Londres por enésima vez, porque siempre quedan cosas por ver ✏️ Blogs de Reino Unido

Aprovecho mi cumple para pedir una visita a Londres, una de mis ciudades favoritas. Las fechas elegidas son el puente del 9 al 11 de septiembre. La temperatura en Londres todavía es agradable en estas fechas y curiosamente el día es algo más largo en esta ciudad que en nuestra Barcelona.

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Elegimos el hotel Luma Concept en el barrio de Hammersmith. No es muy céntrico pero está bien comunicado, a menos de 5 minutos caminando tenemos la parada del metro con cuatro líneas (Circle, Hammersmith & City, Picadilly y District).

El hotel es una casita de tres plantas, muy nuevo y moderno. La habitación es muy acogedora y silenciosa. El desayuno incluido es una bolsa de papel con fruta, un zumo y una pieza de bollería. Además en la recepción del hotel tienen café y té.

Volamos con British Airways por primera vez. Todo da la impresión de estar más ordenado que con Ryanair (quizás porque los clientes son matrimonios británicos de avanzada edad) y el precio era sólo un poco más elevado que la alternativa irlandesa. Además está la ventaja que British Airways opera en el aeropuerto de Heathrow, mejor comunicado con la ciudad de Londres que los otros aeropuertos y sobretodo, la línea de metro que pasa por Heathrow nos lleva a nuestro hotel directo.

Salimos el viernes 8 por la tarde desde Barcelona. El vuelo sale puntual y llegamos a las diez de la noche a Heathrow. Ya tenemos la tarjeta Oyster para el transporte público de anteriores viajes. La recargamos y tomamos el metro. Llegamos al barrio de Hammersmith a las once de la noche, pero hay ambiente de viernes noche en un barrio activo. Jovenes arregladitos, hombres que vuelven a casa de un largo día de trabajo, es un barrio residencial en proceso de modernización y no es nada peligroso.

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Hoy sábado tenemos hora para visitar las Casas del Parlamento. Efectivamente, ¡llevo fotografiando el Big Ben veinte años pero todavía no he entrado nunca dentro del Parliament!

Para ir desde el hotel, como no tenemos prisa, en vez del metro, que nos llevaría directo con la District line, cogemos el autobús 9 (encima de la estación de metro de Hammersmith, - dónde están las líneas Picadilly y District- hay una enorme estación de autobuses urbanos, se puede acceder por las escaleras mecánicas de dentro de la estación de metro). El autobús cruza el barrio de Kensington pasando por todo el lateral sur de Hyde Park.

Bajamos del bus en Trafalgar square. Desde septiembre del 2016 se expone la enorme escultura contemporánea “Thumbs up”, un gran puño de bronce con un pulgar desproporcionado. Esta obra es temporal. Cuando vayas tú quizás hay otra escultura. Aquí se puede consultar la obra programada en el Fourth Plinth (cuarto pedestal).

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Hemos comprado online un audio tour para el parlamento (lo tienen en varios idiomas, incluído el castellano) por 18’5 pounds. Comprándolo online te hacen elegir una hora de entrada y elegimos las 11h. No hay cola para entrar. Al ser un edificio público, te hacen pasar un control de seguridad.

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La visita con audioguía dura entre una hora y una hora y cuarto (según la web) pero nosotros estamos más de una hora y media (somos lentos y nos gusta verlo todo bien). Se visita el enorme y medieval Westminster Hall, la Cámara de los Lores, la Cámara de los Comunes y muchas otras estancias en las que el audioguía nos va contando curiosidades, historias y usos de los distintos espacios por los que pasamos además del funcionamiento del parlamento británico actual. Pasado y presente en un mismo edificio histórico. Muy recomendable.

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Aprovechamos que estamos tan cerca para contemplar por fuera una vez más la magnífica Abadía de Westminster. Hay muchos turistas haciendo cola para entrar.
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Destaca también la fachada de la Dean’s Yard, un amplio edificio gótico.
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Posteriormente damos un paseo por Covent Garden, siempre bullicioso y elegante, y en dirección al río damos con un pub con aspecto tradicional y decidimos que es la hora de comer. El local es Porterhouse, un eficicio de varias plantas de aspecto de destilería y terraza al exterior, es muy grande y a la vez acogedor. El menú consiste en sándwiches, hamburguesas y otras especialidades sabrosas y altamente calóricas, y muchas variedades de cerveza. El precio es medio, para lo que es el centro de Londres.

Nuestro siguiente destino es el teatro Globe de Shakespeare, y para ir allí tomaremos el ferry Thames Clippers , también llamado “river bus”. Todos los visitantes de Londres sabemos que la Oyster sirve para viajar en metro y en bus, pero pocos saben que también incluye el ferry. El precio de un trayecto son 6,5 libras.

Nosotros vamos desde el muelle Embankment hasta Bankside. Tenemos vistas a ambos lados del río: el Parlamento, la noria London Eye, el museo Tate Modern, la cúpula de Saint Paul’s Cathedral,... Nos equivocamos de línea y la que tomamos no para en Embankment sino en la siguiente parada, London Bridge City, pero retrocedemos caminando.

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Por el camino vemos la Southwark Cathedral, la iglesia gótica más antigua de Londres;
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el Golden Hinde, una réplica a tamaño real de un galeón del siglo XVI; el Winchester Palace, unas ruinas medievales, The Clink, una antigua cárcel medieval ahora convertida en museo, situada en la calle Clink, encantadora, peatonal y empedrada. Ha sido un paseo de 15 minutos muy agradable y una afortunada equivocación.

Llegamos al Shakespeare’s Globe, una réplica del teatro que construyó la compañía de Shakespeare en el siglo XVI. La visita comprende una exposición sobre los orígenes, costumbres y tradiciones del teatro medieval y una visita guiada (en inglés) por el edificio. El teatro se puede visitar cada día de las 9 a las 17h por 15 libras (reservando online, 17 libras en la taquilla) y también se puede asistir a las representaciones (entrada aparte).

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Para la exposición, que incluye maquetas y planos del teatro original y vestuario y atrezzo utilizados en la época, se puede coger una audioguía.
Llegamos con poco tiempo para visitar la exposición, (una media hora) y no nos da tiempo de verlo todo, pero sí lo esencial, porque a las 17h tenemos que encontrarnos con la guía que nos llevará al interior del teatro. La visita guiada dura unos cuarenta minutos. Nos cuenta cómo trabajaba la compañía de Shakespeare en la edad media y cómo hacen en la actualidad las representaciones en el mismo recinto, lo que ha cambiado y lo que no. La visita se hace muy amena.

Para acabar la tarde, nos vamos al barrio de Shoreditch, en el East End, una zona antes pobre y marginada, ahora muy moderna gracias a la gentrificación sufrida en las últimas décadas.

Para ir al metro cruzamos el Millenium bridge, el puente peatonal que conecta la Modern Tate con St Paul. Desde aquí tenemos unas buenas vistas del Tower bridge y el magnífico rascacielos The Shard.


El Shoreditch está lleno de bares alternativos y modernos. Nosotros vamos a Dinerama, un antiguo sitio industrial reciclado como espacio de street food. Varias paraditas de comida y bebida, mesas comunes y bancos a cubierto y un espacio al aire libre. Abren de jueves a sábado a las 17h y la entrada es gratuita hasta las 19h. A partir de ahí hasta el cierre (bien tarde) la entrada cuesta 3 libras.

Llegamos justo antes de las 19h y ya hay gente, pero se va llenando cada vez más. El espacio cubierto está climatizado y en la zona al aire libre hay un calefactor también. Es un sitio perfecto para tomar algo con ambiente joven y moderno o para cenar pronto algo rápido (hamburgesas, pizza, etc).

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Aquí se nos hace de noche y vamos retirando. Al llegar a nuestro barrio nos paramos a tomar una cerveza en el pub The Swan. Un pub tradicional en el que registrándote en su web consigues un vale para un 25% de descuento y además en la web tenían una promoción de que si esa semana era tu cumpleaños te podías descargar un vale para una pinta de cerveza gratis. ¡No dudé en aprovechar la ocasión!

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Hoy domingo visitamos el pabellón Serpentine, una obra de arquitectura efímera que se encarga cada año a un diseñador y sólo dura la temporada de verano (normalmente desde mediados de junio hasta principios de octubre).

Se encuentra en Hyde Park, cerca del lago Serpentine. El acceso más conveniente es por la Kensington Road. Al bajar del bus nos encontramos de frente con el majestuoso Albert Memorial. Una escultura dorada brillante que la reina Victoria encargó para homenajear a su difunto marido.

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El pabellón de este año (2017) es una estructura de madera y acero que representa un gran árbol como punto central de la vida. El espacio se usa como cafetería. Hay años que el pabellón es más original que otros, pero siempre son diseños innovadores.

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Además visitamos la exposición de arte de una de las galerías Serpentine. Las exposiciones, normalmente de arte contemporáneo, acostumbran a ser gratuitas .

Tras un breve paseo por Hyde Park, que a finales de verano todavía tiene un verde brillante, vamos al Soho. Una de las cosas que tenía pendientes en Londres era disfrutar de un Afternoon Tea tradicional, una de estas costumbres tan británicas.

El lugar elegido para estrenarnos en esta centenaria e indulgente tradición son los icónicos grandes almacenes Liberty.

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La tienda Liberty fue fundada hace más de 140 años y el actual edificio de estilo tudor revival fue construido en los años 20 del siglo XX. Su especialidad son las telas de calidad. Si alguna vez habéis escuchado hablar del estampado “liberty”, con diminutas florecitas, pues el señor Liberty fue el creador.

El centro comercial es muy elegante y pijo. Se venden productos de lujo a precio prohibitivo. A principios de septiembre ya tienen una sección dedicada a la decoración navideña. En la segunda planta hay un coqueto y tranquilo restaurante con precios algo menos prohibitivos. Después de nuestra visita han reformado el restaurante y está aún más coqueto.

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El tradicional Afternoon Tea se sirve todos los días de la semana a partir de las 3 de la tarde, y todo el día el domingo. Incluye, además del te, un surtido de mini sándwiches, un surtido de pastitas dulces, el tradicional scone (panecillo redondo y dulce que se sirve templado) con crema y mermelada, por 22 libras (25 euros). Una delicatessen para paladares muy golosos.

Al salir damos un paseo por la conocida calle comercial Carnaby Street , y aunque es domingo, las tiendas están abiertas.

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Nuestra siguiente parada es una visita al cementerio de Abney Park . Está abierto todos los días de 8 a 20:30, pero no recomiendo que se os haga de noche allí.
Está en el distrito de Hackney, al noreste de Londres y hay un buen trozo en metro y en bus desde el centro.
La entrada principal está en Stoke Newington High Street. Es de acceso gratuito y organizan visitas guiadas regularmente.

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Este cementerio es uno de los llamados Magnificent Seven, siete grandes cementerios privados que se construyeron en el siglo XIX. Fue diseñado como cementerio-jardín y vivero “arboretum”. En el centro hay una capilla gótica de la era victoriana, es la capilla aconfesional más antigua que queda en el mundo.

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Es terriblemente fotogénico porque parece abandonado. De hecho, la empresa que lo gestionaba cerró en 1978 y ahora lo mantiene una fundación. La humedad del suelo ha cubierto de un ligero verdecillo las lápidas y con el suelo blando estas se han torcido, ladeado y caído. Un sitio perfecto para filmar una peli de terror, o para pasear el perro, que es lo que hacen varios vecinos del barrio, por lo visto.

El paseo es fresco y agradable, la brisa mueve las hojas secas y le da un aire espeluznante y fascinante. Es muy grande y hay momentos en que nos perdemos. Da la impresión de estar muy lejos de la civilización. Pero nos situamos de nuevo y al cabo de algo más de una hora estamos relajados con el paseo y decidimos volver al terreno de los vivos.

Bajamos en la estación King’s Cross porque mi marido, que es fan de Harry Potter, no ha visto nunca este popular escenario. En un lateral del vestíbulo se ha instalado una placa i un carrito con maletas en referencia a la Plataforma 9 ¾ de la millonaria saga literaria y cinematográfica. Hay una larga cola para hacerse una foto (pasamos de largo) y cotilleamos en las tiendas de merchandising oficial, con una decoración muy elaborada.

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El edificio principal de la estación, con los dos grandes arcos acristalados y la pequeña torre con el reloj central, son de la época victoriana (1852) y la posterior ampliación fue inaugurada en 2012 siendo ahora una mezcla entre antiguo y moderno muy peculiar.

Ya que estamos aquí no podemos dejar de admirar el enorme y precioso edificio gótico de la estación de St. Pancras, otra fabulosa construcción de la época victoriana. El edificio, de aspecto catedralesco, es y siempre ha sido desde su construcción un hotel de lujo.

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A una media hora caminando hay una zona muy bonita llamada Exmouth Market, que reúne en una calle peatonal tiendas chic y locales hipster. Nos dirigimos allí para ver el ambiente, pero siendo domingo y con ambiente lluvioso, la calle está vacía y varios locales cerrados. Descansamos en The Exmouth Arms, un pub tradicional rediseñado para el público joven y moderno. Tendremos que volver a esta calle en otra ocasión para verla en su esplendor.

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Nuestro siguiente plan es ir a un concierto en un pub de Camden Town. Al salir del metro en Camden está lloviendo a cántaros así que nos metemos en el primer bar que encontramos (es el Earl of Camden) y allí pasamos las horas agradablemente comiendo, bebiendo y jugando al domino (tienen juegos de mesa) .

Se ha hecho tarde para el concierto, así que nos vamos para el hotel a dormir.

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