Pirigattos Andorranos ✏️ Blogs de AndorraUna breve escapada de fin de semana a Andorra pero en veranoAutor: Gattotrips Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (2 Votos) Índice del Diario: Pirigattos Andorranos
01: Escapada a Escaldes
02: Hacia el Este
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A punto de empezar otra gran aventura (aunque cuando publique esto a saber si ya habré vuelto incluso) me dispongo a narrar mis pírricas (por no decir nulas) vacaciones de verano de este año, que se redujeron a un fin de semana que pasé con Gatta en ese pequeño país de los Pirineos llamado Andorra.
En parte si me decido a escribir sobre ese fin de semana, es porque realmente parece que en foros de Internet no haya excesiva información de otros viajeros que hablen sobre su experiencia en Andorra, por lo menos en español, ya sea porque está tan al alcance que no se le presta atención, o porque todo el mundo va solo en invierno a esquiar y poco más y a lo sumo durante el resto del año a comprar azúcar y alcohol de garrafón. En realidad, incluso en verano cuando no hay nieve, Andorra tiene algunas cosas más a ofrecer (siendo franco no demasiadas tampoco, pero alguna que otra) que merecen dedicarle unos cuantos días si nunca antes se ha estado. Sin ser mi primera vez ni mucho menos (es un lugar de visita recurrente desde mi infancia) pero diría que más de quince años después de mí ultima estancia, planeamos un viaje relámpago de un par de noches para hacer una visita lo más completa posible a los lugares más relevantes, e incluso una pequeña excursión a pie. Llegada: Viernes noche Tórrido como era de prever se presentaba aquel fin de semana de agosto, por lo que una huida en coche a Andorra en donde en teoría las temperaturas serían más soportables se presentaba bastante apetecible, por lo que tras recoger a Gatta en su gatera, nos pusimos en marcha y tomamos la ruta que por carretera entre pellizcos (literalmente) tras unas casi cuatro horas nos llevaría a Andorra. Los últimos kilómetros por la N-260 hasta la Seu d'Urgell y la N-145 que lleva a Andorra son los que más pesados se hacen, pues son frecuentes las retenciones. Hacia las siete de la tarde llegamos por fin a Escaldes y aparcamos temporalmente a dejar las cosas frente al que sería nuestro hotel esos dos días, el Tulip Inn Andorra Hotel Delfos, a un precio muy asequible ya que durante el verano claramente no hay tanta ocupación. Tras dejar nuestras cosas dejamos el coche ya aparcado hasta el día siguiente en un parking público en la misma calle del hotel, la Avenida del Fener. Tener toda la noche el coche hasta la mañana siguiente nos costaría cada día entre 10 y 15 euros, no precisamente asequible pero tampoco una barbaridad. Escaldes-Engordany Mis recuerdos de infancia sobre Andorra eran algo así como un lugar fantástico en el que se podían comprar a precios irrisorios todo tipo de juguetes relacionados especialmente con el maquetismo de trenes, galletas, aspirinas francesas porque por alguna extraña razón los adultos estaban obsesionados con las aspirinas francesas, y cantidades ingentes de alcohol y azúcar. Ya que se va aún se puede aprovechar para comprar, pero ahora mi intuición me dice que ya no vale tanto la pena. En todo caso, lo que quedaba de esa tarde la dedicaríamos a pasear por la Avenida Meritxell de Escaldes, la calle principal del pueblo que durante los últimos años también ha evolucionado y ahora es completamente peatonal. Pese a la adecuación urbanística un amargo sentimiento de nostalgia me asalta... ¿por qué ahora parece todo tan para guiris? Que yo recuerde nunca se había comido especialmente bien en Andorra, pero ahora todo parecen bares postizos y restaurantes de comida rápida atendidos por extranjeros y orientados al turismo. La Avenida Meritxell, reciclada o no, la recordaba como lo que es junto a su vecina Avenida Carlemany. Es decir, la calle de tiendas y compras de Andorra llena de perfumerías Julia, supermercados, tiendas de deporte y demás. Para ser esctrictos, la Avenida Meritxell con el río aproximadamente, marca la frontera entre Andorra la Vella (que es una población diferente) y Escaldes-Engordany. De Escaldes una de las mayores atracciones es el "balneario" (y entrecomillo porque al final parece más un parque temático que otra cosa) de Caldea, una olla de grillos de aguas termales con diferentes servicios en el que por la usual masificación es imposible relajarse, por lo menos la última ocasión que se me ocurrió probarlo, pero puede que sea yo que soy bastante cínico en ese aspecto. Tras dar algunas vueltas y seguir a Gatta en la búsqueda del perfume con mayor relación calidad precio por diferentes perfumerías, Gatto sucumbió también a la fiebre del consumo y se hizo con una botella de ginebra premium en el supermercado Leclerc de turno... aunque al día siguiente sería otra... y unos vinos... y otra de ginebra que un amigo le había pedido para las copas en su boda... y... Total, tras dejar todas nuestras compras en el hotel, nos dispusimos salir a cenar guiados por la biblia de los restaurantes, nuestro Trip Advisor en el móvil y a ver que pillábamos. Uno de los que más cerca nos quedaba, no nos hizo buen efecto su aspecto y que estuviera vacío, por lo que empezamos a caminar sin rumbo hasta acabar en una Pizzeria Angelo que parecía tener buenos comentarios. Pse... qué queréis que os diga... no se en base a qué. Ya que hablo de Escaldes y la entrada es un poco dedicada a este nuestro campamento base, comentaré por lo menos que la cena del día siguiente estuvo mejor si bien fue algo más cara y a base de tapas (y tampoco nada del otro mundo). Esa segunda noche cenamos en el restaurante Don Denís, por lo menos un sitio que parecía tener más personalidad y solera, con un montón de fotos de famosos (a saber si de los que van a llevar billetes a Andorra...) Acabamos la primera noche de nuestra llegada tomando una copa en un local bastante fashion llamado Iqos, eso si, totalmente solos. Tras acabar nuestro gintonic nos volvimos al hotel, y así a descansar para empezar a disfrutar pronto al día siguiente de nuestros planes.
Mirando el mapa de carreteras de Andorra, salta a la vista que desde Escaldes hay dos carreteras principales, una que va hacia el Este y termina en Pas de la Casa, desde donde se pasa a Francia, y otra que va hacia el Oeste y sube por Ordino hasta Arcalís, o sale por ese extremo por Pal de vuelta hacia Catalunya y el Pallars.
Íbamos a dedicar este primer día a recorrer la carretera hasta el Pas de la Casa ya que sigue algunos de los pueblos más visitados del país, tanto por españoles, como por franceses como resultó ser el caso del Pas de la Casa, para visitar así mismo algunos de los puntos más emblemáticos e históricos, como es el caso del Santuario de Meritxell. Lago de Engolasters La primera parada del día iba a ser para realizar una pequeña excursión a pie hasta el Lago de Engolasters, en la localidad, o parroquía como allí llaman a los pueblos, de Encamp, que es la primera población que se encuentra partiendo desde Escaldes por la carretera que lleva hacia el oeste. La excursión empieza dejando el coche en un desvío de la Carretera de las Pardinas en donde empieza el camino que lleva por una cornisa hasta el Lago de Engolasters, a una altura de 1.660 metros. El camino es uno de los más sencillos que pueden hacerse para una excursión de senderismo, es totalmente plano y no tiene ninguna dificultad técnica. Durante la excursión se pueden ver algunos ejemplos de la flora típica de los pirineos, así como contemplar las vistas que se ven de Encamp desde la cornisa por la que transcurre el camino. Tras algún que otro pequeño salto de agua al borde del sendero, se llega aproximadamente en una hora al lago, cerca del cual hay un par de cafeterías en donde se puede comer o desayunar. El lago en si mismo no es que sea especialmente impresionante. Hay excursionistas que dan la vuela completa al lago, pero su pequeña superficie hace que desde el punto al que se llega se pueda ver toda su extensión. Además al lado opuesto del que están las cafeterías, hay una presa que embalsa el lago, y por eso sus aguas se ven así como un poco estancadas. En poco más de dos horas entre ida y vuelta con contemplación del lago incluída, pudimos estar de vuelta en el coche para dirigirnos al próxima punto de interés que visitaríamos ese día, que no sería otro más que el Santuario de la Mare de Déu de Meritxell, siguiendo hacia el norte la misma carretera tomada que lleva hasta Francia. Santuario de Meritxell Es en la localidad de Meritxell cerca de Encamp donde se encuentra el más famoso santuario del pequeño país de los Pirineos, cuyos orígenes datan de varios siglos atrás por lo que originariamente era de estilo románico, si bien tras el incendio de 1972 fue totalmente destruído y reconstruído en un estilo que se mimetiza con el paisaje por el arquitecto Ricardo Bofill. La talla románica original, encontrada por un pastor según la leyenda en el lugar en donde se erige el santuario, fue destruída en el mismo incendio, por lo que la que se venera hoy en día es una reproducción de aquella... e aquí su aspecto totalmente nuevo e inmaculado, nunca mejor dicho. Aunque antes nos dirigiríamos hacia el Roc del Quer, ya de vuelta hacia Escaldes junto al santuario de Meritxell haríamos nuestra parada para comer en un restaurante situado prácticamente junto a la basílica, que resultó ser bien bueno, y en donde pudimos degustar la cerveza artesana que se produce en Andorra. Roc del Quer E aquí una de las nuevas y últimas atracciones turísticas andorranas. El lugar de interés consiste en un balcón con vistas al valle a una buena altitud desde la que se pueden contemplar espléndidas vistas del valle con la carretera serpenteando entre los pueblos de Canillo y Encamp. El caminito que lleva al balcón desde donde se deja el coche permite disfrutar de las vistas en bancos orientados al paisaje, antes de asomarse a la figura colgante del mirador expuesta al viento, por lo que proporciona unas agradables vistas por las que es más difícil volver debido a la inclinación de su cuesta, que para llegar al mirador. Pas de la Casa Ya a bastante más distancia, en el límite oriental del país con Francia y atravesando otras localidades como Soldeu que pueden ser de interés para por lo menos dar una vuelta (si bien en el tiempo estival son más bien poblaciones fantasma) se llega al Pas de la Casa, que o mucho ha cambiado desde que era niño, o muy mal lo recordaba. Lo que creía que iba a encontrar como un pequeño pueblo en lo alto del Pirineo justo antes de cruzar a Francia, se ha convertido, o siempre había sido, un gran conglomerado de centros comerciales plagado de franceses que cruzan la frontera para comprar más barato. Y cuando digo plagado, significa literalmente que fue imposible encontrar un aparcamiento dentro de lo que es el pueblo en sí. Sin ningún afán comercial específico y poco interés en general por lo que vimos, decidimos darnos la vuelta para volver a comer a Meritxell como antes he comentado... que gran decepción la carencia del magnífico paisaje que hubiéramos querido encontrar a los pies del Pas de la Casa. Lo que más mereció es el paso del Port d'Envalira con una altitud de 2.408 metros de camino al Pas de la Casa. Cascada de las Molas Con el estómago lleno y de vuelta hacia Escaldes, nos fijamos que junto a la carretera había una catarata de aguas junto a la que se podía aparcar para visitar el pequeño parque con mesas de picnic al pie del cual se puede ver la caída de agua. Una parada de no más de cinco minutos pero en la que sorprende ver esa caída de aguas tan cerca de la carretera. Seguimos nuestra vuelta hacia Escaldes en donde podemos encontrar el lugar al que dedicaremos nuestra última visita del día, la iglesia románica de Sant Joan de Caselles. Iglesia de Sant Joan de Caselles Siendo esta una de las muchas iglesias románicas que pueblan los valles andorranos, sorprendre su buen estado de conservación y su fácil acceso al pie de la carretera. Algunas más curiosas que otras, como las fortificadas o de torre de planta circular, la de Sant Joan sin embargo sigue el arquetipo de construcción románica, con nave rectangular con cubierta de madera, ábside semicircular y torre con arcos de bóveda de cañón. Es posible visitar el minúsculo interior en el que sin embargo se aprecia el frescor proporcionado por su construcción en gruesas piedras, y por supuesto sigue siendo lugar de culto y celebración como el de la boda que pudimos presenciar en una de las veces que pasamos por la carretera que discurre junto a la antigua iglesia. Noche en Escaldes Como eran unas cortas vacaciones de relax, ese día dió durante la tarde hasta para siesta, por lo que pasamos un par de horas en el hotel para volver a salir algo más tarde de nuevo a hacer algunas compras o visitar curiosas tiendas, como la gran tienda especializada en maquetismo ferroviario que teníamos a una calle de distancia del hotel. Gatta quería comprarse una colonia y Gatto quería más alcohol (ya por demanda de otros amigos gatunos incluso) por lo que pudieron cumplir sus deseos entregándose al consumismo más desenfrenado y confirmando aquello de "más barato que en Andorra". En la que iba a ser nuestra segunda aunque última noche, elegimos para cenar el restaurante Don Denís, en el que debido a su escaparate de fotos con personajes famosos pensamos que podríamos disfrutar de una buena cena. Pedimos unas tapas (calamares y croquetas que no falten) y pese a su correctitud no fue particularmente barato. Lo intuía y lo sigo pensando... en Andorra no se come especialmente bien, por lo menos en Escaldes. Hoy ya cansados y sin copa de consolación, nos volvemos a nuestro hotel a descansar para levantarnos pronto y aprovechar el día siguiente, que sería ya el de la vuelta, pero en el que aún aprovecharíamos buena parte de la mañana y tarde.
Si el día anterior habíamos cogido la carretera principal que va hacia el Este para explorar hacia aquella dirección, hoy, día en que volveríamos ya a nuestras gateras, exploraríamos la carretera hacia el Oeste, que nos llevaría hacia para mi gusto, los lugares más espléndidos del pequeño país pirenaico, entre ellos, Ordino y los lagos de Tristaina... esto ya es otra cosa.
Los lagos de Tristaina Y es que la actividad principal del día de hoy iba a ser un paseo por las cumbres de Ordino, en donde se encuentran las estaciones de esquí de Ordino-Arcalís y Vallnord, para hacer una ruta de senderismo corta que nos llevase hasta los lagos de Tristaina desde el aparcamiento de las pistas. Antes pero, para coger fuerzas, tomaríamos el desayuno en el bar restaurante de las pistas. Así, una vez pertrechados, seguiríamos el camino que pasa tras los postes de los remontes detrás del bar y asciende hasta el plano en donde se encuentran dos de los tres lagos de Tristaina: el primero y el del medio, literalmente, nombres muy explicativos. El tercero, llamado el de más arriba (no se puede negar que sus nombres siguen una lógica aplastante), quedaba ya demasiado alejado para plantearse su ascenso, por lo que tendrá que quedar para otra vez. Aquí el paisaje es totalmente de reminiscencias alpinas, por no decir directamente suizo, razón por la cual es lo que me gustó más de toda esta pequeña escapada. Aguas heladas que reflejan las montañas de alrededor y un panorama no apto para agorafóbicos es lo que aquí puede encontrarse, con excursionistas realizando actividades de senderismo, pesca, baño... en un entorno fantástico. Tras la corta excursión y pensando ya por desgracia en la vuelta, fuimos bajando de nuevo hacia el valle más poblado, pero pararíamos antes para comer cerca de Llorts, lugar de interés de la llamada "Ruta del ferro", en donde daríamos un último paseo. Ruta del ferro en Llorts Como era pronto para comer, para hacer tiempo paramos por Llorts en donde disfrutaríamos de un estupendo entrecot, para dar primero un paseo por el camino de la llamada "Ruta del ferro", en donde llegaríamos a un prado en el que descubriríamos unas inquietantes figuras. Siendo esta una localización en donde pueden realizarse diversas rutas de senderismo o incluso visitar las antiguas minas de hierro de Llorts, la actividad más corta consiste en llegar por el camino de las minas que transcurre paralelo al río Valira hasta las figuras de la familia Jordino, dignas de aparición en Cuarto Milenio. Vuelta Así acababa nuestra escapada andorrana, haciendo cábalas sobre si nuestras compras alcohólicas pudieran suscitar las suspicacias de los guardias civiles del control fronterizo, cosa que nunca sabremos ya que no nos llegaron a parar, pero de lo que hay que ir bien informado en cuanto a límites de determinados productos por persona (alcohol, tabaco, chocolate, azúcar...) pues pueden causar algún que otro imprevisto. El camino de vuelta resulto cuanto menos intrépido en cuanto a que nos sorprendió una de las mayores tormentas a las que Gatto se ha tenido que enfrentar conduciendo, la cual nos siguió desde antes de llegar a Berga hasta por lo menos las proximidades de Vic... en todo caso nada que Gatto con sus habilidades automovilísticas no pudiera manejar. También podéis leer este diario original en mi blog Gattotrips. 📊 Estadísticas de Diario ⭐ 5 (2 Votos)
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