Nos habían comentado que con taxímetro solía costar sobre 45.000 COP, pero aun así preferimos ir seguros, y después nos alegramos de haberlo contratado así, porque había un atasco monumental debido a que ese día se jugaba la final del campeonato de fútbol de Colombia.
Llegamos a nuestro alojamiento, un coqueto hotel boutique en el barrio de La Candelaria, donde Camilo, el propietario, nos hizo un buen resumen de qué ver y por dónde movernos, así como las zonas a evitar.
Cansados del viaje y del cambio horario, salimos a dar una vuelta y a comer. Eran las 15:30 h, pero para nosotros eran como las 10:30 de la noche, así que no sabíamos si era comida o cena. Por recomendación de Camilo fuimos a La Puerta Falsa, un pequeño restaurante junto a la catedral. Había gente haciendo cola, pero como solo éramos dos, nos pasaron enseguida y nos sentaron en un hueco en la barra. Comimos ajiaco santafereño y un tamal, buenísimos los dos. El primer contacto con la comida colombiana no podía ser mejor. Lo acompañamos de unos jugos de fruta (no me acuerdo de qué) y terminamos la comida con un chocolate con queso. Todo eso nos costó 55.000 COP (12€).
Después dimos un paseo por los alrededores de la catedral, la verdad es que está todo muy bonito.
En la plaza de Bolívar, el centro neurálgico de la ciudad, había un gran escenario y controles de seguridad. Preguntamos y nos dijeron que era “Joropo al Parque”, un festival de joropo, una música tradicional colombiana. Era gratuito, así que entramos y estuvimos allí disfrutando de la música en directo. Nos gustó mucho, fue una inmersión cultural colombiana por todo lo alto.
De la Wikipedia: “El joropo es un género musical y danza tradicional de Venezuela y Colombia. Su diversidad se manifiesta en distintas tipologías subregionales. Entre ellas cabe mencionar el joropo oriental, el joropo central, el joropo andino y el golpe larense en Venezuela; además del joropo llanero y los cantos de trabajo de los llanos en Venezuela y Colombia.”
Cuando el cansancio nos pudo, volvimos al alojamiento a descansar. Había sido un día muy largo.