![]() ![]() TAILANDIA. 15 DIAS DE EXPERIENCIAS ✏️ Blogs de Tailandia
15 días por Tailandia, en el que recorrimos Bangkok, norte y playa. Un mundo de experiencias.Autor: Vituko28 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (40 Votos) Índice del Diario: TAILANDIA. 15 DIAS DE EXPERIENCIAS
01: 21 de julio de 2010. MADRID
02: 22 de julio de 2010.BANGKOK
03: 23 de julio de 2010.BANGKOK
04: 24 de julio de 2010. BANGKOK-CHIANG MAI
05: 25 de julio de 2010. CHIANG MAI
06: 26 de julio de 2010. CHIANG MAI-CHIANG RAI-CHIANG MAI
07: 27 de julio de 2010. CHIANG MAI.
08: 28 de julio de 2010. CHIANG MAI-KRABI.
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Etapas 7 a 9, total 16
Tras dos días seguidos de excursiones, este día iba a ser libre, para ir a nuestra bola. Cogimos un taxi que nos llevaría a Doi Suthep, un templo que se encontraba en una montaña a 1.053 metros de altura (lo he mirado ahora en la Wikipedia), los últimos metros había que subirlos o bien andando por una escalera con 306 escalones o bien por un funicular.
Las escaleras no era mecánicas y el funicular era eléctrico, así que nos decantamos por este último, ya habría tiempo luego para bajar por las escaleras. Según la leyenda el templo fue construido en este lugar, después de que el rey, colocara una reliquia de buda amarrada a la espalda de un elefante blanco y lo dejase vagar en libertad por la selva. Cuando el elefante llegó justamente a este lugar, dio un par de vueltas sobre sí mismo y gritó varias veces antes de morir. Fue uno de los templos en los que más gente vi. En la pequeña plaza que hay al llegar al templo se encuentras varios grupos de música y baile de las tribus autóctonas que van actuando a lo largo del día. Entramos al recinto del templo donde compramos incienso, velas y una flor para hacer una ofrenda al Buda. No sé si hará efecto la ofrenda porque en cuanto la pusimos empezó a llover y se apagó la vela, así que… Desde el mirador se puede admirar la ciudad de Chiang Mai, más grande de lo que parece desde abajo. Dimos una vuelta por el recinto y antes de bajar tocamos una hilera de campanas para que nos diera suerte. Supongo que sería suerte en el trabajo o en el amor, porque lo que es en salud yo acabé deslomado tocando tanta campana. Y ahora sí, bajamos por los 306 escalones con unas barandillas que son los cuerpos de las serpientes que custodian al templo y a todos los que allí se encuentran, aunque no sé yo si aquello se movería si acecha algún peligro. Le pedimos al taxista que nos lleve a Chiang Mai en donde daríamos una vuelta para ver algún templo más, pero por encima, porque ya empezábamos a estar un poco saturados de templos, budas y descalzamientos. Una vez vistos un par de templos más y en vista de que el cielo amenazaba tormenta fuimos a comer. Esta vez tocó pizza en un restaurante regentado por un francés. Y después tuk-tuk al hotel y pensar que haríamos por la noche, algo que no fuera ir al Bazar Night. Y cotilleando entre los papeles que teníamos y la guía descubrimos el Safari Night. Según leímos era un inmenso terreno que había creado el anterior primer ministro con la intención de ser una de las estrellas turísticas de Tailandia, pero parece ser que sólo fue estrella turística comarcal. Era una especie de zoo con un inmenso lago artificial en el medio del complejo en el que nada más de llegar vimos un espectáculo de rayos láser y sonido, entretenido. Seguidamente te suben a un trenecito en el que vas dando un paseo y una chica te va explicando los animales que van apareciendo. Según llegábamos a la zona donde se encontraba el animalito en cuestión, el conductor encendía un foco para iluminarlo. Si era un tigre la guía decía “Tiger. The tiger is very very dangerous. Be careful with your hands and feet”. Y el conductor encendía el foco y el tigre rugía. Al contrario que en otros lugares de este estilo, a la mayoría de los animales se les veía muy activos y en movimiento, era como si les hubieran dado algún psicotrópico. Había animales de todo tipo, tigres, leones, hienas, jirafas, rinocerontes, hipopótamos, etc. Había dos visitas, una en la que veías a los animales inofensivos y otra en la que estaban los animales más fieros. En la primera cuando te querías dar cuenta y el conductor encendía el foco, te encontrabas en el asiento de al lado una cebra comiendo hierba. Sí, sí, estaban por allí suelto e incluso a algunos los podías acariciar, cebras, antílopes, ciervos, etc. Este viaje lo hicimos con dos parejas de americanos con tres niños pequeños. Una de las niñas se emocionaba cada vez que el tío encendía el foco y coreaba el nombre del animalito en cuestión. El segundo viaje fue sobre las 22:00 h. e íbamos solos en el trenecito junto con la guía y el conductor-iluminador. La tía hacía su trabajo y no paraba de hablar para un trenecito de 50 personas aproximadamente con solo dos ocupantes. Ya la dije que apagará el micro y que nos lo contara que la escuchábamos bien, y al del foco le dije que encendiera una linterna para no gastar. A la salida únicamente estaba esperando nuestro taxista y el novio de la del micro que nos miró como si tuviéramos la culpa de su espera. Al hotel y al día siguiente Krabi nos espera. Etapas 7 a 9, total 16
Quedamos con el taxista que nos llevó el día anterior a Doi Suthep para que pasara a recogernos por el hotel para llevarnos al aeropuerto. El avión salía a las 12:55 y queríamos estar una hora antes para facturar y demás tramites, por lo que le dijimos que pasara a recogernos a las 11:15. Llegó la hora y allí no apareció ni Buda. Eran las 11:25 e íbamos pegados de tiempo así que decidimos coger otro taxi y acordarnos de siete generaciones del que no apareció. Deprisa y corriendo cogimos otro taxi, tan deprisa que se me olvida una mochila en el hotel. “Stop, stop, stop. Come back to the hotel, please”. Mi novia me lanza puñales con los ojos y porque en ese momento nos los tiene a mano físicamente que sino también. Los tailandeses tan serviciales como siempre: Cuando llegamos al hotel allí estaba el buen empleado con una sonrisa de oreja a oreja y la mochila de la mano. Tras el pequeño percance llegamos a las 12:00 al aeropuerto, no íbamos tan mal de tiempo, mi novia se echó un cigarro, yo hacía fotos a turistas, etc. Además mientras que el mostrador de otros vuelos había colas enormes en el nuestro no había nadie: CHIANG MAI-BANGKOK FD5283. 12:25!!!!!!. 12:25, sí, y eran las 12:15. La azafata empezó a jurar en tailandés y a decirme que subiera las maletas a la bascula (o eso la entendí) con los ojos inyectados en sangre. Mi novia fue cuando preguntó a la azafata si sabía de alguna tienda de armas blancas, “white weapons, knifes, etc?”. Se pasó todo el viaje hasta Bangkok preguntando al pasaje si alguien tenía algún objeto cortante o punzante o pistola de descargas eléctricas. Gracias a Buda no encontró nada. Una vez en Bangkok, con el perdón de mi novia, teníamos una escala de 3 horas hasta que saliéramos a Krabi. Hicimos tiempo recogiendo el equipaje y dando un paseo hasta la salida, el aeropuerto Bangkok es enorme. Comimos y facturamos, y esta vez a tiempo. El vuelo a Krabi es corto también, de una hora, ¡¡qué bendición!!. Llegamos al mini-aeropuerto de Krabi, con dos puertas, una para las salidas y otra para las entradas. Según recoges el equipaje eres salvajemente avasallado desde unas ventanillas en las cuales cuatro o cinco tailandesas te gritan para que contrates sus taxis, sus furgonetas o sus autobuses. Nuestro hotel está situado en la zona de Railay, en la playa oeste. La única manera de llegar hasta allí es en barca. El taxi nos lleva hasta el embarcadero desde dónde salen las barcas que nos llevan a la playa donde se encuentra nuestro hotel. El embarcadero está en Ao Nang cerrado. El taxista nos mira y nos dice: “Closed”. A mí me entran los siete males, sudores fríos y canguelo: “And?”. “Hay otro embarcadero en Ao Nam Mao desde el que salen barcas a Railay East y de allí andando hasta Railay West.”, “Pues come on, come on”. El día está saliendo redondo, ¿qué más nos deparará?. Llegamos al embarcadero donde se encuentran cuatro barqueros esperando gente. Si cogemos la barca para nosotros solos son 600 bahts y si esperamos a que venga más gente nos saldrá más barato claro. Esperamos durante media hora a que viniera más gente viendo TeleTai con los barqueros en el muelle. Llegaron una pareja de japoneses y otros dos fulanos y llenamos la barca. Era ya noche cerrada y el camino desde el muelle hasta donde tiene la barca amarrada es un poco largo y oscuro. Yo pensaba que nos iban a salir unos Curros Jiménez tais de la maleza y nos iban a dejar sin equipaje. El trayecto fue de unos 20 minutos. Cuando llegamos a la playa este hay que lanzarse al agua y coger las maletas en alto para no mojarlas. El barquero amablemente te baja solo una de las maletas la de la chica en este caso que es la que más pesa. Era de noche y no se veía el agua, al día siguiente lo vimos y nos alegramos de que fuera de noche porque sino le doy 80 euros al de la barca para que de un rodeo y nos deje en nuestra playa. Era un cenagal aquello. Por fin llegamos a nuestro complejo el Railay Bay Resort & Spa, un complejo enorme lleno de cabañitas entre mucha vegetación. Era corto el trayecto, unos 5 minutos andando de este a oeste. Llegamos a la recepción donde en un cartelito dan la bienvenida con nombres y apellidos a los que se van alojar ese día. Allí estaban nuestros nombres: Pitt, Brad and Jolie, Angelina. No me gusta reservar con mi nombre siempre lo hago con pseudónimo. Nos recibe un botones con una bandejita con dos zumos de grosellas y dos toallitas mojadas que nos vienen muy bien después del “maravilloso” día. Nos acompaña a nuestra Privacy Cottage un botones con un carrito llevando nuestro equipaje. La entrada a la cottage se hace a través de un pequeño puentecito de madera que hay sobre un mini estanque con pececitos de colores y plantas. Está oscuro. ¡Chof! Mi novia desaparece en las profundidades del estanque. “the light, coño, give the light”. Mi novia no ve el puentecillo y se da una hostia considerable con consecuencias en su codo y cadera. Fue poco para lo que podía haber sido. “Are you ok, madame?” “Oui, yes”. Tras las curas pertinentes con Betadine fuimos a cenar al restaurante del hotel. Nos pusieron en una mesita al lado de la playa. Los dos estábamos impacientes por ver cómo sería aquello a la luz del día. Etapas 7 a 9, total 16
Nos despierta la lluvia, como no. Desde nuestro habitación no se puede ver mucho paisaje pero si se adivina mucha vegetación. Desayuno buffet, bollería, embutidos, cereales, zumos, huevos, etc. No nos decepciona aquello, es precioso. Se levantan unos acantilados enormes y con mucha vegetación a ambos lados de la playa, y a nuestras espaldas la playa este y más vegetación. Todo el recinto esta señalizado con las rutas de emergencia en caso de que hubiera un tsunami por la zona. En el del 2004, en la zona en la que estábamos nosotros, hubo más de 5.000 muertos a causa del tsunami. Se ponían los pelos de punto. Tras mirar al horizonte y asegurarnos de que no venía ninguna ola gigante fuimos hacia la playa este y desde allí hasta la playa Phra Nang una de las más bonitas del mundo según ponía en la Lonely Planet. De camino a la playa bordeamos el Rayavadee, uno de los hoteles más lujosos de la zona, 500 euros la noche aproximadamente. Y también de camino, somos abordados por una banda de monos del lugar. Nos observan como te observa el portero de la discoteca cuando llevas zapatillas puestas. Al parecer lo que estos simpáticos animalitos buscan siempre es algo que llevarse al estómago, y como yo soy más grande que sus estómagos no nos hacen nada. Pero a un chico que merodeaba por allí con un pincho de pollo en la mano y haciéndoles fotos, le quitaron el pincho y una bolsa de plástico donde llevaba otro pincho y no le dieron una paliza pues no sé por qué. Llegamos a la playa y la Lonely no mentía. Una pasada de playa. No encuentro palabras para definirla así que me limitaré a poneros una foto y remitiros al Google para que la veáis. Es una pena porque por mucha cámara buena que lleves la foto nunca plasmara lo que uno ha visto en el lugar. La playa parecía la Puerta del Sol, convivían todo tipo de personas: bañistas, escaladores, vendedores de comida y bebida, tatuadores, masajistas, excursionistas que desembarcaban en la orilla cual piratas, monos, gatos y perros. Esa mañana la dedicamos a tomar el sol y a bañarnos. Mientras hacías esto podías mirar escalar a la gente por allí. La verdad es que podía ir cualquier persona porque las mil y una formas de las paredes daban para cualquier tipo de dificultad de escalada. Yo estaba de vacaciones y lo más que había escalado en mi vida fue una tapia de dos metros cuando tenía 15 años. Hoy en día no podría ni subir un bordillo así que decidí mirar y admirar a los que allí estaban porque suficiente teníamos con los raspones de mi novia. Comimos y a descansar al hotel que todavía teníamos el cuerpo roto del día anterior. Al levantarnos de la siesta miramos alguna excursión que hacer al día siguiente y cogimos la que iba a la islas Phi Phi y para más adelante ya veríamos cual cogíamos. Ese día y el resto de los días de la playa ya cenábamos en el restaurante del hotel. Cenamos unas almejas que no sé cómo nos las hizo el tío pero estaban divinas y la salsa de escándalo. Le pedimos pan al camarero para hacer unos barquitos: “Boy, boy, bring us bread for make little ship”. Menos mal que tenía nociones de inglés que sino…Fijaros si es bueno el inglés que tengo que el resto de los días que estuvimos cenando comimos otras dos veces almejas pero fuimos incapaces de que nos las hicieran igual que el primer día. A dormir. Las islas Phi phi nos esperan, no confundir con Phiphi Estrada. Etapas 7 a 9, total 16
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