![]() ![]() De Japón a Filipinas: un sueño hecho realidad ✏️ Blogs de Asia
Viaje a Japón y Filipinas, madre e hija de 15 años, durante 20 dias: 12 en Japón (Tokio, Kioto, Miyajima y Osaka) y 8 en Filipinas (Bohol y Siargao).Autor: Tesca Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (12 Votos) Índice del Diario: De Japón a Filipinas: un sueño hecho realidad
01: Introducción y preparativos
02: Días 1 y 2: Viaje a Tokio y primer día
03: Día 3: Shinjuku, Harajuku y Shibuya
04: Día 4: Tokio Disney Sea
05: Día 5: Roppongi, Shibuya y Shinjuku en versión nocturna
06: Día 6: De Tokio a Kioto
07: Día 7: Templos, geishas, maikos y más
08: Día 8: Fushimi Inari y barrio de Gion; la mejor despedida de Kioto
09: Día 9: Nara
10: Día 10: Miyajima
11: Día 11: de Miyajima a Osaka
12: Día 12: Osaka y traslado a Filipinas
13: Día 13: llegada a Bohol y un resort maravilloso
14: Día 14: explorando el interior de Bohol
15: Día 15: último día en Bohol
16: Día 16: de Bohol a Siargao
17: Día 17: Siargao, ruta norte
18: Día 18: un paraíso al este de Siargao
19: Día 19: Island hopping y Sunset Bridge
20: Día 20: Secret beach para decir adios
21: Día 21: de Manila a Madrid
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Etapas 10 a 12, total 21
Tras cuatro días intensos en Kioto nos vamos a trasladar a nuestro nuevo destino, en el que únicamente pasaremos una noche: la isla de Miyajima. Este lugar es otro de los especialmente esperados y, aunque sabíamos que cuesta un poco llegar hasta allí, no tuvimos duda en pasar una noche para disfrutar sin prisas de uno de los templos que más deseamos conocer, el santuario de Itsukushima y su torii flotante.
Para llegar a Miyajima continuamos utilizando nuestro Kansai Hirosima Pass que cubre toda la zona. Tenemos el tren a las 10:45 desde la estación principal de Kioto, a la que llegamos en un bus que cogemos en la misma calle del hotel. Al bajar de autobús vemos un “7 Eleven” y decidimos comprar allí el desayuno para tomarlo con calma en el tren ya que, aunque hemos visto que en las estaciones de tren suele haber cafeterías e incluso pequeños supermercados, preferimos hacerlo allí mismo e ir directas a buscar el andén. Una vez en la estación descubrimos que hemos hecho bien, pues atravesarla con las maletas, validar el ticket y buscar el andén lleva su tiempo. Nuestro tren a Hiroshima va primero a Osaka y va con un poco de retraso. Desayunamos en el tren un zumo, 2 cafés y 2 cookies que hemos comprado por 5€. Como imaginábamos, al llegar con retraso a Osaka, hemos perdido el tren que nos llevaba a Hiroshima; sin embargo, hay mucha frecuencia de trenes y cogemos el siguiente, ¡que además es un tren de Hello Kitty! El problema es que en este tren ya no tenemos asiento reservado, por lo que, tal y como está indicado en el andén, nos colocamos en la fila para sentarnos en los vagones número 1 y 2, que son los que son para pasajeros sin asiento reservado. A las 11:35 estamos cogiendo el tren que nos lleva a Hiroshima. Este trayecto es más largo, pues dura 90 minutos y, al llegar a la estación de Hiroshima debemos tomar un tren local que nos lleva hasta la estación de Miyajimaguchi. Al llegar a esta estación nos desplazamos caminando hasta el puerto, donde cogeremos el barco que nos llevará a la isla de Miyajima. En el puerto nos dirigimos a la oficina de turismo ya que desde el hotel nos han indicado que acudamos para que hagan una llamada avisando de que en pocos minutos estaremos en el puerto de Miyajima, para que vayan a recogernos en la van del hotel, cuyo traslado es gratuito y está incluido en nuestra reserva. El traslado en barco hasta esta isla declarada Patrimonio de la Humanidad desde 1996, también está incluido en el Kansai Hiroshima Pass, pero antes de montar en el barco hay que pagar una tasa de 100 yenes (no llega a 1€) por entrar a la isla. Hay ferries cada 15 minutos y el trayecto dura unos 10 minutos. Al llegar se ve a lo lejos el gran torii. Ya estamos cerquita, ¡por fin! Al llegar al pequeño puerto de Miyajima nos espera la van del hotel Kikunoya, y son las 14:00 horas cuando estamos llegando a la recepción. Oficialmente el check in es a las 15:00 pero poco antes nos dan la habitación, pasando antes por la estantería donde elegimos nuestro yukata a medida ya que hay variedad de tallas y diseños, así como una bolsa para rellenarla de las amenities que deseemos. Es emocionante entrar a la que será nuestra habitación por una noche, una habitación en estilo japonés con vistas al gran torii del templo de Hisukushima. Estamos deseando ver el templo así que no tardamos en prepararnos para salir. En menos de 10 minutos estamos allí y como la marea está baja, decidimos bajar a la playa para pasear junto a este lugar soñado. Pasamos bajo el torii de Hisukushima sin todavía creernos que estamos allí, en ese icono de Japón que tantas veces hemos visto en imágenes; pero esta vez es real. Para completar este emocionante momento, nos acompañan algunos ciervos que pasean libremente por toda la isla. Nos dirigimos al pueblito que nos resulta encantador. Es muy pequeño, con un par de calles comerciales llenas de tiendas de souvenirs, algún restaurante, heladerías y cafés, con sus farolillos de papel tradicionales que le dan un toque encantador. En estos locales destacan los momiji manju, unos bollitos con forma de hoja de arce rellenos de dulces de todo tipo de sabores. Otra de las especialidades locales de la isla de Miyajima son las ostras frescas preparadas al grill o yakigaki, anunciadas en los menús de los pocos restaurantes. Tras recorrer la calle Onomatesando nos decidimos por el lugar en el que comer, un local de madera informal y sencillo en el que se elige la comida metiendo dinero en una máquina que hay en el exterior en la que se indica en verde los platos disponibles y en rojo los no disponibles. Realmente curioso. Compramos varias frituras como takoyaki, tempura de langostino, pescado frito y croquetas de ostras: 13€. Pasamos a comerlo en unas mesitas bajas que hay en el interior, donde estamos solas pues ya es un poco tarde. Nos encanta. Es cierto que el torii flotante es la imagen más icónica de la isla, pero Miyajima tiene mucho más que ofrecer. Todavía tenemos la tarde por delante así que decidimos ir al Parque Momijidani, que se encuentra subiendo una cuesta desde el santuario pasando por nuestro hotel. Paseamos por el parque en solitario, atravesamos sus puentes rojos y nos dirigimos al teleférico pensando en la posibilidad de subir al Monte Minsen. Sin embargo, encontramos un cartel que indica que estará cerrado durante 3 semanas por encontrarse en proceso de reparación. El Monte Minsen es el punto más alto de Miyajima y se puede acceder a él también en diferentes rutas de senderismo. Pero ya no nos da tiempo de subir y bajar andando pues está cayendo la tarde y enseguida queremos dirigirnos a ver esconderse el sol tras el torii. Nos dirigimos a la playa observando cómo ha subido la marea y disfrutamos del precioso torii flotante, ahora síi, en la lejanía. Es espectacular. Después subimos para verlo más cerca y nos emocionamos tras ver el sol caer. No nos cansamos de mirarlo. Cuando anochece caminamos por el paseo junto al mar hasta llegar al único supermercado de la isla, un “Lawson” que en este caso cierra a las 22:30 y donde compramos la cena y el desayuno para mañana. Lo cierto es que en el hotel nos ofrecieron cena y desayuno japonés, pero es bastante caro y preferimos comprar en el konbini, aprovechando además la habitación tan bonita y sus vistas. Regresamos al hotel por el camino junto al mar, para volver a ver el torii y nos encontramos con la sorpresa de que los fieles están celebrando el festival de Kangensai, un festival de música y barcas, en el que se reunen barcos decorados que navegan por el agua con música tradicional para honrar a los dioses sintoístas. Es impresionante ver a los barcos pasar entre el famoso torii flotante y el santuario, interpretando canciones tradicionales con sus tambores. Al llegar al hotel nos encontramos que nos han hecho la cama japonesa con colchones sobre el suelo. Nos ponemos los yukatas y vamos al onsen. Es una maravilla, con su baño cerrado grande y otro pequeño al aire libre y la zona de aseo con sus banquitos. Además, ¡estamos solas! Relax total. Regresamos a la habitación, tomamos nuestra cena en la mesita de la terraza, viendo el torii iluminado y nos acostamos, un día más, felices por el día tan bonito. Etapas 10 a 12, total 21
Hemos dormido fenomenal en la habitación japonesa y nos levantamos con ilusión a preparar el desayuno en la terraza. Probamos los momiji manju que nos dejaron ayer sobre la cama, de cortesía. ¡Muy ricos!
Aun nos quedan unas horas en esta maravillosa isla. Hemos reservado la mañana de hoy para visitar el templo de Itsukushima con la marea alta y es un acierto total, pues al caminar por su interior, parece que los pasillos del santuario flotaran en las aguas del mar. El santuario es realmente bonito, formado por varios edificios que vamos recorriendo. En la plataforma para las ceremonias hay una celebración con instrumentos musicales. Para finalizar nuestra visita, salimos al patio-mirador desde el que se ve el torii a lo lejos. Lo hemos visto desde todas las perspectivas y no nos cansamos de mirarlo. Damos el último paseo junto al rio, despidiendo a los ciervos y vamos al pueblo a comprar algún souvenir, pues queremos tener un recuerdo de este bonito rincón de Japón en nuestra casa. Regresamos al hotel, cogemos las maletas que hemos dejado en la recepción y nos llevan al puerto. A partir de aquí hacemos el mismo trayecto que hicimos ayer a nuestra llegada, pero en sentido contrario: del puerto de Miyajima a la península donde vamos caminando hasta la estación de Miyajimaguchi; aquí tomamos un tren a Hirosima, donde cogemos el tren a la ciudad de Osaka, nuestro último destino en Japón. El trayecto dura 1 hora y media aproximadamente y al llegar a la estación Shin Osaka nos bajamos del tren para tomar otro que nos lleve hasta la estación de Namba, la más cercana a nuestro hotel APA Namba. Notamos un gran cambio al llegar a Osaka, una ciudad bulliciosa y llena de ambiente que estamos deseando explorar. El hotel APA pertenece a una cadena de la que hay muchos hoteles en Japón. Es muy diferente a los anteriores en los que nos hemos alojado, pues es grande y con muchas habitaciones. El check in lo realizamos nosotras mismas en una máquina y la habitación es muy correcta y con unas vistas maravillosas de la ciudad. También hay una piscina en la azotea y subimos a verla, pero no nos bañamos pues es de pago y pensamos que no compensa pues no nos sobra el tiempo para visitar Osaka y no la vamos a disfrutar con calma. Nos gusta mucho su ubicación en el barrio de Namba, junto al barrio Dotonbori, el barrio de diversión y gastronomía por excelencia de Osaka. Al llegar nos detenemos en uno de los puentes sobre el canal, para ubicarnos y localizar los restaurantes que tenemos fichados. Es curioso ver la decoración de las fachadas de los edificios con sus enormes figuras y dibujos que indican lo que se come en cada restaurante. Nosotras optamos por comer sushi en un local de sushi en cinta recomendado, donde disfrutamos muchísimo: -Genrakuzusi Dotonbori: 9 platos de sushi variado, la mayoría de 2 piezas, otros de 4 y algunos individuales. Según el color del plato, el precio cambia, pero incluso eligiendo los más caros, nos resulta baratísimo. 9€. Callejeamos por el barrio y según va anocheciendo se van iluminando los neones característicos de Dotonbori. El ambiente es genial y estamos muy a gusto, pero también queremos ver el barrio de Shinsekai. Para llegar a tiempo y que no se nos haga tarde, cogemos el metro. Al salir vemos a lo lejos la torre Tsutenkaku, que, con sus 103 metros de altura, es uno de los símbolos de la ciudad de Osaka. Desde 2011 la torre está iluminada con leds que van cambiando de color según la época del año. Nosotras disfrutamos de una torre en colores que van del azulón al fuxia, y da un toque chulísimo al barrio. Este barrio de aspecto retro-futurista está lleno de restaurantes decorados con dibujos y colores y tiendas de todos los tipos. Tras un agradable paseo tomamos un tren que nos lleva directas y muy rápido a la estación de Namba. Al tratarse de un tren de JR, podemos pasar nuestra tarjeta Kansai Pass y enseguida llegamos al hotel. Como es habitual, tenemos un konbini “7 Eleven” frente al hotel, donde paramos a comprar nuestra última cena japonesa. ¡Qué pena nos da! Pero siempre hay una motivación pues este hotel tiene onsen y creemos que no hay mejor manera de cerrar nuestra estancia en Japón. Aunque se trata de un hotel grande, el onsen también lo es, por lo que podemos disfrutarlo al repartirse las personas en las diferentes zonas de baño. No tiene tanto encanto como los de los hoteles anteriores, pero está fenomenal. Cenita rica en la habitación y a descansar. Etapas 10 a 12, total 21
Hoy tenemos que dejar la habitación a las 10 pero en el hotel hay un servicio de consigna de equipaje gratuito y las dejamos allí para poder salir a visitar la ciudad. En este hotel tampoco tenemos desayuno incluido y, aunque hay una cafetería en la planta baja, preferimos salir a buscar otra cafetería. Vemos en el maps que en el centro comercial de Namba hay un “Doutor”, la cafetería que nos gustó en Tokio. Al acercanos, nos gusta mucho el sitio. Además, vemos que tenemos la opción de probar la famosa tarta de queso japonesa y no dudamos en quedarnos aquí.
-Doutor: te matcha, leche caramel, zumo de naranja, tarta de queso japonesa y tostada. 11€. Tomamos un metro para ir al castillo de Osaka, que se encuentra al noreste de la ciudad de Osaka. Se trata de uno de los castillos más famosos de Japón y que tuvo un papel fundamental durante el proceso de unificación de Japón en el siglo XVI. El castillo quedó muy dañado después de la II Guerra Mundial, pero después de varias reconstrucciones, hoy podemos verlo casi como el primer día, rodeado de imponentes murallas y un foso. Hay mucho ambiente en los alrededores y vemos un desfile tradicional con música y gente con trajes típicos que muy amablemente nos piden hacernos fotos juntos. El castillo es precioso y muy diferente a otros monumentos que hemos visitado en estos días. Se puede subir al castillo y realizar otras actividades como pasear en barca por el canal que rodea el foso, pero nosotras nos quedamos con la visita exterior y continuamos el camino hacia el sur de Osaka, para visitar el templo budista Shittenno-Ji. Nos bajamos en la parada del mismo nombre y enseguida lo encontramos, disfrutando de un paseo muy agradable entre jardines, salones, esculturas, memoriales y otros elementos. Para entrar a la zona de la pagoda de 5 pisos y el salón principal pagamos 2€ adulto y 1€ niño. Es muy bonito y tranquilo este templo budista. Se va acercando la hora de despedirnos de Japón y volvemos a la estación de Namba para ir al barrio de Dotonbori a comer. No podemos irnos de Osaka sin tomar las mejores takoyaki del país, que se venden en diferentes establecimientos, por lo que nos cuesta decidir. Finalmente optamos por “Kukuru”, uno de los locales con un pulpo enorme en su parte superior, que nos recuerda que allí se elaboran estas bolitas tan típicas y deliciosas. Para pedirlas debemos hacerlo también en máquina, y optamos por un pack que tiene 4 bolitas tradicionales y otras 4 con salsa especial: 7€. Deliciosas. Para completar la comida de hoy volvemos al restaurante de sushi de ayer, “Genrakuzusi” y disfrutamos de 4 platos diferentes, en total 8 piezas: 4€. De vuelta al hotel paramos en un puesto y probamos las Mitarashi Dango, unas brochetas de bolitas de mochi cubiertas con una salsa de soja dulce, que llevamos días viendo en los puestos y hoy ya no podemos irnos sin probarlas. ¿No es Osaka la ciudad gastronómica por excelencia de Japón? Regresamos al hotel, recogemos las maletas y cogemos el tren cómodamente pues la estación de tren de Namba está pegadita al hotel APA Namba. Desde aquí llegamos fácilmente al aeropuerto internacional Kansai de Osaka. Se trata de un aeropuerto muy curioso, situado en una isla artificial a 40 Kilómetros de la ciudad. Vamos a utilizar este aeropuerto para trasladarnos a otro país. ¡Filiiinas nos espera! Sin duda, la ilusión de conocer las islas de Bohol y Siargao ayudan a que la pena por dejar Japón sea menor. Pero aún así, nos sentimos muy nostálgicas. Ha sido una de las experiencias más emocionantes de nuestra vida. Para llegar a Bohol tenemos que coger dos aviones. El primero, a las 19:55, que llega oficialmente a las 23:35 al aeropuerto de Manila Ninoi Aquino. Pero este vuelo va con retraso y llegamos casi 2 horas más tarde. En nuestro caso no es problema pues compré los vuelos con bastante margen de enlace, pero es un dato a tener en cuenta pues la aerolínea Cebú Pacific suele sufrir bastantes retrasos. Al llegar al aeropuerto de Manila notamos un cambio enorme; se ve que es un país aún en vías de desarrollo, frente al alto nivel económico de Japón. Mientras esperamos la salida del siguiente vuelo, tomamos un tentempié en un local de comida típica asiática muy rica: rollitos primavera, dim-sum y palitos de pescado. 9€. El vuelo a Bohol sale a las 5:25 de la mañana. Hoy es una noche rara, pues no hemos reservado hotel, sino que dormimos a ratitos en los dos aviones, sobre todo en el segundo pues a esa hora estamos ya muy cansadas. Ni nos enteramos del vuelo Manila-Bohol y al despertar, son las 7 de la mañana y estamos aterrizando en nuestro próximo destino: la maravillosa isla de Bohol. Etapas 10 a 12, total 21
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