Ruta de 12 días por la Toscana - Julio 2017 ✏️ Blogs de Italia

Por la mañana y tras el check in, nos dimos otro paseo por Montalcino y aprovechamos para comprar unas cosas antes de partir para Siena. Nos alojábamos en el hotel Athena, fuera de la ZTL pero a 10 minutos andando del centro. Tras el check in nos fuimos directos a la Piazza del Campo. Siena es muy bonita, y muy turística. La Piazza del Campo es grandiosa y el conjunto del Duomo, es una maravilla, con sus mármoles blancos, verdes y rosas.


Merece la pena sacarte el ticket, no me acuerdo cómo se llamaba, que te permite ver todo el conjunto del Duomo, y costaba alrededor de 13€. La subida al facciatone merece muchísimo la pena por las vistas de todo Siena que te encuentras arriba, absolutamente espectaculares. Ojo que cierra pronto, a las 19 hay que salir. Nosotros compramos los tickets por la mañana pero esperamos a por la tarde para ir ya que te encontrarás menos gente. Además, las fotos desde arriba salen mejor por la tarde, sin tanta luz.



Alrededor de la Plaza del Campo hay multitud de bares y restaurantes. Aconsejo alejarse un poco, al menos dos o tres calles para comer o tomar algo ya que los precios serán más bajos.
Nosotros comimos en uno típico de tablas de embutidos que se llamaba la Toscana Golosa, que no estaba mal de precio y calidad, y cenamos en la Osteria de Castelvecchio, que tampoco estuvo mal.
Antes de la cena estuvimos sentados con dos cervezas en la misma plaza del Campo, lugar de reunión de toda la gente que visita Siena o que vive allí. Vas con tu cerveza, te sientas en el suelo y echas tu rato de charla, la mar de agusto.


Siena es famosa por el Palio, la carrera de caballos que se hace allí donde participa un jinete por cada distrito de la ciudad, y que es todo un acontecimiento en la ciudad y yo diría que en Italia. Es mi tercera vez en Siena, y nunca he podido coincidir para verlo, pero debe ser muy chulo. Cada distrito tiene un símbolo, y las lámparas de las calles de cada distrito tienen la forma de su símbolo. Así pues, están el distrito del águila, de la oruga, el caracol, la lechuza, el dragón…




Estando en Siena, en cualquier bar verás videos del palio, y podrá comprobar la importancia que le dan allí a esa fiesta.

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Tras salir de Siena fuimos directos a Monteriggioni, un pueblo con forma de elipse amurallado que se recorre en seguida, pero que es muy bonito. Tiene un museo templario gratis, que se ve en 5 minutos que es curioso. Se puede subir a las murallas pagando, pero no creo que merezca mucho la pena, el encanto del pueblo está dentro. Pero realmente merece la pena hacer esta parada.



De ahí nos fuimos a Volterra. De camino, a lo lejos, ya divisamos las majestuosas torres de San Gimignano.



A Volterra hay que llegar temprano o te puedes ver con el problema de no tener aparcamiento. Nosotros tuvimos suerte y encontramos uno en una de las puertas de la ciudad, en la misma puerta. Te toca subir un buen tramo de escaleras para estar en el centro del pueblo. Volterra es uno de los pueblos más bonitos de la Toscana, sin duda, aunque también uno de los más visitados, por lo que te puede pasar lo que nos pasó a nosotros, que de tanta gente que había, nos gustó menos que otros. Demasiado turismo, y demasiado turístico.



No obstante es parada obligatoria, pero preferiblemente muy temprano o quizás por la tarde y noche, como hicimos con San Gimignano y acertamos sin duda.
Comimos en Volterra, tras recorrerla paseando y pusimos rumbo a San Gimignano que era uno de los puntos fuertes del viaje. Y no decepcionó.
Como en todos estos pueblos, debes dejar el coche en los parkings habilitados fuera del pueblo, y pegarte tu pateillo, siempre cuesta arriba, hasta llegar al centro. Nos alojamos en la Locanda la Mandragola. Bien situado y buena habitación, pero como a veces pasa, cuanto más turismo hay, peor es el servicio. Nada malo que decir del hotel, pero nada bueno que destacar, salvo las vistas. Pero creo que cualquier hotel en este pueblo tiene buenas vistas.
El pueblo en sí, una maravilla. Conviene leerse la historia para comprender el porqué de tantas torres. Actualmente quedan 13 en pie, pero en origen fueron unas setenta! Un Nueva York adelantado a su época.
Aconsejo visitar la torre Grossa, que es la más alta de todas, y desde donde se puede observar todo el pueblo y sacar unas fotos muy bonitas.





También hay que ir a la Rocca di Montestafolli, desde donde hay una panorámica de las torres muy fotogénica. Aquí mismo hay una enoteca para tomar algo.


San Gimignano es para pasearlo bien, perderse por sus callejuelas…Está atestado de gente, pero no desesperes. La gente se va, viene de excursión, pero no se queda, por lo que al caer la tarde, se va despejando hasta el punto de poder cenar en cualquier sitio sin necesidad de esperar ni reservar.
Cuando planeé el viaje pensé en quedarme a dormir aquí precisamente por esto, para poder verlo por la noche sin tanta aglomeración de gente, y no me equivoqué. Además, este pueblo, gana con la oscuridad y la iluminación. Es sin duda un pueblo precioso. En la plaza de la cisterna está la heladería campeona del mundo en tres o cuatro ocasiones, por lo que es parada obligatoria probar un helado allí. Recomiendo también probar el vino blanco de Vernaccia de San Gimignano, está muy bueno. Un buen sitio para probarlo es en la enoteca Divinorum, que tiene unas vistas espectacuares y es un sitio muy agradable para tomar algo o incluso cenar.


Nosotros tras tomar un par de vinos allí, cenamos en un restaurante en la misma plaza de la cisterna, el restaurante la Cisterna. Cenamos en la terraza del restaurante en la misma plaza, con la música de fondo de una mujer que tocaba un arpa y cantaba música celta…vaya, no se podía estar más a gusto.
Realmente este pueblo tiene más que ganada su fama.

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Dejamos San Gimignano camino de Certaldo alto. Dejas el coche en un parking y si no quieres pegarte 10 minutos de cuesta arriba, hay un funicular que en 3 minutos te sube a Certaldo alto. Realmente no tiene mucho que ver, las cosas como son. Es bonito a secas.


De ahí nos fuimos a Pisa. Pisa es la Piazza del Miracoli y nada más. Hay un parking a 10 minutos andado en el que te evitas las colas del parking más cercano(pueden ser interminables), es gratis, y no está lejos. Se llama parking de Pietrasantina. Andandini a ver la torre inclinada, el baptisterio y el duomo. Hay muchísima gente, demasiada para mi gusto. En realidad si no subes a la torre o entras en el duomo, la visita no tiene más de una hora entre que aparcas vas la ves, te sacas tus fotos y vuelves al coche. Es verdad que el conjunto es muy bonito, pero cosidero que por ejemplo subir a la torre no merece la pena, ya que lo bonito es verla desde fuera.



Te ríes mucho viendo a la gente hacerse las típicas fotos sujetando la torre, etc. Aunque hay gente muy ingeniosa la verdad.
De ahí nos fuimos a Lucca, con tiempo para hacer el check in e ir a comer. Decir que Lucca fue una de las gratas sorpresas del viaje. No le tenía demasiada fe a Lucca dado que no es muy conocida y la gente la pasa por alto, pero nos encantó. Ciudad completamente amurallada, con un casco antiguo entre las murallas realmente bonito. Nosotros nos alojamos en el Albergo Celide, muy bien situado justo fuera de la muralla. Tenían bicicletas gratis a disposición en el hotel, por lo que nos adentramos en el casco antiguo para comer con nuestras bicis. Fuimos a tiro hecho, a un sitio sobre el que habíamos leído, junto a la catedral que se llama La Tana del Boia. Es un sitio de tablas y paninos, pero vaya tela lo rico que está todo. Y barato.


Tras una primera visual en bicicleta de Lucca tras comer, nos fuimos a descansar al hotel. Habíamos reservado una horita de spa en el mismo hotel, que nos sentó de maravilla. Tras esto, y tras indicaciones de una de las chicas del hotel que era súper maja, nos pateamos todos los sitios de interés de Lucca( las torres, parte de la muralla, la plaza del anfiteatro, catedral…)
La plaza del anfiteatro es curiosísima, con la misma forma que un anfiteatro romano y plagada de bares y restaurantes donde sentarse a tomar algo. Mucho ambiente, pero poco turismo en general, la verdad es que es una ciudad muy agradable y bonita. Cenamos por recomendación de la chica del hotel en un restaurante llamado Osteria San Giorgio, y nos encantó. Recomendable 100%.



Si pasáis cerca de Lucca, no dudéis en parar a verla, os gustará mucho sin duda.

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