![]() ![]() CENTROAMERICA desde adentro ✏️ Blogs de America Central
Evidentemente todo viaje nace de una pregunta sin respuesta y en esta ocasión emprendí la búsqueda durante 25 días en un vasto recorrido de 5.000 km. que lo abarcan casi todo: arenas blancas, aguas verdes, misteriosos cenotes, ruinas precolombinas, exuberantes selvas, áreas de naturaleza en su estado más puro, un sinfín de volcanes y disparejos acentos de gente maravillosa que habita los países de la cintura de América.Autor: DANIEL76ARG Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (4 Votos) Índice del Diario: CENTROAMERICA desde adentro
Total comentarios: 6 Visualizar todos los comentarios
Etapas 10 a 12, total 12
17/04/11 - “Y con esta son 10 cuadras, ahora doblo a la izquierda y camino 5 más…” decía para mis adentros mientras me dirigía del hotel a la terminal caribeños. Quería conocer Tortuguero. Desde que vi unas fotos en internet de la baula y de un escarabajo Goliat mantuve mi inquietud de visitar este rincón de Costa Rica. ¡Y allí estaba! comprando en la boletería “Guapiles” un boleto en el primer servicio de hora 9 hasta Cariari. Aún recuerdo de este viaje de dos horas el extenso túnel a través de una montaña, un río amarillo que arrastraba azufre y varios chorrillos de agua salpicando la verdísima espesura que parece no tener fin. Una vez en Cariari hay que caminar 500 metros hasta “la vieja terminal” y tomar un bus de 60 minutos hasta la Rancho de la Suerte. Una hora y media tardan las lanchas en llegar a Tortuguero desde aquí. Todo cuesta 5000 Colones o U$S 11.
El motor de la embarcación se averió y llegamos un poco más tarde que lo estipulado, pero habiendo pisado tierra el tiempo parece suspendido. Se dice que es el principal lugar del Caribe donde acuden para desovar las tortugas verdes, además de otras 4 especies. Está situado en una estrecha lengua de tierra entre el mar Caribe y el Río Tortuguero. Es un pueblito de no más de 500 habitantes con estrechos senderos que serpentean entre la vegetación exuberante. Aquí la proporción naturaleza-visitante permanece alta a favor de la primera. Ernesto me recordó a mi padre, es un guía algo mayor que arrastra una importante trayectoria, tiene su agencia frente al muelle. Lo poco que habla está respaldado por años de experiencia y a menudo eso no es lo que nos gusta escuchar. Fue directo: _“Si tu interés son las tortugas verdes, la época de desove es de julio a octubre” _¿Y las baulas? pregunté cómo presintiendo su respuesta… _“Más difícil es observar a una baula, por eso yo no hago el tour de la tortuga fuera de época.” _¿Y los escarabajos Goliat? Yo vi una foto que alguien tomó acá, le ocupaba toda la mano y… ( me interrumpió) _“En mayo” Su respuesta fue tajante. Sin más palabras, le pagué los U$S 15 para un tour de navegación por los canales para las 6 A.M. del día siguiente y me fui a buscar otro guía que me diera un poco de esperanza. Había leído que de marzo a mayo hay probabilidades, y por nada quería renunciar a una caminata nocturna por la playa, con la intención de ver a estos gigantes enterrar los huevos en la playa. Comencé a preguntar por Karla Taylor, había intercambiado unos mails con ella luego de hacer contacto a través de la página www.tortuguerovillage.com, pero regresaría recién en un par de días con un grupo de extranjeros. De camino hablé con un tal Wilfredo, que me pasaría a buscar cerca de las 9:30 PM para caminar por la playa dos horas, obviamente sin garantizar nada. El costo es de U$S 20 + U$S 10 de entrada al Parque Nacional. Una vez arreglado esto, dejé mis cosas en “Princesa Río”, un pequeño complejo de habitaciones con baño a U$S 10 diarios y me fui a la playa. No se me ocurrió mejor idea que comprar un “coco loco” de pasada, el cual bebí hasta la mitad de “un tirón” sin advertir que contiene un coctel de bebidas alcohólicas suficientes para adormecer a un elefante… la brisa del mar me devolvió a la realidad, caminé por la orilla hasta que oscureció y regresé a la habitación, pues aún faltaban 3 horas para las 9:30 PM. En vez de Wilfredo pasó un representante, el cual me aconsejó no dejar nada en la habitación, ya que existe la posibilidad de que alguien entre al complejo y tome lo que no es suyo. En el camino se sumaron 2 señoritas alemanas. Y allí comenzó el calvario: la arena es muy fina, hay que caminar descalzo y por la orilla para no enterrarse. Nadie había llevado agua. Sin hablar una sola palabra, anduvimos 40 minutos hasta que una de las alemanas quedó extenuada. En plena oscuridad, nos sentamos en un tronco caído mientras el guía me dijo que él iría más adelante. Las olas que llegaban a la orilla provocaban un ruido ensordecedor, por lo que no escuché decir si nos avisaría de encontrar algo. Pasado unos minutos nos pareció ver señales de una linterna y a pura seña con las alemanas, rumbeamos para allá. 30 minutos más tarde encontramos al guía que regresaba y volvimos tras nuestros pasos… descorazonados. Quién tenga la suerte de observar tortugas a la luz de la luna, añadirá una experiencia invaluable, yo no la tuve. 18/04/11 - Con apenas 5 horas de sueño y un cansancio generalizado, me dirigí sin en vano a los dos lugares que tenían carteles de apertura a las 5:30 A.M. para desayunar. Ya había gente esperando en lo Ernesto, quien con un ojo experimentado, calculó el peso de cada uno y nos repartió en 4 canoas. Pasamos por la oficina del Parque Nacional a pagar los U$S 10 de entrada y comenzamos a remar. El iba explicando en español e inglés con una paz inalterable. Nos informó que en la temporada de lluvia, los ríos son más caudalosos y hay más vida animal, pero igual veríamos mucho, y su palabra se cumplió una vez más. Avanzamos entre la fragancia de las flores de ilán ilán. En el dosel de las copas nos mostró tucanes y otras aves de vistosos colores que iba identificando por su graznido, mientras los monos aulladores sacudían las ramas de los árboles para alejar a nosotros, los intrusos. Luego comenzó a surcar el laberinto que forman los canales y a descubrir especies de garzas. Lo que a nosotros nos parecía un pedazo de tronco flotando, para él era un caimán. El viejo Ernesto conoce los secretos de los canales a tal punto que las lanchas de otros guías nos seguían a una distancia prudente. El sol pegaba fuerte, la posición incómoda hace que, uno por uno, nos acalambremos y confesemos que ya estábamos satisfechos de ver tanta naturaleza liberada. Regreso por mis cosas y me voy a un bar para desayunar tranquilamente mientras se hace la hora en que saldrá la primer lancha hacia La Pavona o Rancho de la Suerte. Allí encuentro a Ernesto y a Carlos, su amigo. Me invitan a sentarme con ellos. Me preguntan de dónde soy y luego si conozco a Messi en persona y allí comenzó una conversación animada hasta que se fumaron toda una etiqueta y agotaran una botellita del aguardiente “Cacique”. Se hizo la hora de irme, espero la lancha, y esta ya había salido desde otro muelle. Ernesto habrá visto mi cara de angustia y ordena a un hombre desatar otra lancha e ir tras la barcaza mayor de transporte. Le agradezco y salimos a toda máquina, pero tenía poca nafta, así que pasó por la casa de un amigo a llenar el tanque. Otra vez en carrera hasta que se paró el motor en medio del extenso río. Entonces aprendí un montón de malas palabras o “carajillos” ticos, ya que el comandante se acordó de todos los “mae, chunche, vara y weon” que le rodean. Alcanzamos a otra embarcación que iba al mismo destino, le di una generosa propina a este noble señor e hice un osado trasbordo saltando por encima de los 12 metros de profundidad que tiene el río en ese tramo. Casualmente sobraba un lugar en la cargadísima barcaza. Me relajé… y recordé que no había visto un basilisco (réptil parecido a una iguana, llamado también lagarto Jesucristo por las peculiares escamas especiales que tienen en la base de las patas traseras, que lo capacita para corres sobre la superficie del agua por cierta distancia.) Después de varios giros, el caudal del río comenzó a bajar y en algunos tramos la lancha encallaba. No quedaba otra que bajarse a empujar, situación que disfruté vez tras vez. Como recompensa apareció uno, dos, tres, ¿qué digo? Decenas de basiliscos en posiciones distintas; parecían que posaban para las fotos ¡y hasta pude ver uno corriendo sobre el agua, aunque la foto me salió mala! Llegamos con un importante atraso al muelle de La Pavona, pero el bus esperó la lancha y salió disparado para acortar la tardanza de hora y cuarto. Todo iba bien hasta que faltando metros para ingresar a la terminal de Cariari, gira e impacta con un motociclista que venía de frente. Los pasajeros de adelante advierten el choque, gritan, se escucha el chirriar de los frenos, el golpe que parte el parabrisas y luego silencio. Nadie se anima a bajar...hasta que el motociclista se levanta y todos comenzamos a respirar de nuevo. Tomo el bus de regreso a San José. Almuerzo, ceno, o ambos en la terminal caribeños y subo un taxi hasta el hotel porque estoy cansado, pero el taxista es nuevo y me deja cómo a 7 cuadras. Nada de esto interfiere negativamente a la hora de recostarme y hacer un recuento de este día. Etapas 10 a 12, total 12
19/04/11- El café, y no digamos el café con leche que venía tomando desde México, me estaba decepcionando. Casi siempre era aguachirle azucarado sin aroma ni sabor… una misteriosa contradicción, ya que en Centroamérica se produce algunos de los mejores granos cafetaleros del mundo.
“No es problema de la materia prima” me dijo la simpática vendedora de la Librería Lehmann, cuyo nombre ya no recuerdo. Y me siguió explicando que ese líquido bastante insípido es porque mezclan un poquito de café verdadero con mucho trigo quemado, al tiempo que me ofreció un BRITT expresso del estante. Como era muy simpática compré 3 paquetes, y ahora mismo, mientras empiezo a escribir este capítulo, termino casi ceremonialmente una taza de este afamado y excelente café costarricense, con la futura preocupación de cómo conseguir más. Esa mañana en que me perdí en la inmensa librería de San José, regresaba de la terminal San Carlos, donde había comprado a U$S 4 los boletos de ida/vuelta para La Fortuna, un pueblito al pié del coloso volcán Arenal. Luego continué el día a pura caminata por la capital de Costa Rica, que si bien tuvo una época dorada, en la actualidad grandes edificios contrastan con casas coloniales abandonadas, dejando una indefinida percepción que varía entre el caos y el encanto. El boleto de regreso no tenía fecha definida, y de tanto conversar con vendedores supe que el Viernes Santo, día en que debía regresar de La Fortuna, no funcionaría ningún transporte público, así que hice bien en contratar el regreso por el servicio privado Shuttle Interbús de U$S40 20/04/11- Los boletos no tienen asignado un número de asiento, así que fui una hora antes de las 6:30 AM, hora en que sale el servicio a La Fortuna. La pequeña terminal de San Carlos es desorganizada, no hay un punto definido de salida del bus, y la gente de las filas ignoran para qué destino están esperando, hasta que diez minutos antes de salir llega un bus, cuyo chofer anuncia a gritos el itinerario y las filas se desvanecen en corridas, choques y empujones para subir y conseguir un asiento. A las 10:45 AM estaba en La Fortuna, ya que este servicio público es directo. Sufriendo el calor húmedo típico de zonas como estas, caminé al hostel Fortuna Backpackers, que por U$S 8 la cama, es una opción económica, limpia y segura, tal como reza su slogan, además de una excelente atención. El Arenal está ahí. Su silueta de cono casi perfecto se puede ver desde cualquier callecita, pero ya estaba asimilando que no vería una montaña de fuego lanzando lava, ni cascadas de rocas incandescentes, ni flujo piro clástico alguno. A veces, el Arenal suele entrar en períodos de letargo que duran varios meses, y según recordaban algunos pobladores, el volcán llevaba dormido más de cuatro meses. Se dice que solamente 10 personas de cada 3 millones de habitantes del mundo tiene oportunidad de ver una erupción volcánica, y yo seguiría siendo uno más del montón. Continuando con esta tendencia de buscar cosas nuevas que tiene el viajero, me dispuse a buscar el segundo objetivo por el cual estaba allí: la llamativa ranita calzonuda o de ojos rojos que habita los bosques de la zona. Seguramente es la rana más fotografiada del mundo y la más bella. Con sus ojos saltones y colores saturados parece salida de una caricatura. Alquilé una bicicleta por U$S 2 la hora y comencé el calvario: cerca de 10 km. de ruta en subida bajo un sofocante aire húmedo. Llegué a una entrada de una de las tantas reservas privadas, pagué creo unos U$S 20 y escuché cada una de las recomendaciones antes de arrastrarme por la espesa vegetación. La primera impresión fue la de un gran muro verde, en vez de la espectacular variedad de animales que esperaba ver, en parte porque iba mirando donde ponía mis pies, donde tocaba, donde me apoyaba… hasta que fui dejando esta preocupación de lado y comencé a observar mejor. Entonces fueron apareciendo formas, ruidos extraños, colores y movimientos sospechosos. Me quedé quieto un buen rato, miré hacia arriba y vi a una serpiente verde con rayitas amarillas en los costados (después me dirían que se trataba de una venenosa serpiente lora) Cerca de un tronco podrido encontré una minúscula ranita verde y negra, la cual secreta uno de los venenos naturales más potentes. Comienzo a regresar y en un espacio abierto cerca de un charco muchas ranitas naranjas se desesperan por ocultarse. Una de tantas fotos salió bien, se trata de la blue jeans. Pese a medir 2,5 cm. sus toxinas pueden matar a 50 personas. Y ya me iba con mi fracaso a cuesta, mis rezos no habían servido de nada. Al parecer no era ni el día ni la hora apropiada para ver a quién quería ver: LA NINFA DE LOS BOSQUES. Había guardado la cámara y la esperanza, pero Dios en su soberana casualidad, que me había privado de tantas cosas, dio curso favorable a mi capricho y provocó este simpático encuentro. Era apenas una manchita insignificante a contraluz de una hoja de banano. Estaba dormida, preparé mi cámara y con mucho cuidado comencé a despertarla… ¡No puedo describir lo que sentí al ver sus colores, su graciosa apariencia en vivo y al natural! De mi mano la pasé a una flor cercana que competía con la ranita por lo bella que era, se llama “bastón del emperador” y disparé ráfagas de fotos mientras ella se apresuraba por trepar a otra hoja verde para seguir dormitando. Fue el mejor momento de todo el viaje. Salí orgulloso de ese parque, tan absorto en el logro que me perdí por media hora en uno de los tantos senderitos solitarios que hay a la salida. Como todo lo que sube tiene que bajar, de regreso casi ni pedaleé y tardé tan sólo 35 minutos en llegar a La Fortuna, un tercio del tiempo que me había demandado la ida. Casi un año después y con esa foto, ganaría un concurso de la National Geographic España. 21/05/11- El día acarreaba una preocupación que se hizo realidad a eso de las 8 AM. En todo este complejo viaje de 25 días había hecho una única reservación por internet: una habitación en el Hotel Observatory Lodge. Con el afán de presenciar un momento inolvidable frente a un volcán activo, resigné días en Guatemala para destinarlos en este viejo observatorio, hoy convertido en un 4 estrellas, cuyas habitaciones tienen una pared de vidrio logrando una vista magnífica al Arenal. Dista unos 15 km. de La Fortuna y el único bus que pasaba a 4 km. no funciona por ser Jueves Santo (En el camino vería que hay muchos hoteles antes a igual o menor precio). Los taxis cobran normalmente U$S 30 pero no encuentro ninguno por ser esta una fecha religiosa muy observada aquí. Sabía que no vería nada de lava, pero si no me presentaba, me descontarían U$S 100 de mi tarjeta de crédito. Entonces tuve la peor idea del viaje: ir caminando. Bajo ese sol abrazador inicié mi penosa travesía. A los 5 km. me desvié a Los Laureles, un recinto de aguas termales lleno de locales, ya que cobran U$S 8 contra los U$S 50 o más de los otros complejos existentes, como ser Tabacón, por nombrar uno. Se hizo el mediodía y tenía que continuar. El panorama fue este: ruta en subida, escases de agua, el peso de la mochila, las piernas que no daban más y varios autos alquilados por extranjeros desconfiados que no se detenían. Llegué hasta donde el camino se volvió de tierra y esperé, estaba en manos de algún alma benévola que se apiadara de mí. Una familia “tica” lo hizo. Me dejó a 2 km. de la entrada. Llené la solicitud y pagué casi sin hablar, me lo impedían las llagas que me habían salido en el paladar. Para completar oriné sangre y me dolían los riñones. Creo que me dormí rápidamente, en mis sueños el volcán tronó y me desperté sobreexaltado para tomar una foto, pero a esa hora (las 2 A.M.) la niebla lo había ocultado por completo. 22/04/11- A las 5:30 A.M. ya está claro, pero las nubes siguen sin dejar ver al mudo volcán. A las 7 es el desayuno y a las 8 hay una pequeña caminata gratuita a la que me alisto. En esa ocasión veríamos una víbora bocará o de pestañas, insectos, fruta del pan e infinidad de plantas y flores en la reserva de este hotel que está dentro del Parque Nacional. No pensaba regresar caminando, así que me fui a la playa de estacionamiento y comencé a preguntarle a cada uno de los huéspedes si me podía llevar. Algunos me miraron extrañamente, otros me ignoraron y una vez más, otra familia “tica” hizo lugar y me llevó hasta La Fortuna. Almuerzo y me voy al Fortuna Backpackers a esperar al bus privado. Se hizo la hora estipulada e Interbus no pasaba, 5, 10, 15 minutos. La chica del hostel se ofrece a llamar a la empresa y le dicen que ya había pasado y que el pasajero (yo) no estaba. Al parecer, siempre se confunden con otro backpackers y me habían dejado, pero debido a la insistencia de esta señorita regresan por mí. Sentí que debía agradecerle y le dejo de regalo mi trípode fotográfico que cargué todo el tiempo. 23/04/11- De nuevo en San José, o iba al médico o intentaba nuevamente ver un volcán activo. A las 7:20 AM. me fui a una parada que tienen los buses TUASA frente al Parque La Merced. Hay un servicio al volcán Poás a las 8:30 hs. por U$S 8 ida y vuelta. Llegó a las 11 AM, se paga los U$S 10 de entrada al Parque Nacional y se caminan diez minutos hasta el mirador del cráter. Otro intento fallido. Nubes que no dejaban ver más de tres metros. Según los locales, hay que estar a las 6 A.M. porque después se forman nubes. Pero aún así casi todas las excursiones salen a las 8 de San José. Se regresa a las 2 PM, hay una cafetería, museo, sala de exhibición y baños. A las 4 PM me traslado al hotel Tica Bus (lindo pero ruidoso - U$S 28) ya que de allí saldría hacia Panamá el día siguiente. Entiendo que aquí nada está preparado ni garantizado, porque es naturaleza pura, salvaje e indomable. Etapas 10 a 12, total 12
25/04/11- Cerca de las 4 A.M. bajé de Tica Bus a la gran Terminal de buses Albrook; el viaje había sido complicado pues desde que salimos de San José no funcionó el aire acondicionado y encima, en la aduana de Panamá, el agente “literalmente” me dio vuelta la mochila sobre una pequeña mesa y comenzó a manosear cosa por cosa colocada estratégicamente para aprovechar al máximo el espacio. En una sala de preembarque de la misma terminal, abrazado a mis mochilas traté en vano de permanecer despierto. Esperé que amaneciera para dirigirme al Hotel Andino (U$S 50) Aprovechando su buena ubicación emprendí una caminata por la zona. Contraté para el día siguiente un city tour + exclusas Miraflores por U$S 35 en Viajes Florencia, una agencia que funciona en el Hotel Costa Inn. Cerca del mediodía me sorprendió una lluvia bastante copiosa mientras el sol seguía brillando con toda su intensidad y aproveché para refugiarme y almorzar un exquisito pargo con yuca en un local por el que iba pasando. Comprobé mi peso en una báscula: 8 kg. había bajado hasta entonces y ya empezaba a recuperarlos. Me fui a dormir una reparadora siesta mientras caía un diluvio. Para las 3:30 PM el sol había “lamido” toda el agua caída y la humedad era sofocante. Después de tantos meses de chat, conocería personalmente a Yazmín, una encantadora panameña que me llevaría al Cost Way de Amador, una lengua de tierra construida con piedras extraídas durante la construcción del canal que Conecta la ciudad con las islas Naos, Perico y Flamenco. Es un sitio perfecto para un anochecer relajado, al compás de las olas y contemplando enfrente las interminables luces de la ciudad vertical, siempre en movimiento.
26/04/11 - El desayuno añadió un bocadillo que no había probado en los otros países: un pan frito de harina de yuca relleno de carne picada y huevo llamado carimañola. Más tarde, mientras sacaba fotos por la ventanilla, conversaba de todo un poco con José, el chofer del tour. Nos deja (al contingente) 40 minutos en Miraflores, cuyo uso de la terraza cuesta U$S 5, y aquí ya me veo en la obligación de mencionar el canal… es que la república más joven de América central ocupa una estrecha franja de tierra que separa el Océano Atlántico del Pacífico y su papel vital como centro estratégico de transporte era evidente mucho antes de la mismísima construcción del canal. Esta increíble obra de ingeniería se trata de una escalera de agua que permite a todos los barcos, excepto a los más grandes del mundo denominados Post-Panamax, cruzar el estrecho istmo que une América del Norte con América del Sur. Miraflores, Pedro Miguel y Gatún suman las series de exclusas que elevan a los barcos 26 metros, como así también las otras los hacen descender hasta el nivel del mar, después de un trayecto de entre 8 y 10 horas. La única alternativa consiste en rodear el Cabo de Hornos, en el extremo meridional de América del sur, una vuelta que añade exageradas millas náuticas al recorrido. Un par de locutores relatan interesantes datos por altavoces de la tecnología contra la naturaleza, mientras contemplo el paso de dos enormes barcos. Luego el paseo continuó por la zona histórica, Cost Way, El Puente de las Américas y José que no dejaba escapar nada: mientras conducía me indicaba ex bases militares de EEUU convertidas en museos y toda clase de información, mientras alternaba la conversación de amigos que habíamos empezado. Le pedí que me dejara en el Mall Albrook, frente a la terminal de buses. En mi vida nunca recorrí un sitio comercial tan grande. El escueto presupuesto de viajero me dejó con ganas de aprovechar los buenos precios ofrecidos, por nombrar solo 2 ejemplos: un pantalón Columbia Titanium cuesta U$S 70 y un reloj Casio Proteck U$S 198; mientras que acá, en Argentina, los precios ascienden a un equivalente de U$S 140 y U$S 500 respectivamente. 27/04/11 - Este día me levanté temprano con el propósito de conseguir un modelo particular de zapatillas Merrell, y luego de visitar Multiplaza y Multimax, y producirse algunas anécdotas, las pude encontrar a un precio increíble: U$S 50 De regreso ingresé al supermercado “El Machetazo”, otra de las cosas que acostumbro a hacer en lugares nuevos, pues allí contemplo a la gente en un contexto de comestibles y marcas que rozan lo desconocido: doce clases de porotos, té de rosa de Jamaica, golosinas, etc. Compré varios artículos para compartir con los míos. 28/04/11 - Llega el fin del viaje, un fin que me niego a asumir, pero sólo podría continuarlo si no estaría condicionado por los días de licencia y dinero. Quedará para otra oportunidad las paradisíacas playas de Bocas del toro y la comarca San Blas, donde se comparte la vida con los indígenas Kuna. Doy un paseo por la zona, armo mis mochilas por última vez y espero a que se haga la hora del día siguiente en que regresaría a mi tierra. Fue un viaje de descubrimiento. La mochila que de ida pesaba 11 kg. acusaba 23 kg. Y en esta misma proporción también creció el conocimiento de mí mismo, de los nuevos significados que había incorporado, de las amistades originadas y claro está, la realización personal. Los viajes realimentan, restauran, iluminan y nos muestran lo que es verdaderamente importante para nosotros. Etapas 10 a 12, total 12
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 5 (4 Votos)
![]() Total comentarios: 6 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Diarios relacionados ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() |