4 días en Berlín ✏️ Blogs of Germany

La mañana del tercer día la teníamos reservada para la isla de los museos, así que nos levantamos sin prisa, desayunamos tranquilos y cogimos el metro hasta Hackester Markt (creo que es la estación que más hemos visitado ). Había leído que el tema de las entradas era un lío, pero lo sufrí en mis propias carnes. Queríamos hacer primero el museo de Pérgamo y luego el museo Nuevo. Vimos la taquilla donde vendían las entradas para el nuevo pero no para el de Pérgamo. Parece que están de obras y es un poco lioso. Total que nos pusimos a la cola que me indicó un empleado. Por otro sitio iba entrando gente que tenía la visita concertada a una hora fija, parecían grupos. Y como justo pasó un grupo numeroso de japoneses, tuvimos que esperar un ratito, algo más de media hora. Después se compra la entrada, pero con la WelcomeCard no nos hacía falta.

No dejan entrar con mochilas, tienen unas taquillas que funcionan con monedas y un guardarropa. Como en Berlín tienen la calefacción muy alta en los sitios cerrados nos deshicimos de cazadoras, jerseys, mochilas y cámaras. A mí personalmente no me gusta sacar fotos en los museos, creo que no voy a sacar una foto tan bonita como las que se suelen encontrar en internet. Sacamos un par con el móvil y listo.

¿Qué os voy a decir del museo Pérgamo que no os hayan dicho ya? ESPECTACULAR... Me encantó. La audioguía a parte de explicarte las obras de arte también te habla de la historia. Además, hay muchos sitios para sentarse mientras escuchas y a pesar de haber mucha gente, no sentías agobio.

En el museo Nuevo no tuvimos que pasar por la taquilla, sino ir directamente a la entrada. Allí vimos la parte egipcia y el famoso busto de Nefertiti, para nosotros demasiado para una mañana

Al lado de los museos está la catedral, a la que no entramos. Hay que pagar unos 7€. La verdad es que ni miré si merecía la pena o no:

Esta vez hicimos un poco horario europeo y preferimos comer algo ligero y más tarde cenar fuerte. Comimos un par de bocadillos y una coca-cola en una de las numerosas panaderías-café que hay.

Como lo teníamos cerquita aprovechamos para ver la Alexander Platz (no sé por qué, me esperaba algo más ), el ayuntamiento rojo (la plaza de delante estaba de obras, una pena) y el barrio de Nikolaiviertel (que también de tanto decir la gente lo bonito que es me esperaba muuuuuuuucho más, no me gustó nada):

Aprovechamos para pasear por la inmensa avenida Karl-Marx, de casi un metro de ancho. Aquí se aprecia muy bien el estilo de edificos de la parte soviética

Además en la estación Schillingstraße hay unas fotografías de la calle desde 1961 hasta 1989 y es increíble, ESTÁ IGUAL

Teniendo la WelcomeCard con transporte ilimitado, tienes la ventaja de poderte mover por las distintas zonas sin preocuparte de andar mirando el dinero gastado en billetes de metro. Nosotros le dimos mucho uso, como podéis ver, ya que desde ahí nos fuimos a ver el trozo de muro que queda en la East Side Gallery. Este mural es el que más me gustó:

Y también sacamos alguna foto al puente de Oberbaumbrücke:

Como todavía era pronto para cenar y queríamos ir al barrio de Nikolaiviertel, a uno de los recomendado por el foro, hicimos de nuevo caso a la guía del tour y fuimos a ver una calle muy curiosa porque te encuentras todo tipo de gente... pero sin ningún problema ehhhhh. Esta foto es de un portal, increíble, DE UN PORTAL DONDE VIVE GENTE....:

Para acabar bien el día fuimos a cenar al Brauhaus GeorgBraeu. Estábamos haciendo un poco de tiempo, paseando por Nikoaiviertel, eran las 19:30 y NO HABÍA NADIE POR LA CALLE Total que decidimos entrar para tomar un par de cervecitas antes de cenar. Menos mal porque el retaurante estaba a reventar. Pillamos una mesa de churro. El servicio y la comida muy buenos. Tomamos tres cervezas propias de la casa, 2 claras y una oscura, un plato de espárragos (no sabría definir cómo estaban hechos, pero es época de espárragos y estaban en todos los menús) muy bueno y un plato de carne asada; todo por 33.30. La verdad es que los platos son una pasada de grandes.

A la vuelta decidimos pasar por Hackester Hoffe para ver el ambiente de los patios por la noche. ¡Los estaban cerrando a las 22:00! así que poco vimos... Y al hotel a descansar...

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El último día nos quedaba por ver la famosa "muela picada",así que cogimos el metro a la mañana y allí que fuimos. Fue muy decepcionante porque estaba rodeada de andamios. Sí entramos a la iglesa y la verdad es que mereció la pena, sorprende lo que te encuentras, la luz a través de los cristalitos azules.

Por lo demás dimos una vuelta por la avenida Ku'Dam. La verdad es que no me gustó, es como la parte de Berlín que no tiene encanto, una gran ciudad más. Es obviamente mi opinión personal. Volvimos al metro y fuimos al parque de Tiergarten.

Como ya estábamos bastante cansados decidimos coger unas bicis, pero la máquina no iba bien y no pudo ser, así que al final nos pateamos la avenida que lleva hasta la puerta de Brandenburgo.

Ya habíamos visto lo que teníamos planeado así que siguiente la recomendación de la guía fuimos a Bernauer Strasse, donde todavía quedan restos de muro. Es una calle que dividieron, como tantas otras, pero aquí se dio la circunstancia de que las fachadas de las casas daban justo a la otra mitad de la cuidad y la gente huía tirándose por las ventanas, muy fuerte, hay un memorial y hay varias fachadas con pinturas que recuerdan esos momentos. Una es la del soldado desertor saltando la alambrada. Además, se puede subir a una estructura desde donde se ve un trozo de la "franja de la muerte" y una garita que se conserva. Os pongo algunas fotos:

Me pareció un sitio super-interesante sobre el que no había leído en ningún sitio.

La tarde nos dedicamos a pasear y a comprar algo en el Fassbender & Rausch. Y para cenar fuimos al Maximilinas, que nos quedaba cerca del hotel, en la calle Friedrichstrasse. Nos pasó lo mismo que el día anterior, que por la calle no se veía gente pero dentro estaba a tope, nos costó encontrar una mesa libre. Comimos unas salchicas, un plato de carne de ternera, tres cervecitas y un Apfelstrudel, que no lo habíamos probado, y nos salió todo por 38.50€. La verdad es que es muy recomendable, tanto el lugar como la comida.

Y esto es todo, espero que os haya ayudado y dado una idea de Berlín.

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