Relato de nuestro recorrido por los últimos 115 kilómetros del Camino de Santiago Francés, desde Sarria. Autor:Artemisa23Fecha creación:⭐ Puntos: 4.9 (16 Votos)
Además de la satisfacción de haber alcanzado el objetivo del día, la panorámica de Portomarín nos resultó muy atractiva desde el Miradouro de San Pedro, junto al puente sobre el río Miño, cuyas aguas bajaban un tanto mermadas debido a la sequía que afectaba a la zona. Allí, leyendo un panel informativo, conocimos una parte de la historia de esta localidad lucense, que cuenta en la actualidad con cerca de 1400 habitantes.
Asentada junto a un puente romano del siglo II, sustituido después por otro medieval que unía los barrios de San Pedro y de San Juan, la villa prosperó en el medievo gracias al continuo paso de peregrinos que recorrían el Camino Francés, lo que la llevó a recopilar un rico patrimonio monumental. En 1946, fue declarada Conjunto Histórico Artístico.
A finales de los años 50 del pasado siglo, la construcción del Embalse de Belesar obligó a trasladar el núcleo poblacional a tierras más altas, pues el pueblo antiguo quedó sumergido por las aguas en 1963. Algunos de sus monumentos más destacados fueron rescatados piedra a piedra y se construyó un nuevo puente en la misma fecha que el mirador donde nos hallábamos.
Junto al propio mirador, también nos encontramos con un señuelo turístico reciente para los peregrinos, aunque nada tenga que ver con el Camino de Santiago. Se trata de una campana, que recibe el nombre de Liberty Bell . Está instalada sobre un monolito con la idea de hermanar el municipio de Portomarín con el de O Vicedo, de modo que los peregrinos que la hagan sonar adquieren el compromiso de visitar O Fuciño do Porco (Punta Socastro), un zigzagueante sendero en la costa lucense. Como así lo hicimos, se supone que deberemos cumplir nuestra promesa, lo cual tampoco nos importará demasiado, pues tanto el lugar como el paisaje tienen buena pinta. A ver si surge el momento y no se nos olvida .
Cruzamos el puente, observando restos de ruinas en el fondo a causa del poco cauce. De todas formas, el paisaje era bucólico y bello. Al casco urbano, se accede por una empinada escalinata que conduce a la Capilla de la Virgen de las Nieves, una perspectiva poco alentadora después de caminar veintitantos kilómetros. Como compensación, las vistas desde lo alto son muy bonitas y se puede sacar una foto de recuerdo en el mirador de la Estela dos Desexos.
A continuación, fuimos directamente al Hotel Ferrementeiro, donde teníamos reservado el alojamiento, ya que todo estaba a tope y no encontré un alojamiento más económico. En cuanto llegamos, comprobamos con satisfacción que nuestras mochilas nos estaban esperando en recepción.
Panel informativo municipal y habitación del hotel.
Después de descansar un poco, salí a recorrer el centro del pueblo, subiendo por la Rúa de la Diputación, que está flanqueada por casas con soportales, hasta llegar a la Plaza del Conde de Fenosa donde se encuentra el Ayuntamiento o Casa do Concello.
En la misma plaza, se encuentra el principal monumento de Portomarín, la Iglesia de San Nicolás -o de San Juan, según las versiones-, de estilo románico, erigida entre los siglos XI y XIII por la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén. Nada más verla, llama la atención su aspecto de fortaleza, que se explica porque estaba ubicada en un lugar estratégico, el único punto entre las ciudades de Lugo y Orense donde era posible cruzar el río Miño. Dado su gran valor histórico y artístico, fue trasladada piedra a piedra desde su emplazamiento original para evitar que la cubrieran las aguas.
El interior es de una sola nave con gran altura y cubierta abovedada y en el exterior destacan la portada principal, con un gran rosetón y la arquivolta donde aparecen representados los veinticuatro ancianos del Apocalipsis interpretando sus instrumentos. En la portada lateral hay una escena de la Anunciación, mientras que la portada sur muestra una rica ornamentación.
Muy interesante esta iglesia, en cuyas inmediaciones se encuentra el Cruceiro de San Nicolás, de cruz gótica, una de las pocas de este estilo que se conservan en Galicia.
Otros monumentos rescatados fueron el Pazo Conde da Maza, del siglo XVI, el de Barbetoros y la Iglesia de San Pedro, cuyo origen se remonta al siglo XII.
Paseando por la zona que da al río, me encontré con un panel informativo que explica la situación original de los monumentos rescatados y las ruinas del pueblo sumergido, que se pueden contemplar en periodos de sequía, como era el caso, lamentablemente.
La tarde se puso muy oscura y por la noche llovió un poco, lo cual no impidió que nos sentásemos a cenar unas pizzas en la terraza de un restaurante, bajo el cobijo de los soportales. Ya no volveríamos a ver la lluvia, y apenas los nubarrones, hasta las inmediaciones de Santiago de Compostela.
Por la mañana, solo logramos desayunar un café con un bollo industrial envasado, ya que los pocos bares abiertos se habían quedado sin existencias por la gran afluencia de peregrinos más madrugadores que nosotros. Los que vinieron después tuvieron peor suerte y ya no les quedó ni eso. La señora de la cafetería les cerró directamente la puerta. Con los ojos como platos, desde nuestra ubicación en la parte alta del pueblo, nos fijamos en el enorme reguero de personas que iniciaban su caminata, muchos más de los que recoge la fotografía que hice un rato después. Dejando aparte Santiago, sin duda fue el lugar donde vimos más peregrinos juntos. El día había amanecido brumoso, pero no tardó en despejarse y brillar el sol.
Bajando de Portomarín hacia el río, se puede avanzar hacia la derecha o hacia la izquierda, utilizando bien la vía principal o la complementaria. Sin un motivo especial, quizás porque vimos menos gente, elegimos la de la izquierda, que nos llevó por un amplio sendero, a través de un bosque.
Aunque tenía su buena cuesta, el tramo fue corto y no nos llevó demasiado tiempo. Además, el recorrido nos pareció muy bonito. Y es que los bosques en Galicia siempre tienen un toque misterioso que atrae sin remedio.
Continuamos después por el lateral de una carretera, a través de pistas y senderos que nos mostraban campos de labor y pequeñas aldeas, hasta volver, de nuevo, al bosque... Y, así, vuelta a empezar.
Lo que peor llevaba eran las zonas aledañas a las carreteras, pues me resultaban anodinas, y la visión de los coches tampoco ayudaba. Además, el sol empezaba a calentar más de lo que hacía presagiar un cielo todavía surcado por algunas nubes y se agradecía el cobijo de los árboles. A la sombra, los minutos parecían correr más deprisa y había tiempo y ganas para todo, ya fuese meditar en silencio sobre mil cosas o conversar de multitud de temas. Pensándolo ahora, me sorprende la cantidad de recuerdos que compartimos a lo largo de esta caminata, en la que -ignoro el motivo- estuvo más presente el pasado que el futuro.
Otra cosa que me llamó la atención de este tramo fue que, de repente, nos encontrábamos inmersos entre una maraña de peregrinos y, unos minutos después, la gente desaparecía como tragada por las meigas. Bastaba detenerse a hacer unas fotos y, ¡zas! te encontrabas a solas, sin nadie al acecho .
En Castromaior, una pequeña aldea en la que conviven las antiguas casas de piedra con otras más cuidadas y modernas, me acerqué a su iglesia románica, que se conserva íntegra, aunque solo pude verla por fuera, ya que estaba cerrada.
A continuación, iniciamos una dura subida, que se prolongó hasta el Castro. Si se quiere visitar, hay que ir con ojo para no pasarse el acceso, que está a la izquierda, junto a un cartel informativo. Merece mucho la pena y, además, no alarga nada el camino, sino que incluso permite suavizar un poco la fatigosa cuesta que se afronta por la carretera. Además, el sendero no resulta complicado.
El Castro de Castromaior es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Galicia. Estuvo habitado desde el siglo IV a.C. hasta el II d.C. El poblado cuenta con 5 hectáreas y consta de un recinto superior con otros adosados, delimitados por fosos, parapetos y murallas. Se puede recorrer entero.
Detalles del Castro y de su entorno.
Seguimos camino y pasamos junto al mojón que nos señalaba que estábamos a 78,1 kilómetros de nuestro destino. Paramos a comer el menú del peregrino (12 euros) en una aldea, cerca de Ventas de Narón, donde existió un antiguo hospital de peregrinos, construido en el siglo XIII. Tras las desamortizaciones del siglo XIX, el edificio se arruinó y los vecinos utilizaron las piedras para erigir la Capela da Madalena, en cuyo campanario aún se pueden apreciar cruces templarias.
Las lentejas me sentaron estupendamente bien (no recuerdo qué tomé después) y me dieron fuerzas para afrontar la subida del Alto de Ligonde, donde sentimos los primeros agobios por el calor, que notábamos de lo lindo con el sol sobre nuestros sombreros.
Tras un buen rato caminando, vislumbramos la Cruz de Lameiros, del año 1670, cuyos cuatro brazos representan la muerte de Cristo, con los clavos, el martillo, las espinas y las calaveras. Se encuentra en un lugar muy agradable, rodeado de un pequeño parque con sombras y bancos para descansar un rato.
A partir de aquí, la andadura se me hizo un poco larga; empezaba a sentirme cansada y, para entretenerme, fui tomando fotos del paisaje, así como de algunos sitios o cosas que me llamaron la atención.
Hasta que, por fin, divisamos Palas de Rei, la meta de nuestra segunda jornada jacobea, la más larga de las seis de nuestro itinerario jacobeo.
El resumen de la etapa que grabé en wikiloc deparó los datos siguientes:
- Longitud: 25,47 kilómetros
- Duración: 8 horas 37 minutos (5 horas y 49 minutos en movimiento)
- Altitud máxima: 699 metros; altitud mínima: 318 metros
Esa noche nos alojamos en Hospedaje Casa Avelina, en el mismo centro, junto a la Casa do Concello. Ninguna queja. Al llegar, nuestras mochilas nos estaban aguardando en recepción. Aunque me sentía bastante cansada, no quise dejar pasar la oportunidad de dar un paseo por el pueblo antes de cenar. Al salir, me crucé con un mojón que indicaba 67,117 kilómetros hasta Santiago.
Dando solo unos pocos pasos, me encontré en la Plaza do Concello, donde había una gran muchedumbre de gente sentada en las terrazas. Hacía una tarde estupenda y los peregrinos y turistas se contaban por cientos. ¿Soy exagerada? No sé.
Su monumento más destacado es la Iglesia de San Tirso. Y allí que me fui. A esa hora, la luz era horrible para hacer fotografías un poco decentes, así que pondré solo un collage no muy conseguido. Algo mejor, aunque un tanto tapada por los árboles, salía la panorámica del pueblo desde el jardín de la iglesia.
Estaba empezando la Misa del Peregrino, así que me quedé. Había mucha gente. El sacerdote la hizo muy amena, saludando al final a todos los peregrinos, preguntando por su procedencia. Aunque te lo imaginas, no deja de llamarte la atención que siempre respondía alguien a la mención de todas y cada una de las Comunidades Autónomas españolas para saludar a los procedentes de cada una. Y, en cuanto a países, había peregrinos de Argentina, Perú, Estados Unidos, Canadá, Méjico, Francia, Alemania, Irlanda, Japón… Imposible acordarme de las nacionalidades de todos los que respondieron. De repente, te das cuenta de la importancia que siempre ha tenido el Camino de Santiago a nivel internacional, quizás ahora más que nunca considerándolo como destino viajero, más allá de la motivación religiosa o espiritual.
Tras dar un breve paseo por el pueblo, me reuní con mi marido y mi cuñado para cenar. Mientras les esperaba en la Plaza, al mirar mi reloj, vi que aquel día había caminado 29,63 kilómetros. No constituía mi record personal, pero tampoco estaba mal
Tras buscar un rato infructuosamente, terminamos sentados en un restaurante muy sencillo del centro, donde nos pusieron un guiso tradicional con pescado, el único plato que ofrecían. Aunque nos quitó el hambre, no fue ninguna maravilla. Nuestra primera intención era probar el pulpo en A Nosa Terra, que tiene mucha fama, pero estaba a tope y con bastantes personas en lista de espera. Imposible, pues.
Muchas gracias, @meha
Siempre es un placer leer algún comentario tuyo en mis diarios. Y, sí, engancha, y mucho. No creo que tardemos demasiado en hacer más etapas de esta ruta o de otras.
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Hola de nuevo....
Me dicen que en algunos albergues es obligatorio el uso del saco de dormir. ¿Es así? Es que al ser el tramo desde Sarria tan corto veo que no me va a hacer falta llevar mucho equipaje, además siendo junio....
Gracias
Que yo sepa hasta octubre de 2023 no era obligatorio, ni creo que lo sea ahora. Eso si, simplemente por higiene, yo lo llevaría, siempre y cuando te alojes en albergues, si lo haces en hostales, pensiones u hoteles, no te es necesario.
[i]El saco de dormir es un elemento esencial para quienes deciden recorrer el Camino de Santiago.
Aunque muchos albergues proporcionan mantas o ropa de cama, no siempre es así, por lo que contar con un saco adecuado es fundamental para garantizar descanso y comodidad.
Además, debemos tener en cuenta que es absolutamente imprescindible si vamos a dormir en los albergues públicos, ya que no solo la mayoría de ellos lo exigen, sino que como mucho nos van a ofrecer sábanas... Leer más ...
En el Camino de Santiago Francés es el mas clásico de los caminos de Santiago. Es el Camino de Santiago en el que coinciden la mayoría de las vías medievales de peregrinación y por tanto el de mayor relevancia histórica y el más popular entre los peregrinos. Algunos de su tramos pueden tener un exceso de afluencia.
Sarria es una localidad estratégica en el Camino: marca el comienzo para aquellos peregrinos que desean obtener la Compostela.
Estos los últimos pueblos del camino de Santiago francés por tierras de León y Galicia:
Camponaraya nos lleva por tierras de viñedos, cruzando el Arroyo Naraya. Es un pueblo volcado por completo con el Camino de Santiago, pues ya desde la época medieval, contaba con dos hospitales para peregrinos: uno de ellos junto a la actual capilla de la Soledad, y el otro era el de San Juan.
Villafranca del Bierzo. Por su calle del Agua se intuye una extensa herencia histórica, leída en las paredes de sus casas blasonadas. Villa noble, no se pueden dejar de lado sus eclécticos edificios de diferentes épocas y estilos arquitectónicos: la románica Iglesia de Santiago; La Anunciada, de refinado gusto italiano y renacentista, como también lo es su castillo.
Trabadelo. Este pequeño pueblito deja entrever el pasado romano de la zona con restos de los canales romanos y las cuevas subterráneas. Merece la pena acercarse a contemplar la Iglesia parroquial de San Nicolás. De época medieval, de los s. XIII o XIV, guarda una pequeña imagen de una imagen de la Virgen con el Niño, una talla muy pequeña pero muy venerada. Presenta, además, un retablo barroco del siglo XVII, realizado por López de Sisto.
Vega de Valcarce. Vigilada por el eterno centinela, el Castillo de Sarracín, o lo que queda de él, esta villa fue la entrada de Galicia. De hecho, La Portela, pequeña pedanía, hacía de entrada en la práctica. Se extiende por la vega que el río forma en el valle. A uno y otro lado de la cuenca se erguían dos importantes castillos medievales, de los cuales en la actualidad solo se conserva el de Sarracín.
O Cebreiro.Ubicado en la provincia de Lugo, es la primera parada significativa en la ruta del Camino de Santiago Francés al entrar en Galicia. Este pequeño pueblo, con sus antiguas pallozas y la iglesia prerrománica de Santa María, evoca la esencia de la Galicia más tradicional. La leyenda de la aparición del Santo Grial en este lugar agrega un toque místico a la experiencia.
Triacastela, cuyo nombre significa "tres castillos", es un lugar donde se unen varios caminos del peregrinaje. Sus tres rutas principales se entrelazan, convirtiendo a este concello en un punto de encuentro de culturas y experiencias. Los peregrinos descubren aquí la hospitalidad gallega en sus albergues y la belleza de sus paisajes montañosos.
Samos es conocida por albergar el imponente Monasterio de San Julián de Samos, una joya arquitectónica que se eleva majestuosamente en medio de exuberantes paisajes verdes. Fundado en el siglo VI, este monasterio benedictino ha sido testigo de la historia tumultuosa de la región y alberga una impresionante biblioteca con valiosos manuscritos. Además, Samos cautiva con calles adoquinadas, casas de piedra tradicionales y una atmósfera serena que invita a los visitantes a sumergirse en la autenticidad de la Galicia más profunda.
Sarria, un punto estratégico en el Camino, marca el comienzo para aquellos peregrinos que desean obtener la Compostela. La iglesia de Santa Mariña, con sus murallas medievales, y el Monasterio de La Magdalena, son testigos de la rica historia de Sarria. La tradición jacobea se siente en cada rincón, desde las callejuelas empedradas hasta las charlas con los lugareños.
Paradela encierra la esencia rural de Galicia. Sus paisajes salpicados de campos verdes y bosques transmiten serenidad, mientras que sus casas de piedra tradicionales narran historias de tiempos antiguos.
Portomarín, atravesada por el río Miño, es un lugar con una historia peculiar. La vieja Portomarín fue inundada para construir un embalse en la década de 1960, y muchos de sus edificios fueron cuidadosamente trasladados y reconstruidos en la nueva ubicación. El resultado es una fusión de lo antiguo y lo nuevo, con la iglesia de San Nicolás como testimonio de esta metamorfosis.
Monterroso cautiva con su encanto rural. Rodeado de exuberantes paisajes y colinas ondulantes, sus calles empedradas y plazas acogedoras invitan a pasear, mientras que la arquitectura tradicional revela la rica historia de la región. Un remanso de paz que revela la autenticidad de Galicia.
Palas de Rei, rodeado de densos bosques y prados verdes, ofrece una experiencia tranquila a los peregrinos. Su castillo medieval y la iglesia de San Tirso son joyas históricas que transportan a los visitantes a tiempos pasados. La hospitalidad de sus habitantes y la riqueza de su entorno natural hacen de Palas de Rei una parada única en el Camino.
Melide, conocido por su pulpo a la gallega, es un deleite para los sentidos. Este concello en la provincia de A Coruña es famoso por su tradición gastronómica, que los peregrinos pueden disfrutar en sus numerosos restaurantes y pulperías. La iglesia de Santa María y el puente romano sobre el río Furelos añaden atractivo histórico a esta encantadora localidad.
Arzúa, conocida por su queso homónimo, se erige como un símbolo de la riqueza agropecuaria de Galicia. En este concello, los peregrinos se sumergen en campos verdes salpicados de granjas y aldeas. La iglesia de Santiago y la capilla de A Magdalena aportan un toque espiritual a este paisaje bucólico.
O Pino, por su parte, encapsula la esencia tranquila y auténtica de la región. Se presenta como un rincón sereno imbuido de historia y naturaleza. Con sus campos verdes y antiguas construcciones de piedra, esta localidad ofrece una conexión profunda con las raíces gallegas.
Descubre el Camino de Santiago Francés de Galicia.
¡Hola!
Volví el pasado día 12 de hacer el Camino y voy a hacer un resumen por si a alguien le puede servir.
Después de mucho pensar, decicimos hacer el Camino francés desde Sarria porque al ser nuestro primer camino creimos que sería mejor hacer una parte que tuviera muchas y buenas infrestructuras, a pesar del riesgo de la masificación.
En cuanto a la masificación, sí que nos encontramos con mucha gente a partir de Palas de Rei. Sin embargo entre Sarria y Palas nos encontramos con muy poquita gente. También es verdad que nuestros horarios fueron otros. Me explico:
Siempre tuvimos claro que no íbamos a padecer, por lo menos no demasiado, por lo que decicimos hacer las etapas más cortas con lo que salíamos a otras horas, no teníamos que madrugar tanto. Así que después de mucho dar vueltas nos quedaron así las etapas:
Día 1: Sarria - Morgade.12 Km. Alojamiento en Casa Morgade, 42€. Muy buen lugar. En mitad del campo, un sitio muy bonito. Habitaciones cómodas y tranquilas.
Día 2: Morgade - Portomarín: 10Km. Pensión Pérez, 47€. No estuvo mal.Habitación ruidosa. Camas cómodas
Día 3: Portomarín - Ventas de Narón:13Km. Albergue O Cruceiro, 40€. Bastante bien. También en mitad del campo, por lo que olía un poco a vaca. Muy tranquilo
Día 4: Ventas de Narón - Palas de Rei: 11Km. Hotel Casa Benilde, 77€. Muy bien. Es el sitio más caro donde nos alojamos, pero también el mejor. Me costó mucho trabajo conseguir alojamiento en Palas así que cogí el que había.
Día 5: Palas de Rei - Melide: 14Km. A Lúa do Camiño, 55€. Es un chalet reconvertido que tiene habitaciones con baño compartido y otras privado. La nuestra fue privado y estuvo muy bien.
Día 6:Melide - Arzúa: 14Km.Pensión Casa Frade, 52€. Una grata sorpresa. Es una pensión de toda la vida, pero reformada y puesta con mucho cariño.
Día 7: Arzúa - O Pedrouzo: 19Km. Peregrina Pensión 1. 55€. Es un piso compartido, con baño compartido. Para cada dos habitaciones un baño. Se puede usar la cocina y había de todo :leche, café bollos, aceite, fruta.... Era a la que más le temía por aquello de compartir el baño, pero fue bastante cómodo al ser pocas personas. De todas formas, no tuve mucho donde elegir. Ya no quedaba casi nada
Día 8 O Pedrouzo - Santigo : 20 Km. PR Tambre. 50€. Muy buena pensión. Algo retirada del centro, alrededor de 15 min. Andando. Muy buena atención. Estuvimos muy bien.
Ese fue nuestro Camino, bastante cómodo, aunque después de varios días también se cansa uno y mucho... No me quiero imaginar la etapa de Palas a Arzúa, casi 30 Km. Con la subida mortal última a Arzúa . En fin, cada uno hace lo que puede o quiere. Y en definitiva, lo hemos disfrutado mucho, aunque también padecido. Y como dicen por aquí... Esto engancha... Ya pensando en volver
Saludos!!
lolagonal Escribió:
Hola caminantes, el otro día me pidieron un resumen de mi camino, os lo pongo aquí...
Para quien le interese aquí dejo nuestra experiencia práctica del Camino mínimo de Santiago a recorrer para conseguir la "compostela", son apuntes del viaje en plan práctico, luego que cada uno lo haga con su ilusión, creencias e interés
NUESTRA EXPERIENCIA DEL CAMINO DE SANTIAGO
Lola – Feliciano, del 21 al 26 de septiembre de 2008
Desde SARRIA hasta SANTIAGO DE COMPOSTELA
Antes de salir:
Hay que proveerse de la credencial del peregrino, nosotros la conseguimos a través de nuestra amiga Pepa en la Asociación de Amigos de los Pazos, pero la dan en muchos sitios, iglesias, asociaciones de amigos del camino, etc., sinó, en el lugar de salida será fácil en cualquier albergue de peregrinos. Esta credencial se irá sellando por los sitios que pasemos, tanto iglesias, como bares, albergues, etc., que vayamos viendo por el camino y se entrega al llegar en la oficina del Peregrino para que nos den la “Compostela” escrita en latín y con nuestro nombre, la oficina está al lado de la puerta de Platerías en la catedral de Santiago, rúa del Villar 1, 1º
Planificar muy bien la mochila: lo que nosotros llevamos fue una muda completa para cada una de las 6 etapas, ropa interior, camiseta de algodón, dos pantalones y otro más arreglado para las tardes, dos polares (uno para el camino y otro para la tarde) toalla (luego no nos hizo falta porque fuimos a pensiones, y allí te la dan), poncho de agua (nos hizo falta un día), cosas de aseo (gel, esponja, cepillo de dientes, pasta, colonia fresca, todo en lo más pequeño que creáis que os llega) una linterna pequeña (no llevamos pero la hubiésemos agradecido al salir temprano de mañana), imperdibles para colgar fuera de la mochila la ropa que no se haya secado, 6 pinzas de ropa, una pastillita de jabón de las de hoteles para lavar alguna ropa, un rollo de papel higiénico, cargador del móvil, calzado para la tarde aparte de las botas de caminar, una mochila pequeña si se va a mandar la mochila grande por taxi (luego lo explicamos) para meter el traje de aguas si está mal día, una riñonera en la que podemos llevar el dinero, algo de botiquín, el móvil y kleenex o algo de papel higiénico enrollado, también conviene llevar algún pequeño bloc o papel cortado y un bolígrafo o lápiz, para tomar notas del camino etc.
Asunto pies: fundamental tener las uñas bien cortaditas, y mención especial merece el “asunto calcetines”, lo mejor es llevar unos finitos de trekking debajo y unos buenos también de trekking encima (nosotros llevamos un par de cada para cada etapa) ponerlos del revés para que las costuras no nos dañen y llevar vaselina o crema para “embadurnarse los pies enteritos”(imprescindible entre los dedos) todos los días antes de calzarse.
Botiquín: muchas cosas no las usamos, pero conviene llevarlas, vendas elásticas (una ancha y una estrecha) vendas de gasa, micropore (son esas “tiritas grandes”) tiritas, esparadrapo de papel, un sobre de gasas, tijera, betadine pequeño, diclofenaco (como anti inflamatorio), paracetamol, ibuprofeno, buscapina... En cada pueblo hay una farmacia de todas formas. Las curas no sólo hay que hacérselas en los pies cuando se tiene ya el daño, conviene hacerse curas preventivas si se nota que roza o puede rozar algo, lo ideal es un trozo de gasa y esparadrapo de papel abundante, bien pegado, y antes de ponerse mucha vaselina o crema hidratante en los pies. Si se hace alguna ampolla pincharla con una aguja, dejarle el hilo pasado, poner betadine y gasa con esparadrapo, nunca cortar la piel. Es muy importante secarse bien los pies antes de calzarse o hacerse curas.
Un pequeño costurero: basta algo de hilo un par de agujas, imperdibles,algún botón...
Bastones: llevamos un bastón de aluminio plegable cada uno, pero en Portomarín nos compramos otro, conveniente llevar dos cada uno, porque ayuda muchísimo a subir y bajar las cuestas. (1 bastón 15% ayuda, 2 bastones 60%).
Hacerse la ruta : viene bien llevar una guía de las etapas, para saber los sitios por los que pasaremos, lo que se verá, las iglesias interesantes, lo que se tarda aproximadamente entre lugares etc.
La página www.vivelanaturaleza.com/CaminoS ... Ances3.php está muy bien.
Nosotros decidimos ir a pensiones, y enviar la mochila por taxi (cuesta 3€ por mochila) de una etapa a otra y nos las dejaban en sitios conocidos, imprescindible etiquetar la mochila con el nombre(algunos taxistas nos daban ellos mismos las etiquetas). En cuanto a las pensiones, nos costaron, para dos personas, entre 20 y 28 euros/día en habitación doble con baño compartido (que no compartimos nunca, siempre estábamos solos con el baño para nosotros),la mayoría tenían tele en la habitación. Hay muchos albergues tanto públicos como privados, que suelen ser habitaciones de literas, éstos tienen todos los servicios de lavado y secadora, para hacerse comidas o cenas, etc. Y se ahorra más, salen por unos 3 euros por persona, pero en la habitación no puedes hacer ningún ruido y tienen horario de llegada por la noche, tiene la ventaja de que te relacionas con más gente en las zonas comunes, puedes jugar una partidita de cartas, etc. Los taxis cuestan 3 euros la mochila y ya te dan el teléfono del taxista en los bares y pensiones, algunos ya tienen identificadores para poner, sinó con papel y esparadrapo pegas en la mochila el destino, tu nombre y número de móvil. No reservamos pensiones de una etapa a otra para poder elegir al llegar una céntrica en el pueblo, reservando puede ser que quede algo alejada del casco urbano y es muy incómodo para pasear por la tarde. En cuanto al destino, si no reservas pensión o albergue hay que preguntarle al taxista dónde deja la mochila al contratarlo, el dinero del taxi se deja en la pensión con las mochilas.
Salida y llegada: nos llevó un familiar en coche hasta Sarria (no llegar muy tarde por la tarde que hay que buscar pensión y taxi), pero pasamos antes por Santiago para dejar nuestro coche y ser más independientes al acabar...
ETAPAS
SARRIA-PORTOMARÍN (19,4 km.) DIA 21.09.08. Llegamos a Sarria por la tarde del día anterior, buscamos pensión y taxi. Sarria tiene un comercio de ropa y calzado asombroso para el pueblo que es. La pensión era estupenda “El Faro”, había una concentración de motos y la señora nos alojó en su propia casa porque lo tenía todo ocupado; la habitación doble nos costó 18 euros, muy limpio todo. Nos timaron con las mochilas porque era muy tarde y nos cobraron 20 euros(10€ por mochila) por llevarlas a Portomarín, nos dijo que las dejaba en el bar España. Cenamos junto al río, en una zona peatonal muy animada, tomamos raxo y ensalada con una cervecita, bien de precio. A la mañana siguiente desayunamos junto a la parada de taxis el desayuno que tomaríamos todos los días, café con leche con tostadas y un zumo de naranja natural para los dos (aproximadamente 3,50 euros cada uno en todas las etapas). Salimos a las 8,30, el camino era bueno al principio entre bosques, con un fuerte olor a estiércol de vacas y a “bagazo” (=hollejo o piel de la uva, las semillas y los cabos de los racimos. Este bagazo recibe el nombre de orujo. De él se obtiene, mediante destilación en alambique, el aguardiente también llamado orujo, este olor nos acompañaría casi todo el camino) Al principio de la etapa hay que ver la iglesia de Santiago de Barbadelo. Casi llegando, en Ferreiros (el primer restaurante no, el segundo), hay un restaurante para peregrinos con menú a 8 euros, pero nos comimos unos huevos fritos con patatas y chorizo inolvidables, que recordaremos para el resto de nuestra vida!. La llegada a Portomarín es un poco pesada, con bastante carretera, hay subidas y bajadas progresivas y constantes, y la llegada se hace por el puente del embalse de Belesar, llegamos sobre las 18 horas. Un consejo, conviene parar poco y frecuentemente, mejor que mucho tiempo, sino para volver a caminar es un problema por las agujetas. A la entrada de Portomarín, a la izquierda, y sin subir las escaleras está enfrente del colegio la pensión Manuel, antes era una librería, tiene un baño compartido pero grande y con buena ducha, muy limpio todo, la habitación son 20 euros. Después de ducharnos y cambiarnos, visitamos la iglesia-fortaleza, que es una maravilla y paseamos por la calle porticada, enfrente de la iglesia, contratamos el taxi en una tienda donde también nos compramos otro bastón de aluminio cada uno, que no fueron caros, 15 euros los dos, no los volveríamos a ver en ninguna tienda en el resto del camino... Cenamos por esa calle un guiso de calamares y carne estofada.
PORTOMARÍN-PALAS DE REI (22,4 kms.) DIA 22.09.08. A las 6,30 de la mañana llovía a cántaros, decidimos desayunar(invitamos a compartir nuestra mesa a un “iluminado” castellano-manchego de un pueblo de Ciudad Real-La Puebla de Montalvan, que era forofo del camino y se había hecho casi todos de los que llevan a Compostela, nos quedó una frase suya para todo el camino “la belleza del camino está en el camino”. El hecho de desayunar tan temprano era por ver si abandonábamos por la lluvia y también porque además estábamos hechos polvo, pero después del desayuno dejó de llover y on paracetamol, en el cuerpo, decidimos arriesgarnos, salimos a las 8,30, es una etapa con mucha carretera, en Airexe, casi al final de la etapa, nos tomamos una cerveza, agotados, aunque aún nos quedaba la entrada en Palas que es muy larga y muy pesada. No fuimos a ver la iglesia de Vilar de Donas (magnífico románico), que está un poco desviada y merece ser visitada, pero estábamos cansados... Llegamos sobre las 6 de la tarde, el tráfico es peligroso, hay muchos camiones a la llegada y por el centro del pueblo. Las mochilas nos las dejó el taxista en la gasolinera que hay al principio del pueblo, que es una cuesta arriba tremenda, fuimos en taxi a por ellas por lo lejos que quedaba (1,5Km) Hay muchas pensiones, pero eran caras, y nos costó encontrar una, al final muy cerquita del albergue en pleno centro en un mesón, una habitación grande, luminosa, con tele y limpia, con baño compartido, que tampoco compartimos porque estábamos solos en la planta. Compramos vaselina para los pies. El pueblo tiene mucha cuesta, pero montones de sitios para cenar, cenamos en el mesón de al lado de la pensión. Fuimos a sellar la credencial a la parroquia, donde el cura te hace un montón de preguntas, parece que te aplica u tercer grado!. De nuevo pedimos en el mesón datos para contratar otro taxista. El pueblo tiene mucho ambientillo
PALAS DE REI-MELIDE (13,5 kms.) DIA 23.09.08 .No salimos muy temprano, porque es una etapa corta, sobre las 9 después del desayuno de rigor, café, tostadas y zumo. El camino es bueno, algo de carretera, pero abundantes prados y bosque autóctono de castaños y robles, nos tomamos una cervecita en Leboreiro y llegamos a Melide con la ilusión de un buen pulpo, ya que es una población donde es muy famoso. En la misma entrada al pueblo, la primera esquina que hay, nos encontramos con una pulpería que nos aconsejó una pareja joven que también hacía el camino, y allí dejamos todos nuestros males delante de un enorme plato de pulpo á feira y una bandeja de cachelos, bien de precio y muy bien cocido. En la Parrillada El Molino encontramos habitación, muy buena y solos en la planta otra vez. Salimos a pasear y comprar fruta porque desde la salida no habíamos comido nada, y es que no te la ofrecen de postre ni la venden en las fincas, lo cual es una pena. Es un buen pueblo, con gente amable, y buenas tiendas de artesanía para hacer algún regalito.
MELIDE-ARZÚA (13,5 kms.) DIA 24,09,08. Salimos tarde pensando en que era una etapa corta, pero es muy cansada, con cuestas abundantes, hay buenas vistas de prados y bosques. Arzúa es una población grande, pero todo está pensado para hacer negocio con el peregrino, es típico el queso de tetilla, pero lo cobran bastante caro, no se debe comprar para llevar ya que no aguanta fuera de la nevera. Conseguimos habitación, como siempre con baño compartido sin compartir porque estábamos solos, por 28 euros en el Mesón Carballeira, llegando al centro del pueblo, una calle enfrente de la plaza. En la pared de la pensión ya tenían anotado el teléfono del taxista que lleva las mochilas y que nos dijo que nos las dejaba en la gasolinera de entrada a Pedrouzo (Pedrouzo y Arca o Pino son lo mismo, dos pueblos pegados). Cenita ligera, compartiendo como siempre un menú del día, sobre 8-9€ (la camarera intentó pasarse con el precio de la cena pero no coló).
ARZÚA- PEDROUZO o ARCA O PINO (21 kms. ) DIA 25.09.08 esta etapa como era larga decidimos salir temprano para que no nos pillara el calor a mediodía. Salimos a las 7,45 después de un desayuno en el bar de la plaza, el problema fue que la etapa empieza con bosque y estaba muy oscuro, pero nos juntamos varios y además enseguida amanece. Es una etapa con pocas cuestas y mucho bosque, además de abundantes riachuelos. Nos pasamos la zona de tomar la cervecita a media mañana, que es la de Empalme, este sitio es en la carretera, donde se pierde un poco el camino por mala señalización, de todas formas lo arreglamos un poco más adelante llegando al pueblo que hay un hotel estupendo, Hotel O Pino (desviándose un poco a la derecha), eso sí no es un hotel para quedarse porque está bastante lejos del pueblo, no preguntamos precios pero debe ser carillo.
PEDROUZO-SANTIAGO DE COMPOSTELA.- DIA 26.09.08, llegamos a Pedrouzo sobre las 13,30, son dos pueblos unidos, Pedrouzo y Arca o Pino, no tiene gran cosa, un par de cafeterias (las dos con pastelería), pero en una de ellas tomamos un plato combinado de comida y una estupenda tarta de queso con arándanos. Las mochilas nos las dejaron en la gasolinera que queda bastante lejos de la entrada del pueblo. Nos fue un poco difícil encontrar pensión y como al albergue no queríamos ir, dimos algunas vueltas, pero al final mereció la pena, cerca del cuartel de la Guardia Civil, tomando la primera bocacalle a la izquierda estaba la pensión Maruja, estupenda, con la suerte de estar solos en el piso y un buen cuarto de baño con bañera para nosotros solos. DIA 25.09.08, Salimos de Pedrouzo, después del consabido desayuno en un bar al ladito del cuartel de la Guardia Civil, a las 7,45, y aunque era de noche, enseguida clareó. Se inicia la etapa con bosques y es agradable, pero poco a poco te vas acercando ya al final y se hace pesado, cada vez es más carretera sobre todo a partir del Monte do Gozo, la entrada en Santiago es pesadísima, por calles que no están preparadas y mal indicadas para los peregrinos y un recorrido por la ciudad muy largo y si hace sol te agotas. Llegamos por fin al Obradoiro y lo primero fue ir a buscar la “Compostela”, en la casa del peregrino al lado de la puerta de Platerías de la catedral, en el primer portal de la rúa del Villar, hay que armarse de paciencia por la cola de peregrinos que hay, pero merece la pena salir con ella, con el orgullo de haber terminado el camino y además es bonita para enmarcarla escrita en latín, se suele dar un donativo de uno o dos euros en unas huchas que hay en el mostrador.
Luego fuimos a visitar la catedral, estaba abierta, aunque a mediodía no se puede dar un abrazo al apóstol porque está cerrado ese sitio, sí que visitamos su tumba debajo del altar mayor y desde su reclinatorio “nos presentamos” emocionados a Santiaguiño, luego paseamos por dentro de esa maravillosa catedral del románico admirando su belleza. Tampoco pudimos ver la obra cumbre mundial del románico, que es el Pórtico de la Gloria, porque está en restauración, tampoco pudimos “saludar” al santo dos croques por el mismo motivo. Luego nos fuimos a comer por la calle del Franco y luego a celebrar nuestra llegada tomándonos un buen pastel en una de las mejores confiterías gallegas, “La Mora”, en la rúa del Villar, por cierto la habían cambiado de sitio dentro de la misma calle, pero aunque ya no es la antigua ni está en el sitio primitivo, sigue siendo una “delicatessen”.
Y fin de la peregrinación, muy contentos y emocionados de haberla acabado. ULTREIA!!!
Por cierto el saludo utilizado antes entre peregrinos era ULTREIA!!! pero de unos años a esta parte se utiliza... BUEN CAMINO!!!