Para nuestras vacaciones en Menorca no teníamos ningún plan predeterminado y lo iríamos viendo sobre la marcha, teniendo anotado todos los atractivos que tiene la isla, pero con una idea clara: Nuestras vacaciones eran de playa principalmente
Había muchas calas por visitar. También vimos que había "turismo cultural" con varios monumentos talayóticos (civilización prehistórica de hace más de 3000 años que estuvo en Menorca), pero sabiendo que íbamos a dedicar el tiempo imprescindible a ello.
En cualquier caso, en este primer día, en el que tendríamos que ubicarnos en la isla y ya nos habíamos comprometido a visitar a conocidos que allí estaban también de vacaciones, iba a ser "tranquilo" en principio. Llegábamos al aeropuerto de Mahón a las 8:30 y sabiendo que hasta las dos en principio no podíamos hacer el "Check In" en el hotel, pues igual de amino podríamos cumplir con el "turismo cultural" visitando el "Monte Toro" y la "Naveta des Tudons", que se supone que es el principal atractivo histórico de la isla
Las dos cosas nos quedaban de camino a Ciudadela.
¿DE DÓNDE SALE TANTA GENTE A LAS CINCO DE LA MAÑANA EN EL AEROPUERTO?
Tocaba madrugar y no pudimos dormir muchas horas. Sobre las cuatro y cuarto ya estaríamos más o menos en pie, teniendo en cuenta que el transfer al aeropuerto lo íbamos a coger a las cinco. No obstante, como se habían ofrecido en recepción, a las cuatro y media nos llamaron a la habitación por si siguiésemos dormidos...
Así que nada, una ducha, terminar de colocar las cosas en la maleta y el equipaje de mano, ver dónde se pueden meter cosas con las gafas y tubo de snorkel
y poco tiempo más para ir a la recepción, y dejar la tarjeta de la habitación. La verdad es que la impresión general del
"Hotel Crowne" en la ida fue muy buena.
Finalmente salimos un poco antes porque quienes nos apuntamos en el transfer de las cinco de la mañana estábamos allí. El chófer nos metió las maletas y en unos cinco minutos estábamos ya en la puerta de la Terminal 2 donde salía nuestro vuelo.
Hay que decir que parecía que tenía prisa
porque fue a toda mecha y tomando algunas curvas como si fuera Carlos Sáinz. Aún así, a esa hora no había nadie por la carretera y el acceso fue rápido a través de la A21 que está detrás del hotel y que te hace evitar la concurrida A2 para llegar directamente al aeropuerto de Barajas.
Entramos en la T2 y nos encontramos la primera sorpresa...
¿De dónde sale tanta gente a las cinco de la mañana? 
Otra vez habíamos ido sobre esa hora pero estaba vacío, y ahora estaba completamente lleno de gente.
Y por encima de todo, los mostradores que donde más colas había era en los de
"Air Europa", la compañía con la que volábamos. El motivo no era otro que además del de Menorca, a las siete de la mañana salían unos cuantos aviones más de la misma compañía (Las Palmas, Franckfurt, etc.) y coincidimos todos los viajeros con montones de maletas.
Por fortuna llevábamos el "Check In on line" con antelación y las tarjeta de embarque impresas, por lo que fuimos directos al mostrador "drop off"
y en cinco minutos ya habíamos cumplido con el trámite. De no haberlo hecho así, nos habríamos tirado un buen rato más en los mostradores.
El vuelo salía exactamente a las 7:05 de la mañana y el embarque estaba programado para las 6:20, por lo que aún teníamos tiempo de sobra. Pasamos el arco de seguridad rápido, éramos mucha gente, pero también había bastantes trabajadores a esa hora en Barajas facilitando el acceso
Así pues pudimos aún entretenernos viendo algunas tiendas del aeropuerto, de esas "Duty Free" pero que tienen unos precios desorbitados, pues eso... Simplemente mirar.
Eso sí, aprovechamos para tomarnos un café en el mismo punto que otras veces, en el restaurante que está próximo a las puertas de embarque "E" (nos han coincidido ya unos cuantos viajes saliendo desde ahí).
Comprobamos que la franquicia que explota esa cafetería es distinta, pero los precios son iguales
Pedimos un par de cafés con leche para mantenernos despejados y pagaríamos entre seis y siete euros, pero ya sabíamos a lo que íbamos.
Tras tomar el café, ya nos dirigimos a la puerta de embarque, que no fue un trámite pesado. El retraso sería de unos diez minutos, pero Air Europa cumplió
recordando que en Semana Santa regresando de Roma la demora fue de casi una hora con "Alitalia" y los viajeros nos decían que era lo habitual.
El viaje a Menorca era en un "Embraer" relativamente pequeño, de los que tienen cuatro plazas por fila (2+2) y seríamos unos 120 pasajeros, casi todos españoles. El embarque fue muy rápido, vamos que los 45 minutos programados entre ese trámite y el despegue iban sobrados.
LLEGAMOS EN HORA A MAHÓN Y RÁPIDAMENTE COGIMOS EL COCHE DE ALQUILER (UN SEAT IBIZA) SIN FIANZA NI TASA DE LLENADO DE GASOLINA
El vuelo a Menorca fue muy tranquilo, salimos con un poco de retraso, pero cómo realmente es una hora lo que se tarda desde el despegue, acabaríamos llegando en hora a la isla.
Serían sobre las 7:25 cuando el vuelo de Air Europa despegaba y durante el viaje muchos aprovechaban para echar alguna cabezada. En mi caso, aproveché para leer alguna documentación relativa a las vacaciones y sobre todo repasar la relacionada con el alquiler del coche.
Llevaba un bono gestionado por la mediadora "Do you Spain?" y me ponía que una persona del concesionario, "Hiper Rent a Car" estaría esperándonos en la zona de llegada. Al tiempo, veíamos que debajo nuestra había nubes, que realmente se trataba de canícula... Menorca nos esperaría con calor, pero sin ser el día plenamente despejado.
El avión entraría bordeando la isla por el norte, y al tiempo que íbamos aterrizando pudimos contemplar una magnífica vista de Mahón con su puerto natural y claramente un gran ferry de los que comunican con la península.
Tal y como estaba previsto, a las ocho y media estábamos tomando tierra en el aeropuerto y el desembarque fue muy rápido... Tampoco es que el de Menorca sea precisamente tan grande como el de Frankfurt
Al poco de llegar a la zona de recogida de maletas, ya estaban saliendo y no tuvimos ni que esperar cinco minutos por las nuestras. Bien, un trámite que fue solucionado con rapidez.
Salimos al "hall" de llegadas y había varia gente con carteles pero... ¿dónde estaba la persona de "Hiper Rent a Car" que nos iba a esperar?
A uno de los que esperaban clientes le preguntamos por si era de esa compañía y nos dijo que la persona que buscábamos normalmente llevaba un polo amarillo. Vale... ¿Pero donde estaba?
También nos dio una pista, de que normalmente estaba en la zona de autobuses.
Fuimos a la zona donde paran los autobuses de línea, y como no vimos a nadie, ya optamos por llamar al concesionario. Allí ya nos indicaron lo que teníamos que hacer, que no se aproximaba a lo que ponía en el bono
Realmente teníamos que ir al
"punto de encuentro" donde estaban los autobuses de compañías de alquiler y el parking de coches particulares. Y si... Allí había un hombre con el polo amarillo que estaba esperándonos. Éramos nosotros y otra pareja los que cargamos las maletas y subimos al "minibús" que nos llevaría al concesionario.
El viaje fue muy rápido y no llevó ni cinco minutos. Simplemente fue salir del aeropuerto, y encontrarnos el "Polígono Industrial de Mahón" donde estaban las oficinas de "Hiper Rent a Car". Es una zona grande, creo que la única de estas características que hay en toda Menorca, y cuenta con todo tipo de superficies comerciales tipo "Mercadona" y casi todas las compañías de alquiler de coche que allí operan.
En nuestro caso, la nave estaba en el lado más cercano al aeropuerto y en la carretera Me-12 que une Mahón y Cala'n'Porter. En cuanto llegamos, nos encontramos con algunas sorpresas, que en su mayoría fueron agradables.
La que no me gustó tanto es que al presentar el bono, el chico nos dijo "¿no tienes la segunda parte de la hoja?, ahí te pone que por hacerlo a través de 'Do you Spain?' tienes que pagar 15 euros".
Comprobé el correo electrónico en el móvil y efectivamente, tenía razón, así que nada, a pagar.
Pero en cambio, me dijo que al ir cubiertos ya con el seguro adicional de "Do you Spain?", no iban a retenerme nada en la tarjeta de crédito, cuando iba con la idea de que serían 600 euros, y que no me cobrarían tasa de llenado de gasolina. Simplemente me lo entregaban lleno y tenía que devolverlo así o me cobrarían la diferencia. Así que perfecto.
La verdad es que el trato con el personal de "Hiper Rent a Car" fue bueno. Lo único es que pedí un Ford Fiesta, pero sabía que me podían dar un coche diferente de gana similar y me acabaron entregando un
Seat Ibiza de los modelos nuevos. Un buen coche, quizás hasta demasiado grande cuando teníamos intención de ir a las calas por carreteras estrechas.
Nos dieron la documentación necesaria y la llave donde figuraba la matrícula del coche. Sacamos unas fotos para tener constancia gráfica de cómo estaba el coche a la entrega (por si acaso
), y sobre las nueve y cuarto (ni serían), ya estaba todo listo para disfrutar de nuestras vacaciones en Menorca y a nuestro aire.
DESAYUNO EN EL CENTRO COMERCIAL QUE ESTÁ AL LADO Y HACIA EL MONTE TORO A DISFRUTAR DE LAS VISTAS DE LA ISLA
Como quiera que no habíamos desayunado y pensábamos en hacerlo sobre la marcha, al ver que había un pequeño centro comercial en el mismo Polígono Industrial de Mahón, justo al lado del concesionario de “Hiper Rent a Car”, decidimos acercarnos. Tras aparcar en el sótano, vimos que estábamos en un complejo que contaba con un supermercado grande, “Binipreu”, y otras tiendas de diverso tipo, entre ellas un “Intersport”.
En el piso más alto había un restaurante, aún cerrado a esa hora, pero justo al lado del supermercado, nos encontramos una cafetería-panadería-pastelería con bastante gente. Era un punto, porque el obrador estaba a la vista de todos y podíamos ver cómo hacian el pan y los diversos dulces. Había una gran variedad de cosas para desayunar, pero en mi caso acabé yendo a lo clásico: el café con leche y la tostada con mantequilla y mermelada. Muy rico, y el pan artesano, con lo que degusté con mucha tranquilidad el desayuno y a un precio que rondaría lo 2,30 euros o así… Además la hora era la habitual quizás en verano, sobre las nueve y media, por lo que nos salió mucho mejor que si lo hubiésemos hecho antes de salir en el aeropuerto de Barajas.
Por cierto, el llegar allí y saber que había un supermercado al lado del concesionario y el aeropuerto, nos resultó muy útil, ya que el último día acabaríamos por comprar allí los diferentes productos alimentarios menorquines (queso, sobrasada y ensaimadas) a un precio más asequible que en cualquier tienda de souvenirs o en el aeropuerto.
¿Y ahora qué hacemos? Estábamos a las afueras de Mahón y nuestro hotel estaba en “Cala Santandria”, una urbanización muy cercana a Ciudadela, es decir, en la otra punta de la isla. Eso si, en Menorca casi no hay distancias y en este caso son 45 kilómetros. Pero mientras no accediéramos al “Prinsotel La Caleta”, había que ocupar la mañana.
Podíamos ir viendo cosas que estuviesen de camino y la primera idea fue ir hasta el “Monte Toro”, que está justo en el centro de la isla y es el punto más alto. Allí hay un santuario religioso, pero lo más interesante sin duda eran las vistas que se apreciaban desde allí.
Salimos del Polígono Industrial de Mahón y tras bordearlo, llegamos inmediatamente a la carretera “Me 1”, que une esta localidad con Ciudadela y que es el principal vial de Menorca. Una carretera comarcal ancha y sin grandes curvas, que circunvala las poblaciones por las que pasa. Atraviesa la isla por el centro de punta a punta y desde allí salen el resto de carreteras.
Al incorporarnos, no nos parecía una carretera masificada, aunque estábamos en julio. Se puede decir que se circulaba bien al menos al comienzo. Sobre los diez kilómetros estábamos en
Alaior, la primera de las cabeceras municipales que te encuentras en dirección a Ciudadela al dejar Mahón.
Realmente lo que hace la carretera es circunvalar esa población, así que la ves desde fuera pero si no entras no descubres más. Nosotros no lo hicimos en todas las vacaciones así que no os podemos decir nada
Si que se veía el típico pueblo que debe ser bonito con casas encaladas, pero no había tiempo para todo.
Continuamos adelante y al pasar Alaior ya teníamos de frente el "Monte Toro", el más alto de la isla y que se ve presidir Menorca desde muchos puntos, viéndose un santuario y diversas antenas en lo más alto. La carretera deja a un lado la montaña hasta que llegamos a
Es Mercadal Dicho pueblo, también cabecera municipal, está en el centro de la isla por lo que realmente tiene una situación estratégica y pasamos por su casco urbano con el coche varias veces, aunque tampoco nos paramos
Otro de los sitios que deben estar bien para parar y con buenos restaurantes por lo que dicen. Sí que me llamó la atención que había un restaurante especializado en cocina gallega justo en la travesía hacia Fornells
Sería curioso comer un "pulpo á feira" allí.
En cualquier caso, llegas a Es Mercadal y ya te encuentras indicada la subida al Monte Toro. Es coger la carretera a Fornells y a los pocos metros ya está el desvío. El trayecto es un poco sinuoso por estás ganando altura, pero la carretera es ancha y se cruzan dos vehículos perfectamente, e incluso suben autobuses... Cuidado que no es la tónica habitual de Menorca.
Llegamos al alto y ya nos encontramos personal que nos indicaba dónde aparcar... En ese sentido muchos de los sitios de la isla está bien organizado
Como serían aún sobre las diez de la mañana, todavía no había muchos vehículos, y empezarían a llegar poco después (sobre todo autobuses de excursiones).
El "Monte Toro" está exactamente a 358 metros de altura, no es mucho pero sí en esa isla. Y el mayor atractivo es sus vistas que pudimos comprobar desde diversos puntos alrededor del santuario. En mi opinión, las mejores están desde el párking, desde puedes ver en primer lugar Es Mercadal, pero para mí lo que más me gustó fue las vistas que tienes del norte de la costa, con Fornells, cabos como el de Caballería y viendo ya calitas como el de la Cala Pregonda.
Realmente si te pones, observas toda la isla rodeada de mar, pero hay puntos que se escapan porque están ocultos entre laderas. Tienes que forzar la vista para intuir algo de Ciudadela y no hay ni rastro de Mahón. Y sobre que podías ver Mallorca, en nuestro caso al menos ese día nada, aunque es cierto que había algo de canícula.
En cualquier caso, es un sitio para estar disfruando de sus vistas tranquilamente y sin prisas... Y probablemente un lugar de los diversos que hay en Menorca para disfrutar de una buena puesta de sol (mucha gente lo hace).
Ya que estábamos ahí, también había que ver el santuario religioso que hay. En primer lugar nos encontramos un cristo presidiendo el monte, como si estuviese toda la isla a sus pies, y luego ya entramos en la iglesia, blanca y no muy grande. Es hasta bonita, pero no merece la pena en mi opinión detenerse mucho, aunque fue construída hace 300 años. Lo más llamativo es que en el altar hay una virgen tallada en madera, así que aprovechamos para sacar alguna foto.
Después de visitar el templo, al salir en el complejo te encuentras un pequeño restaurante y una tienda de souvenirs, así que tocaba verla
Como es de esperar, había diversos artículos religiosos, rosarios, etc. Pero también pudimos comprobar que los productos que se venden a los turistas en Menorca son de una calidad mayor a la que hay en otros muchos sitios más allá de las chapitas, imanes o bolis.
Hay muchísima artesanía, tejas, cristales decorados, lagartos en forja, cerámica, etc. Merece la pena pararse a verlo, aunque nos quedaban aún días por delante para pensar qué comprar para llevarnos con nosotros.
Para poco más daba nuestra visita al "Monte Toro", y además estaban llegando cada vez más autobuses, por lo que era hora de irnos.
LA DECEPCIÓN DE LA NAVETA DES TUDONS
Aún era muy pronto, pero la idea era irnos acercando hacia Ciudadela, y hacia nuestro hotel. Pero de camino, había visto que había ciertos restos talayóticos prehistóricos, con un par de poblaciones y culminando en el monumento más conocido de Menorca que era "La Naveta des Tudons". En las guias pone que es el reclamo más visitado y, bueno, pues habría que verlo.
Teníamos claro que nuestra prioridad eran las calas y las playas, pero mientras hacíamos tiempo antes de llegar al hotel, era una opción para ocupar el tiempo. Bajamos del monte Toro y tras regresar a Es Mercadal, cogimos de nuevo la carretera principal, la Me-1, en esta ocasión ya con dirección Ciudadela.
Nos dimos cuenta que el tráfico ya había aumentado en ese rato que estuvimos arriba aunque iba fluído. Desde allí comenzamos a bajar a una especie de valle y luego subir hasta el último pueblo cabecera municipal antes de llegar a Ciudadela,
Ferreríes desde ahí quedaban unos 15 kilómetros y ya llevábamos recorridos 30 desde Mahón.
Vuelves a bajar y hay un tramo de largas rectas con bastante tráfico y unos kilómetros más adelante ya encontramos la señal que nos indicaba la salida a
"Torretrencada" el primero de esos poblados talayóticos, que en la guía que había visto, se apreciaban algunos restos y una taula (la conocida roca puesta sobre otra vertica en forma de "T" que tenía motivo religioso).
Sin embargo, cuando cogí el desvío, vi cómo el camino para llegar era una pista de tierra y me asusté
Nuestro coche estaba cubierto casi en su totalidad, pero si tenía un pinchazo u otro percance en un sitio no asfaltado, el seguro no se hacía cargo. Y total, que no me quise arriesgar por ir a un sitio que tampoco estaba convencido que me gustase. Así que media vuelta y otra vez a la carretera, pero...problema. Ahora sí que había bastante tráfico en la Me-1 y el acceso a la misma no era fácil, por lo que tranquilamente tuvimos que estar cinco minutos esperando hasta que encontramos hueco para acceder.
A los pocos kilómetros ya os encontramos la señal hacia el otro sitio donde había restos talayóticos,
"Torrellafuda", y ahí si que había una pequeña carretera asfaltada, pero el desvío casi ni se ve y tienes que estar esperando en el medio de la carretera hasta que puedes girar a la izquierda, por lo que ya ni me lo planteé.
Así que a tiro fijo fuimos hacia la
"Naveta des Tudons", que ese sí es el principal reclamo histórico de Menorca y hay muchas figuras que la reproducen y que se venden como souvenirs. Probablemente fue la mayor decepción de nuestro viaje.
El acceso está ya muy cerca de Ciudadela, y aquí si que es bueno. Una isleta en el medio de la carretera y giras ya a la izquierda donde hay un parking asfaltado normalmente con suficiente sitio.
Justo ahí estaba el punto de información y venta de entradas, donde ya habían llegado algunos turistas alemanes e italianos en su mayoría. El chico que allí está es amable y con los dos euros que te cuesta la entrada te da un folleto explicativo y te comenta lo que es la Naveta.
Ese edificio de piedra, que no es muy grande y que tiene más de 3000 años de antiguedad, era por lo visto donde la civilización talayótica enterraba a sus muertos. Una especie de fosa común, donde estaban hacinadas más de cien personas y para que cupiesen primero se les cortaban las cabezas, que iban al piso de arriba
y el resto del cuerpo se depositaba abajo.
También nos explicó que sólo se podía ver por fuera pero que había un agujero, que si acostumbrábamos la vista, podíamos llegar a ver lo que había dentro. Así que con esa información, comenzamos a caminar un camino de tierra y con un calor ya molesto a esas horas y después de cinco minutos llegamos al sitio en cuestión.
La primera impresión es la típica de
"¿Ya? ¿Es sólo esto?" ¿Cómo decirlo? Para alguien que está acostumbrado a ver monumentos, es un poco decepción ver un pequeño edificio de piedra, igual por los cuatro lados. Así que unas fotos y a hacer una ligera cola para comprobar lo que se podía mirar desde el agujero que comunicaba con el piso superior.
Bueno... Pues simplemente tras acostumbrar la vista, ves piedras y un poco de tierra en el suelo. Para mí personalmente fue una decepción y si vas con un mínimo de expectativas, en mi opinión puedes ahorrarte la visita. Aunque no es mucho (2 euros) es caminar cinco minutos para ver poco.
A nivel anecdótico, comprobamos que estaba cerca de la carretera, y que si alguien realmente quiere verlo sin pagar puede hacer campo a través... Pero no queda muy bien por ese precio.
Después de esa visita, ya nos olvidamos definitivamente de ver más restos talayóticos el resto de las vacaciones.
Y LLEGAMOS AL "PRINSOTEL LA CALETA" Y NOS DEJAN IR YA A NUESTRAS HABITACIONES
Ya que estábamos cerca de Ciudadela, nos planteamos ir directamente al hotel y aunque no nos dejasen acceder a la habitación, por lo menos pudiésemos dejar las maletas, aparcar y dar una vuelta por allí.
Como no quería arriesgarme a llegar por mi cuenta sin conocer la zona, cogí el GPS que había metido en la maleta y metí la dirección, a pesar de la "faena" que me había hecho la tarde anterior en Madrid
Quedaban sólo diez kilómetros desde la Naveta por lo realmente estábamos muy cerca.
Y de ellos, cuatro eran por esa carretera "Me-1" que nos había llevado desde Mahón, hasta que llegamos a enlazar con una de las rondas de circunvalación de Ciudadela, que concretamente era la número 2 y que rodea la población por el sur. Hay que decir, que en ese cruce hay una antigua cantera llamada "S'Hostal" que aparece en algunas guias turísticas para visitarla, pero ni nos molestamos en nuestro caso
Cogimos la ronda, que es una carretera de dos carriles por sentido, limitada a 80 Km/h y con varias glorietas por medio.
En una de ellas comprobamos que salía el camino que lleva a las calas del sur (Turqueta, Son Saura y Macarella) y hay paneles informativos donde ya te informan si los párking están libres u ocupados para que te ahorres el desplazamiento si no puedes ir. En ese momento, que serían sobre las 12:15 de mediodía, ya vimos que el de "Turqueta" estaba completo.
Desde ahí, un par de glorietas más y ya finaliza esta ronda desde donde puedes entrar a Ciudadela, ir hacia Cala'n'Bosch o entrar en la
urbanización "Sa Caleta" que era donde estaba el hotel Habíamos puesto "carrer del signe Lleo" en el GPS pero no sabíamos dónde estaba exáctemente y nos despistó un poco.
Es una calle que realmente hace como si fuese una lengua, ya que va hasta la "Cala Santandria, hace un giro de 180º y vuelve a la calle principal. Pero acabamos encontrando el
"Prinsotel La Caleta" después de ese giro de herradura.
Se conoce que a esa hora muchos coches habían salido hacia las calas y teníamos sitio de sobra para aparcar, haciéndolo en una zona de párking en batería. No sacamos nada del maletero y nos fuimos a recepción... Y allí tuvimos la primera sorpresa agradable de las vacaciones.
La recepcionista fue muy amable con nosotros
y nos dijo que nos iba a buscar una habitación libre, que entendía que era molesto llegar pronto al aeropuerto y tener que hacer tiempo. Primer detalle bueno del Prinsotel y que ya me ganaron desde ese momento.
Lo hizo inmediatamente y nos dio algunas indicaciones. Es un complejo grande, de varios bloques que pertenecen al hotel, pero también hay apartamentos y con dos grandes piscinas en el medio. A nosotros nos ubicó en el
"bloque 1", en la misma calle y el más cercano a recepción, pero con el detalle de que no teníamos que pasar por allí si queríamos acceder a la habitación.
Es decir, podíamos aparcar e ir directos, y en nuestro caso se dio la coicidencia de que habíamos aparcado justo delante
También nos dio la tarjeta que teníamos que presentar para desayunar y cenar y nos indicó que si queríamos comer en el hotel había un "snack" al lado de la piscina con precios competitivos... No iba a ser nuestro caso, porque la idea era salir con el coche por las mañanas y no regresar hasta el atardecer.
Por último también nos ofertó la posibilidad de tener un servicio de toallas de piscina / playa por una fianza de 20 euros, pudiéndolas cambiar un par de veces al día, pero nosotros ya las habíamos traído en la maleta.
A INVESTIGAR EL HOTEL, A LA PISCINA Y A COMER
Tal y como nos indicaron, cogimos las maletas del coche y ya fuimos directamente a nuestro "bloque" sin pasar por recepción. Entras por un acceso al lado de la "tienda del hotel" y llegas a la piscina y encuentras directamente la entrada a nuestras habitaciones, pero... ¿Y el ascensor?
No lo encontrábamos y cuando preguntamos a una limpiadora nos contestó: "No, es que no hay"
Supongo que los que tengan problemas de movilidad los ubicarán en la planta baja, pero a nosotros nos había correspondido una habitación en la segunda planta, con una fila importante de escaleras por la que andar cargados de maletas
Puede ser un auténtico incordio y molestia, cuando vas con unos cuantos bultos a cuestas, pero al margen de ello, el hotel está muy pero que muy bien para ser un tres estrellas.
Accedimos a nuestra habitación. Comprobamos de principio que no es muy grande, pero más que suficiente para lo que íbamos a hacer y teniendo en cuenta que no íbamos a pasar mucho rato allí. La cama grande y estaba muy bien (y, muy importante, con sábanas
), una televisión en LCD grande, y un armario también más que suficiente.
También había una nevera, que podría ser importante pero... Solo teníamos una tarjeta y si no estábamos en la habitación no había luz y por lo tanto no funcionaba la nevera, con lo que la utilidad no fue mucha. Si lo hubiésemos necesitado realmente, igual el tema era rogar a recepción pedir otra tarjeta para tener puesta permanentemente y que funcionase la nevera.
La terraza era coqueta, con su mesa, sillas de plástico y tenderero para toallas y bañadores y con unas vistas a la calle, muy bonitas para mi gusto, que era lo bueno de estar en un segundo piso.
El baño, pues bueno, correcto. Lo único que la bañera era un poco extraña, con dos enganches para el teléfono de la ducha. Uno que estaba en el medio y que si lo utilizabas probablemente se inundaría la sala y otro mejor ubicado. Pero bueno, detalles menores al fin y al cabo.
Así que dejar las cosas, ponerse el bañador y ¡al agua patos!
Una de las mejores cosas de este hotel es que hay dos piscinas y tumbonas de sobra. En la semana que estuvimos, nunca las vimos todas ocupadas, y podías nadar a tus anchas. vamos, que se estaba muy a gusto y limpia; eso lo cuidan y se agradece.
De hecho una persona intentó llevarse un plato de pizza del bar a su tumbona y rápidamente le pidieron que fuese a comerla a la mesa. Lo veo bien, porque no es el primer hotel que me encuentro la piscina y tumbonas llenos de desperdicios.
La piscina muy bien, amplia y con zonas de diversa profundidad, además de un lugar acotado para niños pequeños si vais con ellos. Así que tocó nadar tranquilamente y en cuanto nos cansamos, salirnos. Investigando el hotel, vimos que había dos piscinas en dos zonas separados por bloques de habitaciones, mucho jardín y zonas de columpios, además de una especie de camas al aire libre para tumbarse
Estaban muy bien los detalles.
Del otro lado, la zona de restaurantes, bar con sus mesas y zona "Chill Out" y saliendo del Prinsotel La Caleta, ya estabas al mismo lado de la
"Cala Santandria" Allí mismo había una especie de chiringuito, donde vimos que lo mismo te servían una Caldereta de Langosta muy barata como te ponían hamburguesas
La verdad es que no nos fiamos mucho.
Llegaba la hora de comer, y como teníamos embutido pues no nos íbamos a complicar mucho.
Cruzando la calle había un Spar así que allí nos fuimos. Antes entramos en la tienda del hotel, que no estaba mal del todo en cuanto precios y que era la típica de las playas con sombreros, cremas solares, bebidas, etc, aunque tampoco encontramos nada que nos interesase realmente.
En el supermercado, compramos unos botellines de agua, un preparado de ensalada de pasta y algo de fruta, así que ya teníamos todo listo y el trámite de la comida lo resolvimos de esta forma, en la terraza de la habitación y disfrutando plenamente ya del verano menorquín.
VISITA CERCA DE FORNELLS
La tarde la teníamos ya planificada. Teníamos gente conocida en Menorca esas mismas fechas y quedamos de visitarles por la tarde, que era cuando mejor nos venía para quedar. Así que realmente tampoco os podemos contar mucho de esa jornada, más allá de lo que vimos.
Salimos hacia allí poco después de las cuatro de la tarde, deshaciendo el camino que habíamos realizado por la mañana. Es decir, cogimos la ronda 2 que circunvala Ciudadela (pudimos comprobar en los paneles de la carretera que el parking de cala Turqueta ya estaba disponible) y luego la Me-1 en dirección a Mahón.
Fornells es el pueblo más al norte de la isla y pertenece al municipio de Es Mercadal. Y justo cuando llegas a esta localidad, situada en el mismo medio de Menorca, ya tienes el desvío, que también servía por la mañana para ir al monte Toro, aunque en vez de subir, continuamos por abajo.
Desde allí hay unos siete kilómetros, pero nosotros no fuimos directamente a esa localidad, si no que nos desviamos un poco antes hacia la izquierda en dirección a la urbanización
"Platges de Fornells" No paseamos mucho por allí, pero sí que os puedo decir que es un sitio precioso, separado de lo que es el pueblo por un cabo y en una especie de bahía que va a dar al cabo de Cavallería, con uno de los faros más conocidos de la isla.
En lo que es la zona, hay diversas viviendas encaladas, apartamentos de como mucho dos pisos y con su jardín. Vamos, un sitio para perderse una temporada y buscar la tranquilidad.
Allí nos informaron de diversas cosas de interés. Muy cerca había muchas
calas pequeñas de arena rojiza y agua muy clara, precioso para hacer snorkel. Probablemente son el secreto que la gente de la isla no quieren dar a conocer mucho a los turistas y que quizás cuesta más llegar que a las situadas en el sur.
La más conocida es la de Pregonda, que nos decían las guías que había que caminar 30 minutos hasta llegar. Pero claro, por allí hay muchas más, y al lado mismo de la urbanización "Platges de Fornells" estaba
Cala Tirant, que no nos dio tiempo a visitar pero es de las más recomendables sin dudas en mi opinión.
Ya nos informaron que lo más habitual en Fornells para llegar a las calas del norte era
contratar una excursión en velero o catamarán, alquilarlo si tienes título de patrón o incluso te alquilaban también pequeñas lanchas de poca potencia para los que no hacía falta titulación ninguna... También estaba la opción del kayak. En fin, opciones que ya estudiaríamos.
Otra duda que teníamos y que ya preguntamos era lo de la
"Caldereta de Langosta", que es muy típico de comer allí y que cuando llegas y lo bien que te hablan de ella acabas deseando probar a pesar de sus precios. Nos dijeron que el pueblo donde había una garantía real de comer una langosta fresca y buena era Fornells y que en otras poblaciones te arriesgabas a comer algo congelado o que ni siquiera era de Menorca.
La fama se la dio el rey "Juan Carlos I" que por lo visto la comía habitualmente en un restaurante llamado
"Es Pla" pero según nos dijeron se debía a que el sitio estaba situado en el mismo puerto y el monarca sólo tenía que amarrar el barco y bajaba directamente al restaurante. Nos avisaron de que era el más caro y no tenía la mejor caldereta y nos recomendaron que fuésemos a
"Es Cranc", que está un poco más metido para dentro del pueblo y que eran quienes mejor la preparaban, siendo algo más barato. Pero claro, estamos hablando de 69 euros por persona
Buff. Una decisión que habría que pensarse y mucho. Pasado el rato nos despedimos y como no teníamos un plan preconcebido, nos recomendaron que ya que estábamos cerca de Ciudadela, fuésemos a ver la puesta del sol al faro de Punta Nati, y que nos iba a encantar.
UN ATARDECER PRECIOSO EN PUNTA NATI
Serían sobre las siete y media de la tarde cuando salimos de las urbanizaciones de las playas de Fornells, y nos decidimos a hacer caso a la recomendación y dirigirnos a "Punta Nati". Así, hicimos el camino inverso y tras llegar a Es Mercadal, ya cogimos la carretera principal, Me-1, con dirección a Ciudadela.
Hay que tener cuidado a esas horas, porque hay bastante tráfico y, además, al ir en dirección al oeste, te pega el sol de frente y puedes deslumbrarte con facilidad. Y en julio a eso de las ocho ya se empieza a poner el sol en Menorca. Así que tranquilamente fuimos por la carretera hasta que llegamos a la ya conocida (era la tercera vez que pasábamos ese día
) glorieta que enlazaba con las rondas de Ciudadela.
Sin embargo, en esa ocasión, en vez de coger la "ronda 2" hacia la izquierda, había que coger la
"número 1", que sale a la derecha y es una carretera de una sola calzada y un carril por sentido. Dicha circunvalación iba atravesando diversas glorietas desde las que salían otros caminos a sitios interesantes en el norte como era "Cala Morell", que tendríamos que visitarla obligatoriamente a lo largo de las vacaciones.
Seguimos y, casi al final de esa ronda, antes de llegar a la urbanización de Cala Blanca ya nos encontramos el desvío a "Punta Nati", que está muy bien señalizado, pero también la primera sorpresa de las carreteras menorquinas... ¿Y ese camino?
A ver, honestamente no estaba mal del todo, bien asfaltada, pero estrecha y con dos carriles bici a los lados, con lo cual solo cabía un coche por el carril y si se cruzaban dos, había que invadir el vial de bicis por fuerzas. También había un par de estrechones donde estaba la señal de preferencia porque un coche tenía que esperar a que pasase otro. Aún así se iba bien y sólo con estar atentos sin problemas.
El trayecto desde la ronda es de unos cinco kilómetros y en unos diez minutos estás. Pero cuando llegamos, ya vimos el faro a distancia y que había coches a los dos lados de la carretera... ¿Y dónde pegamos la vuelta cuando nos vayamos?
Sin embargo, a los pocos metros, ya vimos una escapatoria por donde los coches iban girando para irse de allï, así que lo más fácil fue aparcar por allí directamente antes que complicarnos.
Y es que a partir de esa escapatoria, el camino continuaba asfaltado hasta el faro, pero más estrecho aún, sin carriles bici y bien pegado a muros de piedra, con lo que te complicabas mucho con un coche de alquiler que no es el tuyo, por ahorrarte cinco minutos de camino.
Así que tocaba andar tranquilamente y ver el
paisaje volcánico que allí se dibujaba con tierra rojiza, mucha roca y algún matorral y alguna oveja pastando por allí.
Una vez llegas al faro, ya tienes que ir "como las cabras"
hasta que llegas a las rocas próximas al mar... Y eso es lo más atractivo y donde realmente disfrutas.
Un consejo, no hagáis como nosotros y llevad un calzado cómodo y deportivo para caminar bien sobre las piedras que tienen muchas aristas e ir con chanclas puede ser muy molesto. Así que bordeamos el faro y ya vimos a bastante gente aproximarse bien cerca de los acantilados para sacar fotos y contemplar la puesta de sol.
Nosotros que somos un poco más "prudentes" y nos da bastante respeto ponernos cerca de precipicios hicimos lo que otra gente... Cerca hay una especie de edificaciones de roca circulares y cuadrangulares como si fuesen mi pirámides
, y la gente se subía allí, así que nosotros también.
Y así, desde lo más alto ya nos pusimos a disfrutar del sitio. Hacía viento pero soportable, y aunque estaba parcialmente nublado, sí que pudimos disfrutar de la puesta de sol.
Es un lugar para perderte a sacar fotos. Es imprescindible por una parte de lo que es el propio
cabo de "Punta Nati".
Y luego, por supuesto, lo que habíamos ido a ver. La espectacular puesta de sol, escondiéndose el astro rey detrás del mar Mediterráneo. La verdad es que es bastante romántico para quedarte disfrutándola. Luego ya veremos que la Cova d'en Xoroi es otro lugar imprescindible para las puestas de sol, pero lógicamente ésta es muy bonita y gratis.
Nosotros queríamos asentarnos a los horarios del hotel y como aún no teníamos controlado el de la cena, además de haber visto ya bastantes fases y tonalidades rojizas ya en el cielo menorquín, nos fuimos antes que se hicierse de noche (por aquellas fechas, sobre las nueve y cuarto más o menos).
Así que tras unos diez minutos andando entre las piedras y luego el camino llegamos al coche. Antes nos fijamos bien en el faro, que no es muy diferente precisamente de otros de costa pero que se hizo imprescindible de construír hace unos cien años debido a los continuos naufragios que había en la escarpado norte de Menorca.
¿CÓMO ES POSIBLE QUE NOS PERDAMOS? LUEGO UNA CENA SIN NINGÚN TIPO DE AGOBIO, BUENA Y TRANQUILA
Salimos en coche con tranquilidad, que es lo que hay que llevar a estos sitios. Algunos también lo hacían y tenías que esperar a que los que estaban delante tuya hiciesen el cambio de sentido y apartarte para que librasen
Pero con colaboración todo se hace.
Estábamos muy cerca de nuestro hotel, ya que Ciudadela estaba a unos cinco kilómetros y luego simplemente había que seguir por las rondas hasta llegar a "Sa Caleta"; fácil... O eso creíamos.
Hicimos el camino de vuelta por esa peculiar carretera estrecha con carriles bici a los lados, hasta que llegamos a la "ronda 1", circunvalando la ciudad hasta que llegamos tras varias rotondas a la glorieta desde donde salía la carretera de Mahón.
Y en ese punto, ya seguimos por la "ronda 2" de dos carriles por sentido que ya teníamos conocida y que además apenas había tráfico a esa hora... Pero el fallo fue llegar al final y hacer un recorrido distinto al de la mañana, cuando torcimos a la izquierda donde estaba señalilzada la urbanización "Sa Caleta" y Cala'n'Bosch.
Nosotros optamos por seguir recto buscando la señal de la
farmacia porque era una referencia clara y habíamos visto que estaba en una paralela a la calle del "Prinsotel La Caleta". Efectivamente, llegamos a la farmacia, pero a partir de ahí nos perdimos
La referencia era que estaba a la derecha y a la derecha fuimos, pero no vimos ninguna calle que saliese desde ahí, más que una que tenía la señal de "dirección prohibida" y que luego vimos donde estaba el hotel. Me puse como loco a dar vueltas e igual volvimos a la farmacia y a pegar la vuelta otras cinco veces.
Intentamos poner el GPS, pero "cumpliendo la Ley de Murphy" se bloqueó y llegamos hasta la misma
Cala Santandria y sabíamos que el hotel estaba al lado, pero no teníamos donde aparcar y cuando tomas un desvío en esas urbanizaciones, luego volver al mismo punto te supone un rodeo considerable.
Cuando ya estaba desesperado, decidimos ir un poco más allá la farmacia y torcimos a la izquierda y... ¡tachán!, ahí estaba la calle que iba al hotel
Es un jaleo, porque es una calle de una dirección y que hace una especie de lengua para salvar la cala y al final llegamos... Mejor el primer día hacerte un esquema de lo que son la calles próximas de la urbanización para no liarte. Luego ya es muy sencillo, pero en nuestro caso estaríamos tranquilamente 15 o 20 minutos dando vueltas.
Aparcamos el coche y ya era de noche, sobre las nueve y media. Pensábamos que el comedor cerraba a las diez, por lo que nos dimos prisa. Pasamos al lado de la piscina para ir a la habitación y comprobamos que, aunque el horario de uso era hasta las siete, aún de noche había gente nadando
, y nadie les decía nada. Interesante saberlo.
El tiempo justo casi para cambiarte de ropa en la habitación y bajar ya a cenar, con un poco de "miedo", ya que tampoco sabíamos si habría muchas colas para entrar. Pero no, todo fue muy rápido y tras pasar por la recepción y acceder por una escalera al piso de abajo llegamos al comedor.
¡Nadie haciendo cola!
El "maitre" nos marcó la tarjeta en la que se llevaba el control de cenas y desayunos, y nos aclaró que no había ninguna mesa asignada y que nos sentásemos donde quisiéramos, sabiendo que es una "Media Pensión" y que, como en la mayoría de hoteles de estas características, la bebida iba aparte y había que pagarla. Al llegar al hotel nos ofrecieron la posibilidad de abrir un "crédito" y que al irnos pagásemos todo, pero nosotros preferimos pagar en el acto.
En lo que es el comedor, era bastante amplio y había sitio de sobra, con una terraza para poder cenar en el exterior que estaba más concurrida. En nuestro caso no nos complicamos y nos sentamos en el primer sitio que encontramos libre.
Eso sí, un poco de paciencia porque los camareros tardan un poco en tomarte nota de las bebidas y sevirte, tampoco es mucho tiempo y no es cuestión de estar estresado
En nuestro caso agua (costaba 1,95 euros, cada botella mediana) y ya a cenar.
La comida en líneas generales buena, con gran variedad de ensaladas, algo de fiambre, pasta, carnes en diferentes modalidades, al igual que pescados, etc. Y a tener en cuenta que se reponía continuamente y se veía que todo era recién cocinado. También había su zona de cocina en vivo con su carne y pescado, pizzas y si querías el cocinero te preparaba un plato de pasta a tu gusto.
Los postres muy variados, con fruta tipo piña, sandía, melón, etc. pero también piezas enteras de manzanas, peras, kiwis, etc. Aparte de las cocas, puddings, ensaimadas, etc. Vamos que más que suficiente para cenar a gusto y sin agobios.
Tanto que igual tardamos mínimo media hora en cenar sin ningún tipo de agobio. Sobre las diez aún había gente entrando y cenando. Lo mejor es que, fijándonos en nuestra tarjeta, el horario de comedor era hasta las diez y media de la noche, es decir, amplio y pensando en el cliente español. ¡Muy bien!
UNA DISCRETA "NOCHE CHILL OUT" Y A DORMIR
Como quiera que el día había sido muy largo (llevábamos en pie desde las cuatro y cuarto de la madrugada) teníamos ganas de estar un poco tranquilos y no salir del hotel. Con anterioridad vimos que el "espectáculo" nocturno era una "Noche Chill Out", que invitaba precisamente a la tranquilidad, y al llegar por la noche e ir a cenar vimos que las mesas del bar de la piscina estaban con velas ya encendidas y la ambientación era llamativa.
Después de cenar, fuimos a dejar cosas a la habitación y al regresar nos encontramos con todas las mesas ocupadas
Probablemente es en lo único que tienes que andar a la carrera para tener un sitio, ir pronto a cenar para luego coger sitio, pero vaya... Estábamos de vacaciones y lo menos que nos preocupaba era estar pendiente de eso para unos espectáculos nocturnos que tuvo altibajos a lo largo de la semana
Encontramos un poco más apartada precisamente una "zona Chill Out" con sofás que estaba bien, pero claro... Los camareros eran los mismos para todo el bar y por allí pasaban poco. Así que regresamos a las mesas y al poco encontramos sitio, porque lo que se ofrecía tampoco invitaba a quedar mucho rato
En el cartel que lo anunciaba, se recomendaba acudir
vestido de blanco, aunque otra cosa es que la gente hiciese caso
Y esa "Noche Chill Out" a lo que se limitaba era a poner una música propia para la ocasión y que estuvieses tranquilo tomando algo, al tiempo que sí había una pantalla donde se pasaban imágenes no sólo de las calas menorquinas, sino también de las de Mallorca. Los animadores eran cuatro y estaban por allí vestidos de blanco.
Uno de ellos me pasó una tarjeta-encuesta donde se preguntaba el espectáculo que más me gustaba, a pesar que le avisé que había llegado ese mismo día. Se te daba opciones como el "Chill Out", conciertos, números musicales o acrobacias. Rellené lo de las acrobacias porque es lo que más me gusta, pero en observaciones apunté que acababa de llegar ese mismo dia y no había visto aún nada.
Pedimos una sangría de vino que tomamos tranquilamente, antes de irnos a la habitación a dormir. El cansancio ya no perdonaba y queríamos levantarnos relativamente temprano al día siguiente, ya que queríamos empezar a coger el coche y explorar las calas menorquinas.
Así que a descansar.
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