![]() ![]() Diez días por los Dolomitas (Italia) en nuestro coche. En construcción. ✏️ Blogs de Italia
Ruta de diez días por los Dolomitas (Italia) que hicimos mi marido y yo a finales del pasado mes de junio con nuestro coche. El viaje completo duró 14 días, pues fuimos en ferry desde Barcelona a Génova.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 0 (0 Votos) Índice del Diario: Diez días por los Dolomitas (Italia) en nuestro coche. En construcción.
01: ¡Nos vamos a los Dolomitas! Preparativos.
02: Itinerario definitivo.
03: Viaje a Barcelona. De Barcelona a Génova en ferry. De Génova a Trento.
04: Recorriendo Trento (I).
05: Recorriendo Trento (II).
06: Castillo Firminio (Bolzano). Lago di Carezza.
07: Val di Fassa. Canazei. Passo Pordoi. Funivia Sass Pordoi.
08: Ruta senderista Viel dal Pan. Alojamiento en Mazzin.
09: Passo Sella. Teleférico Seceda. Ortisei. Passo Gardena.
10: Selva dei Gardena. Vallulunga. Ortisei. Castelrotto. Alpe di Siusi.
11: Bresanona: Brixen o Bressanone (I).
12: Bresanona: Brixen o Bressanone (II). Catedral, Claustro y frescos medievales.
13: Val de Funes. Ruta senderista Adolf Münkel.
14: Passo Valparola. Telesilla Cinque Torri y Giro de Torri.
15: Teleférico Lagouzuoi.
16: Alojamiento en Carbonin y Lago Misurina.
17: Tres Cimas de Lavaredo.
Etapas 1 a 3, total 17
En realidad, el viaje fue de catorce días completos, pero dos a la ida y dos a la vuelta se fueron en los traslados desde Madrid hasta Génova. Para abrir boca y sin mencionar adónde corresponden, voy a ilustrar las primeras etapas con algunas de las fotos que tomé con el teléfono móvil.
![]() Llevar nuestro coche: una condición innegociable. Teniendo en cuenta nuestro amor por las montañas y las rutas de senderismo, llevábamos mucho tiempo queriendo viajar a los Dolomitas, pero por unas causas u otras nunca parecía surgir el momento ideal. Al fin, el año pasado le puse fecha definitiva: del verano de 2025, no pasaba. Mi marido estuvo de acuerdo, aunque me puso una condición innegociable con la que yo no contaba: llevar nuestro coche sí o sí. Y eso complicaba las cosas, ya que por la distancia necesitábamos al menos cuatro días más (dos de ida y dos de vuelta) y un viaje sumamente largo, ya que Trento (la entrada tradicional a los Dolomitas) dista nada más y nada menos que 1.790 kilómetros de Madrid, 17 horas largas de coche sin incidencias ni paradas según Google Maps. Y eso representa un buen tramo por autopistas francesas con combustible más caro que aquí y sus consiguientes peajes, además de un par de noches de alojamiento a la ida y a la vuelta.
![]() Viajar en ferry desde Barcelona hasta Génova. Yo no estaba dispuesta a pasarme dos días en la carretera, así que como las posiciones seguían firmes e irreconciliables, se me ocurrió una opción intermedia: ir hasta Barcelona en el coche y allí tomar el ferry de la naviera GNV que va a Génova, desde donde la distancia hasta Trento es de solo 348 kilómetros. La travesía dura entre 21 y 23 horas, por lo cual comprende una noche completa. Existe posibilidad de escoger butaca, camarote compartido, camarote privado (interior o exterior) y suite. En cuanto al presupuesto, comprobé que el trayecto de ida y vuelta de los dos con el vehículo y camarote interior no nos saldría mucho más caro que tirar solo de coche, pues nos ahorraríamos un par de noches de hotel, peajes, gasoil y, lo principal, nos cansaríamos mucho menos. Así que decidido. Hice la reserva por internet con un código descuento que me facilitaron en la propia página web de la naviera, lo que dejó el importe total en 720,45 euros: 340,65 euros, el trayecto de ida y 379,80 euros, el de regreso. Aboné una fianza de 125 euros y el resto, un mes antes de salir.
![]() Solo un par de días antes del viaje, fue cuando me enteré (a través de unas reseñas) que la ruta del ferry es en realidad Génova-Barcelona-Tánger y viceversa, algo que en principio no ha de tener mayor importancia. Pero, claro, estábamos en la época en que los magrebíes van de vacaciones a su tierra, lo cual podía complicar las cosas por la masificación en el buque, sobre todo en el trayecto de regreso. El caso es que leí opiniones terribles sobre este viaje y GNV. Luego no fue para tanto, pese a los retrasos a la vuelta, a los que me referiré al final. Eso sí, aunque soy poco amiga de dar consejos, personalmente, no haría este trayecto en este barco y trayecto sin reservar un camarote privado.
![]() Fechas del viaje. Teniendo en cuenta las mejores condiciones meteorológicas, pensamos en la segunda quincena de junio o la primera de julio. Al final, seguí las recomendaciones de varios foreros que me animaron a escoger la segunda quincena de junio, periodo en el que suele hacer buen tiempo, ya están abiertos los remontes para la temporada de verano (teleféricos y telesillas) y se puede evitar la masificación de julio. De acuerdo con las salidas del ferry (zarpa dos o tres veces por semana) y sus precios (varían algo según los días), decidimos salir de casa el 21 de junio (embarcando el 22), y volver el 4 de julio (embarcando el 3). En total, 14 días. Y fue todo un acierto.
![]() Al principio, no tenía ni idea de qué visitar allí, así que empecé a consultar los hilos del foro y también recabé información por internet y en revistas. Confieso que aún no se me ha ocurrido recurrir a ChatGPT
![]() ![]() Los Dolomitas. Se conoce por Dolomitas (Dolomiti) a un conjunto de macizos montañosos situados mayormente en la parte oriental de los Alpes italianos (una pequeña zona pertenece a Austria), que comprende un parque nacional y nueve parques naturales. La economía actual de sus habitantes la sostiene el turismo, tanto de deportes de invierno (más de 1.200 km de pistas de esquí) como de verano, con rutas de senderismo, ciclismo, escalada… El paisaje, anguloso y repleto de desniveles, difiere de otras zonas de los Alpes por sus profundos valles cubiertos de prados y bosques de pinos por encima de cuyas puntiagudas copas se elevan majestuosos grupos montañosos aislados, cuyas partes blandas, erosionadas a lo largo de los milenios por el viento y el hielo, dieron lugar a grietas, sendas interiores y espectaculares formaciones verticales que semejan torres y agujas, mientras los residuos de la sedimentación (ghiaioni) se acumulan en la base de las paredes.
![]() Los Monti Palludi (Montes Pálidos) cambiaron su nombre por el actual después de que, en 1791, el geólogo francés Déodat de Dolomieu descubriese la composición de la “dolomía”, una roca caliza de origen marino, rica en magnesio y predominante en la zona, que, por su alta capacidad reflectante, tiene la particularidad de colorearse de rosa y púrpura cuando el sol se pone, en un fenómeno muy bello visualmente que se conoce como “enrosadira”.
![]() Con muchas cimas que superan los 3.000 metros, su punto más alto se sitúa en la Marmolada, con 3.342 metros. Los Dolomitas fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2009.
![]() Respecto al idioma, en la zona de los Dolomitas se habla el italiano, el alemán (con su dialecto surtirolés) y el ladino, una lengua retorrománica, puente entre las lenguas germánicas y el latín vulgar del que deriva.
![]() Preparando el recorrido. En total, teníamos unos diez días para ver sitios, así que fui montando un principio de itinerario con los lugares supuestamente “imprescindibles” y que más me llamaron la atención, primando destinos de naturaleza a ciudades o pueblos. Claro que moviéndose por montaña es preciso confeccionar “plan A”, “plan B” y hasta “plan C”.
![]() Para este tipo de viajes, en lugar de fijar una base o dos, preferimos avanzar jornada a jornada, incluso pernoctando cada noche en un sitio distinto, siguiendo nuestro programa, sujeto siempre a modificaciones sobre la marcha. Estamos muy acostumbrados a esta forma de viajar y no nos molesta en absoluto. Cuando empecé a buscar alojamientos, comprobé que son muy caros en esa zona italiana. Era de esperar. Normalmente, suelo acudir a las webs de los hoteles, pero al ser tantos (diez) me resultó más cómodo hacer las reservas a través de booking.com, donde encontré varias ofertas personalizadas y la posibilidad de cancelar gratuitamente algunas reservas sin mayores complicaciones, a lo que necesité recurrir, pues cambié varias según fui puliendo el itinerario. En fin, lo típico que hacemos todos al preparar un viaje de estas características.
![]() Respecto a uno de los hoteles, recibí el conocido intento de estafa mediante un email. El propio establecimiento me avisó de que no hiciera caso (tampoco tenía intención de proporcionar ciertos datos, claro está), pues les habían hackeado la web. De todas formas, confirmé con el resto de hoteles los mensajes que me iban llegando si me parecían sospechosos. Durante el viaje, no tuvimos ningún problema con las reservas.
![]() Una vez reservados el ferry y los hoteles, no había que hacer muchos más preparativos yendo a Italia. Sin olvidarnos de la tarjeta sanitaria europea, pusimos en el equipaje bastante ropa de abrigo que se quedó guardada en el maletero durante todo el viaje. Y es que, pese a nuestro escepticismo inicial al tratarse de lugares de alta montaña, las previsiones meteorológicas no fallaron y pasamos calor, mucho calor. Pero eso ya lo contaré. ![]() Etapas 1 a 3, total 17
Considerando únicamente los lugares de pernocta (los desplazamientos para ver los sitios los incluiré en su correspondiente etapa), el itinerario en territorio italiano quedó así según Google Maps:
![]() Después de cambiar varias veces el itinerario previsto incluso sobre la marcha por las razones que iré contando, la distribución del viaje por días fue más o menos la siguiente:
Día 1- Viaje desde Madrid a Barcelona (noche en Sant Andreu de la Barca). Día 2- Embarque en el ferry hacia Génova. Noche en el ferry. Día 3- Llegada a Génova. Viaje hasta Trento, donde hicimos noche. Visita de Trento. ![]() Día 4- Castillo-museo de Sigmundskron (Bolzano), Lago di Carezza, Passo Pordoi, Teleférico Pass Pordoi (Terraza de los Dolomitas), ruta senderista hasta Refugio Val del Pan. Noche en Mazzin (muy cerquita de Canazei). ![]() Día 5- Passo Sella, Ortisei y Teleférico Seceda (senderismo en Seceda), Passo Gardena. Noche en Selva de Gardena. ![]() Día 6- Paseo senderista en Selva de Gardena. Castelroto y alrededores. Teleférico a Alpe di Suisi desde Ortisei. Bresanona (Brixen). Noche en Bresanona. ![]() Día 7- Visita de Bresanona. Val di Funes. Odle. Ruta senderita Alfred Munkel. Noche en Bresanona. ![]() Día 8- Passo Valparola, Passo Falzarego (teleférico a pico Lagazuoi), Telesilla Cinque Torri con ruta senderista. Lago Misurina. Noche en Carbonin (muy cerca del acceso al aparcamiento del refugio Auronzo). ![]() Día 9- Ruta senderista a las Tres Cimas de Lavaredo con reserva previa de aparcamiento. Al final, ruta al mirador Cadini Misurina. Noche en Cortina d’Ampezzo. ![]() Día 10- Sendero a la cascada de Fanes. Lago Landro. San Cándido. Lago di Braies. Noche en Cortina d’Ampezzo. ![]() Día 11- Teleférico Tofana en Cortina d’Ampezzo. Alleghe y lago. Noche en Alleghe. ![]() Día 12- Ruta Serrai de Sottoguda. Teleférico al glaciar de la Marmolada. Passo Giau. Passo Fedaia. Génova. Noche en Génova. ![]() Día 13- Ferry. Día 14- Desembarco en Barcelona. Viaje desde Barcelona a Madrid. Etapas 1 a 3, total 17
![]() Viaje a Barcelona. De Barcelona a Génova en ferry. De Génova a Trento.Viaje a Barcelona, donde cogimos el ferry rumbo a Génova. Desde allí, seguimos hasta Trento, donde visitamos la ciudad e hicimos noche. La primera jornada no tuvo ninguna historia. Paramos a comer en las inmediaciones de Zaragoza y nos alojamos por la noche en un Ibis de Sant Andreu de la Barca, lo más económico (107 euros) que encontré en condiciones en un sábado cerca de Barcelona, pues necesitábamos un acceso rápido al puerto, ya que nos habían citado para el embarque a las siete de la mañana. Los Ibis suelen ser una apuesta segura para pasar una noche: sencillos pero cómodos, bien situados, con aparcamiento para el coche y aire acondicionado, lo que nos vino muy bien por el tremendo calor que hacía. Hay un polígono industrial en las inmediaciones, pero en fin de semana estaba casi todo cerrado y solo pudimos comprar algo para cenar en un supermercado.
Afortunadamente, el día del embarque era domingo y a unas horas tan tempranas apenas había tráfico, con lo que tardamos unos veinte minutos hasta la correspondiente terminal del puerto de Barcelona, situada en el Moll de Sant Bertran. Unos empleados nos dirigieron a las filas para el embarque del ferry a Génova, que todavía no había llegado. Rápidamente, hicimos el check-in en las oficinas y tratamos de encontrar un sitio para desayunar, pero fue imposible pese a que fuimos caminando hasta mitad de las Ramblas, que estaban soleadas y solitarias, un lujo impensable a otras horas pero inútil para nuestras necesidades: no había nada abierto. Tendríamos que esperar a embarcar. En las filas, había bastantes coches (y motos), pero tampoco una exageración: todo parecía bajo control y los autos permanecían a cubierto del achicharrante sol, lo que agradecimos mucho.
![]() ![]() El ferry llegó procedente de Tánger y los coches que salían tuvieron que pasar un férreo control de la Guardia Civil, con perros incluidos. Fue curioso y entretenido observarlo todo desde las filas de embarque, que estaban al lado de las de llegada. Embarcamos con una hora de retraso y el ferry, de nombre Majestic, zarpó poco después. En recepción, nos entregaron las tarjetas-llave del camarote, bastante básico: dos camas, dos literas plegadas sobre las camas, una mesita, un armario y un pequeño cuarto de baño con inodoro, lavabo y ducha. El aire acondicionado funcionaba bien. Elegimos camarote interior por ser más barato y para una noche pensamos que no echaríamos de menos la ventana exterior, como así fue. Para dos personas, nos pareció suficiente. Cuatro pasajeros –incluso, niños- allí dentro habría resultado agobiante. En cualquier caso, hay que recordar que se trata de un ferry, no de un crucero, así que las comodidades excesivas y los entretenimientos programados brillan por su ausencia. El mejor pasatiempo, contemplar las vistas, primero en el puerto y luego desde el mar.
![]() Nuestro camarote estaba en la planta 7, donde se ubicaba también la cafetería de la piscina (cerrada, por fortuna) y una amplia cubierta para tomar el aire y contemplar el mar. En la cubierta de la planta 8 se podía sacar a pasear a las mascotas, bastante numerosas, por cierto. En la planta 6, se hallaban el restaurante, otra cafetería, un self-service y dos cubiertas exteriores, además de una tienda y varios salones. En las plantas 6 y 8 estaban la mayor parte de las butacas que utilizan las personas que no han reservado camarote. No tuvimos necesidad de transitar por allí. De todas formas, el barco no iba demasiado lleno.
![]() La cafetería y el self-service son caros y la comida no es nada del otro mundo, pero con eso ya contábamos, y lo asumimos. Quien lo desee, puede llevar provisiones. Hay bonos descuento para restauración y se puede pagar todo con tarjeta. El mar estaba en calma y la navegación transcurrió sin incidencias. Después de cenar en el self-sevice, estuvimos en cubierta contemplando la puesta de sol, algo estropeada por aparición de algunas nubes.
![]() Por la noche, pudimos dormir pese a que el barco se movía bastante, señal de que iba a buena velocidad, lo que permitió recuperar el retraso con el que salimos de Barcelona y a las siete de la mañana nos avisaron por megafonía de que debíamos abandonar los camarotes con el fin de proceder a su limpieza para los siguientes pasajeros. Aunque la hora de llegada prevista eran las 09:15, hora y media antes, mientras desayunábamos en la cafetería, pudimos divisar las casas de Génova que se asoman al puerto. Resulta atractiva la visión de la ciudad desde el mar, si bien no me dio tiempo de hacer fotos, que pospuse para el trayecto de regreso. El desembarco fue muy rápido y pasamos la aduana sin detenernos, mostrando nuestros documentos de identidad brevemente por la ventanilla del coche. Al fin, estábamos en Italia.
![]() De Génova a Trento. Nuestro fugaz paso por Génova fue desesperante. Al tremendo calor, tuvimos que añadir unos atascos descomunales que nos llevaron a perder casi una hora en apenas el medio kilómetro que hay desde la terminal de ferris del puerto a la autopista que teníamos que tomar para salir de la ciudad. Incluso fuimos testigos de un accidente. Confieso que nunca nos hemos alegrado tanto de coger un ticket de peaje como entonces, pues suponía que podíamos encaminarnos al fin hacia nuestro primer destino de las vacaciones. Pero no todo era fantástico, y la “terrible” A-7, desdoblada pero con miles de curvas y sin arcenes, estaba atestada (habíamos estado allí hace treinta años y continúa igual). Una lástima la tensión que se vive en esa carretera, porque el entorno es precioso. Cuando nos incorporamos a la A-21, pudimos respirar un poco, pues aun con un tráfico muy intenso al menos presenta las características de una autopista o autovía. Eso sí, en el sentido contrario, las interminables filas de camiones procedentes de Centro Europa y cientos de coches formaban un atasco indescriptible. Por fortuna, en nuestra dirección la circulación era densa pero fluida. A media mañana, paramos en un área de servicio para tomar algo: tenían bocatas y “focaccias” variados y económicos para ser Italia. Estaban muy buenos.
![]() Continuamos por la A-22 hasta las inmediaciones de Trento. Todo el trayecto lo hicimos con el mismo ticket de peaje que habíamos cogido en Génova, lo que resultó bastante cómodo. En Trento, pagamos 29,70 euros. No nos pareció demasiado caro para haber recorrido 348 kilómetros. Durante el último tramo, surcamos una parte del valle del río Adigio, donde se asienta la ciudad, rodeada por montañas y densos bosques. Antes de llegar, me dejó fascinada un pueblo fortificado que divisé sobre una colina. Desconozco su nombre y si se puede visitar.
![]() Etapas 1 a 3, total 17
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