![]() ![]() Diario de Gran Canaria ✏️ Blogs de España
Una semana en Gran Canaria a la que le añado información tras cada viaje a la isla.Autor: Ruth200es Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.7 (3 Votos) Índice del Diario: Diario de Gran Canaria
Total comentarios: 2 Visualizar todos los comentarios
Etapas 4 a 6, total 8
LUNES 26/04/2021 Nos levantamos en la preciosa habitación del Hotel Villa Bandama Golf y nos dirigimos al comedor, donde había un despliegue de viandas como pocas veces he visto, pues no había nada que no me gustase: humus, guacamole, embutidos, quesos, fruta, tortilla, etc. A mayores te preparan algún plato en el momento, nosotros pedimos huevos con bacon. Tras el insuperable desayuno nos pusimos la ropa de caminar y nos acercamos en coche hasta la Caldera de Bandama, que es un antiguo volcán por el que discurre una ruta alrededor del borde del cráter; justo al lado se encuentra el Pico de Bandama, que juntos constituyen el Monumento Natural de Bandama, dado su interés geológico. Ambos provienen de la erupción volcánica más reciente de Gran Canaria, hace aproximadamente 1975 años. Podréis observar algunas especies de fauna endémicas, como el lagarto gigante de Gran Canaria, e incluso alguno único de Bandama, como la araña Dysderia bandamae, la tijereta Guanchia bandamensis y el escarabajo Attalus bandamae. Lo mismo ocurre con la flora, siendo originario de Bandama, y además en peligro de extinción, un arbusto llamado la Dama de Bandama (Parolinia grabiuscula). Aparcamos en el borde de la carretera, al lado justo del cartel que marca la ruta, y comenzamos a caminar por el borde del cráter. La primera zona es un poco complicada porque hay mucha piedra suelta y se resbala (el llamado «picón», que en realidad es ceniza volcánica), además de que hay que subir un par de cuestas importantes. Las vistas y la vegetación son estupendas pero no hay ni una sombra en la que meterse así que os recomiendo ir protegidos con factor solar, gorro y agua, además de buen calzado. Según la web oficial de Turismo de Gran Canaria la caldera tiene un diámetro en su parte superior de 1100 metros y la caldera unos 200-250 de profundidad. Al parecer el nombre de Bandama proviene de Daniel Van Dam, uno de los colonos, de origen flamenco, que poblaron la zona en el siglo XVI. Podéis ver un corto vídeo de la caldera que grabé desde el punto más alto pinchando aquí. Cuando llegamos a la carretera, tras dar casi una vuelta completa al cráter, lo que nos llevó sobre una hora y quince minutos, accedimos a través de una verja a un parque. Allí hay un mirador y el acceso a la parte central del volcán (el recinto abre de 8 a 17 horas). Comenzamos a bajar, primero escalones para luego volver a encontrar suelo de picón, algo resbaladizo. La bajada fue rápida, pues en 10-15 minutos llegamos a la parte central del cráter. Investigamos por la zona, encontrando restos de una casa antigua con bodega, establo, lavadero, zona de cultivo, lagar, prensa, etc; se trata de un conjunto etnográfico que pertenece al Monumento Natural de Bandama. Además había una casa pequeñita que estaba totalmente cerrada que, según nos explicaron después, perteneció a un hombre que vivía allí y que, con 90 años, tuvieron que llevárselo por la dificultad del terreno y los problemas de salud. Por la vegetación recuerda a un oasis, es un lugar muy bonito y mágico por lo que os recomiendo bajar si tenéis tiempo y estáis en forma, pues la subida ya no fue tan sencilla… La subida fue sin prisa pero sin pausa, llevándonos sobre 20 minutos. Una vez arriba nos topamos con un bar así que nos sentamos a tomar un par de cervezas (5’5€), que nos las habíamos ganado, qué manera de sudar con la humedad, menos mal que estaba nublado… Volvimos al hotel, nos duchamos y buscamos un lugar para comer: yo llevaba un listado de locales que había por la zona pero estaban todos cerrados por COVID o porque era lunes. Paramos a echar gasolina en una pequeña estación y aproveché para preguntar a un chaval por un sitio para comer, recomendándonos La Brega, en San Mateo, así que para allí nos dirigimos. Aparcamos en la misma calle del local y rápidamente nos asignaron una mesa en la terraza, bastante concurrida con gente local (buena señal). Pedimos las siguientes preparaciones: -Morcilla dulce frita y papas arrugadas -Carne de cabra para Pelayo, que tenía antojo desde hace mucho tiempo de este plato -Ensalada para mí, pues tenía poca hambre después del monumental desayuno Resultó estar todo delicioso y el personal muy amable, por lo que fue una gran recomendación. Además pedimos un agua, un cañón de cerveza y un café, pagando por todo 35’15€. De ahí nos dirigimos a Teror, dejando el coche aparcado en una de las calles. Caminamos por una bonita zona peatonal hasta el Ayuntamiento, la plaza, la fuente, etc. Es muy famoso el embutido, sobre todo el chorizo, de Teror. Mi amigo Moki me dijo que había un local muy famoso donde es habitual pedir un bocadillo de chorizo (que es para untar) acompañado de un Clipper de fresa (de hecho me envió una foto y todo que os adjunto), no sé si tendré valor de probarlo la próxima vez que venga… Continuamos hasta Moya, donde vimos su famosa iglesia, Nuestra Señora de la Candelaria, que se encuentra al borde del Barranco; estaba cerrada así que no pudimos ver el interior. Pasamos por delante de la Casa Museo de Tomás Morales, poeta nacido en esta localidad (cerrado también), y nos dirigimos a la conocida Casa Juana para probar los famosos suspiros de Moya. También estaba cerrada así que nos quedamos con las ganas. Otra de las atracciones de la zona es la Reserva Natural de los Tilos, dentro del Parque de Doramas, donde al parecer hay un bosque de laurisilva digno de visitar pero decidimos dejar la caminata para otra ocasión. Seguimos hasta las Salinas del Bufadero, un lugar precioso principalmente por el entorno en el que se encuentra, pues son coladas volcánicas que llegaron al mar y el paisaje recuerda en cierta manera a otro planeta (podéis ver un pequeño vídeo pinchando aquí). Aparcamos el coche en la colina y bajamos andando por un pequeño caminito hasta las salinas. Por lo que leí en la web del Cabildo de Gran Canaria datan del siglo XVII-XVIII y formaban parte de un conjunto de varias salinas, de las cuales sólo sobrevivió la del Bufadero, catalogada como Bien de Interés Cultural. De repente salió del pequeño edificio un hombre y nos invitó a pasar, era el salinero. Se llamaba Román y, a pesar de estar ya jubilado, seguía yendo a trabajar a las salinas. Por lo que nos contó ya había trabajado allí su abuelo, hasta que murió repentinamente con 35 años. Nos explicó, como curiosidad, que la piscina más grande soporta 20.000 litros y es centenaria, las demás son más modernas, se han ido construyendo con el tiempo valiéndose de piedras volcánicas y algo de cemento. Al parecer recoge sal cada 20-25 días, lo que da un resultado de 11-12 cosechas al año, que entre todas las piscinas supone 4000 kilos de sal en total. Por lo que nos explicó se trata de sal de sol, pues a medida que se evapora el agua por la acción solar, produce la precipitación del cloruro de sodio. Además nos comentó que, cuando llueve, las piscinas adquieren tonalidad rosa, como pudimos observar dado que estaba lloviznando. He leído en artículos que este fenómeno podría deberse a la existencia de cianobacterias. Román se quejó de que la gente entra sin permiso, camina por encima de las piscinas, tira piedras, rompen cosas, etc., qué pena… Era un señor muy agradable y amable. Me permitió hacer una foto con un montón de sal que había recogido y que estaba secando en el interior del edificio; además nos regaló una bolsa de sal (nos quería dar un montón pero no podíamos llevarla en el avión) y no aceptó ni un euro a cambio. Queda ya poca gente como Román… Volvimos al coche y como eran las 18:30 todavía paramos en Arucas, que es una localidad preciosa. Aparcamos en zona azul, pagando 1€ cuando volvimos. Paseamos por el parque, rodeado de edificios históricos, el Parque Municipal, la catedral (aunque en realidad es la Iglesia de San Juan Bautista), etc. Llamó nuestra atención el edificio de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, una preciosa construcción del año 1912. Nos sentamos un rato en una terraza para tomar dos cañas y un vino, pagando por todo 10’5€. Decidimos comprar algo en un supermercado y cenar en el comedor del hotel, pues preguntamos a David, el dueño, por WhatsApp y nos dijo que no había ningún problema. Compramos entonces varios quesos canarios, ensalada, anchoas, una botella de vino blanco de El Grifo, etc. en un Hiperdino de Arucas, antes de coger el coche, pagando 32’22€. Cuando llegamos al hotel nos fuimos directos al comedor, donde nos encontramos a David así que compartimos mesa y charla con él. Por lo que nos contó vivió en varios países (Suecia, Chile, Canadá, etc.) debido a que su padre, Ingeniero de Minas, era frecuentemente cambiado de destino. Sobre las 12 y algo me fui a dormir pero Pelayo y David se quedaron hasta tarde hablando de golf y mil cosas más. Por cierto, hoy recorrimos en coche sobre 110 kilómetros. Nuestra idea inicial era pasar dos noches en el Hotel Villa Bandama Golf trasladarnos al sur, a otro hotel, pero ninguno nos convenció como éste así que hablamos con el dueño y alargamos la estancia hasta el jueves, pues la última noche sí que preferíamos pasarla en Las Palmas, con el fin de estar más cerca del aeropuerto. Nos mantuvo además el precio de 60€/noche, una ganga. Es un alojamiento del que guardamos un grandísimo recuerdo, ¡¡estamos deseando volver!! Etapas 4 a 6, total 8
MARTES 27/04/2021
Desayunamos sobre las 9 en la estupenda cristalera del Hotel Villa Bandama Golf, producto de calidad, bien preparado, sólo puedo decir que estaba todo riquísimo (me conquistó la ensalada de berenjenas). Cuando estuvimos listos cogimos el coche y pusimos rumbo al Barranco de las Vacas, el cual recuerda a Antílope Canyon. Dejamos el coche aparcado en un apartadero, pues tampoco encontramos mucho sitio, y caminamos por la carretera con cuidado (pues pasaban coches de vez en cuando y es estrecho) hasta que llegamos a un camino que baja debajo del puente donde comienza el barranco. Resulta que cuando volvimos y continuamos la carretera en coche vimos que hay un aparcamiento específico para visitarlo, que podéis buscar directamente en Google Maps. Una vez que conseguimos bajar al barranco caminamos por entre la vegetación hasta que divisamos el puente de piedra, en donde ya empiezan las formaciones de roca erosionada que recuerdan al famoso cañón norteamericano. Había algo de gente cuando llegamos pero fue peor cuando abandonamos el barranco, pues justo estaba llegando una gran excursión de adolescentes. El barranco es bonito y no muy largo, con buenos puntos para hacer fotos (eso sí, tuvimos que esperar un rato para poder hacerlas solos). Continuamos la ruta hasta Arinaga, donde tomamos un par de cervezas (4€) en una terraza que estaba al lado del muelle, lleno de gente pescando. No vimos mucho más de esta localidad, la verdad. Continuamos hasta las dunas de Maspalomas, aparcando justo enfrente del famoso hotel Riu Palace que, por cierto, estaba cerrado por obras de remodelación. Si uno mira de frente hacia el hotel, a la izquierda hay un camino que conduce a las dunas (fuera de las instalaciones del hotel), no hay pérdida, pues hay un cartel explicativo. Comenzamos a caminar por la arena con la idea de llegar al mar pero finalmente abandonamos la misión, pues estaba realmente lejos y además había bandera roja. Hicimos unas cuantas fotos de la estupenda arena y las dunas y, como ya era la hora de comer, buscamos un local para comer de entre las recomendaciones que llevaba anotadas. Nos decantamos por Bar Playa El Boya, un curioso y conocido local de comida tradicional, que comenzó como un chiringuito, y que se encuentra a unos 15 minutos en coche de las dunas de Maspalomas, concretamente en Arguineguín-El Pajar. No reservan, reparten números por orden de llegada, e incluso se puede ver el marcador en directo en su web (es interesante, con la historia del chiringuito). Cuando nosotros llegamos iban por el 19 y nos asignaron el 22, tardando poco en darnos mesa (tuvimos suerte porque nos asignaron una justo al lado del mar).La playa es de piedras y hacia un lado es bonita pero hacia el otro hay una cementera. Esto fue lo que pedimos: -Guiso del día, que era de pulpo -Salpicón de huevas -Puntillas de calamar (no saqué la foto, me olvidé) -Postre: Mousse de gofio y crema de yogur con tocino del cielo (no los hacen en el local)Restaurante El Boya Nos quedamos con ganas de probar los pulpitos fritos, pues los vimos en casi todas las mesas. Para beber tomamos una caña, un agua y dos cafés, pagando por todo 27’7€. Es un sitio con poco glamour pero a mí me gustó, la comida está rica y el servicio es amable (hay muchos empleados, no paran de trabajar). Además, según nos contaron los locales, en el sur es difícil encontrar un local con buena relación calidad precio, pues al ser muy turístico los precios están inflados. Continuamos entonces hasta el Puerto de Mogán, localidad a la que llaman la Venecia canaria. A pesar de que el pueblo era muy turístico creo que bien mereció el paseo, pues apenas había gente. Dejamos el coche aparcado cerca delo puerto, en la zona azul, pagando 2€, cantidad que nos dio hasta las 19 horas. Paseamos por el puerto, para ver los barcos, y luego por la parte de casitas bajas pintadas de colores, rodeadas de buganvillas; algunas están en el agua, formando unos pequeños canales, de ahí lo de Venecia. Está todo muy cuidado, abundan los locales para comer, tomar algo, comprar un recuerdo, etc. Llama la atención la claridad del agua, podíamos ver a la perfección desde el muelle agujas, sargos, mújeles, etc. Vimos la Cala de Mogán, tan idílica y apetecible, que nos entraron ganas de bañarnos así que fuimos hasta el coche a por los bañadores y nos pegamos un chapuzón. Era una zona tranquila, llena de familias con niños y es que la cala era ideal para bañarse sin peligro. Tras una pequeña siesta en la toalla continuamos la ruta hacia el norte de la isla, pasando por Arteara (donde hay un famoso cementerio aborigen que finalmente no visitamos), Fataga y Tunte, la capital de San Bartolomé de Tirajana. Es una carretera preciosa, con barrancos, pueblitos, oasis, etc., que recorrimos prácticamente solos; aprovechamos para parar en el Mirador de la Degollada de las Yeguas, con impresionantes vistas. Es además Destino Startlight, es decir, un lugar de baja contaminación lumínica y por tanto ideal para observar las estrellas; de hecho casi la mitad del territorio de Gran Canaria cumple estos requisitos (Risco Caído y Montañas Sagradas de Gran Canaria). En Tunte había muchas cruces de Santiago, y es que es un lugar de peregrinación en la isla, hasta la iglesia de Santiago de Tunte. Como aún era pronto paramos en la Enoteca El Zarcillo para tomar unos vinos (14’55€): -dos copas de Viñarda Listán Prieto: elaborado en Gran Canaria, buenísimo. -una copa de Vandama: vino tinto elaborado en Gran Canaria con Listán Negro -una copa de Primavera, Ribera del Duero Apareció Mario así que estuvimos un rato de charleta con él, es genial. Después volvimos al hotel y preparamos la cena con la comida que había sobrado del día anterior: ensalada, queso, etc. Hoy recorrimos un total de 220 kilómetros. Etapas 4 a 6, total 8
MIÉRCOLES 28/04/2021
Nos levantamos sobre las 9 y tomamos el opíparo desayuno del Hotel Villa Bandama Golf, había que forrar bien, pues teníamos reservada visita a las 11 a la Destilería de ron Arehúcas, en Arucas. Aparcamos el coche en la zona de visitas y nos acercamos a la sala de recepción, donde nos recogió una guía. Nos habló del origen de la destilería, nos enseñó las instalaciones y nos explicó los fundamentos de la elaboración del ron. Según nos explicaron, la Fábrica original fue fundada en 1884 para producir principalmente azúcar de caña, aunque también se elaboraban aguardientes y rones que en poco tiempo se hicieron conocidos por su calidad, incluso llegaron a surtir a la Casa Real. Actualmente es una de las bodegas de ron más grandes y antiguas de Europa. En 2006 adquirieron la Fábrica Artemi, que elabora una serie de licores, muy dulces para mi gusto. Pasamos por la zona de barricas, depósitos inox, procesado de caña, columnas de destilación, embotelladora, taller propio de tonelería, un pequeño museo, etc. Tras 30-40 minutos de explicación pasamos a la zona de catas, donde dan a probar cuatro bebidas por persona, a escoger de todo el catálogo de Arehucas, salvo Capitán Kidd, que es un ron de 38 años que se paga aparte (5€). Son llamativas las salas de barricas, muy bonitas, y además algunas están firmadas por personalidades de todos los ámbitos y que en algún momento han visitado la destilería. Según un cartel producen tanto ron al año como para rellenar una piscina olímpica (más de tres millones de botellas). La visita nos pareció un poco rápida y bastante automática pero por cinco euros creo que no se puede pedir más, además nos comentaron que antes del COVID recibían 90.000 visitas al año. Los rones los sirvieron calientes, ni siquiera enfriaron las copas, por lo que no sé si es la mejor manera de que la gente se aficione a los destilados… Nosotros pagamos a mayores la copa de Capitán Kidd y nos echaron buena cantidad, eso sí, a temperatura ambiente, que era bastante calurosa. Es una pena porque los rones estaban realmente buenos. En la tienda tenían muy buenos precios pero no pudimos adquirir nada porque sino nos veíamos obligados a facturar la maleta con Ryanair, eso sí, compramos un par de camisetas de Arehucas, pues estaban a 2’5€ cada una. Tras la visita recogimos a mi amigo Moki y su mujer, Adri, que estaban sin niña y nos fuimos los cuatro a comer a un sitio que habían reservado: El Dorado del Norte en Bañaderos, donde hay unas bonitas piscinas artificiales para bañarse y la Playa del Puertillo, de arena negra. Esto fue lo que pedimos para cuatro personas: -Papas arrugadas y Escaldón de gofio para comenzar -Queso ahumado -Cherne -Postres variados: dos flanes, una mousse de gofio y polvito uruguayo Estaba todo bueno menos el pescado, que no nos convenció. Pedimos para beber siete cañas, un agua, un refresco y cuatro cafés, pagando 64’8€. Tras la comida tuvieron que marchar a recoger a Vera así que nosotros continuamos ruta hasta Gáldar, aparcando en zona azul. Aprovechamos para entrar en el Museo del yacimiento de Cueva Pintada y resulta que sólo se podía visitar con guía, que comenzaba en media hora (6€ por persona). Decidimos ir a dar una vuelta y volver para hacer la visita y la verdad es que fue buena idea, pues fue muy interesante, disfrutamos mucho la hora y cuarto que duró. Al principio se ven piezas, la guía explica parte de la historia de la isla, etc., para después proyectar un vídeo en una sala. Cuando termina se abre una persiana y de repente aparece detrás de la cristalera el verdadero yacimiento, cubierto por una estructura, en el que se puede entrar y caminar por los senderos marcados, incluso entrar por turnos en la sala donde se encuentran los restos de pintura. Nos gustó mucho, es una visita realmente interesante y la «culpable» fue la estupenda guía que nos acompañó. Continuamos hasta Agaete pero no llegamos a parar en la localidad, siguiendo en dirección al Mirador del Balcón, construido en cristal sobre el acantilado. A su vez hay, justo al lado, otro mirador nocturno para estrellas llamado El Paso de Marinero. Llegó un punto en que la carretera estaba cortada, con falta de mantenimiento, así que tuvimos que dar la vuelta. Continuamos hasta La Aldea de San Nicolás, pero es un pueblo que no nos encandiló. Allí paramos un poco para tomar un par de bebidas (3€). Continuamos hasta Artenara por una carretera realmente espectacular, además sólo nos cruzamos un coche en todo el trayecto. El paisaje nos recordó a una mezcla entre USA y Marruecos. Pasamos por delante de las famosas casas cueva, muy bonitas. Llegando al centro de la isla empezó a levantarse niebla, de hecho llegó un momento en que no veíamos absolutamente nada. Decidimos cenar en un local cercano a nuestro hotel, que nos habían recomendado, llamado La Brasa así que llamé por teléfono para reservar. No tenían mesa hasta las 21:30 y cerraban a las 22:45 pero accedimos igualmente. Llegamos un poco antes pero no nos sirvieron hasta la hora que nos habían dicho, pues estaba llenísimo. Esto fue lo que pedimos: -Halloumi frito para compartir -Solomillo de Angus uruguayo con champiñones y mayonesa de trufa para Pelayo -Hamburguesa canaria: con mayonesa de almogrote, guacamole, tomate, rúcula y queso de cabra -Postre: Trata de queso con chocolate La carne de Pelayo estaba excelente y la hamburguesa, hecha a la brasa, sabrosísima. Resulta que tenían una oferta de 2×1 en hamburguesas pero sólo les quedaba un pan, por eso Pelayo pidió el solomillo; resulta que cuando vimos la cuenta, no nos cobraron mi hamburguesa por esa razón, ¡son unos cracks! La Carta de vinos era escasa, pedimos un López de Haro, pagando por todo 52€. La verdad es que nos gustó todo mucho y el camarero, de origen polaco, era muy simpático y amable. Tras la cena nos dirigimos directamente al hotel y a dormir, tras 150 km de coche. Etapas 4 a 6, total 8
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 4.7 (3 Votos)
![]() Total comentarios: 2 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Diarios relacionados ![]() ![]() ![]() ![]() ![]()
![]() |