![]() ![]() Camino de Santiago Francés: 115 kilómetros finales desde Sarria (Lugo). ✏️ Blogs de España
Relato de nuestro recorrido por los últimos 115 kilómetros del Camino de Santiago Francés, desde Sarria.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (16 Votos) Índice del Diario: Camino de Santiago Francés: 115 kilómetros finales desde Sarria (Lugo).
01: Preparativos e itinerario.
02: Llegada a Sarria y visita de esta bonita localidad lucense.
03: De Sarria a Portomarín (Etapa 1 de nuestro Camino).
04: Un paseo por Portomarín.
05: De Portomarín a Palas de Rei (Etapa 2 de nuestro Camino).
06: Un paseo por Palas de Rei.
07: De Palas de Rei a Melide (etapa 3 de nuestro Camino).
08: Un paseo por Melide.
09: De Melide a Arzúa (etapa 4 de nuestro Camino).
10: De Arzúa a O Pedrouzo (etapa 5 de nuestro Camino).
11: De O Pedrouzo a Santiago de Compostela (etapa 6 de nuestro Camino).
12: Caminando por Santiago de Compostela.
13: Visitando la Catedral de Santiago de Compostela.
14: Conclusiones y comentarios.
Total comentarios: 17 Visualizar todos los comentarios
Etapas 7 a 9, total 14
![]() De Palas de Rei a Melide (etapa 3 de nuestro Camino).Tercera etapa de nuestro Camino de Santiago, desde Palas de Rei a Melide, unos quince kilómetros. En realidad, esta etapa va desde Palas de Rei hasta Arzúa y es la más larga y dura de este tramo del Camino, con unos 29 kilómetros de recorrido. Por ello, son muchos los peregrinos que, si disponen de tiempo, la dividen en dos partes para ir más descansados. Y eso fue lo que hicimos nosotros. A toro pasado, creo que no es necesario y se puede hacer de una tirada sin mayores complicaciones, sobre todo en verano, cuando se disfruta de tantas horas de luz. De todas formas, tampoco me arrepiento porque así tuve la ocasión de recorrer con tranquilidad el bonito pueblo de Melide (Mellid en gallego). Pero a eso llegaré después. ![]() Empezamos la jornada desayunando en la terraza de un café, frente al Concello de Palas de Rei. Tomamos empanada, pero no estaba muy allá, lo que supuso una decepción porque nos gusta mucho, sobre todo si es casera y está bien hecha. En fin, los productos y los platos tradicionales no siempre son la mejor opción en sitios demasiado concurridos. Nos pasó varias veces a lo largo del Camino (con el pulpo, por ejemplo), aunque es algo que ocurre en todas partes. Por lo demás, cada día nos levantábamos antes y con menos pereza. Debía ser que estábamos acostumbrándonos al ritmo de la caminata. La buena temperatura también ayudaba.
![]() ![]() Bajando por la Travesía del Peregrino, dejamos atrás la escultura dedicada al Santo y nos dejamos guiar por las flechas amarillas, que nos apartaron unos metros de la carretera para pasar junto a casas y huertos, hasta que nos topamos con el mojón que indicaba 66,841 kilómetros a Santiago.
![]() ![]() ![]() ![]() Alternando caminos, senderos y pistas de tierra, llegamos hasta San Xiao do Camiño. Entre hórreos, recorrimos sus calles empedradas, vimos un crucero y la Iglesia de San Julián, construida en el siglo XII y reformada en el XVIII, que conserva un bonito ventanal románico en el ábside. Está situada junto a un cementerio, lo que le otorga un mayor impacto visual. Visité el interior, pero la foto me salió movida, así que la omito.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Tras un tramo a pleno sol, llegamos a una senda entre árboles, aceptando de muy buena gana su sombra, pues la mañana avanzaba y empezábamos a sentir el calor. Apenas había nubes en el cielo. Eso sí, en el camino no faltaba alguna que otra fuente para refrescarse.
![]() ![]() ![]() Aunque no era un bosque inmenso, me gustó el efecto de la luz filtrándose entre las ramas y fui haciendo fotos. En esta zona, volvimos a coincidir con muchos peregrinos; en algunos puntos, parecía que íbamos en romería. Y, paso a paso, casi sin percatarnos, al salir de Casanova, abandonamos la provincia de Lugo para adentrarnos en tierras coruñesas.
![]() ![]() ![]() Al salir del bosque, por las carreteras y en las aldeas, suele haber albergues de todo tipo. ![]() ![]() Habíamos llegado a Leboreiro, que fue un enclave importante durante la Edad Media en la ruta jacobea, hasta el punto de que, según la tradición, era aquí donde la Virgen María daba la bienvenida a los peregrinos. A nosotros, nos recibió un bonito cruceiro. Al margen de las leyendas, lo cierto es que Leboreiro tuvo, incluso, un hospital de peregrinos allá por el siglo XV, del que solo se conservan dos muros con el escudo de la familia de sus fundadores, los Ulloa. Delante, está expuesto un cabeceiro o cabazo -canasto circular con palos entrecruzados y cubierto de paja-, que servía antaño para guardar el maíz y que se llamaba celeiro.
![]() ![]() ![]() Unos metros más adelante, está la Iglesia de Santa María, que es gótica, si bien presenta algunos elementos ornamentales románicos. Con nave rectangular y ábside circular, destaca su portada, con arco y arquivolta ojivales, y varias esculturas.
![]() ![]() En el interior, hay una Virgen con el Niño en madera policromada, supuestamente del siglo XIV, y un panel de pintura mural, que data del siglo XVI. Muy interesante. Si está abierta, no os la perdáis.
![]() ![]() ![]() Tras dejar ese bonito pueblo, cruzamos el Puente de la Magdalena, sobre el río Louro, de piedra y origen medieval, y seguimos nuestro camino, alternando pistas de tierra, arcenes de carretera y senderos entre árboles.
![]() ![]() ![]() Al fin, divisamos el precioso puente medieval de San Juan de Furelos, del siglo XII y con cuatro arcos, que nos deparó una panorámica espléndida de la propia población de Furelos, iluminada por el sol.
![]() ![]() ![]() Desde el puente hasta Melide, nuestra meta del día, nos faltaba apenas kilómetro y medio. Así que, como se nos había hecho un poco tarde, acordamos parar a comer antes de cruzar el río. Fue una mala decisión, pues nos aposentamos en un restaurante al aire libre que anunciaba guisos caseros, pero donde no “les quedaba” nada de lo que ofrecían en el menú y tuvimos que conformarnos con unos insulsos macarrones recocidos, a los que añadieron salsa de tomate de bote. Un horror. El peor almuerzo del viaje, aunque no el más barato, por cierto. En fin, corramos un tupido velo. Mejor conservar el recuerdo de aquel precioso puente, sobre el que cruzamos el río Furelos hasta llegar a la Iglesia de San Juan, de cuyo templo románico únicamente se mantiene el muro sur, pese a lo cual presentaba una estampa bonita. Estaba cerrada, así que no pudimos visitar el interior.
![]() ![]() ![]() Desde allí, solo tardamos un ratito en alcanzar el centro de Melide, en cuya calle principal nos sentamos en una terraza a tomar un café antes de dirigirnos a nuestro alojamiento. Había sido una jornada tranquila, corta y apenas nos habíamos cansado. Eso sí, hacía bastante calor.
Los datos de la jornada según mi copia de wikiloc:
- Longitud: 15,24 kilómetros - Duración: 5 horas 57 minutos (2 horas 39 minutos en movimiento) - Altitud máxima, 564 metros; altitud mínima, 404 metros. Capturas de itinerario y perfil de la etapa: ![]() ![]() Etapas 7 a 9, total 14
![]() Un paseo por Melide.En Melide terminamos la tercera etapa de nuestro Camino y salí a visitar la población. Teníamos habitaciones reservadas en la Pensión Orois, en el mismo centro urbano. De nuevo, muy buena relación calidad/precio. Además, estaba perfectamente situado para conocer la localidad. Aquí nos reencontramos con bastante tráfico de coches en las calles -algo casi olvidado durante nuestros recorridos a pie-, pues este pueblo es un importante cruce de caminos en Galicia.
Plano turístico, habitación y alrededores.
![]() ![]() ![]() Pasaban unos pocos minutos de las cinco y apenas estaba cansada. En ese momento, pensé que quizás hubiera sido mejor completar la etapa tradicional y llegar a Arzúa, pero como lo hecho, hecho estaba, no le di más vueltas y me dispuse a aprovechar la tarde para conocer Melide, ya que me habían comentado que es uno de los pueblos más interesantes de la ruta, donde convergen, además, los Caminos Francés y Primitivo, que en adelante comparten itinerario hasta Santiago de Compostela. Así que, después de ver los alrededores de nuestro aposento, me dirigí a la Oficina de Turismo, en la Plaza del Convento, donde me dieron todo tipo de información para mi recorrido, que comencé en sus aledaños.
![]() ![]() ![]() Melide (Mellid en gallego) es un municipio coruñés que cuenta con unos siete mil quinientos habitantes y cuya economía ha girado tradicionalmente en torno a los sectores ganadero y forestal, sin olvidar la importancia del comercio y la hostelería debido a la gran cantidad de peregrinos que cruzan la localidad desde tiempos medievales, dada su situación estratégica en el Camino de Santiago. No obstante, sus antecedentes son mucho más remotos, prueba de lo cual es que en su territorio se encuentran el menhir más grande de Galicia, datado en el neolítico, y 18 Castros de la Edad del Hierro. ![]() Su evolución histórica se puede conocer el Museo da Terra de Melide, ubicado en lo que fue un antiguo hospital de peregrinos, cuyo origen se remonta a 1502, aunque solo conserva parte de la portada. Además de arqueológico e histórico, es un museo etnográfico que proporciona mucha información sobre los usos y costumbres de la zona. Me gustó visitarlo. Muy recomendable si se dispone de tiempo.
![]() ![]() ![]() ![]() Además de sus calles y plazas, durante las casi cuatro horas que estuve paseando por Melide pude ver el que se considera el Cruceiro más antiguo de Galicia, una cruz gótica del siglo XIV. ![]() A su lado, está la Capilla de San Roque, que fue construida a mediados del siglo XX con piedras y piezas procedentes de antiguas iglesias medievales, como la portada de la desaparecida iglesia de San Pedro, del siglo XIII.
![]() La iglesia parroquial se encuentra en el antiguo Convento del Sancti Spiritus, del siglo XIV, aunque se reformó después. Destacan enterramientos de familias nobles del siglo XV y el altar de la Capilla Mayor, barroco, del siglo XVII.
![]() ![]() ![]() Al lado, en la misma Plaza, están el Ayuntamiento y la Capilla de San Antonio, Obra Pía del siglo XVII con escudos en los muros.
![]() ![]() ![]() En las afueras, me acerqué hasta el antiguo castillo, desde el que se contemplan bonitas panorámicas y donde está la Capilla del Carmen, del siglo XVIII. ![]() ![]() ![]() ![]() No muy lejos, se encuentra la Iglesia de Santa María, de finales del siglo XII, con pinturas del XVI, que es Monumento Nacional. Lamentablemente, estaba cerrada las dos veces que me acerqué. En cualquier caso, el exterior también merece mucho la pena. El camino pasa al lado, así que no es preciso desviarse para ver su fantástica fachada. Lo de entrar a ver las pinturas, ya es otra canción.
![]() ![]() En resumen, pasé una buena tarde en Melide, un lugar donde se descubren rincones escondidos con mucho encanto, a pesar de que los coches aparcados estropeaban un tanto las perspectivas de las plazas y de las típicas casas gallegas con miradores, y tuve que hacer malabares para evitar los vehículos, lo que no siempre conseguí.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() A la hora de cenar, fuimos a la Pulpería Ezequiel, especializada en cocina gallega. Aunque no estuvo mal, quizás esperábamos algo más, sobre todo del pulpo. Etapas 7 a 9, total 14
![]() De Melide a Arzúa (etapa 4 de nuestro Camino).Relato de la cuarta etapa de nuestro Camino, con llegada a Arzúa. Por la mañana, volvimos a desayunar unas buenas raciones de churros antes de abandonar Melide para iniciar nuestra cuarta etapa, que también sería cortita, pues teníamos por delante poco más de catorce kilómetros. Al salir de la población, nos topamos con el mojón que señala 52,501 kilómetros hasta Santiago. Como ya he comentado, en este lugar confluyen el Camino Francés y el Camino Primitivo, con lo cual esperábamos encontrarnos con muchos más peregrinos.
![]() ![]() Apenas habíamos dejado atrás el casco urbano de Melide, cuando pasamos junto a la Iglesia de Santa María, que yo había ido a ver la tarde anterior. Seguía cerrada, con lo cual perdí la última oportunidad de entrar a conocer sus pinturas. Una pena. Tomamos una pista, dejando atrás lavaderos y casas antiguas, algunas derruidas, medio comidas por la vegetación. Y, de protno, descubrí mi sombra impresa en el sendero.
![]() ![]() ![]() A la altura de O Carballal, vimos dos rutas posibles para tomar, y elegimos la principal, por O Raido, recomendada en un panel informativo y que nos llevó a través de un bosque, surcando una cómoda pista hasta cruzar el río Catasol por unas piedras a modo de puente, lo que nos dejó unas bucólicas estampas mientras "los hermanos" se divertían
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Seguimos un pequeño tramo por un sendero paralelo a la N-547, al final del cual giramos hacia la izquierda para internarnos en otra zona boscosa, cuya sombra agradecimos porque el sol pegaba de lo lindo. Sin embargo, no duró demasiado, pues pronto salimos a campo abierto hasta llegar a Boente, pequeña localidad de unos 100 habitantes, famosa por sus quesos y en la que resulta recomendable detenerse unos minutos.
![]() ![]() ![]() Enseguida nos topamos con un cruceiro y la fuente de A Saleta, del siglo XIX, sin especial valor artístico, pero de la que se dice que sus aguas tienen propiedades medicinales. Verdad o no, lo cierto es que se ha convertido en un punto de referencia para los peregrinos. La sombra es horrorosa, ya lo sé, pero la fuente y el cruceiro están
![]() ![]() Más interesante me pareció la Iglesia de Santiago, cuyo origen se remonta a año 992. Pese a que el edificio actual data del siglo XIX, conserva varios elementos románicos del siglo XII, como el capitel de la fachada este, presidida por una imagen de Santiago. Con espadaña de granito y un reloj en la fachada, el interior está sostenido por arcadas y los techos recubiertos de madera. Presenta un colorido retablo con un Santiago peregrino de principios del XIX; además, cuenta con una imagen de la Virgen y un San Roque del siglo XVIII. Una iglesia muy bonita para ver por dentro.
![]() ![]() ![]() ![]() Continuamos, caminando en paralelo a campos de cultivo que, de vez en cuando, nos dejaban vislumbrar aldeas, que, en ocasiones, también atravesábamos.
![]() ![]() ![]() Tras un rato, surcamos otro tramo de bosque, con su correspondiente arroyo cristalino. Luego, salimos al raso y caminamos junto a campos de cultivos, bajo un intenso sol. El itinerario se había convertido en un terreno de continuos sube y baja, el típico que en ciclismo se califica como “rompepiernas”. De todas formas, más que fatigoso, se nos hizo algo... no voy a decir aburrido pero sí un paisaje como... demasiado igual.
![]() ![]() Al fin, alcanzamos el puente medieval de Ribadiso, del siglo XII y con un solo arco, situado en el lugar donde se construyó un hospital para peregrinos, cuyos antiguos edificios fueron restaurados por la Xunta a finales del siglo XIX para convertirlos en albergue. El lugar tiene mucho encanto, pero estaba petado de gente y no resultaba fácil hacer una foto en condiciones.
![]() ![]() Desde allí, ya estábamos a las puertas de nuestro destino del día.
![]() ![]() Como de costumbre, ahí van los datos de la etapa, grabados en mi copia local de wikiloc:
- Distancia: 13,89 kilómetros - Duración: 4 horas 26 minutos (2 horas 59 minutos en movimiento) - Altitud máxima, 456 metros; altitud mínima, 245 metros. Captura del itinerario y perfil de la etapa:
![]() ![]() Un paseo por Arzúa. Llegamos muy pronto a Arzúa, tanto que ni siquiera habíamos almorzado. Mientras comentábamos que podíamos haber hecho la etapa completa de un tirón, sin necesidad de dividirla en dos días, fuimos avanzando por las calles de la localidad, que nos recibió con el lema “benvidos a terra do queixo”. No fue queso, sino patatas a la marinera y paella lo que tomamos como menú del peregrino en la agradable terraza de un restaurante, a la sombra, por supuesto.
![]() ![]() Después, fuimos a nuestro lugar de pernocta, la Pensión Casa Frade, en el mismo centro del pueblo, junto al Ayuntamiento, y que, como los demás, respondió bien a nuestras necesidades y al precio que pagamos. Nuestras mochilas nos estaban esperando en recepción. Impecable el servicio de Correos.
![]() ![]() Pese a que hacía mucho calor, no tardé demasiado en salir a curiosear un poco por esta localidad de unos 6000 habitantes, cuyo censo está en continuo declive. Estaba de fiestas y había bastantes chiringuitos montados en la Plaza de Galicia, en cuyos alrededores se sitúan sus puntos de atracción turística más importantes. Alberga un parque con plátanos centenarios, donde se encuentran el Monumento a las Queseras y la Fuente de los Becerros, mientras que en un lateral está la Iglesia parroquial de Santiago, de mediados del siglo XX. El gentío era tal que preferí dejar las fotos para la mañana siguiente, cuando estuviese todo más despejado. Y así fue.
Casas típicas y Ayuntamiento.
![]() ![]() Monumento a las Queseras y Fuente de los Becerros. ![]() ![]() ![]() ![]() En la calle posterior, se ven algunas casas señoriales y otras de arquitectura tradicional gallega, con las típicas galerías acristaladas. Y, a pocos metros, se encuentra la Capela da Madalena, pequeña iglesia románica del siglo XIV. Estaba cerrada, así que solo pude contemplar su exterior.
![]() ![]() Por la noche, no había mucho donde elegir, así que cenamos en una de esas hamburgueserías que utilizan carne de calidad, gallega, por supuesto. Como era uno de los pocos restaurantes abiertos, estaba hasta los topes y tardaron mucho en servirnos, pero al menos conseguimos sentarnos en una mesa para esperar, suerte que no tuvieron la mayor parte de los "aspirantes", que se marchaban desesperados porque a pocos servían y nadie se levantaba. En fin, menos mal que no teníamos prisa... Eso sí, al final, cuando llegó la comanda, me pusieron un perrito caliente gigante que estaba muy rico y las hamburguesas no le fueron a la zaga. El retraso mereció la pena. Etapas 7 a 9, total 14
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 4.9 (16 Votos)
![]() Total comentarios: 17 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Diarios relacionados ![]() ![]() ![]() ![]() ![]()
![]() |