Llegamos a nuestra mesa y nos sentamos a la misma a la espera de que nos traigan la carta para la cena de hoy, la noche Royal. En ese momento se oye jaleo en la cubierta 3, la cubierta inferior del restaurante y nos asomamos por la balaustrada para ver qué sucede.
[align=center]VISTA CENITAL DEL COMEDOR PRINCIPAL "AMERICAN ICON GRILL" DEL CRUCERO
Por lo que podemos entender le están dando un premio a un cocinero que lleva no sé cuánto tiempo en la compañía. El “presentador” del acto solicita un aplauso y, cómo no, nos sumamos al mismo.
Regresamos a la mesa y ya está Yovany con las cartas en la mano. Hoy es la cena de gala, por así decirlo, y los platos son, en cierto modo, especiales.
Observamos detenidamente el menú y cuando llego a los platos principales no me lo puedo creer. ¡Recórcholis! ¡Ha vuelto la langosta a la parrilla y sin coste! Porque este plato era un habitual hasta antes de la pandemia pero tras la misma lo quitaron de los menús en los itinerarios europeos y parece que lo han rehabilitado. Le pregunto a Yovany, con retranca, al referirme a lo que pone en la carta de “Langosta Gigantes a la parrilla” si hablamos de singular o de plural. Nuestro camarero no se sale del papel y nos aclara que se trata de un único ejemplar para que no nos vengamos arriba y que hay, evidentemente, un error al traducir la carta al español. Uno de tantos, añadiría yo…. Volvemos a pedir de todo y aguardamos la comida.
Entre entrantes y principales observamos que el maitre se acerca por allí a la zona de los mexicanos con una funda que contiene un bulto a determinar. Abre la misma, saca una guitarra española y se la ofrece a uno de los comensales que, inmediatamente, deja los caracoles, empuña el instrumento y se arranca con una ranchera con mejor o peor afinación. Mira, música en directo que vamos a tener hoy… Como toda esa zona del comedor prorrumpe en alaridos de aprobación y no para de aplaudir, la guitarra va rulando por toda la mesa de manera que cada comensal para de comer y toca la canción que Dios le da a entender en ese momento. Estamos a un milímetro del “Asturias, patria querida”, versión mexicana.
Nos traen por fin la langosta a la parrilla y hacemos los honores. La verdad es que es como la recordaba en cuanto a sabor (prácticamente ninguno) pero el toque de parrilla la salva y la mantequilla derretida a las hierbas la asciende a otro nivel.
De hecho, está mejor la mantequilla que la langosta por lo que, fuera modales, agarro un panecillo y empiezo mojar sopas en la misma como si no hubiera un mañana. ¡Qué placer para los sentidos y no estoy pensando en el “Último Tango en París”!
La cena transcurre de manera placentera salvo por la serenata que nos están dando los mexicanos. Aquello ya se ha convertido en un “sujétame el cubata” y los intérpretes empiezan a rivalizar en cuanto al volumen de sus berridos y la calidad de la armonía. Como hablamos de una mesa larga de más de diez comensales todavía queda repertorio….
Como todo lo que puede ir mal siempre va a peor en la mesa de al lado, la de los mexicanos escandalosos del primer día, traen una tarta y se ponen a cantar, lo cual es jaleado de inmediato por medio comedor.
No tengo ni idea de lo que se trata pero mi acompañante, más versado que yo en el mundo de más allá del charco, me comenta que se trata de las Mañanitas, una canción de cumpleaños.
«Las mañanitas» es una canción tradicional de cumpleaños de origen mexicano. La Real Academia Española define «mañanitas» como “composición musical mexicana, en compás de tres por cuatro, que se le canta a alguien con ocasión de su cumpleaños, generalmente antes de partir la tarta”. La influencia de México ha ocasionado que en otros países de América también se cante en los cumpleaños.
Si no puedes con el enemigo, únete a él por lo que nos sumamos al jolgorio. Hasta Yovany, que también atiende esa mesa, para en su trabajo y se pone a cantar con ellos.
Abierta la veda continúa el recital mientras bandejas con tequila, presumiblemente, empiezan a aterrizar en las mesas mexicanas. Como lo poco gusta y lo mucho cansa (il troppo stroppia, que dicen por aquí) empezamos a estar un tanto hartos de la situación y casi que empezamos a pensar en finalizar la cena y dejar esta particular fiesta de Blas.
En la fiesta de Blas
En la fiesta de Blas
Todo el mundo salía
Con unas cuantas copas de más…
Tras los postres de nuevo Yovany nos recita los lugares para desayunar en el día de navegación y salimos huyendo del comedor mientras aquello sigue siendo la jarana padre.
Dado que nos sobra tiempo le propongo a mi acompañante ir al Playmakers a ver si puedo ver los minutos finales del segundo partido de la Final Four de la Euroliga de baloncesto que enfrenta al Olympiakos del Pireo ateniense con el Mónaco, del Principado, no el de los colchones. Subimos al Boardwalk y me pongo enfrente de las pantallas. Ni rastro de baloncesto siendo su espacio ocupado por…. partidos de lacrosse femenino.
Digresión. Allá por los mediados de los años 80 un muchachito pasaba los veranos en el pueblo de su padre, en la Cuenca profunda. Como uno de sus pasatiempos era la lectura desaforada y en el pueblo había poca cosa que hacer, empezó a frecuentar la biblioteca del lugar que aunque pequeña estaba bien surtida. Por aquella época empezó a atacar la obra de la autora británica Enyd Blyton y, tras las peripecias de “Los Cinco”, la cosa pasó por “Las mellizas de Santa Clara” hasta llegar a “Torres de Malory”. En esta última serie de libros las protagonistas, que viven y estudian en un internado de Cornualles, practican un deporte de equipo llamado lacrosse. Los libros, dirigidos esencialmente a las lectoras anglosajonas, no se paraban a describir qué era el lacrosse y cómo se jugaba entendiendo que era de conocimiento público para sus lectores objetivos. Por tanto, hablaban de un deporte que era complicado de comprender y que quedó en mi mente como un juego en el que los participantes portaban una especie de cazamariposas con el que cogían e impulsaban una pelota con la cuál tenían que acertar en una portería. Años después, con acceso a más información ya pude ver en qué consistía este deporte y visualizar cómo se jugaba.
Me quedo embobado delante de las pantallas porque el lacrosse me ha provocado un efecto “magdalena de Proust” y me ha hecho recordar al instante todos aquellos años de veraneo de una infancia ya tan lejana. Como diría Gabriel García Márquez: Crecemos con sueños en nuestros ojos y canciones en nuestros labios y descubrimos luego que la vida no es lo que pensábamos que sería. Y luego, descubrimos la nostalgia.
Después de un paseo nocturno por la popa del barco nos dirigimos a la Royal Promenade dado que allí se va a llevar a cabo el evento de la noche: La Gran Fiesta de Baile a Través de las Décadas, que es descrita a la sazón como Un recorrido por algunos de los éxitos más populares de los 70s, 80s y 90s. Esta vibrante fiesta llena el Royal Promenade con música y pasos de baile nostálgicos. Venga vestido de su década favorita y únase a nosotros mientras viajamos en el tiempo.
Observamos que han vuelto a colocar el tablao en medio de la Promenade cual escenario de función de colegio. Quien diseñó los barcos de la clase Oasis se podría haber acordado de colocar las pasarelas aéreas de los clase Voyager y Freedom porque ello facilita la visión de los bailarines al estar en lo alto mientras que la plataforma sólo permite una visión correcta a los pasajeros en la primera fila (la pasarela retráctil del Nautilus no cuenta).
Comienza el evento, la gromenauer está a tope de gente y, efectivamente, se produce una sucesión de canciones y coreografías de las décadas de los 70, 80 y 90 que todos cantamos y hacemos que bailamos. El despliegue del equipo de animación es total y lo dan todo desde el tablao y otros puntos del paseo. Hay canciones mejores y peores pero la verdad es que son unos cuarenta minutos vibrantes y divertidos.
Aquí la naviera se ha actualizado porque esto no deja de ser un “Disco Inferno” que proyecta la naviera en sus barcos corregido y ampliado para abarcar los gustos de un público más joven tocando ya la música de los 80 y 90. Me parece acertado aunque a mí el “Disco inferno”, dedicado casi exclusivamente a la música disco de los 70, me sigue pareciendo perfecto.
Tras la fiesta llega la hora de la discoteca nocturna y darlo todo sobre la pista teniendo en cuenta que al día siguiente no hay que madrugar ya que es día de navegación. Cruzamos los dedos para que nos toque en cabina Dj Anónimo 1….
El diario de a bordo describe el evento en estos términos: RED - La Máxima Experiencia en Nightclub. Prepárese para Red, la fiesta más vibrante y emocionante en alta mar . Con un DJ excepcional, efectos especiales y tecnología para una noche inolvidable.
E inolvidable va a ser… O no, según se mire. Expectante lector, queda a tu criterio juzgarlo con los próximos datos.
El evento se realiza en el Studio B, en el recinto de la pista de hielo, laser tag y demás. Lo que es hielo queda oculto por un suelo normal y corriente pero aun así se nota el fresquillo en el ambiente. Accedemos a la pista y ya está todo bien iluminado acorde a la temática señalada y, a los platos…. Dj Anónimo 2. La suerte está echada….
La música empieza a sonar y nos miramos resignados. Va a ser un suplicio….. La pista se empieza a llenar de jovenzuelos casi exclusivamente y ya sabemos lo que ello significa.
Efectivamente, Dj Anónimo 2 nos obsequia la primera media hora con un surtido de “mash up” a cual más abracadabrante llegando a los niveles heréticos de conjugar el “Bohemian Rhapsody” de Queen con el “Losing it” de Fisher. A continuación continúa con todo un compendio de trap, reggaeton, trip hop, autotune a mansalva y voces lánguidas a más no poder. En algunas canciones yo juraría que el cantante y nosotros hablamos el mismo idioma pero no soy capaz de hilar dos frases seguidas. Los temas son de este palo:
Tiempos modernos que nos tocan vivir…. Todo hay decirlo, también a nosotros nos correspondió otra época que tuvo su miga:
En un momento dado un grupo de chavales hacen corrillo en la pista de baile y empiezan a contorsionarse y a hacer bailes espasmódicos. Las “burgalesas”, que andan por allí, se apuntan al bombardeo y aquello sigue degenerando. Cuando los “bailarines” masculinos comienzan a despojarse de sus vestimentas de cintura para arriba y se quedan a pecho palomo ya no esperamos más a que nos sangren los sentidos y nos marchamos. Si el destape continuó cintura abajo e incluyó también a pasaje femenino nunca lo sabremos….
Decididamente, habrá que seguir los sabios consejos de Video y rendirse a la evidencia.
Entre pitos y flautas de todas formas es ya buena hora para recogerse y descansar porque llevamos tres días bastante intensos y durmiendo lo justito. El Allure of the seas mientras tanto surca el Mediterráneo con destino Barcelona y las vacaciones paulatinamente se van consumiendo.
Buenas noches.
Conclusiones que nos deja el día:
- Si me preguntaran si interesa o no comprar de manera anticipada el billete de ferry a Capri tampoco podría dar una respuesta clara porque creo, incluso, que da un poco igual. Bien es cierto que comprándolos antes te ahorras un poco de cola y te garantizas el sitio en el barco sobre todo en temporada alta. En definitiva, yo lo compraría pero tampoco perdería el sueño si no se hace.
- Puestos a ver miradores en Capri empezaría por el de Tragara porque la gente, inconscientemente, creo que empieza por el más próximo, que es de los Jardines de Augusto. Yendo primero al más alejado, el de Tragara, puede que consigas tener menos gente alrededor y pillar el de Augusto con la gente volviendo. Pese a ello, me temo que la afluencia de viajeros va a ser igual y que se coincidirá con mucha gente.
- Como se habrá podido deducir del relato la playa de Marina Grande no es la mejor opción para darse un chapuzón en el mar. Si se quiere arena y caminar sin desniveles puede que haya otras playas en la isla que sí lo ofrezcan. Como alternativa para cubrir un hueco del viaje a la isla da el pego pero bajo las circunstancias descritas.
- Me ha parecido intrigante el despliegue de “violencia” en los ademanes del pasaje más joven en sus evoluciones en la discoteca. No sé si sería el alcohol o que se comportan así pero era una disposición de “arrollar” al que se pusiera en su paso sin respecto ninguno por los demás a su alrededor o de extremar los movimientos en las evoluciones del baile. Recuerdo en mis tiempos mozos la época del "break dance" y pese a tratarse de un baile con mucha escenografía y despliegue corporal no había esa disposición de avasallamiento o, al menos, no lo recuerdo así. Son otros tiempos y no es país para viejos... [/align]