![]() ![]() Nuestros 18 días de aventura ✏️ Blogs de Turquia
Turquía es un país extraordinario. 18 días no da tiempo para mucho, pero era lo que teníamos y lo hemos intentado exprimir al máximo, al menos hemos disfrutado un montón y estamos dispuestos a relataros nuestra experiencia.Autor: Mariposa1 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.4 (7 Votos) Índice del Diario: Nuestros 18 días de aventura
Etapas 4 a 4, total 4
Sábado, 4-07-2009
Nos dimos un madrugón, a las ocho empezaban los desayunos y ya estábamos allí, cogiendo fuerzas, pues nos esperaba un largo día. Tras recoger las maletas de la habitación y despedirnos del personal, que fueron muy agradables, tomamos rumbo a Afrodisias. No recuerdo muy bien los km que había, pero sé que condujimos gran parte de la mañana, al menos durante 3 horas. Pero esta vez el paisaje era muy diferente. Poco antes de llegar a Mugla, abandonas la costa, por tanto el paisaje ya no es tan interesante. Además es todo el rato igual y se hace muy monótono. Vas entre pinares, es un paisaje que nos recordaba mucho al sur de España. Cuando llegamos a Afrodisias, te obligan a dejar el coche en un parking que queda como a un km de las ruinas y desde allí te llevan en una especie de trenecito-tractor hasta la entrada. El parking son 7 liras y la entrada otras 8 liras. Afrodisias es enorme y encantadora. Llevad calzado cómodo y ropa fresquita porque hace un calor terrorífico. Nos gustó mucho. La ciudad está muy bien cuidada y conservada. Cuando fuimos estaban haciendo obras en el museo, pero puedes verlo en parte, que también es maravilloso, con unas estatuas impresionantes. Seguimos rumbo a Pamukkale, que está a una horita, más o menos, de camino. Nos alojamos en el hotel Venus, altamente recomendable. La noche son 51 liras la habitación doble, con desayuno incluido. El hotelito es encantador, nos tocó una habitación abuhardillada muy coqueta. Es muy confortable, muy tranquilo, los dueños son muy amables y la comida está de escándalo, es caserita y de la buena. Tras descansar un rato en el hotel, nos fuimos a ver las piscinas e Hireapolis. Nosotros entramos por la zona norte, que creo que es mejor, ya que entras directo a las ruinas de Hireápolis. La entrada son 20 liras y el parking otras 4. La ciudad es enorme, sin embargo, su estado de conservación es mucho peor que otras que ya habíamos visto, pero sin duda merece una visita. Lo que no nos gustó mucho fue que después de pagar una entrada de 20 liras, te pidieran más para entrar en el museo, que es donde se encuentran los sarcófagos, frisos y estatuas mejor conservadas, pero en fin ya sabéis lo que es el turismo. Al igual que la piscina de Cleopatra, que también tiene entrada, y eso no lo veo tan mal, además si no te bañas puedes entrar sin pagar a verla. Tras recorrer la ciudad nos dirigimos a las piscinas y nos llevamos otra gran decepción. Me explico. Creo que la visita a Pamukkale es imprescindible, pero digo lo de la decepción porque nos dio mucha pena ver el estado en el que se encuentran las piscinas. Queda una parte, que es donde se concentra la mayor parte de los turistas, que se ve espectacular, con agua y zonas donde te puedes bañar, aunque sea en piscinas artificiales. Pero si dejas a la izquierda la zona turística y caminas hacia la derecha, a lo largo de una pasarela de madera que hay rodeando las piscinas, te das cuenta de la cantidad de piscinas que pudo llegar a haber en un momento y sientes una gran impotencia por la pérdida tan grande que eso supone. Esta parte de la derecha es menos espectacular que la turística, ya que está más seca. Sin embargo a nosotros fue la que más nos gustó y al estar más solitaria es una gozada. Desde aquí vimos atardecer y es una imagen maravillosa, que recomiendo a todo el que vaya. Fuimos casi de los últimos en abandonar el recinto y volvimos al hotel. Por la noche no hay mucho donde ir, así que tras una ducha decidimos quedarnos a cenar en el hotel. Hacen una sopa de yogur deliciosa y también los kebap, probadlos no os decepcionaran. El hotel tiene un jardín muy agradable, con piscina y zonas donde sentarte a relajarte. También tienes Internet y sala con televisión. Vamos que te hacen la estancia muy agradable. Cuando estuvimos cansados nos fuimos a dormir. Domingo, 5-07-2009 Hoy salíamos rumbo a Selcuk, pero decidimos primero acercarnos a ver la cueva de Kakli. Se halla a unos 30 km de Pamukkale y es como un Pamukkale en pequeño y subterráneo, aunque claro que como no le da la luz, el blanco de las piscinas no sorprende tanto, pero es un sitio muy curioso. La entrada cuesta 2 liras y se ve que es poco visitado, porque éramos los únicos en la cueva. Eso sí, el olor a huevos podridos en la cueva es muy fuerte, supongo será por el azufre. De vuelta a nuestra ruta, seguimos rumbo a Selcuk. También hay un gran trecho, llegamos casi a la una de la tarde. Nos quedamos en la pensión Homeros, un lugar curioso. La típica casa otomana, con decoración tradicional. La ubicación es muy buena y los dueños son muy amables y serviciales. Dejamos las maletas y nos lanzamos a investigar. Lo primero que visitamos fue la iglesia de San Juan, que queda a un paso de la pensión. Está medio en ruinas, pero merece la pena visitarla. La entrada son 5 liras. Como sabéis, aquí se encuentra la tumba de San Juan. Nos encontramos a un grupo de 15 o 20 hombres, que suponemos pertenecían a algún grupo religioso, pues se encontraban sentados alrededor de la tumba rezando y cantando. Fue bastante curioso. También nos encontramos a un matrimonio con su hijo, turcos, que nos pidieron si les podíamos sacar algunas fotos y luego mandárselas por correo, fue también curioso. A la salida, como ya era medio día, nos dirigimos hacia el centro a comer. Encontramos un lugar, tipo telepizza, pero turco y allí comimos, nos apetecía comer algo e ir un rato a descansar. Tras el descanso, breve pero que sentó genial, nos dirigimos al templo de Artemisa, o lo que queda de él, que son dos columnas. La verdad es que no es mucho pero a mi me gustó mucho visitar el lugar que en otra época tuvo que ser un templo glorioso. De hecho solo con ver las gigantescas columnas te puedes hacer una idea de lo majestuoso que fue. Y con las pilas puestas nos dirigimos a uno de los lugares que más deseábamos visitar: Éfeso. Está a cinco minutos en coche desde Selcuk. El parking cuesta 5 liras y la entrada 20. Y es … no tengo palabras: Nos encantó. Sus calles, su teatro, su ágora, sus fuentes, sus arcos, el odeón y, como no, la maravillosa fachada de la biblioteca de Celso, que es lo más maravilloso. No te cansas de contemplarla y de echar fotos. Hay algunas zonas cerradas por obras, como la calle del puerto y el gimnasio de Vedio y el Estadio, pero sigue mereciendo la pena. Nos tiramos toda la tarde por la ciudad, además según se acerca la hora del cierre, que es a las siete de la tarde, va quedando menos gente y se está mucho más a gusto, sin grupos organizados que estropean todas las fotos. No os lo perdáis. Volvimos a la pensión a darnos una duchita y salimos a cenar. Esta vez elegimos un restaurante en condiciones y muy recomendable, el Ejder, que se encuentra en el centro. Está muy recomendado y no me extraña. Los camareros son muy majos, la comida está de muerte y el precio de escándalo, que más se puede pedir. Además al final de la cena te entregan una libreta para que escribas tu opinión acerca del lugar. Es muy curioso. Hay anécdotas en todos los idiomas y por supuesto en español. Además el tío te trae un rollo de celo por si quieres pegar algo. La gente deja monedas, billetes de avión, entradas... lo que se le ocurre. Nosotros dejamos algunas monedas españolas. Tras la cena dimos un paseito por el pueblo y a dormir. Lunes, 6-07-2009 Nos levantamos y desayunamos, aunque el desayuno era un poco cutre. Te dan un plato con algo de fruta y una cesta con pan, mantequilla y mermelada. Y un té o un café. Dejamos la pensión y nos dirigimos a la casa de la Virgen. En un principio no teníamos pensado visitarla, ya que nos parecía un poco pantomima, pero mi madre y mi suegra son bastante creyentes y fuimos por ellas, que les parecía un pecado estar tan cerca y no visitarla; preferimos tener las conciencias tranquilas. Y bueno fue lo que nos esperábamos, al menos yo, porque a mi marido si le gustó. No comment… Por cierto la entrada son 10.75 liras y si os gusta, llevar alguna botellita vacía, porque había gente cogiendo agua de una fuente, supongo que para bendecirla. Tras la visita tomamos rumbo a la playa de Pamucak, que está a unos 8 Km. de selcuk. Es una playa muy extensa y con arena fina pero, al menos cuando nosotros fuimos, hacía mucho viento y estaba muy removida y turbia. Tras la playa tomamos rumbo a Izmir, que se encuentra a una hora en coche. Izmir es bastante grande y no deja de ser una ciudad. Nosotros decidimos quedarnos una tarde porque nuestro vuelo salía del aeropuerto a las 7 de la mañana y no nos apetecía darnos el viaje desde Selcuk, pero es una ciudad bastante prescindible. Llegamos a la hora de comer, y tras encontrar nuestro hotel y dejar las cosas, fuimos a buscar algún sitio para comer. Nos quedábamos en el hotel Park, que está genial. Y justo en la esquina encontramos un lugar con kebap, que estaban muy buenos (hacía mucho calor y no nos apetecía ponernos a patear, pero el sitio nos gustó bastante, eso sí, no había turistas, solo gente local). Y nos fuimos a echar la siesta un rato al hotel. El cansancio del viaje ya se notaba… Cuando el sol ya calentaba menos, salimos a conocer la ciudad. Fuimos por la zona del bazar, el puerto, el paseo marítimo… la zona de tiendas de la ciudad… Y no está mal, pero tampoco hay nada que destaque. Lo que sí nos gustó, fue el paseo marítimo al atardecer. La gente se sienta en el césped, con pipas, bocatas, bebida… y disfruta de la puesta de sol. Y como dicen que “allá donde fueres haz lo que vieres”, pues hicimos lo mismo. Y aunque había bastante bruma, la puesta de sol es espectacular, sin nada en el horizonte, salvo el mar Egeo. Y como habíamos comido tantas guarrerías en el césped: pipas, dulces, patatas, fruta… No teníamos demasiada hambre, así que volvimos paseando al hotel a descansar, que al día siguiente teníamos que estar a las 6 de la mañana en el aeropuerto para devolver nuestro coche. La aventura estaba tocando a su fin… Martes, 7-07-09 Nos levantamos a las cinco de la mañana (¡pedazo madrugón!) y tras la fabulosa explicación del recepcionista, nos dirigimos rumbo al aeropuerto, que estaba a poco más de un cuarto de hora. Pero tened clara la dirección a seguir, porque Izmir es como un Madrid, nada que ver con Antalya, tienes muchísimas autovías y distintas direcciones, y como en cualquier gran ciudad, si tomas una dirección errónea la has cagado… Nosotros en varias ocasiones tuvimos la sensación de habernos equivocado, pero volvíamos a ver el simbolito del avión y respirábamos, más que nada por la hora y porque tampoco llevábamos demasiada gasofa, ya que como nos habían dado el coche con el depósito vacío y teníamos que devolverlo en las mismas condiciones, no queríamos regalarles ni una gotita del preciado oro negro. Pero conseguimos llegar bien y en la puerta estaba esperándonos el hombre del coche. Lo revisó y sin más problemas nos despedimos y nos dirigimos a facturar las maletas. Y en poco más de una hora estábamos de nuevo en la maravillosa Estambul. Fuimos al centro en metro y tranvía, es muy cómodo y barato. Para ese último día habíamos elegido el hotel Saphire, que está genial, muy cómodo y muy bien ubicado. Y sobre todo, muy bien insonorizado, ya que está en una calle paralela a la del tranvía y no se escucha nada en absoluto. Llegamos ya cerca de las doce al hotel. Dejamos maletas y como era nuestro último día, nos dedicamos a hacer compras, que no habíamos comprado nada en todo el viaje, reservándolo para este día. Así que nos dirigimos a la zona del bazar y callejeamos por los alrededores comprando ropa y cosas para nuestros familiares. Paramos para comer. Decir que de todo el viaje, en Estambul fue el lugar donde peor comimos y más caro, pero vamos eso fue nuestra impresión. Nos fuimos un rato al hotel, ya que tenía zona de sauna y piscina. Así que nos relajamos. Y cuando ya no picaba tanto el calor (aunque es un decir, porque hace mucho calor siempre), retomamos las compras, esta vez en el bazar de las especias, donde cogimos provisiones para toda la familia. Tras descargar bolsas en el hotel, salimos a cenar. Y nos apeteció despedirnos tomando otro de esos deliciosos bocadillos de pescadito en la zona del puente Gálata, que ricos están… Y tras la cena, volvimos al café Enjoy a tomarnos un té y un narguile, que maravilloso placer. Y después nos dirigimos a la zona de la Mezquita Azul y Santa Sofía, para despedirnos de ese mágico lugar. Nos sentamos en el parque respirando el ambiente. También nos acercamos a una terracita que hay al lado del parque donde danzan derviches, que nos dio pena no haber ido antes y en otro lugar mejor, porque debe impresionar bastante. Y cuando ya nuestros cuerpos no aguantaban más (recordad que nos habíamos levantado a las 5 de la mañana), nos fuimos con mucha pena a dormir. Miércoles, 8-09-2009 Teníamos planeado levantarnos cuando nos apeteciera, pero claro el cuerpo ya estaba acostumbrado a un ritmo madrugador, así que no aguantamos en la cama hasta más de las ocho y además nos apetecía aprovechar hasta el último minuto en la ciudad. Tras el desayuno, nos dirigimos de nuevo a la zona del gran bazar, nos quedaban algunas cosillas que comprar. Resulta que llevábamos todo el viaje viendo unas lámparas típicas de allí, y lo fuimos dejando porque eran algo caras. Pero esa mañana decidimos que nos la comprábamos, además fuimos a por una que habíamos visto el primer día a nuestra llegada a Turquía y que yo la tenía en la cabeza metida. No queríamos volvernos para España y arrepentirnos. Si os gustan las lámparas, allí vais a encontrar preciosidades, pero llevad cuidado con las imitaciones chinas, que están por doquier, pero no tienen nada que ver, aunque eso sí están mucho más baratas, pero eso allá cada cuál. Nosotros fuimos a una tiendecita que hay en la calle del tranvía, un poco antes de llegar al hotel Ilkay según bajas de Santa Sofía, pero en la acera de enfrente. Se llama Exotic Lamp y son fabricantes. La calidad se nota y mucho, y regatear porque bajan, no tanto como en las zonas del bazar, pero es que estás comprando buena calidad. Y ya tan contentos con nuestra lámpara, y bien cargados (si pensáis comprar mucho, más vale que llevéis las maletas vacías, allí interesa cargarlas) Nosotros volvimos cargados de más. Al medio día nos despedimos del hotel y nos fuimos al aeropuerto. Nuestro avión salía a las cuatro, pero entre que tardas una hora en llegar y con los controles, es mejor ir sobrados. Al facturar nos pusieron alguna pega, ya que mi marido llevaba una mochila y una caja con la lámpara y yo llevaba mi bolso y otra caja con un narguile que habíamos comprado. El chico del mostrador decía que teníamos que facturar las cajas, pero nosotros le insistimos y le insistimos, que era cristal y que no lo podíamos facturar. Y es que la verdad, las cajas hacían mucho bulto, pero pesaban poquísimo. Así tras nuestra insistencia y varios resoplidos nos dijo que valía, que nos fuésemos antes que se arrepintiera, jeje, muy majete el chaval… Y tras el vuelo, con escala en Munich, llegamos a Madrid. Había terminado nuestra aventura turca… Etapas 4 a 4, total 4
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