![]() ![]() Tanzania-Zanzibar:diario de una experiencia con Planeta Azul ✏️ Blogs de Africa Este y Centro
Como comenzar bien un viaje con la maleta perdida, aprendiendo a disfrutar de lo que se te ofrece en el camino.Autor: Trikirunrun Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.4 (5 Votos) Índice del Diario: Tanzania-Zanzibar:diario de una experiencia con Planeta Azul
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Etapas 1 a 3, total 8
SÁBADO 2 DE AGOSTO 2008
Comenzamos nuestra aventura en Barajas, ya que conseguir tarjetas de embarque juntos y facturación de las maletas (sólo hasta Roma) nos costó Dios y ayuda. Embarcamos con retraso, por lo que llegamos a Roma con el tiempo justo de recoger las maletas y hacer el check-in para el vuelo de Ethiopean airlines a Addis Ababa. Primera sorpresa, mi maleta no llega a Roma. Mientras ponemos la pertinente reclamación nos da la media noche. El vuelo de Ethiopean no aparece ni en las pantallas. Cuando conseguimos encontrar el mostrador de facturación nos cierran el vuelo, mi marido está dentro y yo no. Después de un rato en el que me veía en tierra vuelven a abrir el vuelo, consigo embarque. Llegamos a la puerta de embarque: pone que el destino es Beirut, y el vuelo sigue sin aparecer en las pantallas. Finalmente parece ser que hay un problema informático y embarcamos. Yo pienso en que voy de safari sin deportivas, ni ropa de abrigo. En Addis Ababa su propio personal nos traslada de puerta de embarque corriendo porque hemos llegado con retraso, no hay tiempo para compras. En este vuelo, ya con destino Arusha, y tras la escala técnica en Nairobi, tenemos la primera visión: El Kilimajaro, con sus nieves perpetuas. Ahora sí que ha comenzado el viaje. Etapas 1 a 3, total 8
DOMINGO 3 DE AGOSTO
En el avión hablamos con unos pasajeros residentes en Arusha que hablan castellano. Les preguntamos donde podemos comprar una zapatillas y algo de ropa de abrigo, pues además es domingo. Nos comentan que en la ciudad no hay apenas tiendas como las entendemos en Europa, que la mayoría son comercios donde venden cosas de segunda mano, y que se lo digamos al guía porque nosotros solos no vamos a encontrarlas. De camino al hotel nos sorprende que haya tanto "tráfico": bicicletas, motocicletas, burros, coches..unidos en un caos de circulación por la izquierda! Vemos algunas de estas tiendas de segunda mano por el camino, se me hace un nudo en el estómago, no sé si hacer el safari en sandalias. Llegamos al hotel, el New Arusha, junto a la Clock Tower, punto que dista igual de ciudad de El Cabo que de El Cairo. Inmediatamente salimos con el guía de compras, primero a cambiar dinero, en una casa de cambios con una pizarrita donde no se ve un alma blanca, aquí nosotros somos la novedad y todo el mundo nos observa, además sin ningún tipo de reparo. Nos llevan a una tienda que está bastante bien, el calzado parece nuevo y yo lo examino el primer segundo, porque luego me agobio y con tal no ir en chanclas pago lo que me piden y sin rechistar, 40.000 chelines, que son unos 23 euros por cada par de zapatillas. Sin duda para nosotros es barato, pero para el que nos lo vendió hizo su agosto con nosotros. Sin contar con el revuelo que supuso en esa zona de la ciudad ver como dos turistas entraban a comprar. ESo sí, no conseguimos comprar ropa interior masculina nueva, así que le digo a mi marido que se resigne a pasarse el viaje lavándose los gallumbos a diario! Etapas 1 a 3, total 8
LUNES 4 AGOSTO
Temprano vienen a buscarnos. En el hotel conocemos a Rubén y Cecilia, que llegaron en el mismo vuelo que nosotros, pero ellos van de camping. Quedamos en vernos en Zanzibar. También conocemos a Iñaki y Carlos, que llegaron horas más tarde porque un error de Iberia los dejó en tierra (¡soy afortunada, sólo me perdieron la maleta!) y más tarde los enviaron en otro vuelo. Nos despedimos y salimos rumbo a Tarangire. Es invierno, la mañana está nublada y fresca (unos 16 grados), amenazando lluvia. El camino se hace interesante, observando cómo viven las gentes. Es época seca y la mayoría tienen que ir a por agua con burros, en bicicleta etc. Hay muchos campos de maiz y cebolla, plátano y otros cultivos. También se ve bastante ganadería, sobre todo de cabras. Llegamos al parque, el centro de entrada está integrado en el entorno. Hay unos monos verdes merodeando. Primera fotos con los baobab, árboles milenarios que parecen de película. Nuestras expectativas son de ver muchos animales, pero pensábamos que había que buscarlos. Según entramos vemos multitud de cebras, antílopes, ñues y ¡un dik dik! son pequeños antílopes, de unos 40 cm de altos, por lo que no había imaginado que pudiéramos ver alguno. El sonido del parque es a tórtolas y a agapornis, que son igual de tímidos que en cautividad. a los 10 minutos de entrar ¡Sorpresa! un guepardo durmiento siesta. Tras unos minutos de observación nos damos cuenta de que no hay uno, sino tres! Seguimos el recorrido y comenzamos a ver los primeros árboles rotos, haciendo su aparición la primera manada de elefantes. Esto lo vives con una tremenda intensidad, pues desde pequeñas siempre he visto los documentales de la 2, y lo veía como algo inimaginable que yo pudieran estar como los señores que los rodaban así, al lado de las girafas. Ha sido un sueño que se ha hecho realidad, y este parque ha sido de los que más me ha gustado, porque apenas tenía visitantes y te ofrece unas visiones expectaculares de la vida salvaje. La zona de picnic con competidores importantes por tu alimento. Los monos son aquí los reyes, y hacen estragos entre los bocadillos de los turistas distraidos. La zona está en una colina con vistas sobre el río Tarangire, es decir, comer viendo como los elefantes bajan a beber agua. tras pelear con los monos, pájaros y una ardilla conseguimos comer y proseguir el safari. Ya casi al atardecer nos dirigimos al alojamiento: El Tarangire Whistling Thorn, un camping de lujo. Nos reciben todo un séquito de empleados, que lo primero que nos ofrecen es una toalla húmeda caliente para quitarnos el polvo de la cara (que hasta ese momento no eres consciente de que has cambiado de color) y un zumito. Sólo tiene 2 tiendas más, y tienen dos personas más alojadas. Dentro de la tienda hay una cama gigante, una alfombra y un baño, que yo al ver la taza me mondaba de risa, no pegaba aquella modernidad allí dentro. Con imaginación habían sustituido la falta de medios: fosa séptica, depósitos con llenado manual para la taza y para la ducha caliente. Ya de noche salimos a cenar, y frente al fuego, nos dan un bol de palomitas. EStamos los 4 inquilinos del lugar, y vienen los masais que nos van a protegar de noche a desarrollar las danzas pertinentes. Tras esto nos sirven una cena que no olvidaré jamás, porque era digna por su presentación de cualquier restaurante caro de Madrid. Primero una crema de verduras (exquisita),y luego un plato con estofado de ternera, diversas verduras (el nombre en suajili se me hace imposible de recordar) y arroz con especias. De postre una crepe con almibar de plátano. comimos todos juntos, guías incluidos, a la luz de las velas. por la mañana nos despertaron con voz melódica para informarnos de que teníamos el agua caliente lista para asearnos y el desayuno servido. Siempre recordaré este lugar como el más acogedor del viaje, a pesar de la falta de comodidades. Etapas 1 a 3, total 8
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